Comentario: Jazzísticamente
hablando, Madrid vive un buen momento. Siempre habrá
de qué quejarse, pero no solamente la oferta es amplia
y variada, además se está afianzando. Bogui Jazz
lleva apostando por el buen jazz algo más de año
y medio, aproximadamente el mismo tiempo que Román Filiú
en la Villa y Corte. El cubano presentaba su primer disco,
Blowin'
Reflections (BOST Espacio Creativo, 2006), al mando de
un quinteto donde tres compatriotas compartían cartel
con el batería norteamericano Noah Shaye.
La música de Filiú navega plácidamente
entre las aguas del jazz y las de la música latina, acaparando
elementos de ambas pero sin decantarse decididamente por ninguna.
Mientras Shaye aporta el swing, el contrabajista Yelsy Heredia
superpone tumbaos, montunos y otros patrones latinos, creando
una mezcla original y bien empastada. Estos elementos quedaron
claros desde el inicio, con "Infantas 32" y "Siete".
Ataviado con su habitual sombrero negro, Román Filiú
improvisaba con pasión y desgarro, buscando sonoridades
extremas pero sin abusar del protagonismo. El jovencísimo
Carlos Sarduy, con buena técnica y conocimiento del lenguaje,
abordó algunos de los solos más incendiarios de
la noche, ganándose los aplausos del respetable. Especialmente
reseñables fueron los momentos en que ambos vientos entrelazaban
sus discursos creando interesantes texturas. Por su parte, "Melón"
Lewis no dejaba de dibujar la armonía de los temas, con
mucho estilo y casi sin hacerse notar. Cuando el pianista improvisaba,
el grupo, reducido obligatoriamente a formato de trío,
creaba una especie de microclima donde la interacción
rítmica era vital. "Sansar" contó con
la presencia del saxo tenor Maikel Vistel aportando nuevos colores
al conjunto, para finalizar el primer pase con una nueva composición
dedicada a Elvin Jones, marcada por los cambios de métrica
y un patrón de caja.
El piano de Lewis abrió el segundo asalto con sonoridades
entre dulces y místicas, dejando a las dinámicas
la tarea de elevar el discurso hacia terrenos más fogosos.
"Camello tropical", uno de los temas más reconocidos
de la noche, fue otro claro exponente de ese "swing latino"
que apadrina este quinteto y que debe mucho a esa original asociación
entre Heredia y Shaye, permanentemente entregados a los aspectos
rítmicos, aunando oficio e imaginación.
Un fuego que arde con vehemencia, pero que a la vez es cálido,
pacífico, hogareño. Un tren jazzístico
con aire latino. Un quinteto compacto y un repertorio variado
de manos de Román Filiú, ex-miembro de Irakere
afincado en nuestro país. Esperemos que por mucho tiempo.