Comentario: Con motivo del vigésimo aniversario de la muerte del legendario y extraordinario contrabajista Jaco Pastorius, y aprovechando la presencia en la ciudad condal de Bill Milkowsky, autor de la biografía de este músico –que acaba de publicarse en español con el título Jaco Pastorius: La extraordinaria y trágica vida del mejor bajista del mundo (Alba)–, el Festival de Jazz de Barcelona, quiso hacer su propio homenaje, poniendo en un mismo escenario con sus respectivas bandas a dos de los mejores bajistas de la escena musical: Richard Bona y Marcus Miller.
Se puede afirmar que los conciertos que ofrecieron tanto Bona como Miller fueron las dos caras de una misma moneda. La cruz se la llevó Richard Bona. Es una lástima apreciar como uno de los músicos que ha atesorado un mayor prestigio a lo largo de los últimos años, debido al buen número de músicos con los que ha colaborado, como el Pat Metheny Group, presenta con sus propios proyectos, un escaso y pobre discurso musical. El mismo, se basa en temas de corte africano, temas a medio tiempo y baladas, donde el falsete de su voz es el único protagonista, o por el contrario realiza interpretaciones más de cara a la galería que de enjundia musical, como por ejemplo el repetir su voz a través de un equipo electrónico y grabar diversas pistas, para finalmente acabar cantando sobre las mismas. Sin duda alguna, una interpretación muy efectiva, pero de nula aportación musical. Menos mal que al final de la actuación interpretó varios temas en homenaje tanto a Jaco Pastorius (“Liberty city” y “3 Visus/Secret”) como a Joe Zawinul (“Birdland”), en los que las atmósferas jazzísticas y fusioneras, nos permitió disfrutar de un Bona mucho más musical, y demostrando las cualidades, que como tal atesora y que desgraciadamente no prodiga.
Por el contrario, la cara (aunque con reservas) se la llevó Marcus Miller. El discurso musical de este contrabajista es más que conocido. Funk a diestro y siniestro, y podríamos decir que en cantidades industriales. A Miller se le podrá criticar por muchas cosas, pero lo que no cabe duda es que lleva a cabo en cada uno de los temas que interpreta, un alarde interpretativo (a veces, en exceso). Marcus Miller más que realizar un homenaje a Pastorius, lo dedicó a Miles Davis, al interpretar diversos temas de la época fusionera del trompetista (“Jean Pierre” y “Tutu”), así como uno de Stevie Wonder “Higher Ground” o el “Come Together” de los Beatles. El protagonismo de Miller en muchas ocasiones resulta excesivo, con unos solos en muchos momentos muy largos y tediosos por repetitivos, sin dejar espacio a sus músicos para intervenir. De la banda que secundaba al bajista, señalar las buenas aportaciones tanto de Patches Stewart en la trompeta, de Grégoire Maret a la armónica, y el siempre espectacular Poogie Bell a la batería. Los aficionados a Miller, que llenó casi por completo el aforo, salieron bien contentos con el concierto, y alguno que otro que con dolor de oídos.
