Comentario: Spike Lee es
el director negro por excelencia. Su discurso de marcado carácter
racial y su denuncia social en defensa del pueblo afro-americano
le ha convertido en la voz de la conciencia de la sociedad estadounidense.
¿Su relación con el jazz? La maravillosa
Mo'Better
Blues de 1990 y el hecho de que sus bandas sonoras estén
generalmente compuestas e interpretadas por el trompetista de
Nueva Orleáns, Terence Blanchard.
El pasado 19 de junio el cine de Lee y la música de
Blanchard inundaron Vitoria. Cine que se escucha, música
que se ve. Confluencia de artes y de estilos. La fabulosa
Orquesta de Cámara de Vitoria (excelente resultado
para un solo ensayo) biselaba la partitura cinematográfica,
mientras Blanchard, al mando de su quinteto, daba coherencia
al espectáculo, aumentado por la presencia de los cantantes
Bilal, Hil St. Soul y una impresionante Patti Austin por la
que parece que no pasan los años.
Si bien la acogida del público fue irregular, los
aficionados al cine de Spike Lee disfrutaron de lo lindo,
y es que la noche deparó mucha emoción. Tras
la breve presentación del realizador, embutido en una
camisa del F. C. Barcelona con el 14 de Thierry Henry, y las
merecidas referencias al "telonero" McCoy Tyner,
un desfile de música acompañó a las imágenes
de las películas de Lee, proyectadas en dos pantallas
a ambos lados del escenario. Cada película es un mundo,
y el clima de Mendizorroza no dejó de cambiar. Más
o menos así fue la cosa:
Bamboozled (2000). Siempre provocativo,
en esta cinta Lee atacó el mundo de la televisión.
El guionista de color Pierre Delacroix presentaba un espectáculo
de minstrels donde los propios negros se pintarían
de negros para actuar en el marco de una plantación
sureña. La orquesta interpretó el tema principal
de la película mientras las imágenes de los
actores negros Mantan y Sleep 'N Eat, caracterizados para
la ocasión, llenaban las pantallas del fondo. Patti
Austin se encargó de caldear el ambiente con "Shadowlands",
composición de Bruce Hornsby también perteneciente
a la banda sonora original.
Patti Austin
Inside Man (2006). No tan controvertida,
se trata de un thriller sobre atracos cuyo mayor
interés reside en ver a Denzel Washington trabajando
de nuevo con el maestro de Atlanta. ¿El motivo de su
inclusión en el espectáculo? Es la película
más reciente, y hay que promocionar. Las dulces cuerdas
y el sonido claro y lírico de Terence Blanchard interpretaron
el decadente "Hostage Breakdown".
Clockers (1995). La británica
Hil St. Soul (nacida en Zambia) deleitó con su potente
voz en "People In Search Of A Life" ("Gente
en busca de una vida"), título que se ajusta a
la perfección al argumento de Clockers, drama
urbano sobre el traficante de barrio Strike, la vida, el honor
y la supervivencia. "Strike Packs Up" devolvió
el protagonismo a la orquesta, bajo la excelente dirección
de Íker Sánchez Silva.
Malcolm X (1992). Uno de los momentos
más emotivos de la noche. La biografía cinematográfica
del activista afro-americano Malcolm X levantó ampollas
en su presentación estadounidense, y su banda sonora
arrancó aplausos espontáneos entre el público
alavés, ganando protagonismo las imágenes proyectadas
sobre la propia música. Denzel Washington, en una de
sus mejores actuaciones, llenó las pantallas de Mendizorroza.
El tema de los títulos de crédito dio paso a
un pequeño documental con imágenes reales del
propio Malcolm. Los músicos callaron por un momento.
La lucha por los derechos civiles de la raza negra invadió
los corazones de los presentes. El final del vídeo,
una charla a cargo de Nelson Mandela, constituyó un
instante mágico. Por desgracia, la ausencia de subtítulos
impidió que gran parte del público pudiera sensibilizarse
con la causa.
Las imágenes dejaron de sucederse, una X estática
quedó impresa en las pantallas, y Bilal cantó
"A Change Is Gonna Come" ("Las cosas van a
cambiar"), para redondear un paréntesis emocionante.
Terence Blanchard y Hil St.
Soul con miembros del quinteto y la orquesta
Jungle Fever ("Fiebre
salvaje", 1991). Algo más frívolo,
pero igualmente polémico fue este montaje en que una
historia de amor adúltera entre un afro-americano (Wesley
Snipes) y una italiana (Annabella Sciorra) se entrelaza con
la decadente existencia del hermano drogadicto del primero
(Samuel L. Jackson) y su padre, predicador de ideas firmes
(Ossie Davis). La interpretación de sus canciones implicó
un peligroso descenso de revoluciones en el caminar del concierto,
un exceso de soul al enlazar tres temas vocales seguidos.
Hil St. Soul abordó "These Three Words",
mientras Patti Austin hizo lo propio con "Make Sure You're
Sure".
25th Hour ("La última
noche", 2002). Otro largometraje de tinte comercial,
si bien enfoca minimamente el tema de las diferencias raciales.
La última noche narra el último día
de existencia de un traficante de drogas (Edward Norton) antes
de su inminente ingreso en prisión. Dos cortes de la
inspirada banda sonora de Terence Blanchard fueron interpretados
en el pabellón vitoriano (los títulos de inicio
y "One Last Walk"), permitiendo apreciar el tono
privilegiado del trompetista. Su sonido dulce, sin apenas
vibrato, transportó al público a estados entre
relajados y melancólicos.
Blanchard. Al fondo, una escena
de Malcolm X
Mo'Better Blues ("Cuanto
más, mejor", 1990). Bleek Gilliam (trompeta
y voz), Shadow Henderson (saxos tenor y soprano), Left Hand
Lacey (piano), Bottom Hammer (contrabajo) y Rhythm Jones (batería).
Esa era la alineación del quinteto de jazz en torno
al que giraba el argumento de una de las cintas más
inspiradas en la carrera de Spike Lee (que también
aparecía en el papel de Giant, manager de
la banda). El quinteto que grabó la música era,
por supuesto, el de Terence Blanchard (con Branford Marsalis,
el desaparecido Kenny Kirkland, Robert Hurst y Jeff "Tain"
Watts). Al fondo, en las pantallas, aparecían los músicos,
las parejas de Bleek (Indigo Downes y Clarke Betancourt),
su padre Big Stop, el cómico Butterbean, los dueños
del club, la involvidable atmósfera que rodea al metraje.
La animada melodía pentatónica que da título
a la película sirvió de vehículo de expresión
a la banda jazzística que acompañó al
trompetista, dando un descanso a la orquesta. Especial mención
para el contrabajista Dereck Hodge.
No tan inspirada fue la interpretación de "Pop
Top 40" por parte de Bilal, si bien en su descargo se
puede argumentar que no era un trabajo fácil. Un pseudo-rap
hablado en comunión con la sección rítmica
donde el trabajo del cantante consistía en reproducir
la voz de Denzel Washington, ni más ni menos. En Mo'Better
Blues es uno de los momentos más brillantes; en
Mendizorroza no quedó bien, se hizo largo y, nuevamente,
se echaron de menos los subtítulos.
When the Levees Broke: a Requiem in Four Acts
(2006). "Cuando los diques se rompieron: un réquiem
en cuatro actos". Cuando los diques se rompieron el huracán
Katrina campó a sus anchas y arrasó la ciudad
de Nueva Orleans. En este documental de cuatro horas de duración,
Spike Lee se centra en la tragedia, en el futuro de la ciudad
y en la incompetencia de la administración Bush para
hacerle frente (de hecho, otro de los momentos de la noche
fueron los espontáneos silbidos hacia la imagen de
George W. Bush, proyectada tras el escenario). "Funeral
Dirge" y "Levee's" pusieron la piel de gallina
a los presentes y sirvieron de vehículo expresivo a
un Terence Blanchard que estuvo fabuloso toda la noche.
Iñaki Añúa
"The Ghost of Congo Square" cerró la velada
entre presentaciones, con los jazzmen divirtiéndose,
los músicos de la orquesta disfrutando, Spike Lee sobre
el escenario y agradecimientos a Iñaki Añúa,
director del festival, por su gestión del proyecto.
Un proyecto arriesgado con final feliz. Y que haya muchos
más.