Comentario: "No tengáis
miedo de los errores. No los hay". Esta mítica cita
de Miles Davis sirvió de planteamiento base para el desarrollo
conceptual de su música, con los soberbios resultados
ya por todos conocidos. Visto lo visto, parece que la búsqueda
musical de Chema Saiz está tomando unos derroteros similares,
con un planteamiento arriesgado donde la creatividad instantánea
y la capacidad de interacción son el condimento ideal
de excelentes composiciones con las que el de Alcalá
conjuga su profundo conocimiento del jazz y las músicas
populares.
Como ya hiciera en el memorable concierto del Festival de Jazz
de Móstoles, el primer pase de esta cita madrileña
no tuvo interrupción alguna, ligando sobre la marcha
los cuatro primeros cortes de su reciente Trio Album. El arranque,
con la delicada "Floralba" interpretada según
los cánones, no fue más que un simple contraste
con lo que vendría después. Tanto Saiz como sus
escuderos Borja Barrueta y Pedro Martín (nuevamente como
difícil sustituto de Toño Miguel) inventaron hasta
límites inimaginables para enganchar cada pieza con la
posterior, teniendo en cuenta las diferencias de tono, tempo
e incluso métrica entre canciones. "Marketing"
desnudaba al Chema más roquero, con un solo casi tan
histriónico como los cuatros de Barrueta, uno de los
baterías más imaginativos de toda la escena nacional.
El bilbaíno era capaz de combinar complejas ejecuciones
técnicas con un uso inteligente de los silencios, utilizando
todos los elementos de su kit de batería (e incluso algunos
ajenos) o bien centrarse en uno solo (curioso, cuando menos,
el primer cuatro, en que únicamente percutió su
bombo). El mágico "Que llueva" permitió
al líder explorar terrenos melódicos en su improvisación,
y la transición a "Latín" vino de la
mano de los efectos de sonidos manipulados por Saiz desde sus
pedales de guitarra, y de la melodía del clásico
"Guantanamera", para disfrute del respetable.
El segundo pase, más ortodoxo, rescató el "Tampoco
te pases" que fuera grabado en "De fuera a dentro"
(Satchmo Jazz, 2003) y que en directo adquiere unos tintes espectaculares;
la balada "Melodía natural" donde Chema nos
regaló un solo excepcional y el arreglo original de "Mi
carro", que el guitarrista grabara en su disco homónimo
de 1997 y que sorprendió gratamente a quienes no lo conocían.
"Al día siguiente" fue el preludio de esa bárbara
obra de jazz moderno llamada "Malos modales", introducción
de guitarra con sonido a cítara hindú incluída.
La libertad creativa con que fue abordada dejó sin respiración
al público. Saiz exploraba todo tipo de escalas, en algunos
casos con reminiscencia flamenca, aprovechando los múltiples
sonidos que puede obtener de sus pedales de efectos y ofreciendo
un torbellino de ideas. Borja Barrueta abordó la ejecución
del tema con un vaso de cristal situado sobre la caja de su
batería, e incorporado a ella como un componente más.
El final de la pieza estaba llamado a coincidir con el del concierto,
pero los allí presentes lo impidieron, reclamando un
bis, el "Buenos modales" de curiosa estructura métrica
que contrastaba con el tema anterior no sólo en título,
sino también en su enfoque más cálido y
reposado.
Los directos de Chema Saiz están convirtiéndose
en lugares de obligada visita para aficionados al jazz y a la
música en general. El nivel de espontaneidad, calidad
técnica y sinceridad artística los sitúan
a la altura de los grandes improvisadores europeos modernos,
utilizando poderosas composiciones y arreglos propios como puntos
de partida para buscar incansablemente. Y, parafraseando en
esta ocasión a Pablo Picasso: "Yo no busco, encuentro".