Si no me equivoco, empezaste en la
música de forma accidental...
TB: Bueno, yo era coleccionista de
música, pero quería involucrarme en lugar de ser un mero espectador y
un loco vendía un saxo por cien dólares, así que lo compré para ver
qué pasaba. Resultó ser un saxo alto. Así que fue más o menos por
accidente. Me sentaba en mi habitación y ponía un disco de Pharoah
Sanders llamado Thembi. Ése era el disco que ponía para
improvisar. (risas)
Más o menos fue así como empecé, y
después acabé trasladándome a Nueva York y a hacer clases. Comencé a
tomármelo bastante en serio. Hice unas cuantas clases con Anthony
Braxton y luego empecé a estudiar con Julius Hemphill. Fue de gran
ayuda, un modelo muy bueno, porque escribía mucha música. Vivíamos
juntos y nos veíamos muy a menudo. Solía observarle mientras
trabajaba. Creía que su sistema de trabajo era el de todo el mundo,
así que yo también componía, aunque ni siquiera sabía lo que estaba
haciendo. Era sólo porque le veía hacerlo a él.
No sabía que habías estudiado con
Braxton...
TB: Bueno, di tres clases con Braxton y
era un gran seguidor suyo, pero la influencia de esas clases no fue
demasiada, más bien la de su música, su actitud, esa especie de
riesgo. Me atraía la música que no lograba entender. Cuando era niño
escuchaba mucho R&B y cosas normales, pero poco a poco comencé a
interesarme por música rara porque me gustaba el hecho de no poder
comprenderla. Me obligaba a escucharla una y otra vez para poder
entenderla y comenzar a disfrutarla.
¿Crees que el más sencillo entenderla
para un músico que para un mero aficionado?
TB: Sí, pero yo no intentaba
comprenderla de forma intelectual. Simplemente intentaba que me gustara,
así que pensé: "Si alguien hace un disco, debe de ser bueno"
(risas). Así que lo ponía hasta que me gustaba. Llegó un
momento en el que no compraba discos que ya había escuchado. Sólo
compraba cosas que nunca había oído, porque me encantaba la
experiencia de llegar a casa, ponerlo por primera vez y sorprenderme.
Eso fue antes de ser músico y en
cuanto comencé a tocar, dejé de escuchar el tipo de música que
trataba de crear. Cuando intento escribir o tocar no quiero información
en cuanto a música que guarde alguna similitud. Empiezo a recordarla y
resulta muy difícil ser tú mismo. Así que, de esa forma tan extraña
tuve que dejar de escuchar las cosas que me gustaban. (risas).
Ahora escucho casi cualquier cosa que no sea relevante para lo que yo
hago, de forma que no pueda alimentarme con esa música. A gente como
Henry Threadgill casi evito escucharlos, porque son tan interesantes que
empiezan a rezumar excesivamente en mi conciencia.
En una entrevista leí que te defines
como un "obseso del control"...
TB: ¡He cambiado desde entonces! (risas)
¡Ya no soy un obseso del control! (risas)
A donde quería llegar en realidad es a
Screwgun y a tus motivaciones para fundar tu propio sello...
TB: Bueno, en ese aspecto lo soy,
porque me gusta ser el propietario de mi música y tener el control
sobre la presentación. A lo largo de los años, he tenido varias
decepciones y en la mayoría de sellos con los que he colaborado, su
forma de trabajar no es tan minuciosa como la mía. Para vender este
tipo de discos tienes que ser apasionado. Creo que puedes vender este
tipo de cosas, pero siempre tropiezo con gente que no siente la misma
pasión por la música que yo. Para mí, el marketing es transmitir tu
entusiasmo al consumidor. He tenido problemas cuando me he encontrado
con esa especie de pesimismo constante y normalmente viene de gente a la
que no le gusta la música y no va a demasiados conciertos. Si vinieses
de gira con nosotros, verías un panorama totalmente distinto del
llamado negocio de la música. Es algo muy positivo. Hay mucho público
y son bastante entusiastas con la música. Así que, en lugar de darme
de cabeza contra las paredes, decidí editar mis propios discos. Ha
funcionado muy bien. Me roba mucho tiempo, pero me gusta todo lo del
diseño y poder ser el propietario.
¿Pero en ocasiones no te impide
centrarte en tocar o componer?
TB: A veces sí, pero si no lo
hiciese... Ya sabes que todos mis discos con JMT están descatalogados.
Mis discos con Columbia están descatalogados. Todos mis discos son
invisibles. La otra cara de todo esto es que haces una serie de discos
de los que estás orgulloso y simplemente dejan de existir, lo cual es
mucho peor que tener que invertir algo de tiempo en el sello.
¿Qué ocurrió exactamente con JMT?
TB: Se rindieron. Como todo el mundo,
se cansó. En mi opinión, le resultaba desagradable comercializar la
música. En cierto modo, era responsable de intentar vender los discos,
y eso exige mucha paciencia y una actitud positiva. No puedes pasarte el
día quejándote de la industria. Y creo que también quería ser un
autor, estar un poco más involucrado en las ideas y los conceptos. Lo
verdaderamente decepcionante para mí fue que nunca tuve la posibilidad
de recuperar mi música. Se la vendió a una compañía japonesa y a
ellos les importaba una mierda. Así que fue muy decepcionante porque
éramos muy buenos amigos. Comprendo que tus ideas puedan cambiar, pero
lo que no puedo entender, después de una relación tan estrecha, es que
le cedas la música a otra persona. Confiaba de verdad en él y
habíamos hecho diez discos juntos. Estaba realmente orgulloso de
aquellos trabajos y ahora los están reeditando, pero en mi opinión es
un trabajo muy descuidado. Intenté recuperar las cintas de Japón,
porque es mi música y debería poder acceder a ella.
Creía que quizá estas reediciones te
resultarían satisfactorias...
TB: En mi opinión, han destrozado
totalmente las portadas. Tienen un diseño estúpido... No sé si las
has visto...
Sí, las he visto.
TB: No entiendo por qué esos hermosos
diseños no están en la portada. Para mí, no tiene ningún sentido. Me
alegro de que al menos hayan vuelto, pero me sorprendería que no
desapareciesen de nuevo.
Bueno, creo que a Winter & Winter
les va bastante bien.
TB: Para mí hubiera sido mejor comprar
las cintas y editarlas en una caja con una presentación muy especial.
Hablando de compañías de discos,
recientemente he oído algunas conversaciones extensas acerca de la
piratería. Como propietario de un sello y como músico, ¿cómo crees
que está afectando a las pequeñas compañías y a los artistas?
TB: Es una pregunta complicada. No
estoy seguro de si la piratería es peor que lo que ocurre de forma
legal cuando grabas un disco para alguien, porque te acaban estafando de
todas formas. Me hace gracia oír a los sellos discográficos quejarse
de la piratería. No he tratado con ninguno, pero yo he sido
especialmente honesto con la contabilidad y si ellos pretenden
controlarlo -lo de Napster y toda esa mierda-, me encantaría ver cómo
pagan los derechos de autor. Estoy seguro de que están robando dinero.
Y en cuanto a los regrabables, me gusta pensar que por mi forma de
presentar los compactos, con un poco de suerte la gente querrá tener el
original. No es sólo un trozo de plástico con el Cd dentro. Hay algo
más. De hecho, intento hacer las cosas lo bastante interesantes para
que la gente no quiera un pirata. Pero claro, las máquinas que hacen
todas estas cosas fueron creadas por estas mismas empresas (risas).
En cierto modo es muy gracioso. Supongo que las grandes estrellas del
rock estarán protestando, pero a mí me importa una mierda. En la
mayoría de conciertos la gente lleva esos minidisc portátiles. Hay
como cinco personas grabando cada noche y acaban en esas listas de
intercambio.
Bueno, hablemos de la música en sí.
¿Cómo se forjó el proyecto "Open, Coma" con el Copenhagen
Art Ensemble?
TB: Estaba tocando en Dinamarca con el
trío y conocimos a la gente de esa big band. Me preguntaron si quería
hacer algo, un encargo, escribirles una pieza y yo les dije: "Sí,
claro". Entonces me olvidé del tema y un par de años más tarde
consiguieron el dinero para hacerlo, así que preparé estas piezas e
hicimos algunos conciertos. Me lo pasé bastante bien. Luego propuse
hacerlo de nuevo pero trayendo a Marc Ducret y a Herb [Robertson]
conmigo. La radio lo grabó y salió bastante bien, así que decidí
publicarlo.
¿Sigues trabajando con Big Satan?
TB: No hemos hecho nada desde hace
algún tiempo. Creo que grabaremos un disco en junio. Pero no hemos dado
ningún concierto. Saldré de gira con el grupo Science Friction y estoy
más o menos concentrado en eso.
Veo cierta relación entre Science
Friction y Big Satan, aunque el primero es quizá más directo.
TB: La conexión son Marc y Tom, pero
he estado trabajando con un trío con Craig [Taborn] y Tom [Rainey]
desde hace varios años, y me encanta tocar con Marc. Pienso que la
música ha cambiado bastante. Con Big Satan también tocábamos temas de
Marc. Creo que la naturaleza de la música es un poco distinta
armónicamente. Es algo diferente, especialmente tocar con Craig. Es
único, como tener dos tríos en el mismo grupo.
¿La inclusión del teclado ha cambiado
tu enfoque compositivo en algún aspecto?
TB: Sí, tiendo a componer al teclado y
escribo para el teclado. Es un músico excepcional. No conozco a nadie
que toque como él. No interpreta estilos, sino la música que se está
tocando en ese momento y es capaz de hacer cualquier cosa. Tiene una
gran sensibilidad... esa forma de escuchar y un sentido del ritmo
increíble. Y el modo en que él y Tom tocan juntos es impresionante.
Tienes que escucharlo en directo para notar la diferencia. Los discos
tienden a ser más concentrados debido al minutaje. Intento no controlar
demasiado las cosas con ellos porque son grandes improvisadores.
¿Qué puedes contarnos sobre tu
último disco, "The Sevens"?
TB: Estoy encantado. Ese disco fue uno
de los más difíciles para mí y estoy muy satisfecho de él. Compuse
la música hace un par de años, cuando estaba trabajando con el
cuarteto de saxos, pero nunca creí que podría grabarla. En el último
momento, decidimos que Marc tocaría la guitarra acústica en lugar de
la eléctrica, y el sonido cambió por completo. Después escribí un
par de piezas para Marc a la guitarra acústica y David Torn hizo
algunas remezclas. Estaba concebido para ser un disco de composiciones.
Añadí las piezas con Torn porque supongo que quería delegar parte del
control sobre la música y, como disfruté tanto trabajando con él en
el estudio, sencillamente le di el material grabado y le describí muy
brevemente lo que quería. Fue como dejar que alguien improvise sobre tu
música pero con el estudio. Quería influir en el disco pero no quería
que sonara demasiado serio o clásico –en el mejor sentido de la
palabra- porque no me considero un compositor clásico. Quería que
hubiese algo de humor y variedad para darle un enfoque distinto a las
cosas. Así que enmarqué las piezas de danza. Para mí suenan distintas
pesar de haberlas escuchado un millón de veces. Sólo por lo que las
enmarca ya cambia totalmente mi percepción de esa música. Por el modo
en que fluye, veo ese disco como una única pieza. En los dos últimos
años, con Science Friction y este último, he intentado volver a
hacer discos de estudio, pensar en su valor a largo plazo y, en lugar de
documentar actuaciones nuestras, crear algo que quieras escuchar hasta
el final, sentir que debes hacerlo. Quería ser suficientemente
interesante para que la gente tenga que escucharlo entero y comprenderlo
de verdad.
En esta ocasión has prescindido de la
sección rítmica. Has trabajado con secciones rítmicas excelentes (Jim
Black, Tom Rainey, Michael Formanek, Mark Helias, Joey Baron, …) pero
no pareces demasiado inclinado a los papeles de solista en tu música,
sino más bien a un sonido colectivo, dejando siempre espacio para que
los músicos improvisen pero evitando liderazgos.
TB: Sí, claramente. Me gusta la idea
de que los músicos interactúen y no se vean forzados a interpretar
ciertos papeles. No me gusta que la sección rítmica se limite a tocar
como tal. Ése es uno de los motivos por los que no estoy utilizando el
bajo en ese grupo. En cierta manera, me parece que da libertad a Tom y
crea una atmósfera más colectiva, porque en cuanto al sonido, hay un
especio que no tienes que rellenar. Quizá hace que la música sea más
idiomática. Es menos probable que te atengas a ciertos patrones que
quizá seguirías con un contrabajista. Hay muchas más opciones,
especialmente para el baterista. Estoy tratando de que suene como
música de cámara y no como una sección rítmica respaldando a un
solista. ¿Has escuchado Science Friction?
Sí, y me encanta. Suena muy sólido y
rítmico sin esos papeles de líder, al igual que ocurría en
Bloodcount, por ejemplo.
TB: Sí, me gusta que no sepas qué esperar, que
escuches algo y no sepas quién va a hacer un solo, o si será un solo y
qué ocurrirá en él. Más o menos es así en directo. Normalmente no
sabemos qué ocurrirá. Así que en ocasiones se producen fallos porque
no lo planeamos, pero en cierto sentido es parte del proceso. Algunas
dosis de tensión son buenas para el grupo.
¿Algún proyecto futuro o en el que
estés trabajando?
TB: Bueno, haré algo en Inglaterra el
próximo otoño, un encargo y una gira con Science Friction, Torn y un
cuarteto de saxos. Creo que daremos seis conciertos.
Supongo que ninguna fecha en España...
TB: Bueno, me encanta Barcelona. ¡La
última vez que estuve allí comí muy bien!
Más información sobre la
discográfica de Mr. Tim Berne, Screwgun Records: http://www.screwgunrecords.com
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