www.tomajazz.com | Ken Vandermark

 
 
   

Publicado por Jazz Magazine en Marzo de 2001. Entrevistadores: Alexandre Pierrepont y Gerard Rouy. Extracto de la entrevista realizada a Mats Gustafsson y Ken Vandermark conjuntamente y publicada por Improjazz en su número de mayo de 2001. En esta revista en enero de 1999 se publicó otra magnífica entrevista a Ken Vandermark firmada por Marc Chaloin sobre sus orígenes, su llegada a Chicago y su relación con Fred Anderson entre otras cosas. La entrevista completa a los dos músicos se encuentra aquí.

 

 

.:: KEN VANDERMARK Y LA CIUDAD DE LOS VIENTOS

Traducido por Antonio Martín

Publicado en www.tomajazz.com con el permiso de la publicación francesa.

 

 
   

Se habla de Chicago como de una tierra prometida, una de las razones por los que tantos músicos recientemente han disfrutado de tocar juntos y derribar muros entre géneros y generaciones, es que nada era previsible. Todo se hizo progresivamente, personas con orientaciones diferentes se encontraron, y en lugar de formar repentinamente uno de esos núcleos duros que tanto gustan a los medios de comunicación, continuaron asociándose entre ellos y con otros. Este movimiento no concernía solo a músicos: el dueño del Empty Bottle (que, al principio, solo programaba rock), los dirigentes de los sellos Okka y Atavistic, el crítico John Corbett, y programadores de radio han contribuido en dar a conocer nuestros músicos en la ciudad y fuera de ella. En Chicago, ya sea blues, jazz o rock, hay una tradición de respeto hacia los músicos locales. Los medios de comunicación apoyan lo que aquí sucede; hay numerosos lugares y los músicos no necesitan hacer malabares para obtener un contrato. Estando la vida más barata que en Nueva York, no se está constantemente bajo presión para asegurarse un sueldo diario – los unos no buscan defender lo que hacen en contra de lo que hacen los otros. Las gentes de Chicago siempre han cultivado su carácter especifico frente a las grandes ciudades del Este... Este orgullo es lo que nos abre hacia el exterior: Corbett y yo organizamos benévolamente series de conciertos en el Empty Bottle donde invitamos improvisadores del resto de los Estados Unidos y de Europa- estamos "pagados" escuchando en el escenario a estos músicos que admiramos, conociéndoles, y a veces, tocando con ellos...

Mats Gustaffson y yo tenemos prácticamente la misma edad, venimos de horizontes diferentes y sin embargo compartimos la misma cultura, tocamos el mismo instrumento y sin embargo nuestros estilos expresan nuestras dos personalidades. Recientemente he retomado composiciones de Don Cherry con el DKV Trío. En ese mismo momento en Suecia, Mats sacaba un disco en homenaje al trompetista, en trío con Ingebrigt Haker Flaten y Paal Nilssen-Love... Es más que una coincidencia. Esto confirma que no estamos locos, que este periodo de nuevo es rico en potencialidades, aunque ellas no se expresen del mismo modo de antaño: ya no tenemos necesidad de tocar Cherokee, necesitamos tocar Mopti.

Esto no significa que estemos en el punto de olvidar a Charlie Parker si no que ya se le ha tratado mucho, no tenemos nada que añadir. Nadie es además capaz de tocar sus temas como él, ni como sus primeros discípulos de los años 50 que todos ellos aportaban algo. Y vosotros, críticos, formáis parte del proceso. Para escribir sobre una música igual, hay que ser un apasionado, si no ¿para qué? Productores como Alfred Lion o Bob Thiele eran contradictorios, pero apasionados, porque han conseguido dar un tono a sus compañías ¡Intentan hacernos creer que las producciones actuales de Blue Note o Impulse poseen el mismo aura!

Me gusta leer crónicas donde el crítico está bastante inspirado como para mantener un razonamiento o describir poéticamente lo que sucede. Pero la mayoría de las veces, el nivel de los textos no supera el de la producción media de jazz de las multinacionales... Las crónicas que leo producen el equívoco de parecerse a las crónicas que se escribían hace 40 años: ¡deprimentes informes! Como si alguien hubiera establecido de una vez por todas la forma de escribir sobre música.

Hay también fijaciones por parte de los músicos. Por razones que desconozco en parte, algunos miembros de la AACM no son proclives a participar dentro de ésta dinámica. Tienen su circuito que guardan con recelo. Ha sucedido incluso el hecho de expulsar a alguno de los suyos porque había tocado en una orquesta de músicos blancos. Pero, es importante precisarlo, no soy un músico negro en EEUU y no tengo que soportar lo que ellos soportan a diario. Y estas presiones no desaparecen entre los momentos que uno se acuesta y luego se despierta. El activismo de los años 60 no ha bastado para erradicarlas. He visto cosas inimaginables que les han pasado a músicos negros con quienes participaba en giras - hablo de los Estados Unidos de América en el año 2000, no de Arkansas al final de los años 50 - . He visto como obligaban a William Parker que demostrase que sabía tocar el contrabajo a dos vigilantes de una sala donde habíamos tocado la víspera, ya que no creían que el instrumento le pertenecía. Veo como molestan con regularidad a Hamid Drake cuando salimos a tomar una copa. Son detalles que a veces podrían pasar desapercibidos, pero esto es mierda que deben limpiar todos los días de su consciencia. Ya que nunca podré ponerme en su lugar, lo mínimo que puedo hacer es no callarme ante tales condiciones.

Incluso si lamento no poder organizar más eventos con los miembros de la AACM (cada vez que lo he intentado ha sido un fracaso: forman un núcleo cerrado) no me siento con derecho para condenar a quienes de entre ellos se muestran reticentes... Idealmente, solo deberíamos preocuparnos de la música y de los hombres o mujeres que la interpretan. Los músicos siempre han tratado de colaborar juntos, ya sea Louis Armstrong y Jack Teagarden, Coleman Hawkins y Pee Wee Russell, J.J. Johnson y Kai Winding... Nosotros continuamos con quien quiera hacerlo: Hamid, Fred Anderson o Harrison Bankhead, que forman parte de la AACM, Robert Barry - el primer batería de la Arkestra de Sun Ra. Pero no vivimos en un mundo ideal.

Nunca he tenido mejor conocimiento de la conexión entre música y política que cuando tocamos en Austria... Lo que intentamos comunicar no podríamos haberlo hecho con palabras... La gente con su escucha y nosotros con nuestra interpretación hemos compartido una emoción fuera de lo común, esta potencia e impotencia que a la vez nos caracteriza, salimos conmocionados. En Austria o en EEUU puede que pase mucho tiempo para que las cosas cambien, pero no puede negarse una mejora entre la actitud de nuestros abuelos y la de nuestra generación. ¡Y yo no vengo de una familia racista! Cuando era niño mi padre escuchaba música todo el día y hablaba de ello sin parar. Pero nunca precisaba "es Duke Ellington... Sly & The Family Stone, grandes músicos negros" o "es Stravinsky, un gran compositor blanco". Decía solamente que era una gran música. Lo que se lleva ahora es cuando algunos músicos que quieren ser más "contemporáneos" que sus vecinos se apartan del jazz "anticuado". Otra forma de decir otra vez que esta música no es "seria". ¿Porque procede de Africa? Algunos a veces se sorprenden al ver que en el tenteto de Peter Brötzmann, estamos concentrados, organizados. Otros nos acusarían casi de traición porque hemos tenido la debilidad de conservar un ritmo durante algunos compases: ¡Que se vayan a tomar por culo! Si todo lo que tienen en la cabeza es esta ideología que les impide pensar sobre las relaciones que hay entre las cosas, entonces no tenemos nada que hacer juntos. Lo siento, pero uno de mis mayores modelos sigue siendo Billie Holiday. Si pudiera aproximarme a lo que hizo esta mujer, ¡sería el más feliz de los hombres! Sin embargo no busco imitar su música: sólo digo que ahí está, dentro de mí, que me acompaña. Su música es la de toda esa gente y la más completa que conozca, hay en ella una tal generosidad que vuelve receptiva a todas las influencias, todas las presencias, sociales o artísticas. Porque es una música viva, que puede tocarse en cualquier sitio, aquí y ahora, e ir al corazón de su entorno cargándolo de su historia, de su aspiración a un mundo mejor. ¿Puede el arte cambiar la vida? No hemos parado de hacernos esta pregunta. ¡La música ha cambiado mi vida, mis percepciones y mis representaciones! Y he visto tantas cosas... Con Paul Lytton, he hecho una gira en los rincones más recónditos de América. Gente que no estaba "preparada" para esta música no cesaba de reclamar un bis.

Y que no nos opongan los unos a los otros: Charlie Parker y Dizzy Gillespie, Ornette Coleman y Don Cherry, todos han soñado con llevar lejos esta música. No para extraerla del medio en la cual fue creada, sino para transformarla. Los que tienen interés en que el jazz se mantenga, según ellos, como siempre ha estado, estarán satisfechos ciertamente del estado presente del mundo. Parece que la gente hace adrede de no querer entender: esta música está basada sobre la expresión individual. Que este principio lleve músicos como Parker o Ornette a modificar los parámetros de la música o suscite vocaciones más discretas, aunque también esenciales, como las de Zoot Sims o Jimmy Lyons, sólo veo por mi parte contribuciones a la misma obra. Estos hombres no son los candidatos de una especie de concurso y esta música no es un genero con fronteras establecidas: es un dominio cuyos límites se pierden en el horizonte, donde hay lugar para todo tipo de perspectivas. Es una transdisciplina en sí misma. Y este modelo puede aplicarse a otras cosas en la vida. No encuentro preocupante que el jazz sea de difícil acceso. En sus comienzos, Duke Ellington también fue cubierto de injurias por algunos periodistas que ya pensaban que traicionaba el jazz: por supuesto no tenía swing y su orquesta sonaba demasiado europea.... No ha hecho falta esperar a Cecil Taylor o Anthony Braxton para escuchar tales estupideces.

La improvisación colectiva es una fuente de riqueza y no solamente emite sonidos. Algunos hombres están hechos para enseñar, y que cada uno los identifique y vaya a su encuentro. Hamid Drake es uno de ellos. Pero si se prefiere quedar sobre un sistema educativo que hoy permite aprender el jazz como si estuviésemos en conservatorios y escuelas de música que son todo salvo "conductoras" de singulares talentos, entonces no os veréis capaces de lo que se os ha inculcado. Si se reduce el sueño de llegar a ser un músico con completo dominio de los cambios de acordes y de algunas teorías, la música no reflejará otra cosa. Cuando pienso en todos esos jóvenes entre 15 y 17 años, que sueñan con aprender a tocar su música, y que van a esos lugares a que les laven el cerebro.... Porque el problema es que lo que se aprende en esas escuelas no es de ninguna utilidad si quiere vivirse inteligentemente en este mundo y comprenderlo. Hay que "desaprender" todo. He aceptado una invitación de una escuela de música y participar en un taller con los Vandermark 5. Explicábamos nuestros métodos y modos de improvisación, todo iba bien, los estudiantes hacían preguntas complejas. Al final, su profesor nos pidió que hablásemos de nuestros cursos escolares y universitarios.... ¡Pero nosotros habíamos dejado la escuela antes de acabar nuestros "estudios"! Lo que sé de musicología, de filosofía musical y del resto, lo he aprendido en otros sitios.... No conozco ningún gran músico que no haya tenido problemas con estas nobles instituciones. Aprender no consiste solo en pasar pruebas de varios niveles, el saber no es una forma clasificatoria. Desde que uno conoce a la gente que admira, se comprende que lo que tienen de creativo no entra dentro de las categorías previstas a este efecto. Esto también concierne la vida, los recuerdos, los acontecimientos, pintores y cineastas que han contado para ti, los conflictos sociales....

El hecho de saber porqué, en los principios, hemos querido tocar esta música es lo que nos salva de todas las insensateces a las que un músico debe encarar, cuando debe casi suplicar la posibilidad de tocar en clubes o festivales donde evidentemente estará obligado a hacer el concierto de su vida. Las cosas se han arreglado para mí, pero esto no va a hacer que olvide las condiciones generales en las cuales tocan la mayoría de los músicos que me gustan, las dificultades que tienen para pagar su alquiler y su comida. Aquellos que me encuentran fácilmente alarmista deben interesarse con mayor profundidad en estas cuestiones. Algunos luchan desde décadas y lucharán hasta la muerte, incluso sabiendo que el éxito no es la clave, que ni siquiera es la finalidad. Si entráramos en un millar de hogares en Estados Unidos y se pregunta quién conoce a Evan Parker, no tendría ninguna respuesta positiva. Diez mil, cien mil... y quizás un tío dudaría: "Me suena ...." Un millón y darás con alguien que tiene un disco. ¡Y posiblemente apenas sería mejor con Charlie Parker! No escondemos nada: ¿Cuánta gente en todo el mundo se interesa con lo que hacemos? ¿Cuántos compran nuestros discos? Si los músicos aguantan, es porque saben que hay otros criterios, porque no han olvidado sus primeras motivaciones, porque han elegido ser lo que son, que es el verdadero lugar de un músico en la sociedad. Por el contrario, todos los casos que conozco de músicos interesantes cuya obra se ha degradado con el tiempo, al ser atrapados por el anzuelo del reconocimiento, puede explicarse por la perdida de conexión con lo que escucharon, siendo jóvenes, y que les dieron las ganas de transmitir este mensaje, esta verdad que tiene la música y que es todo lo que les queda de otro modelo de sociedad, esta pasión. El arte bajo todas sus formas, incluso las más modestas – incluso las que no son reconocidas como arte – es lo ultimo que nos une a otro proyecto de existencia. Pero es un proceso donde hay que saber tener paciencia. Esto no consiste en abrir una puerta y encontrar el paisaje encantador, esto consiste en abrir una puerta, y después abrir una puerta, y después abrir una puerta, y después abrir una puerta..."


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