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CHICK COREA ELECTRIC BAND
Viajazz 2004
- Fecha: 8 de Julio de 2004.
- Lugar: Campo de Fútbol Municipal, Villalba (Madrid)
- Hora: 23:00 horas
- Asistencia: Lleno
- Componentes:
Chick Corea (piano, teclados)
Eric Marienthal (saxos alto y soprano)
Frank Gambale (guitarras eléctrica y acústica)
John Patitucci (bajo eléctrico)
Dave Weckl (batería)
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Comentario:
Parece que fue ayer y ya
casi han pasado 20 años. Muchos fuimos los que entramos de
lleno en el amplio, variado y apasionante mundo del jazz
gracias a la fusión y al jazz-rock (o llámenlo como
quieran), a esas músicas eléctricas llenas de improvisación
herederas de Weather Report e inequívocamente relacionadas
con la década de los ochenta. Esa época pasó, para
decadencia y olvido de oportunistas, sucedáneos y "aprovecháos"
que decían hacer jazz, pero por fortuna en pleno siglo XXI aún
podemos seguir disfrutando de los más destacados grupos de
entonces. Steps Ahead, Pat Metheny Group, Brecker Brothers y
Yellowjackets siguen sacando discos y podemos verles tocando
en los festivales europeos. Esta noche era el turno para otro
de los grandes: la Chick Corea Elektric Band. Noche, pues,
para melancólicos y para jóvenes instrumentistas, en su
mayoría rockeros, que se acercaron a Villalba con la intención
de no perder un detalle de los derroches técnicos de Dave
Weckl, John Patitucci y Frank Gambale (en ese orden por
aclamación popular).
Los prolegómenos del espectáculo fueron algo desagradables,
con un público capaz de asesinar a su propia madre por
conseguir un sitio cercano al escenario, fuera sentado o de
pie, dejara ver a los de atrás o no, y con una hortera
subasta de CD's, en concreto los de la última grabación de
la Elektric Band (To the Stars) que actualmente sólo se
encuentra a la venta en los conciertos de esta gira.
Tras la tensa espera los músicos aparecieron entre vítores y
una gran expectación. Los tres primeros temas, del nuevo
álbum, con una calidad de sonido muy estridente (esos platos
de Dave Weckl) que fue mejorando poco a poco a medida avanzaba
el concierto, se tornaron algo monótonos. Las intensas ruedas
de solos entre los miembros del grupo fueron bastante más
efectistas que efectivas, y Corea fue el único que pareció
querer ofrecer contenido musical más allá de las
rapidísimas escalas ejecutadas por sus compañeros. Tras las
presentaciones, algo de mejoría a costa de volver acústica a
la Elektric Band. Otro tema de To the Stars basado en la
estructura y armonía de un fandango flamenco (aunque lejos de
serlo) introdujo nuevos matices y dinámicas más sutiles.
Frank Gambale demostró su excelente técnica de púa a la
guitarra acústica, Eric Marienthal se lució al soprano, Dave
Weckl se contuvo por un rato y un comedido John Patitucci
ofreció uno de los mejores solos de la noche, economizando
notas y buscando un concepto más melódico que técnico. Otro
nuevo tema para acabar, y turno para los bises. Hasta ahora
tanto la música como el público se había fundido con la
temperatura ambiental: más bien fresquito. Pero Chick, que se
había quitado de enmedio en varias fases del concierto dando
cancha a sus músicos, apareció en el momento justo,
rescatando temas antiguos y valiéndose de conocidas armas
populistas para recuperar la entrega del respetable. Se puede
decir que salvó la papeleta, alargando la música hasta la
una de la madrugada. La banda afrontó CTA como un auténtico
tema de jazz, con poco arreglo y una sección rítmica
caminando a gran velocidad. Los solos fueron más largos y
estructurados. El pianista aprovechó el momento para hacer
cantar al público separándolo en dos grupos de hombres y
tres de mujeres, cada uno de los grupos entonando una nota, de
modo que entre los cinco formaran un acorde completo. Lo mismo
que hizo en Vitoria hace dos años, sólo que con bastante
más sentido y mejor respuesta en la capital alavesa. Todo
ello para introducir el eterno Spain y entrar en un juego de
repetición de frases con el público, que pareció divertirse
muchísimo en esta fase final de la actuación. Por desgracia
hacía ya bastantes minutos que la Elektric Band no sonaba a
Elektric Band.
Y, al final, lo mejor. Lo antiguo. Corea y sus chicos
recuperaron el incendiario Got a Match? de su primer disco
(1986) y las improvisaciones se sucedieron de forma rápida y
fluida. A John Patitucci se le rompió la primera de las seis
cuerdas de su Yamaha, lo cuál dio origen a unos largos
cuatros entre Corea y Weckl. Una vez reemplazada la cuerda los
cuatros de Weckl continuaron contra un par de rápidas frases
que los demás miembros de la banda interpretaron al unísono
con una claridad soberbia.
Y el directo tiene estas cosas. De la frialdad reflejada en la
mayor parte del concierto se pasó a un final pirotécnico que
contentó al público hasta el punto de hacer salir a saludar
al grupo una vez finalizado el último bis. Nada se puede
objetar al esfuerzo, intención y entrega de los músicos,
así como a su técnica brillante y depurada, pero el conjunto
del espectáculo supo a poco, y los nuevos temas no parecieron
estar a la altura del legado de la banda.
Arturo Mora Rioja
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