Comentario: Las fórmulas
más habituales siguen resultando interesantes si se abordan
con calidad y frescura, con respeto y dedicación. Así
lo demostró la neoyorquina Doris Cales, arropada por
una sección rítmica de lujo en esta andadura como
líder tras varios años siendo la voz de la Larry
Martin Band. En un primer pase copado de
standards,
el grupo ofreció dinamismo, expresividad y un
swing
contagioso. "Everything Happens to Me", "This
Can't Be Love" interpretado a un tempo generoso y "Makin'
Whoopee" sacaron a relucir el lirismo y la capacidad de
transmisión de una Doris Cales cuya presencia en el escenario
era sinónimo de poderío y capacidad de liderazgo.
Su lugarteniente armónico, el argentino Germán
Kucich, conducía al grupo con clase y sobriedad, Carlos
Ibáñez aportaba el sonido y la seguridad rítmica,
y Juanma Barroso el empuje y el atrevimiento.
Un emotivo "One for My Baby", junto con "When
Sunny Gets Blue" y "Straighten Up and Fly Right"
–con excelente introducción a cargo de Cales e
Ibáñez, donde este último ofreció
un timbre acústico demoledor– dieron forma definitiva
a la primera aparición del cuarteto sobre el escenario.
Corrección y buenas vibraciones. El segundo pase fue
mucho más allá, con más variedad y originales
intimistas pertenecientes al reciente trabajo discográfico
de la cantante,
Songs From My Heart (Quadrant Records,
2006). "Reflections" recibía un enfoque más
moderno, de corte modal, basado en un obsesivo
riff
de bajo, mientras las siguientes interpretaciones vinieron de
la mano del
shuffle marcado por Barroso sobre compás
ternario y un dúo de Doris con Kucich que hacía
al oyente situarse en el neoyorquino escenario de una película
de Woody Allen.
Lo mejor estaba por llegar, y también vino en forma de
dúo: "Peel Me a Grape", esta vez con el único
acompañamiento del contrabajo de Carlos Ibáñez,
quien con su técnica de dobles cuerdas y su sentido del
ritmo aportó un aire distendido y cabaretero, algo canalla,
a la ya de por sí fresca intervención de Doris.
Toneladas de aplausos y el final de concierto con otro original
de la de Brooklyn: "Falling". Una buena noche en la
que conocimiento y profesionalidad se hicieron cómplices
del buen gusto y la intención. Buen cóctel para
amantes del jazz vocal de alto nivel.