|
|
RICHARD
BONA
X Festival de Jazz de Ciudad Lineal
- Fecha: 12 de Noviembre de 2005.
- Lugar: Centro Cultural San Juan Bautista (Madrid)
- Hora: 21:10
-
Asistencia: Abarrotado
-
Componentes:
Richard Bona (voz, bajo eléctrico)
Aaron Heick (saxos alto y soprano, percusión)
Etienne Stadwijk (teclados)
Elizeu Barbosa (guitarra eléctrica)
Ernesto Simpson (batería)
Samuel Torres (percusión)
-
Comentario: Sí, de
acuerdo. Richard Bona está perdido para la causa. Sólo
se le puede escuchar haciendo jazz cuando toca para otros, y
cuando se encuentra al frente de su grupo apenas dedica un 10%
del concierto a su categoría de superbajista. Pero lo
innegable es que el pasado sábado pudimos vivir uno de
los conciertos más divertidos que se recuerdan, y eso
también cuenta.
Con nuevos miembros en la guitarra y la batería, el grupo
de Bona se dedicó a lo de siempre, atacar sus clásicos
temas pop de tintes étnicos, si bien en este caso con
desarrollos más largos y bastante espacio para las improvisaciones
de los músicos, dando un enfoque más cercano a
la fusión de los 80 que al pop; se agradece. Tras la
introducción a bajo solo con sonido de teclado (el camerunés
lleva un tiempo estudiando efectos para su instrumento) el siempre
espectacular Liberty City de Jaco Pastorius (con guiños
a Birdland y Black Market) sirvió para calentar al público.
El siempre solvente Aaron Heick interpretó algunas de
las mejores improvisaciones de la noche, mientras Bona se dedicaba
a mostrar su repertorio de técnicas poco ortodoxas que
tanto gusta al público, pero que lleva tiempo pidiendo
renovación a gritos. Lo innegable es que no se puede
tocar un bajo eléctrico a tanta velocidad con un sonido
tan claro, Richard Bona lleva años sin rival en el trono
del bajo eléctrico, y así se lo hizo saber el
respetable con sus aplausos.
Es aquí donde hemos de hablar de ese respetable (en algunos
casos es un decir). El San Juan Bautista era un local excesivamente
pequeño para un evento de tanta entidad, y eso provocó
que la música fuera más cercana y el ambiente
se asemejara al de un club, pero también que las impertinencias
de algunos asistentes fueran más evidentes que en un
recinto de mayor tamaño. Aparte de los maleducados que
llegaron tarde (teniendo en cuenta que el concierto empezó
con 10 minutos de retraso), las puertas traseras que se abrían
y cerraban constantemente, y del escaso aislamiento acústico
del auditorio con el exterior (en las últimas filas se
escuchaba el ambiente del bar más que la propia música),
el evento contó con la aparición estelar de un
individuo, de pie al fondo (tras el cogote del que suscribe)
empeñado en jalear cualquier intervención de los
músicos, por nimia que fuera, en hablar en inglés
con Bona, en dar palmas y marcar el ritmo con sus pies, ...
todo ello mientras depositaba en el ambiente un olor a alcohol
que llegó a hacer bastante desagradable el seguimiento
del show en algunos momentos. Cómo sería la cosa
que hasta el mismísimo bajista insinuó en una
de sus divertidísimas presentaciones que el individuo
estaba borracho y que la policía debería llevárselo
(todo ello en tono de humor, por supuesto). Y es que, individuo
aparte, las presentaciones fueron de lo mejor del concierto,
con un público entregado con ganas de divertirse y un
Richard Bona dispuesto a bromear todo lo que haga falta.
En lo musical, poco se puede comentar que no haya sido dicho
en anteriores reseñas del camerunés. Excelente
ejecución, buena interacción entre unos músicos
que se conocen de memoria, buen sonido y malas luces (siempre
enfocando adonde no debían) y muy pocos temas del nuevo
disco del africano, Tiki, lo cuál da una medida real
del nivel del mismo. Como puntos álgidos una introducción
de Bona doblando su voz con el bajo y un espectacular solo de
percusión de Samuel Torres. Espectáculo y buena
música. ¿Buen jazz? Eso es harina de otro costal.
|
|
|