Comentario: Una vez más
hay que felicitar a la dirección del “Johnny”
por su dedicación desinteresada,y por su compromiso en
pos de traer músicos por encima de nombres, aunque en
este caso confluyen sendas facetas. Nadie puede a estas alturas
dudar del músico y guitarrista que supone Bill Frisell
La verdad es que antes, en los prolegómenos del concierto,-en
la calle-ya se respiraba habiente de gran concierto; en las
colas comentarios de aficionados, que 30 minutos antes formaban
una “serpiente multicolor”que llenaba el pasillo,
y que posteriormente llenó la sala.
Bill se presentó en Madrid con el mismo trío con
el que inició la gira el 1 de noviembre en Praga, y que
finalizará el 14 del mismo mes en Oporto y, habiendo
actuado en Alemania, Noruega, Italia y Rótterdam. En
el 2006 iniciará una gira con formación y estilo
sensiblemente distinto-Ron Miles, Ton Scherr, Greg Tardy y Kenny
Wollesen-.
Y comenzó el concierto con los diez minutos de cortesía
para acomodar a todos. Empezó como si no lo hubiera hecho,
como si tal cosa, de forma indolente, casi imperceptible, sereno
y bello. Creo reconocer la melodía de un tema de Neil
Young, cuyo título no recuerdo.
La propuesta, de la cual no existe disco alguno-al menos que
yo tenga conocimiento-se basó en interpretar temas que
van como digo desde N.Young hasta Led Zeppelin y, mayoritariamente
los Beatles.
Temas que inventan el folk, el country y el pop; tocados con
la finura y la maestría que siempre ha hecho gala un
artista de la enjundia del que nos ocupa. Sonido suave, amable,
sencillez atmosférica, confiriéndole un aspecto
conceptual al concierto en el que cada canción parecía
formar parte de un único tema.
No se puede negar el esfuerzo por buscar nuevos caminos dentro
de la música por parte de este trío, si bien es
cierto bastante alejado del jazz,- a mi parecer- y alcanzando
un sonido naif y divertido por momentos que hizo las delicias
de la abarrotada sala y, de los propios músicos con sonrisas
y, miradas “endorfinas” de complicidad, que mas
que entendimiento musical parecía una declaración
de intenciones sentimentales, sobre todo entre la violinista
J.Scheinman y B.Frisell.
Y ya que hablamos de Jerry Scheiman,- violinista de fino estilo
folclórico y técnica clásica-salió
al escenario con un look de sexualidad ambigua .Sobre su cabeza
una corona de flores que le daba un aspecto a lo Venus de Botticelli,
que fue perdiendo a medida que el concierto transcurría.
Grez Leigz, se encargó de ser el sostén de ambos,
llenando espacios y creando atmósferas de reminiscencias
country con su pedal steal guitar. Música de cámara
para oídos atentos y respetuosos, que hizo las delicias
de un público entregado a la causa, aplausos y vítores
que “obligaron” a un nuevo tema extra, suponiendo
un particular homenaje a los Beatles ó quien sabe si
a Johnn Lenon como apuntaba una buena amiga del Club, por los
25 años de su fallecimiento.
Sea como fuere la cosa no dio para más, y todos los asistentes
marcharon con satisfacción, y alegría a sus domicilios
con una buena carga de sentimientos de poder haber presenciado
a uno de sus ídolos.