Comentario: Conformar un
buen repertorio no es fácil. Aunar variedad rítmica,
armónica y estilística en torno a criterios homogéneos
es una tarea compleja, y de cuyo éxito depende en gran
parte el del grupo en cuestión. Respetar la tradición
central del jazz a veces implica caer en tópicas revisiones,
o bien en un rígido academicismo a la hora de complementar
las piezas del
set list. El acierto en el repertorio
es, precisamente, una de las armas (no la única) que
esgrimió el cuarteto madrileño Fractal en su presentación
en el Berlín. Estándares poco conocidos pero fieles
al legado jazzístico tradicional, armonías y tempos
distintos que forman un todo compacto y alguna que otra sorpresa.
Un buen vehículo, en definitiva, para mantener frescos
tanto el discurso de los músicos como la atención
del oyente.
La exclusividad, no obstante, de la frescura de Fractal, no
sólo se encuentra en la elección de los temas
a interpretar. Los cuatro jóvenes
jazzmen tienen
maneras más que sobradas, desparpajo y una ilusión
contagiosa, patente en el
swing, la decisión
y el desparpajo del contrabajista Gerardo Ramos, capaz de imprimir
buen ambiente tanto en sus compañeros como en el público.
"Line for Lyons" (Gerry Mulligan), "Freight Trane"
(Tommy Flanagan) y "Hocus Pocus" (Lee Morgan) abrieron
el primer pase, canalizando las improvisaciones perfectamente
estructuradas del saxofonista Javier Bruna y los interesantísimos
fraseos de Héctor García Roel, guitarrista de
lenguaje moderno pero fuertemente basado en la tradición.
Un bonito arreglo a tempo lento de "Stella By Starlight"
permitió apreciar la originalidad en el acompañamiento
arpegiado del guitarrista, así como la capacidad de escucha
del batería Diego Gutiérrez, constantemente alternando
baquetas, mazas y escobillas en pos del sonido más adecuado
para cada momento. El "Limbo" de Wayne Shorter abrió
el camino hacia el descanso, mostrando lo mejor de los jóvenes
intérpretes, con especial atención al solo de
García Roel, rapidez justificada, buena estructuración
y uso de un lenguaje claramente jazzístico pero también
claramente actual.
El segundo pase comenzó con guiños a Charlie Parker,
incluyendo un interesante diálogo entre el sonido poderoso
de Javier Bruna y la musicalidad de Diego Gutierrez en "Au
Privave". El toque personal vino de la mano del excelente
arreglo del "Enjoy the Silence" de Depeche Mode. Una
mezcla de tensión y reposo con solos líricos y
cargados de dramatismo, donde la nota tomaba importancia sobre
la frase. "Gary's Notebook" y un blues menor a cargo
de Javier Bruna cerraron el show, dejando un gran sabor de boca
y no sólo confirmando que hay cantera nacional, sino
que sus voces están más orientadas a la difusión
del lenguaje contemporáneo que al simple revisionismo.