Comentario:
Conformar un repertorio en base a un artista de renombre no es tarea fácil, especialmente si se trata de un músico con el bagaje de Wayne Shorter. Llevar el material a terreno propio siendo respetuoso con los originales es un todo un reto, y a buen seguro que este Wayne Shorter Project superó la prueba en su debut en directo.
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La conexión hispano-cubana formada por los miembros del cuarteto Fractal Javier Bruna, Héctor García Roel y Diego Gutiérrez y los caribeños Román Filiú, Ariel Brínguez y Reinier Elizarde funcionó como la seda, sin que ninguno de los músicos perdiera potencial en su acople al conjunto. Gutiérrez sostenía un pulso firme y contundente sobre el que El Negrón marcaba una línea de bajo tan clara armónicamente que el guitarrista Héctor García Roel se podía permitir acompañamientos bastante abiertos, huyendo de la monotonía y variando los colores de las intervenciones de los tres vientos. Román Filiú fue el encargado de romper el hielo con su primer solo en el modal “Witch Hunt”. El ex de Irakere deleitó con su concepto solista y su discurso bien elaborado y pletórico de fuerza. La métrica ternaria de “Wild Flower” sirvió de presentación a sus compañeros de sección. Habitual del saxo tenor, Ariel Brínguez demostró en este caso sus dotes al soprano: muy buen sonido y afinación, y un concepto solista privilegiado dando mucho respiro a sus frases. Por su parte, el navarro Javier Bruna centró sus improvisaciones en una fructífera búsqueda melódica, como puso de manifiesto en el “Limbo” que cerró el espectáculo.
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Entre medias, arreglos bien elaborados sin excesivo enrevesamiento permitieron disfrutar de nuevas versiones de “Infant Eyes”, “Footprints” (mezclando 4/4 y 3/4), “Yes Or No” (con un excelente solo de El Negrón en walking bass), “Speak No Evil” y “Armageddon”. Buen inicio para una banda que, si sigue trabajando, dará mucho que hablar.
