Comentario: Lo que hace no muchos años
parecía una moda pasajera se va afianzando poco a poco:
los festivales de jazz ya forman parte de la oferta cultural
estable de diversas localidades madrileñas. En este
caso le ha tocado el turno a San Sebastián de los Reyes,
cuya Primera semana del jazz ha dado cabida a un seminario,
conciertos de formaciones nacionales (d’3 y el Pedro
Ruy Blas Quinteto) y el cierre de lujo de la mano de un histórico
de postín: Lee Konitz.
El saxofonista de Chicago, a sus casi ochenta años
(los cumplirá en octubre), demostró una forma
excelente desde el comienzo, abordando su primera interpretación
acompañado únicamente por las voces del público.
Ya con la sección rítmica sobre el escenario,
Konitz hizo gala de su sonido poderoso y su lenguaje reposado,
sobrio pero en absoluto frío. Los miembros del sexteto
iban apareciendo sobre las tablas de forma escalonada. El
saxo tenor de François Théberge complementó
a las mil maravillas el sonido de Konitz en una intensa revisión
del “April” de Lennie Tristano, y ya con el grupo
al completo la mezcla de timbres se tornó decisiva
como garantía de éxito. El repertorio, compuesto
de arreglos de Théberge sobre originales de Konitz
aderezados con piezas clásicas como “Alone Together”
o “’Round Midnight”, se encuadraba claramente
en el campo estilístico del cool jazz –
no en vano Lee Konitz fue escudero habitual del mencionado
Tristano, así como integrante de las sesiones del Birth
of the Cool de Miles Davis en 1949, y su trayectoria
profesional siempre ha discurrido cercana a esos senderos.
Théberge ya grabó composiciones de Konitz en
su Music of Konitz featuring Lee (Effendi Records,
2003), y hay un nuevo CD en camino.
La banda encontraba el contraste entre los sofisticados arreglos
y las improvisaciones, donde la formación se reducía
a un trío sin más soporte armónico que
el del contrabajo. Enorme labor la de Paul Imm, cuyas claras
líneas ayudaban a los solistas en su caminar por la
estructura cordal de las composiciones. Con excelente técnica
y buen sonido, el bajista fue pieza clave, al igual que su
compañero de sección Alan Jones, batería
de pies descalzos pletórico de swing, capaz
de atacar platos y tambores con sus manos, llegando incluso
a utilizar su propio cuerpo como elemento percusivo. Sus improvisaciones
merecieron especial mención, interactuando a veces
con la rueda de solistas, otras únicamente con el líder
y, en varias ocasiones, intercambiando cuatros con melodías
escritas para el resto del grupo.
El cool es un género cuyos amanuenses no
abundan, de ahí que este concierto cobrara una especial
relevancia. Si bien los comedidos solos del trompetista Yoann
Lustalot y el trombonista Jerry Edwards pudieran parecer algo
forzados en algunos momentos, François Théberge
mostró gran soltura en el estilo, y la naturalidad
con que Konitz describía sus líneas solistas
era pasmosa. El público disfrutó de lo lindo
durante más de hora y media, con dos bises incluidos.
Buena música, buen ambiente y buen humor, como dejó
patente Lee Konitz en su frase de despedida: “Esta banda
está disponible para bodas y bar mitzvahs”.
Cool, muy cool.
Texto © 2007
Fotos © 2007 Javier Nombela