El comienzo del concierto del Franco D'Andrea Quartet, segunda actuación del sábado del primer fin de semana en Imaxinasons, tuvo lugar doce horas antes de que los músicos pisasen el escenario del Auditorio Martín Códax del Conservatorio Superior de Música de Vigo. Tal y como es su costumbre, el festival incorpora a su oferta de conciertos una serie de encuentros con algunos de los artistas participantes. Por desgracia, estas citas no suelen tener una gran aceptación por parte del público en general. No sucede lo mismo con los músicos locales, que no suelen desaprovechar la oportunidad del encuentro con esos creadores de primer nivel.
Las clases magistrales pueden tener muchos planteamientos. A grandes rasgos se pueden clasificar entre aquellas cuyo contenido gira alrededor de entelequias que luego pueden ser de más o menos utilidad a la hora de aplicarlas a la música, frente a las que sirven para que los músicos expliquen de una forma práctica y de primera mano su forma de trabajar. La clase del pianista italiano perteneció a esta segunda categoría. Como intérprete que ha trabajado en más de una ocasión sobre el legado de Duke Ellington, en la primera parte de su exposición mostró de un modo sumamente didáctico cómo trabajar con distintos elementos rítmicos, melódicos y armónicos partiendo del clásico "Take The A-Train". A continuación se incorporaron a la cita los integrantes de su cuarteto. Continuó explicando la forma en que desarrollan sus conciertos, acompañándose al piano y haciendo intervenir también al batería Zeno de Rossi. El punto álgido tuvo lugar cuando los cuatro músicos pusieron en escena durante unos quince minutos las explicaciones de su líder. En ese concierto en miniatura los asistentes pudimos observar la forma en la que los músicos van incorporando una serie de elementos de su arsenal melódico, así como la forma en que esos componentes van interconectándose, improvisaciones mediante, y conformando el discurso del cuarteto.
Unas horas más tarde y tras la actuación de Triez, el grupo puso en marcha su maquinaria. El resultado fue un concierto dividido en cuatro bloques estructurados en torno a esos componentes compuestos previamente, más un bis en el que trabajaron sobre "Single Petal Of A Rose". Tras las explicaciones de la mañana, el discurso no fue únicamente bello y melódico, sino que también fue perfectamente comprensible y lógico desde el conocimiento de la forma de articular la música. Los más de diez años que el cuarteto lleva trabajando junto permitieron que los instrumentistas fuesen acoplando sin dificultad y con total naturalidad sus discursos en tal puzzle musical, utilizando para tal fusión, además de esos elementos melódicos señalados anteriormente, su libertad individual.
A pesar de que no es habitual tal forma de articular la música fuera de la libre improvisación (un referente similar sería el del cuarteto del maestro Wayne Shorter) el público vigués disfrutó una vez más con las propuestas del festival. El concierto del Franco D'Andrea Quartet es otro más de los muchos tantos que se pueden anotar en Imaxinasons. Y es que, para lograr que la música entusiasme al público, no es necesario programar a los nombres de siempre.
Texto © 2010 Pachi Tapiz
Fotos © 2010 Olalla Lojo. Agradecimiento a la organización del festival por permitir la utilización de las fotografías.