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DAVE BURRELL FULL BLOWN TRIO
XV Ciclo "Jazz es primavera". Madrid. "El jazz es creatividad".

  • Fecha: 23 de marzo de 2007.
  • Lugar: Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista (Madrid)
  • Componentes:
    Dave Burrell, piano.
    Keith Witty, contrabajo.
    Guillermo E. Brown, batería.

  • Comentario: Dave Burrell es un pianista y compositor singular dentro de la escena jazzística contemporánea, a la vez que una figura destacada de la vanguardia norteamericana, perteneciente a la corriente conocida en los años sesenta como New Thing. A sus 67 años, se presentó por primera vez en Madrid en el marco de un nuevo ciclo de Jazz en Primavera del Colegio Mayor San Juan Evangelista. En esta ocasión el leiv motiv de los conciertos ha sido la creatividad en el jazz, un nuevo acierto de Alejandro Reyes (alma mater del Johnny), porque no podría aplicarse un apelativo más apropiado a Dave Burrell que el de creador, a la vez que innovador y original en su manera de entender e interpretar la historia del jazz. A cuestas con un equipaje en el que pudimos vislumbrar las influencias que han dado contenido a su interpretación de la música, Dave Burrell asume a los clásicos y les somete sin complejos a una recreación hasta límites desgarradores. A pesar de ello, pocas referencias se tenían de la última etapa de la carrera de este pianista nacido en Connecticut, con 30 años en los escenarios, cuyo nombre figura ligado, quizás de manera un tanto secundaria, a grandes improvisadores como Archie Shepp, Pharoah Sanders, David Murray o Marion Brown. Y a buena fe que no defraudó en la actuación que pudimos ver en el Johnny, con uno de los muchos proyectos que mantiene en la actualidad –el Full Blown Trio–, con el presentó su último trabajo, Momentum.

    Las dinámicas composiciones de Burrell beben de fuentes tan diversas como Jelly Roll Morton, James P. Johnson, Thelonious Monk, Duke Ellington, los musicales de Broadway o la música clásica. A lo largo del concierto pudimos percibir, más bien intuir, dichas influencias, porque, para Burrell, la tradición es una excusa con la que va construyendo su música. Encaramado al piano, sus temas se desvían por los derroteros de la imprevisibilidad, hacia caminos que entroncan con la "deconstrucción", que consiste en mostrar cómo se ha creado un concepto musical a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas, evidenciando que lo claro y evidente dista mucho de serlo, ya que puede ser sometido a la destrucción, hasta someter la influencia a la nada y convertirla en un concepto irreconocible. La "deconstrucción" se rebela ante la tradición y la historia, y propone justo lo contrario, hasta que la música llega a momentos indescriptibles. Desde el principio, Dave Burrell demostró ser un falso pianista melódico, ya que siendo gran dominador de esta faceta como fiel seguidor de los grandes anteriormente citados, enseguida enseñó sus cartas y demostró cuales eran los derroteros del concierto. A lo largo de los siete temas que interpretó el trío, seis de Burrell más un clásico de Irving Berlin, el denominador común fue la capacidad para generar infinitas lecturas de su música, creando diversas capas en las que tenían cabida aspectos de la música repetitiva, melodías improvisadas, ejercicios de economía musical, en los que el músico muestra un mínimo detalle reconocible, pero enseguida se marcha por otros caminos, elevando la tensión, el dramatismo o juegos en espacios minimalistas.

    Tres de las piezas interpretadas fueron compuestas por Burrell como banda sonora de la película muda Body and Soul, con las que demostró sus dotes para la creación de ambientes obsesivos, arrebatadores y llenos de tensión. Tanto "Downfall", "4:30 to Atlanta" y "Broken Promise" centraron en buena medida el desarrollo del concierto, con un Dave Burrell empleando una manera sencilla de recorrer las teclas, un contrabajista, Keith Witty, correcto en la acentuación de los ritmos del maestro y un batería, Guillermo E. Brown, tal vez excesivamente estruendoso para lo que requiere el proyecto de Burrell.

    La estructura de los temas fue muy similar en cada uno de ellos: comienzo de unas graves notas de piano interpretadas de modo percusivo, acompañadas por bajo y batería de manera repetitiva y obsesiva, hasta que el tema explota en la mitad, aumenta la tensión y se encamina hacia la improvisación, donde Burrell intercambia las posiciones de los dedos en el teclado hasta terrenos arrebatadores. Burrell juega con las melodías y las va despojando de sus rasgos más fáciles, quita y pone como si fuera un pintor que crea en el momento un cuadro, traza o borra líneas melódicas, pone colorido u oscuridad en los intervalos o aumenta la tensión en alguna que otra balada. Las piezas van ganando intensidad a medida que evolucionan, de nuevo llega la calma y vuelta a empezar. Apoyado en el buen hacer del contrabajista Keith Witty, Burrell dibuja y crea bonitos y sugerentes paisajes sonoros.

    En el concierto también hubo un momento para el divertimento con una pieza de Irving Berlin, "Its Wonderful", melodía que comenzó a piano solo, con un riff característico en el fondo, hasta que el desarrollo de la pieza se fue complicando, haciéndose prácticamente irreconocible. Las notas se repitieron y enseguida entró el batería con uno de sus solos, pasados de contundencia, pero bien ejecutados. Al instante se volvió a retomar la tónica del concierto, con un tema de despedida, "Cool Reception", en el que contrabajista con arco y batería prepararon mano a mano el terreno para que Burrell interpretase una elegante melodía, que provocó los aplausos del público. Con un estilo propio e inconfundible, Dave Burrell demostró, en un buen concierto, que merece la pena seguir su carrera a partir de ahora y descubrir sus trabajos anteriores. Como siempre, fiel a su ideario, el Johnny no defraudó y apostó por un músico que atesora mucha calidad en sus dedos y demostró que aún quedan gemas en el amplísimo y complejo universo del jazz.

    © 2007  Carlos Lara Cid