Inquieta.
Ese adjetivo viene que ni pintado a Geri Allen, artista superlativa
y pianista excepcional capaz de abarcar un amplísimo
abanico expresivo. Inquieta, también, en este proyecto
Flying Toward The Sound (“volando hacia el
sonido”) y en su presentación en directo en el
San Juan Evangelista. De hecho esa fue la sensación
principal, la de estar continuamente volando hacia un sonido
que sólo encontró a ratos, como si el objetivo
principal fuese la propia búsqueda.
El escaso público presente en el Johnny (¿sería
culpa de la lluvia? ¿sería, quizás,
la avalancha de conciertos de jazz en estas fechas?) pudo
disfrutar de un concierto íntimo donde no parecía
haber fronteras entre jazz, música clásica
y libre improvisación. Incluso, en algunos momentos,
el concepto bien podría haber encontrado cobijo bajo
esa etiqueta de New Age tan de moda hace un par
de décadas. Allen exploraba sus ochenta y ocho teclas
de forma incansable, sin apenas silencios, tocando muchos
palos, sin asentar ninguno de ellos y fiel tanto al título
del CD que avala este proyecto como a su subtítulo
(“una excursión a piano solo inspirada por
el genio de Cecil Taylor, McCoy Tyner y Herbie Hancock”).
Todo ello pasado por el tamiz personal de una pianista capaz
de todo.
La música iba acompañada de textos recitados
que reivindicaban la idea de la mujer artista y de una proyección
audiovisual a cargo de Carrie Mae Weems. Nieve, nubes, formas
aleatorias… imágenes y música no parecían
evocar lo mismo, siempre destacando la última. La
mano izquierda de Geri repetía un arpegio mientras
la derecha dibujaba continuas líneas inconclusas;
riffs y acordes pasaban de una mano a la otra,
o bien a ambas a la vez, todo ello con una limpieza y un
sonido privilegiados. Lo peor del concierto, con mucha diferencia,
fueron las partes en que, suponemos que debido a necesidades
de coordinación, la Allen real callaba y la Allen
grabada empezaba a sonar por los altavoces de la sala. Tan
negativo contraste invitaba a ignorar la pantalla y concentrarse
en el piano, en el de verdad. Solo de ese modo se podía
evitar ese momento final donde, tras cuarenta minutos de
Flying Toward The Sound, y mientras Geri Allen
abordaba sus últimas notas, la pantalla mostraba
por unos segundos el menú del reproductor de DVD.
Para completar el programa la Allen abordó el “Another
Hair Do” de Charlie Parker. Generosamente desarrollado,
entre Gershwiniano y Tayloriano, muy bluesero
y perfectamente coherente con el material anterior,
fue lo más aplaudido de la noche, colmada por un
bis y una sincera ovación por parte del respetable.
Sin ser el centro del ciclo, el piano ha conformado una
parte clave de este vigésimo noveno festival del
Club de Música y Jazz San Juan Evangelista. Martial
Solal, Agustí Fernández, Chano Domínguez
y la comentada Geri Allen ya han pisado las tablas del Johnny.
El próximo sábado vendrá el broche
de oro con Albert Sanz y Tord Gustavsen. No se lo pierdan.