Comentario:
Vuelve el jazz al San Juan Evangelista, sin concesiones y a pelo. A pelo tocaron los miembros del quinteto del pianista alemán Alexander Von Schlippenbach, sin microfonía ni amplificación alguna, algo poco habitual hoy en día. En su particular recorrido por el repertorio de Thelonious Monk (representación en directo del triple CD publicado en Intakt que el grupo grabara entre 2003 y 2004) los cinco músicos ofrecieron un altísimo nivel interpretativo arropado por un excelente trabajo de grupo, a veces salpicado por un cierto deslabazamiento en pasajes concretos.
Con una actitud festiva (algo forzada en ocasiones) el quinteto enlazó tema tras tema con ingenio, incluyendo citas casi completas de standards ajenos a Monk (“Tea For Two”, “A Night In Tunisia”). La falta de amplificación dificultaba la escucha del piano y el contrabajo, si bien los oídos del respetable se fueron acomodando a la situación a medida que el concierto avanzaba. Schlippenbach asumió la oscura tarea del soporte armónico, que alternó con solos discretos. Axel Dorner se despojó de su máscara de libre improvisador para regalarnos bellos momentos, especialmente con las sordinas. La conjunción tímbrica de su trompeta con el clarinete bajo del desenfadado Rudi Mahall tuvo mucho que ver con el éxito del concierto. En cuanto a la sección rítmica, Uli Jennessen se erigió en conductor del autobús, dirigiendo a la banda desde atrás. Si bien en ocasiones su acompañamiento resultaba algo monótono, rozó la perfección en complejas figuras rítmicas que servían de unión entre piezas. Jan Roder asombró con su técnica, percutiendo las cuerdas de su contrabajo hasta hacerlas audibles en el conjunto, a pesar de quedar excesivamente bajo de volumen en temas con dinámica alta (“Bemsha Swing”). Uno de sus solos, con arco, arrancó sentidos aplausos del público.
Otro elemento a considerar fue la extravagancia. Con la lección bien aprendida, los músicos cruzaron infinidad de chistes y bromas. Si Jennessen percutía todas las partes de su batería, incluídos los herrajes, tocaba con su caja al revés o chocaba un platillo en el aire con Axel Dorner, Jan Roder situaba una hoja de papel entre las cuerdas de su contrabajo. El espectáculo acabó con el grupo paseando por el local del San Juan Evangelista mientras seguían tocando sus respectivos instrumentos (a excepción del piano, por supuesto, que desgranaba una y otra vez la melodía de “’Round Midnight”) y con un segundo bis que no fue tal: Schlippenbach ofreciendo sus CDs a la venta.
Música y diversión. Arranque de temporada en la capital y buenos augurios en el San Juan Evangelista. A este homenaje a Monk seguirán las actuaciones de Aki Takase con su homenaje a Fats Waller, Marty Ehrlich y Myra Melford, Stefano Bollani, Bugge Wesseltoft y el fin de fiesta con John Scofield. Y es que jazz es primavera.