Escasa asistencia de público en el San Juan Evangelista, debida en gran parte al inicio del puente de San José (¡cuánto santo, por Dios!). Ellos se lo pierden. El trombonista alemán Nils Wogram (no confundir con el sueco Nils Landgren, el otro gran trombonista europeo de la actualidad) presentaba en Madrid a su Nostalgia Trio, avalado por la excelente grabación
Affinity, donde lo inusual de la formación queda en mera anécdota una vez escuchada la música.
Algo así ocurrió en el directo. Ya desde los primeros compases de "Time Machine" el grupo sonaba compacto y caminaba con soltura, haciendo un sabio uso del silencio, un elemento importantísimo en su música. Ninguno de los tres intérpretes llenaba el espacio en exceso, y eso que no cesaban de intervenir (hasta el propio Wogram hacía
backgrounds en los solos de sus compañeros). El trombonista es joven pero maduro. Su técnica es exagerada, con una afinación perfecta y una capacidad melódica inusual en un instrumento tan poco ágil, pero nunca abusa de su virtuosismo. Su uso de sordina y de una melódica aportaba variedad tímbrica.
Dejan Terzic manejaba la batería como si de un conjunto de enseres de percusión se tratara, haciendo hincapié en los tambores, eligiendo cuidadosamente la sonoridad de cada nota de sus platos y sin incidir demasiado en el bombo y la caja. Comedido y elegante, combinó su labor rítmica con pinceladas melódicas ejecutadas en un xilófono. En cuanto al organista Florian Ross, se mostró discreto a pesar de su enorme responsabilidad en el trío. Dibujaba la armonía con brochazos amplios y cubría la función del bajo sin intentar imitarlo (el enfoque baterístico de Terzic ayudaba a que no se echara en falta la presencia de dicho bajo). Sus solos buscaban incesablemente por toda la tesitura de su instrumento, apoyándose en puntos de inflexión donde hacer crecer las dinámicas (que se incrementaban de forma más progresiva en las improvisaciones de Nils Wogram).
Tras "Affinity", la relajada pieza que da título al último CD del trío, la banda abordó una parte intermedia del espectáculo más plana, enfrentándose a tempos lánguidos, piezas más desestructuradas y cierta previsibilidad en las evoluciones de los tres artistas, que funcionaban mejor en contextos más recogidos. El público, que había empezado aplaudiendo con ganas, continuó haciéndolo por costumbre. Afortunadamente, de cara al final del concierto, Wogram comentó que "no queremos acabar con algo rápido y de volumen alto, sino con una balada". Sabia elección.
De postre, un blues más rápido, pero conciso. Con sus altibajos, la del Nostalgia Trio fue una actuación notable que nos permitió escuchar un formato poco usual y descubrir a unos músicos brillantes, con especial mención a un Nils Wogram cuyo nivel trombonístico está por encima de la mayoría de expectativas. Esperemos que en próximas ocasiones la gente se anime y acuda en masa a apreciar semejantes propuestas.