Comentario: 20h20 pm.
Salgo del metro de Finsbury Park como si todo Scotland Yard
me persiguiese. Sólo me faltan 10 minutos para encontrar
el Red Rose Comedy Club. Me imagino que debe ser algo así
como un teatro, ya en la calle Seven Sisters a la derecha
veo oscuridad, a la izquierda luces de establecimientos. Me
dirijo a la izquierda pero no veo nada de Red Rose, pregunto
en un establecimiento y entre que el tipo debía ser
indonesio y mi pobre inglés creo entender que me envía
hacía el lado tenebroso de la calle. 20h25. Scotland
Yard no me ha encontrado pero yo tampoco al Club. Pregunto
a un viandante y me dice que no desespere que todo llegará,
que siga andando y lo veré a la derecha. Llueve, todo
es oscuro, hace frío y no llego. Todo va perfecto.
¡Por fín lo encuentro! Es un viejo pub, al menos
indica Red Rose Comedy Club. Entro. Dos viejos bebiendo cerveza
y el camarero viendo la television, saludo, y prosigo por
un pasillo decorado por fotografías, aún dudando
si era el lugar correcto, abro una puerta y ¡SI! Esto
debe ser porque hay una veintena de músicos tocando
... pero... es todo tan raro, ¿éste club tan
mítico en mi imaginación es la trastienda de
un viejo pub? ¿qué cojones hacen aquí
Cova Villegas y el megáfono de
Victor
Díez? (las primeras caras con que me encuentro)
¿no estaré en Madrid? Le doy 5 libras a un tipo
sentado en una mesa y vuelvo al bar a por una pinta, debo
reflexionar donde me encuentro con una cerveza. Enciendo un
pitillo ya que la peña fuma y sí, parece ser
que es la
London Improvisers Orchestra con
el cuarteto madrileño
Sin Red. Distingo
a
Lol Coxhill,
John Butcher,
Evan Parker y
Chefa Alonso
en un rincón, por otro lado a
Orphy Robinson,
Harry Beckett y en el estrado entre un guitarrista
y un efectista de ruidos como sumo sacerdota al gran
Steve
Beresford. (Espero que entiendan la informalidad
de la crónica, pero corría hacia un concierto
que no sabía donde estaba y que no sabía quién
iba a tocar, piensen para hacerse una idea en Alicia en el
País de Las Maravillas y el absurdo).
Todo esto a las 20h33 pm, los ingleses y su puta puntualidad.
En mi pueblo se suelen atrasar los conciertos como minimo
45 minutos.
Intentando centrarme en la música, lo que presencio
es una conducción a cargo de
Phillip Waschman.
Me recordó bastante la del año pasado en Madrid
por
Beresford. Acaba la interpretación,
se sienta
Phillip y se levanta el bajista
(
David Leahy) para ahora conducir él
a la tropa. En este caso el resultado es más ruidista
e inesperado,
Cova Villegas da aires arábigos
a sus interpretaciones vocales, el tipo lo hizo bastante bien.
El turno siguiente como director ahora es para
Dave
Tucker (el guitarrita). Bien, muy bien, todo muy
constrastado, dientes de sierra sonoros, me recuerda al mejor
Zappa. No sé que les darán a esta gente pero
creo que cada uno de los músicos que tenemos el publico
enfrente es capaz de darle forma y producir creatividad hasta
a la banda municipal de Argamasón (provincia de Albacete);
sigo alucinando. El siguiente en levantarse a dirigir es es
Steve “Superstar” Beresford,
fantasticas sus carreras de un lado a otro de la sala, determinando
la instrumentación predominante, de vientos a cuerdas,
de cuerdas a vientos, los músicos no saben si reír
o tocar o beberse la pinta, no hay nada como el humor británico.
Genial.
Tras el descanso, los protagonistas serían ahora el
cuarteto
Sin Red (
Cova Villegas,
Victor Díez, Chefa Alonso, Fonso Rodríguez).
Toda la
London Symphony Orchestra se puso
de espectadora dejando el protagonismo al grupo. Buena interpretación
y buena aceptación entre todos. La ultima conducción
correspondería a la violinista
Silvia Hallett,
algo intimidada se atrevió con ello. Su principal característica
fueron los espacios de silencio que constantemente utilizó.
El punto final fue una improvisación colectiva.
Reseñar obligatoriamente, que a pesar de los grandes
solistas que participan en esta banda, lo que prima es la
interpretación conjunta, aunque hubo quien tuvo más
sitio para algun solo (tal vez
Cova en la
primera parte fue quien mas carta libre tuvo), nadie tuvo
prioridad ni predominó sobre otro.
Gloria bendita la de esa noche.
Para quien suscribe, un milagro sucedió ese día
en Seven Sisters.
Antonio Martín