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JOHN SCOFIELD, LARRY GOLDINGS & JACK DEJOHNETTE – CELEBRATING TONY WILLIAMS

XXI Festival de Jazz de Madrid

  • Fecha: 14 noviembre 2004
  • Lugar: Centro Cultural de la Villa (Madrid).
  • Hora: 19:00
  • Asistencia: abarrotado
  • Componentes:
    John Scofield (guitarra eléctrica)
    Larry Goldings (órgano)
    Jack DeJohnette (batería)
  • Comentario: Los homenajes, especialmente si se dedican a músicos recientemente desaparecidos, suelen ser una excusa ideal para ofrecer repertorios carentes de riesgo, la revisión por la revisión en busca del aplauso fácil. Pero siempre hay excepciones que rompen la regla, y en este caso ésta fue literalmente triturada.

    El no muy lejano fallecimiento del aún joven Tony Williams, maestro de la batería moderna, no fue sino un impulso extra para tres de los mayores talentos en activo hoy en día. Scofield, Goldings y DeJohnette se presentaron en esa formación de trío de órgano, idéntica a la del Lifetime de Tony Williams que contaba con Larry Young al órgano y John McLaughlin a la guitarra eléctrica. Pero lejos de centrarse exclusivamente en el repertorio de Lifetime, el trío recorrió temas con especial influencia en la vida del batería, así como alguna que otra composición propia.

    Sobre los músicos poco queda ya por decir. Básicamente se puede asegurar con poco margen de error que este fue el Concierto con mayúsculas del festival. DeJohnette demostró hasta dónde se puede llegar hoy en día con una batería. Más es inimaginable. Su amalgama de timbres, estilos y ritmos, alternando entre el swing más decidido y los ritmos más rockeros, esa clase que le permite tocar como si su batería fuera un instrumento melódico, la originalidad de sus polirrimias, todo ello nos hizo sentir que estábamos ante un músico irrepetible. DeJohnette se presentó con una colección de platos invertidos, cada uno de ellos sobre otro plato. Así, ride y crashes estaban coronados por pequeños chinos de distintos tamaños y sonoridades. Cada centímetro cuadrado en que impactaba la punta de las baquetas del batería estaba perfectamente escogido, lejos de cualquier arbitrariedad. John Scofield, al que hemos visto por aquí muchas veces en los últimos años, improvisó con su maestría y descaro habituales, tiró de wah-wah cuando hizo falta e interactuó constantemente con sus compañeros, mientras Larry Goldings estuvo impecable en su labor, creando líneas de bajo, soportando armónicamente los temas, improvisando poco pero bien. Discreto y comedido.

    La música a veces evocaba un claro sonido setentero, en otras ocasiones sonaba bastante marciana. Estos tres monstruos demostraron cómo revisionar sin ser revisionista, adaptando el concepto original a sus voces, sus expresiones, sus inquietudes. Los solos más claros, melódicos e incluso románticos de Larry Goldings complementaban a la perfección los más sueltos y atrevidos de un Scofield que probó infinidad de distintos sonidos en su guitarra. DeJohnette, al improvisar, interaccionaba consigo mismo como si estuviera hablando con otro músico. El grupo aprovechó incluso algunos momentos para sumirse en un paisaje free donde la libertad iba más allá de la armonía. Sin forma ni estructura reconocible los tres músicos, totalmente concentrados, se escuchaban y replicaban en apenas milésimas de segundo, sacando una música inteligible, con sentido, de donde la mayoría no podría haber obtenido premio alguno.

    A pesar de que tanto riesgo ocasionara algún que otro pequeño error, el ejercicio de profesionalidad e inspiración que ofrecieron los tres músicos fue digno de mención. Los temas de Joe Henderson, Tony Williams, Larry Young, John McLaughlin, John Coltrane y los propios Goldings, Scofield y DeJohnette fueron moldeados como muñecos de plastilina en manos de tres auténticos maestros, demostrando que en ciertas ocasiones los nombres también van unidos a hombres. Esperemos que no se trate de un caso aislado.

    Arturo Mora Rioja