Comentario: Atípica velada matutina la que nos ofreció Chema Sáiz, esta vez en trío, en el salón de actos de la Escuela de Teleco. De cara a un público universitario poco versado en ambientes jazzísticos, el guitarrista de Alcalá se mostró gamberro e irreverente (musicalmente hablando, por supuesto), ofreciendo música de altísimo nivel aderezada con divertidos guiños y, sobre todo, interpretada sin complejos.
El grupo basó el repertorio en temas del último disco del de Alcalá, De fuera a dentro, si bien hubo espacio para otras composiciones. El comienzo relajado con Vals en Re Menor no hacía presagiar la avalancha de intensidad que vendría posteriormente, y que empezó a dejarse ver en W, donde las evoluciones de Sáiz con sonido distorsionado trazaron frases incendiarias sobre la segura línea de bajo de Tomás Merlo, quien en esta ocasión cambió el contrabajo por un Fender Jazz eléctrico (propiedad en su día del mismísimo Jaco Pastorius), y que demostró una enorme soltura y dominio del lenguaje del instrumento, aportando de ese modo aún más carácter al sonido del trío. Daniel García Bruno estuvo sensacional, escuchando continuamente a sus compañeros y enfocando su acompañamiento hacia la parcela más adecuada en cada momento, moviéndose entre el swing suave y discreto y el groove rockero sin contemplaciones cuando la ocasión lo requería. Y la ocasión lo requería cuando así lo decía la guitarra de Chema, quien aprovechó la formación de trío para ampliar el rango de su discurso y ofrecer una enorme variedad de timbres, volúmenes y fraseos. El concierto siguió con Tampoco te pases y el Cantaloupe Woman de Ben Dixon (que popularizara Grant Green), donde la banda obtuvo una sonoridad muy cercana a la del trío de John Scofield. El tema que da título al disco dio paso a una increíble versión del Smoke on the Water de Deep Purple, un arreglo tocado con rapidez y donde el contraste y la distorsión de guitarra jugaron un papel estelar. Tan amplio es el rango musical de este grupo que en esta interpretación llegaba a recordar, incluso, a algunas de las interpretaciones más espectaculares del mismísimo Steve Vai.
Tras los tímidos aplausos de los estudiantes de Ingeniería (asombrados por tamaño despliegue de técnica, música y desparpajo) el trío puso el cierre con Al día siguiente como bis. Así es la música de Chema Sáiz: Scofield, Vai y todo lo que hay por en medio, con presencia de la tradición y sobre todo con una voz propia que pide a gritos un lugar más destacado en el panorama jazzístico nacional.