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MIGUEL ZENÓN QUARTET

  • Fecha: 14 de julio de 2010.
  • Lugar: Sala Barco (Madrid).
  • Componentes:

    Miguel Zenón: saxo alto
    Luis Perdomo: piano
    Hans Glawishnig: contrabajo
    Henry Cole: batería


  • Comentario:

    La madrileña sala Barco, tradicionalmente ligada a la Escuela de Música Creativa, amplió fronteras este pasado miércoles permitiéndonos disfrutar de un concierto digno de gran festival en una acogedora atmósfera de club. Los honores corrieron a cargo de Miguel Zenón, saxofonista puertorriqueño que ya nos había deleitado anteriormente en otros escenarios de la capital.



    Reconocido a nivel internacional, miembro del San Francisco Jazz Collective, y tras haber publicado su quinto CD Esta plena (Marsalis Music, 2009), Zenón se presentaba con su cuarteto habitual, con el que lleva años trabajando sobre una música rica en concepto y contenido. Su propuesta es un gigantesco crisol, una enorme olla donde millones de ingredientes se cocinan creando un plato delicioso. Swing y groove, fuego y lirismo, Estados Unidos y Puerto Rico, shuffle y drum’n bass conviven en perfecta armonía de la mano de un líder cuyo sonido de saxo alto es de los más reconocibles del momento (tarea nada fácil en estos tiempos que corren).

    El público, en su mayoría músicos, disfrutó de lo lindo de un repertorio de originales y versiones de otros compositores boricuas. La banda parecía, por momentos, un tren en marcha impulsado por esa locomotora llamada Henry Cole, un batería capaz de tirar del grupo, permitir que ocurran muchas cosas y, a la vez, ser discreto. La misma descripción podría aplicarse al contrabajista Hans Glawishnig, un auténtico seguro de vida capaz de biselar el groove subyacente sin hacerlo evidente, firme en todos los obligados rítmicos y, sorprendentemente, desprovisto de partituras. El pianista venezolano Luis Perdomo demostraba que tocar muchas notas no es malo si se eligen bien. Siempre buscando el contraste con el saxofonista, enfocó parte de sus solos rítmicamente, convirtiéndose en una especie de Thelonious Monk latino que jugaba con tiempos rotos pero con total control de la situación. En la balada “Alma adentro”, de Sylvia Rexach, hizo que el tiempo se detuviera. Cuando los asistentes se encontraban completamente embelesados, Miguel Zenón retomó el tema pasando de la melancolía a la pasión desbordada en segundos. El saxo alto impactaba por la sensación de libertad que destilaban sus solos, máxime teniendo en cuenta que sus compañeros acompañaban con bastante densidad tanto rítmica como armónica. Objeto de estudio, sin duda, pero sobre todo de disfrute.

    Una noche para recordar. Esperemos que no se trate de una iniciativa aislada, que tanto el Barco como el resto de clubes sigan apostando por el buen jazz en directo (Ayuntamiento de Madrid mediante) y que el público responda.

    Texto © 2010 Arturo Mora Rioja
    Fotos © 2010 Eduardo Cubero