Comentario: Con la temporada
estival vuelve a la Villa y Corte la terracita de verano del
Conde Duque: precios elevados, alcohol, amiguismo, famoseo y
una notable falta de educación de buena parte del público.
Un público que ayer se dividía entre los nostálgicos
seguidores del Jazz Fusión más suave de los años
ochenta y los amigos de la técnica cuyo objetivo era
disfrutar de la presencia del batería Dennis Chambers.
La reunión de músicos era desigual, y eso afectó
notablemente al concierto. El "Starting Over" de
Chuck Loeb (de su último trabajo Presence)
permitió comprobar la buena salud de la sección
rítmica. Tanto Tim Lefebvre como Dennis Chambers tocaban
casi sin moverse, como si no les costara esfuerzo, erigiéndose
en los indiscutibles de la noche. Chambers, incansable masticador
de chicle, iba tocado con su habitual gorra. No tan habitual
era el sombrero que portaba Chuck Loeb, aparente líder
de la sesión, cuyo trabajo fue casi perfecto. Jim Beard,
rodeado por un órgano, un sintetizador y un piano de
cola, fue el encargado de proveer bases armónicas,
destacando además en sus improvisaciones. El vertiginoso
final de "Starting Over" fue el preámbulo
a la aparición de Eric Marienthal primero y Till Brönner
después. Ambos vientos fueron objeto de numerosos aplausos
por parte del público, sin bien la variedad estilística
que implicaban sus temas afectó negativamente al conjunto
de la actuación. Marienthal jugó el papel de
estrella del pop, mientras las improvisaciones de Brönner
parecían una adaptación fusionera del cool
jazz.
Las divertidas presentaciones en castellano de Loeb ("a
la guitarra: yo me llamo Pat Metheny") dieron paso a
"Bumpin'", blues de Wes Montgomery incluido en el
CD Oceana, a cargo de Till Brönner (con Tim
Lefebvre cambiando su Fender Precision por un contrabajo),
y al momento estelar de la noche: la incorporación
al grupo del cantante Michael Franks, tan tímido como
siempre: gorra calada, instrumentos de percusión con
que ocupar las manos y, al público, las miradas justas.
Público al que se lanzó una curiosa advertencia:
no fumar durante la actuación de Franks (el Conde Duque
es un recinto al aire libre). "Tiger in the Rain",
"Your Secret's Safe with Me", "Under the Sun",
"When the Cookie Jar is Empty". La voz dulce y penetrante
de Franks, sus letras casi naif, inundaron el auditorio de
magia e hicieron las delicias de una audiencia entregada,
si bien condujeron el devenir del espectáculo por terrenos
excesivamente planos y previsibles. La jazzera "Eggplant"
levantó los ánimos y "Monkey See, Monkey
Do" ("un tema muy antiguo, lo grabé con Thomas
Edison") cerró el paréntesis vocal con
espectacular solo de Dennis Chambers incluido.
Vuelta al Reunion original y a los duelos entre Marienthal
y Brönner, que no pararon de buscar complicidad con el
público. Ambos, equipados con micrófonos de
pinza inalámbricos, se paseaban por el escenario a
voluntad. No quedaba mucho tiempo: El blues menor "Mr.
Martino" (también de Chuck Loeb, también
de Presence) fue el escaparate ideal para calibrar
la capacidad técnica de los músicos, y Franks
volvió a sumarse a la banda para finalizar con "The
Lady Wants to Know". Ante la insistente petición
de un bis por parte del respetable, y ya pasada la medianoche,
los siete intérpretes salieron a saludar y Chuck Loeb
tan sólo pudo ofrecer la siguiente frase: "Nosotros
queremos tocar más, pero hay una ley aquí en
Madrid…". Lo de todos los años. Así
andan las cosas en la Villa y Corte, y así seguirán
si nadie lo remedia.