VÍCTOR DE DIEGO
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Títulos: Espejito
mágico (mp3); Kandinsky y el
ardor; Sousse; Iratxo
(mp3); Cambios; Vinyes de tardor; Rockita
(mp3); El paso;
Escolapios, al recreo!
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Comentario: Si el anterior trabajo de Víctor
de Diego llevaba el nombre de su hija, "Amaia", éste esconde
bajo "Iratxo" una cuña promocional. Iratxo nombre de un
bar de Plentzia (Bizkaia), todo hay que decirlo, de un familiar del propio de
Diego. En todo caso es de bien nacidos ser
agradecidos y al ser este local el punto de arranque de los directos de este
cuarteto la "promo" está más que justificada.
Anecdotario aparte la comparación de este trabajo con los dos anteriores de Víctor ("Speak Low"- 1993 y "Amaia "-1996")
supone contemplar el proceso de evolución como músico de este saxofonista
bilbaino. Comenzó navegando por el mundo de los standards que
entremezclados con la cosecha propia protagonizaron la segunda entrega.
Es ahora cuando la cosecha propia se convierte en protagonista
principal y única. Y estamos ante una vendimia jazzística que en las
guías de degustación creativa ocupará sin lugar a dudas puesto de
honor.
La interacción entre los componentes, dada por supuesta en el mundo
del jazz, es aquí absoluta. No sólo en el reparto solístico sino también
en lo compositivo, lo que confiere al trabajo la cualidad de lo diverso.
Quizá las personalidades diferenciadas de los cuatro se reflejan en su
manera de entender el lenguaje. Personalidades que confluyen en sonidos que
la estética definiría como contemporáneos. Es decir, no busquemos
"swing" al uso en este trabajo. Busquemos en cambio composiciones
que flirteen con los sonidos funky y rock ("Iratxo" o
"Rockita"), composiciones que se muevan al fuego lento de la melancolía
("Vinyes de Tardor") o bailen a ritmos de pincelada latina
("Cambios"). Incluso encontremos la creatividad en estado puro, el
juego de la improvisación sin límites ("Escolapios, al
recreo!"). Y ante todo dejémonos seducir por cuatro improvisadores
geniales que creen, y no es poco, en su música. Cuatro Músicos que se
encuentran en un estado de madurez sonora envidiable. Lástima no
apellidarse Smith...
Carlos Pérez Cruz
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