A pesar de no ser muy conocida en España la cantante
italiana originaria de Turín Roberta Gambarini ha
trabajado al lado de ilustres nombres del jazz internacional
entre los que encontramos a Michael Brecker, Ron Carter,
Herbie Hancock, Slide Hampton, Roy Hargrove, Jimmy Heath,
James Moody, Hank Jones, Christian McBride y Toots Thielemans,
y ha actuado en grandes escenarios como el Carnegie Hall,
el Kennedy y Lincoln Center o el Walt Disney Concert Hall,
y en festivales como Barbados, Londres, Monterrey, Mar del
Norte, Toronto, y Umbría.
Con su disco Easy To Love (Groovin 'High / Kindred
Rhythm), de 2006, mostró sus dotes como cantante
de prestigio y categoría que no dudó en ofrecer
en esta su primera visita a Madrid.
Apareció en el escenario y fue directamente al grano,
es decir: presentó y regaló su voz a capela,
desnuda, frontal y sincera evocando el pasado más
glorioso de las grandes divas del jazz como Ella Fitzgerald
o Sarah Vaughan. Posiblemente pudo seguir su repertorio
de cualquier otra manera pero prefirió hacerlo de
la mano del gran compositor brasileño Antonio Carlos
Jobim para arrancar los primeros aplausos tan merecidos
como entusiastas. De la arraigada afición al jazz
en el seno familiar nos llega “On The Sunny Side Of
The Street” (Easy To Love, 2006) una canción
que marcó su tierna infancia y que perteneció
a la colección particular de vinilos de su padre.
Turbador su dueto con el bajista Dee Jay Foster y su expresivo
scat.
De su trabajo con el pianista Hank Jones (You Are There,
2008) nos obsequió, en su opinión, con “la
más bella canción del mundo”: “Lush
Life”, composición de Billy Strayhorn que supuso
un deleite para la memoria de los presentes. Su profundo
feeling dejó atrás toda posible duda
y encandiló de raíz a los más exigentes.
La belleza y calidez de sus modulaciones hicieron de esta
y de otras piezas una joya que impregnó las paredes
del Johnny sin necesidad de rubricar nada sobre
ellas. Toda una ofrenda de magia swingueante en
“That Old Black Magic” (So In Love, 2009).
De su excelente y penetrante registro nació “Easy
To Love” (Cole Porter), título homónimo
de su trabajo del año 2006, tras lo cual llegó
“Body And Soul”, del que señaló
que era un texto bello que me piace molto, y que
le sirvió de pretexto para dirigir a sus músicos
micrófono en mano con maestría y sutileza.
De La Italia destacó al milanese Bruno
B. Martino y su composición “Estate”,
que cantó con especial sentimiento y añoranza
en un primer instante para posteriormente transformar el
trío instrumental en un cuarteto ocasional en el
que la voz pasó a ser un trombón sólo
enmudecido por el clamor del público. Quiso que fuera
un bolero el que pusiera el broche final y eligió
“La Puerta”. Lo cantó como sólo
las grandes cantantes lo pueden hacer en un castellano diáfano
y con tal sensibilidad que obligó a todos los asistentes
a exigir el bis como si les fuera la vida en ello.
A modo de resumen no se puede quedar en el tintero su capacidad
para la improvisación, su voz cálida y expresiva,
ni su técnica, ni su swing, ni su scatting,
ni su conocimiento de los standards americanos.
De Roberta Gambarini nos acordaremos más por su
arte que por ser una cantante mediática y de la que
sólo eché en falta que no cantara “Sophisticated
Lady” o “In A Sentimental Mood”.
Para otra ocasión será.