Comentario: La pareja artística formada por los portugueses Maria Joao y Mario Laginha lleva tiempo abonada a nuestro país. Normal, dado que cuentan sus visitas por éxitos. No en vano parte del público que abarrotaba la Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes repetía tras haberles visto hace no mucho en otros recintos de la capital y alrededores.
En este caso Maria y Mario se presentaron en formato de dúo acústico, sin su sección rítmica habitual (Yuri Daniel Souza a los bajos y Alexander Frazao a la batería), en un concierto intimista y emocionante. La Joao se presentó con otro de sus espectaculares vestidos, en este caso en tonos amarillos, colmando la expectación de sus oyentes habituales e impactando a los que no la conocían con su dominio de la inflexión vocal y esa sonrisa permanente que garantiza su empatía con el público. Laginha se mostró como un pianista con carácter, clase y mucho gusto. Lírico como pocos, quedaba a total merced de la cantante en sus acompañamientos, creciendo en sus intervenciones solistas con pinceladas armónicas que le permitían dibujar paisajes variados entre el jazz, el folclore, el impresionismo y el minimalismo.
Divertidísima en sus presentaciones, un torrente de energía por el escenario, Maria Joao se metió al respetable en el bolsillo (si no lo había hecho ya) en un número sin apoyo del pianista, donde su devaneo vocal cubrió infinidad de rangos y timbres, desde sobreagudos a histriónicos fraseos en tono grave, desde el sobrecogimiento al humor exacerbado. El dúo enternecía en las baladas y encendía en las piezas rápidas, cubriendo un amplio campo estilístico y demostrando haber aprovechado los años de trabajo conjunto.
Joao y Laginha, Maria y Mario, fueron capaces de mantener la atención en su punto álgido durante toda la noche, algo bastante difícil en un repertorio de voz y piano. Tras el obligado bis el público les obligó a aparecer nuevamente sobre las tablas para saludar. Acierto, sin duda, de esta VI Mostra Portuguesa. Y todo apunta a que seguirán actuando por estos lares. Eso esperamos.
