Concierto final del 19º Festival Jazz es Primavera en el Colegio Mayor San Juan Evangelista. Trombone Shorty venía desde Nueva Orleans con tan solo 25 años y la recomendación del mismísimo Wynton Marsalis. ¿Flor de un día? ¿Producto comercializable para festivales europeos? Nada de eso, más bien todo lo contrario. Los jovencísimos miembros de este quinteto atesoran presencia escénica, energía descomunal y técnica sobresaliente. ¿Qué más se puede pedir?
El tamaño del amplificador del bajo y del bombo de la batería presagiaba un espectáculo de sonido contundente. Así fue desde el primer acorde, capaz de sobresaltar a un sordo. Funk, rock, blues, jazz… siempre desde el prisma de un sabor a Nueva Orleáns que, como demostraron estos chicos, no tiene por qué sonar a antiguo.
El guitarrista Pete Murano hizo un trabajo rítmico impecable, bien con distorsión, con wah-wah o jugando con el conmutador de su Gibson Les Paul. Podía usar su guitarra como un banjo para acompañar un standard o improvisar con sonoridades cercanas al rock de los setenta. Bajo y batería funcionaron como una unidad repleta de groove y fuerza. Michael Ballard, con su pequeño Steinberger Spirit, enfatizaba las áreas de tensión armónica tocando en la parte más aguda de sus cuerdas graves. Una púa adosada al meñique de su mano derecha le permitía percutir con una calidad distinta a la conseguida con sus dedos. Joey Peebles mezclaba pasión y concentración. Sus rizos no dejaron de moverse al son que marcaba de forma aplastante. Su estilo baterístico es muy cercano al del rock, con constante combinación bombo-caja y un sonido de platos abierto. Curiosamente, el saxofonista Tim McFatter fue el más gregario de todos, a pesar de disponer de espacio de lucimiento. A veces hacía unísonos con el líder, en otras ocasiones actuaba como segunda línea, pasando a integrarse en la sección rítmica.
En cuanto a Troy Andrews (alias “Trombone Shorty”), su maestría es insultante. Músico profesional desde los seis años de edad, no sólo canta como los ángeles y sabe interactuar con el público y con sus compañeros. Además es un trombonista y trompetista excelente. Con su segundo instrumento abordó momentos enérgicos, repletos del lenguaje jazzístico de su Nueva Orleáns natal. Mucho volumen, mucho ataque, mucho blues. Pero al trombón es impactante. Extremadamente ágil, perfectamente afinado y, nuevamente, con un volumen descomunal (patente incluso cuando no apuntaba hacia el micrófono), mostró sensibilidad y desgarro, control dinámico y un sabor funk inigualable.
El quinteto conquistó desde el inicio a un público entregado que disfrutó de una tarde muy caliente. Con constantes guiños a temas y músicos conocidos, desde James Brown hasta Michael Jackson, los músicos hicieron uso de numerosos recursos del género para ofrecer variedad y contraste. Un momento memorable llegó con “On The Sunny Side Of The Street”, donde Trombone Shorty, a la trompeta, mantuvo una nota tenida durante varios minutos gracias a su buen manejo de la respiración circular. Algo después los asistentes estaban de pie y bailando. Como no podía ser de otra forma, el bis fue una versión bailable de “When The Saints Go Marching In” (combinado con el “Everybody Needs Somebody” de los Blues Brothers), donde el líder imitó a Louis Armstrong, y que contó con la inestimable colaboración vocal de Juan José González, aficionado de lujo y figura emblemática en el San Juan Evangelista. Para colmo de colmos, los músicos intercambiaron sus instrumentos. Trombone Shorty mostró sus habilidades como batería, el batería como guitarrista, el guitarrista como saxo tenor, el saxofonista como bajista y el bajista como trompeta. Impresionante y enérgico show. El próximo 12 de julio se les podrá ver en el Festival de Jazz de Vitoria.
En lo referente al Club de música y jazz del Colegio Mayor San Juan Evangelista, con este 19º festival de primavera se ha conseguido vencer una nueva batalla contra viento y marea. El personal del Johnny ha sabido sacar adelante otra brillante edición a pesar de la acuciante falta de patrocinadores, patente en el cartel sito al fondo del escenario. No contentos con eso, el próximo 30 de abril contarán con la actuación del contrabajista Avishai Cohen para conmemorar el 40º aniversario del club.
Encomiable acto de resistencia activa ante tiempos difíciles. Con Unicaja definitivamente fuera de la ecuación, un apoyo institucional ridículo y persistentes rumores sobre el cierre del colegio mayor, el Johnny se enfrenta a un futuro incierto. Sería vergonzoso dejar de contar con uno de los bastiones culturales más imponentes de la historia de este país. Para que ello no ocurra, y como todo apoyo es poco, invitamos a nuestros lectores a participar en el siguiente grupo de Facebook:
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