Comentario: Re bemol es la nota mágica. Eso dijo Jesús Santandreu, el xiquet, al presentar la primera de las composiciones que interpretaron en Bogui Jazz, uno de los pocos lugares de Madrid donde aún reina la cordura en medio de la vorágine navideña. Tomando como base ese re bemol, Santandreu y su banda abrieron el concierto con lustre, rindieron tributo a Coltrane y sumergieron al público en su mundo, todo de una vez. Sin miedo al espacio, el saxofonista valenciano soplaba largas notas con intención, con sentimiento, creyendo en lo que hacía. Mientras tanto, una tormenta sónica se desarrollaba a su alrededor, con una sección rítmica dispuesta a bregar a la altura del líder. Albert Palau prolongó el aire místico para finalizar con swing. Como declaración de intenciones no estuvo nada, nada mal.
A partir de ahí los cuatro músicos desplegaron todo tipo de recursos técnicos y emocionales para dar brillo a versiones bien escogidas y originales de nuevo cuño, abocadas a terminar en el próximo CD de la banda. Si Santandreu era capaz de volar libremente demostrando su condición de hardbopper sin por ello desperdiciar la ocasión de trabajar sobre una nota caprichosa, de aprovechar cualquier excusa para buscar una melodía sobre la marcha, Palau investigaba de forma cerebral, dotando a sus solos de sentido gracias al concepto estructural que los rodeaba, así como por huir del artificio y la pirotecnia. Todo lo que se contó esa noche fue verdad.
Dando soporte rítmico, el portugués Nelson Cascais, de insultante seguridad, tocaba como si no le costara ningún esfuerzo, intercalando sonrisas con caras de concentración. Pero lo más destacado de la noche fue la actuación de Iago Fernández. El joven batería hizo gala de imaginación, disfrutando de lo lindo y haciendo disfrutar a sus compañeros. Preciso en el ride, utilizó toda la batería para expresarse y acentuar los discursos de sus compañeros, a los que sugería y respondía al instante.
George Shearing, Dave Santoro, Wayne Shorter y Jerry Bergonzi fueron los compositores que complementaron los nuevos temas de Jesús Santandreu, largos en estructura y atractivos para el oyente. Relajados, buscadores incansables, los cuatro intérpretes cerraron una actuación de nivel, la que comenzó con ese re bemol. La nota mágica.