Comentario: Todo un reto.
La Talento Jazz Orchestra afrontaba su segundo domingo de la
temporada con bajas significativas, pero Santiago de la Muela
y compañía fueron capaces no sólo de sacar
adelante el espectáculo, sino de encandilar al respetable,
extrayendo sonrisas y aplausos por doquier.
El
mingusiano "Nostalgia in Times Square"
servía de elegante introducción a "Samba
para Pepita", original de De la Muela. Contraste en la
elección del repertorio y espacio variado para los solos.
El arreglo de Sal Nistico sobre "I'm Beginning to See the
Light" daba paso a "Quiet Flight", excelente
composición del trompetista Jonathan Badichi, a quien
De la Muela cedió temporalmente los trastos de matar,
y donde el uso de dinámicas tomó especial relevancia.
Finalizando el pase, el "Don't Git Sassy" de Thad
Jones infundía en el aficionado la necesidad de quedarse
a escuchar más.
Compartiendo relevancia con la bien engrasada cuerda de trombones,
la sección rítmica merece una mención especial.
El buen trabajo de Christian Pérez como contrabajista
de esta big band es un hecho verificable a lo largo de los últimos
meses, pero lo que no estaba claro de antemano era cómo
iba a funcionar Diego Gutiérrez, joven batería,
entre otros, del grupo Fractal ante la tamaña responsabilidad
de sustituir a Sir Charles en un entorno de banda grande, más
aun teniendo en cuenta el poco tiempo de que dispuso para familiarizarse
con el repertorio de la Talento Jazz Orchestra. El resultado
fue fantástico, Gutiérrez demostró buena
integración y dejó detalles muy personales. La
cantera sigue dando buenos frutos y, en este caso, Santiago
de la Muela firmó un buen trabajo de "ojeador".
El segundo pase comenzó con el sabor de las antiguas
big bands, gracias a "Shiny Stockings" y al original
de De la Muela, "Otras noches vividas". El arreglo
de Badichi sobre el divertido "My Little Suede Shoes"
de Charlie Parker aportó el punto colorista, y "Chelsea
Bridge" fue el entrante ideal para "Abd-El-Krim",
enorme composición del director de la big band, cuyas
notas pusieron el punto y final. Importante esta actuación
de la TJO, no sólo por su buen resultado artístico,
sino por lo que supone mantener el nivel ante las vicisitudes,
demostrando estabilidad, riesgo y dando cancha a los que están
llamados a ser estrellas del jazz nacional el día de
mañana.