Comentario: Día
entre semana, partido de la selección española,
escasez de público en la siempre acogedora sala Clamores.
Poco o nada pareció importar tan triste panorama a
los noruegos
Come Shine. Con una visiblemente
embarazada
Live Maria Roggen al frente el
cuarteto ofreció lo mejor de su repertorio, aprovechando
la magia del directo para hacer su propuesta aún más
interesante.
La voz con carácter de la
Roggen y
los excelentes arreglos de
Erlend Skomsvoll
sobre estándares de jazz americanos nos hicieron redescubrir
estos últimos. Como decía el crítico
Michael Bourne en la carpetilla de su primer
disco: “Disfruto cuando una cantante interpreta una
canción que he escuchado incontables veces, pero la
canción suena como si nunca la hubiera escuchado anteriormente.”
Esa es la clave de la música de
Come Shine:
arreglos originales que transportan temas de toda la vida
a nuevos territorios sin caer en la complicación gratuita.
Todo ello sazonado con un conceptual toque noreuropeo y un
enorme desparpajo a la hora de improvisar. Con una sección
rítmica suelta y robusta,
Skomsvoll
ofreció un recital de acompañamiento al piano,
haciendo uso intensivo del espacio y huyendo de florituras
superficiales. Arpegios casi minimalistas, solos a una mano,
pinzamiento de las cuerdas del piano. Buen gusto y calidad.
El primer pase del concierto se formó de estándares
clásicos como
Come Rain or Come Shine,
You
Don’t Know What Love Is,
Somewhere Over the
Rainbow o
My Funny Valentine, utilizando grooves
consistentemente marcados por bajo y batería, cambios
de dinámicas, obligados rítmicos ejecutados
a la perfección y un enorme dominio de las formas por
parte de los componentes del grupo.
Live Maria,
en un castellano más que aceptable, daba paso a los
temas y presentaba a los miembros de la banda. El momento
álgido, un
Take the “A” Train
con doblaje de tiempo incluido donde
Hakon Mjaset
Johansen deleitó al respetable con un buen
solo de batería adornado con unos cuatros donde los
demás miembros entonaban melodías al unísono
con sus respectivos instrumentos.
Unos minutos para comentar la jugada y de lleno al segundo
pase.
My Favorite Things,
Do Nothing Till You
Hear From Me (sobre la figura de bajo de
All Blues),
The Man I Love, ‘
Round Midnight,
Love
For Sale y un espectacular
Well You Needn’t
con continuos cambios de groove y dinámica. El obligado
bis, un
September Song donde los cuatro músicos
se arrancaron a cantar sobre el simple acompañamiento
de contrabajo y batería. Punto final.
Come
Shine demostró ser la consolidación
de un nuevo ejemplo para los que creemos que parte del futuro
del jazz se encuentra en Europa. Un grupo a tener en cuenta
y un pianista y arreglista,
Erlend Skomsvoll,
cuyas evoluciones merece la pena contemplar muy de cerca.
Arturo Mora Rioja