Comentario: Europa está
de enhorabuena. El jazz se encuentra cada día más
integrado en ella y sus músicos huyen de la imitación
para expresar su visión más personal a través
de los recursos que les ofrece lo que en su día era una música
genuinamente americana. Al frente
del tren jazzístico del Viejo Continente se
encuentra sin duda E. S. T., formación veterana y, a la
vez, siempre sorprendente, que ha sumado a su
haber la portada de la revista
Downbeat del mes de
mayo, siendo el primer grupo de jazz europeo que lo consigue
en la historia de la publicación.
A pesar de tan consistente tarjeta de presentación,
el grupo aún sigue siendo un desconocido para gran
parte del público. No fue así en San Javier,
donde, a raíz de su triunfo en la pasada edición del Festival de Jazz, había una cierta expectación
que fue colmada con creces. Los suecos ofrecieron otro de
sus espectaculares conciertos, lleno de fuerza y delicadeza
a partes iguales, sonoridades a veces clásicas y a
veces rockeras siempre en clave de jazz, con improvisación
a raudales y expresando su concepto artístico a través
de sus temas, de sus instrumentos, de sus cuerpos, trazando
frases musicales como si de pinceladas impresionistas se tratara,
rebosantes de sensibilidad y dotando de poder a los detalles.
Otro elemento a tener en cuenta es la amplitud de repertorio
del grupo, amplitud que les permite variarlo en cada concierto
y elegir composiciones de toda su trayectoria discográfica.
Así, la delicada "Why She Couldn't Come"
sirvió de larga entrada al intenso 3/4 de "Eighty-Eight
Days in My Veins" (del último trabajo del grupo,
Viaticum), cuyo inicio toma un especial énfasis
en directo gracias a la tensa y ambigua introducción
que lo precede. Una de las tarjetas de presentación
de E.S.T. es su combinación de sonidos acústicos
y eléctricos, y estos últimos hicieron su aparición
en el espectacular "Mingle in the Mincing-Machine",
donde el brutal solo de Dan Berglund demostró cómo
un contrabajo puede sonar igual que una guitarra eléctrica
con pedal de wah-wah. Otra balada, "Believe,
Beleft, Below", permitió apreciar el lado más
lírico de Esbjörn Svensson, pianista de toque
suave y elegante, en cuya música el fraseo incontrolado
y los clichés aprendidos dejan paso a la nota caprichosa,
exacta en altura, tiempo y duración, la mejor elección
en cada momento, la imagen que vale más que mil palabras.
Tras las presentaciones de rigor, el colosal "When God
Invented the Coffebreak" permitió a pianista y
bajista entrecruzar sus discursos, mientras Magnus Östrom
daba otra lección de acompañamiento preciso
y dedicado al bien del grupo, sin destacar pero tornándose
imprescindible. El nivel de entendimiento entre los tres músicos
es el excelente fruto de casi década y media de trabajo
en común, y a buen seguro que ha merecido la pena.
"Definition of a Dog" sirvió de pretexto
para unas elegantes frases arpegiadas de Svensson y un solo
increíble de Berglund, donde esta vez el efecto wah-wah
dejaba paso a sonoridades del mundo del heavy metal, power
chords ejecutados en perfecta secuencia bajo la atenta
mirada de sus compañeros, y que robaron sentidos aplausos
a los asistentes. Por si fuera poco, el contrabajista (ya
habituado a ser el que más admiración obtiene
en directo) interpretó una delicadísima introducción
clásica con su arco francés al atmosférico
"From Gagarin's Point of View", siendo éste
el punto culminante de la actuación. Por supuesto los
escandinavos se vieron obligados a regalar un par de temas
más, el divertido y marchoso "Spam-Boo-Limbo"
donde Esbjörn conduce su solo ascendentemente sobre obsesivo
acompañamiento de contrabajo, y el monkiano
"'Round Midnight", versión extraída
de su E.S.T. Plays Monk que calmó la ansiedad
del público y puso el broche de oro a una noche musicalmente
redonda.
E. S. T. es el jazz actualizado y hecho perfección,
pero reinventado día tras día, noche tras noche,
disco tras disco, actuación tras actuación.
E. S. T. es prueba fehaciente de que el jazz hace tiempo que
dejó de ser una música americana para convertirse
en universal, admitiendo a cualquiera que tuviera algo que
decir, que tuviera algo de su bagaje cultural que expresar.
En junio el trío sueco continuará su gira al
otro lado del Atlántico y volverá a afrontar
su asignatura pendiente: triunfar en EE UU. Esperemos
que tengan suerte. Por el momento, de una cosa podemos estar
seguros: Europa está de enhorabuena.