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Discografía de Matthew Shipp
Ha
habido suerte. Cuando el futuro del jazz pasa por la asunción
de proyectos dispares en dispares sellos discográficos —algunos
incluso con aura ciertamente clandestina—, uno de esos sellos
ha tomado las riendas de la industria en beneficio común
del jazz verdadero. La cosa llama a la incredulidad, y sin embargo,
ha dado lugar a un catálogo con una propuesta global que
sólo puede ser entendida desde el orgullo. Se trata de ese
extraño orgullo por las cosas hechas con esmero, a las que
un poco de buena suerte las hace redondas. Las más de treinta
referencias que configuran las Blue Series dibujan el que acaso
sea el mejor proyecto musical que haya surgido en el último
lustro. La culpa la tiene el inquieto Peter Gordon, que ha logrado
articular con un planteamiento repleto de serena ambición
lo que parecía imposible a estas alturas de la industria
discográfica: ofrecer un producto sólido, coherente
e interesante, y convertirlo en referencia obligada para el porvenir
de la música improvisada. La necesidad de una figura que
manejara con solvencia las altas dosis de riesgo que imponía
la empresa dio como resultado el reclutamiento de Matthew
Shipp en labores de director musical. El pianista del Lower
East Side newyorkino ha convertido el despacho de Thirsty Ear en
su segundo hogar. Su inteligencia mercurial obliga a pensar en una
larga vida para el proyecto, una vez se ha visto consolidada la
propuesta diferenciadora. Shipp ha delegado en Cynthia Fetty
(dahliadigital.com)
el diseño de la colección, cuyo estudio se ha propuesto
actualizar el legado del mismísimo Reid Miles, asimilando
hallazgos precedentes y asumiendo la revisión global del
producto, desde el color plástico de las carátulas
(azul, por supuesto) a la fotografía y trabajo tipográfico
de créditos, todos personalizados dentro de un ámbito
común. En este sentido, cabe catalogar el trabajo llevado
a cabo por Matthew Shipp bajo las premisas de un
humanismo puesto al día. En ninguna major se observa el triple
grado de compromiso, coherencia y valentía que se aprecia
en Thristy Ear, como tampoco es fácil encontrar
sellos indies que aglutinen la materia prima de la que se nutre
el sello que tutela Shipp. La nómina de colaboradores resulta
pavorosa, en su mayoría líderes de algunos de los
trabajos más sobresalientes de los últimos años.
Las semejanzas con sellos de hondo calado como fueron Prestige,
Blue Note, Impulse! o CTI,
no estriba únicamente en el esfuerzo colectivo ni en la simple
endogamia bien entendida; no, lo que evidencian las Blue Series
es el retorno al proyecto global, que abarcaría todas las
facetas en las que pudiera estar implicada la creación artística.
Ajenos a cualquier disputa que no genere fricciones productivas,
los artífices del proyecto viven casi en exclusiva por y
para la música. Entienden que sólo desde la implicación
absoluta se lograrán resultados memorables, el objetivo último
que debiera presidir toda empresa artística. A tal fin, Matthew
Shipp ha conseguido aunar una formación que actúa
a un mismo tiempo como crisol y pulsímetro para la recontextualización
permanente de las propuestas musicales más osadas del panorama
improvisatorio. Se trata del Blue Series Continuum,
una formación abierta en la que sobresale con firmeza la
sección rítmica formada por el propio Matthew
Shipp, el bajista William Parker y los
bateristas Guillermo E. Brown y Gerald
Cleaver. La nómina del Continuum se altera según
sea la naturaleza del proyecto que lo aliente en cada momento, aunque
algunos asiduos son el trombonista Josh Roseman,
el trompetista Roy Campbell, los multiinstrumentistas
Joe McPhee y Daniel Carter, el
violinista Daniel Bernard Roumain, e incluso cooperativas
sónicas como FLAM o GoodandEvil.
Blue Series Continuum
Las Blue Series son una apuesta firme en dirección
hacia la vertebración de un nuevo lenguaje musical que revista
la contemporaneidad. Al igual que la teoría de la relatividad
fija su atención en leyes inmutables -es decir, que nada
es relativo-, también la música improvisada rinde
cuentas a unos códigos permanentes. Para Shipp,
uno de esos códigos incuestionables es la presencia del ritmo.
Parafraseando un consabido lema, podría decirse que para
el pianista, en la variación está el ritmo. Del mismo
modo en que lo hace su director musical, las Series beben de diversas
fuentes primarias y se nutren en su recorrido por manantiales tanto
o más nobles que las fuentes de origen: la fusión
de free jazz y vanguardia con producciones y beats provenientes
del mundo del hip-hop ofrecen una resultante acorde con los tiempos
de gran atractivo y solidez. Tampoco olvida Shipp
las enseñanzas eléctricas del jazz post-Woodstock,
ni mucho menos los hallazgos constructivos del hard-bop o las programaciones
electrónicas del techno. Y es la contemplación de
esa resultante la que obliga a hablar de síntesis idiomática
cuando uno quiere referirse al proyecto que acoge Thirsty
Ear. El camino, una vez más, se ve jalonado por
jazz corporativo, electrónica densa, electroacústica
clásica, dance de vanguardia y hip-hop periférico,
a los que se unen conceptos como el apropiacionismo y hasta técnicas
del turntablismo, de cuya mezcolanza habrán de surgir los
logros más excitantes de los años venideros. Igualmente
productiva parece la alianza entre el spoken-word y la electrónica,
o la fusión del hip-hop alternativo con el depósito
artístico de raigambre beatnik, todo ello condimentado con
tramas cinemáticas que confieren esa textura etérea
tan característica al conjunto de producciones del proyecto.
Acaso sea este alejamiento premeditado de la calidez sonora que
envolvía las ingenierías de Rudy Van Gelder
lo que otorga uno de los matices diferenciadores de mayor potencia
en las Blue Series frente al resto de producciones
que nutren la reciente historia del jazz.
Mat Maneri, William Parker
Ya desde un primer momento, la idea de Matthew Shipp
fue la de dirigir —a petición de Peter Gordon,
quien venía del punk y rock alternativos— una serie
de grabaciones que absorbieran la energía que se acumulaba
en el entorno inmediato del pianista. Shipp andaba
frustrado con la industria en general y necesitaba orientar su proyecto
humano, tanto en lo personal como en lo musical. Reclutó
a tal fin un grupo heterogéneo de colaboradores habituales,
en su gran mayoría de la escena downtown newyorkina, que
pronto respondieron a la llamada de socorro con destacado alborozo.
Esto se concretó en la aparición de los primeros trabajos
de las Series, en plena perturbación milenarista: en ese
arranque inquietante, Matthew Shipp firmaba Pastoral
Composure (2000), junto a Roy Campbell,
William Parker y Gerald Cleaver;
el violinista Mat Maneri lideraba en Blue
Deco (2000) un cuarteto en el que militaban Craig
Taborn al piano, y de nuevo William Parker
y Gerald Cleaver como sección rítmica;
por su parte, el poderoso William Parker presentaba
a su trío con Painter’s Spring (2000),
junto a Daniel Carter a los vientos y Hamid
Drake en labores de batería. Es ésta la primera
de las etapas que han vivido las Series, en la que ya emergía
un sentido compromiso con el hecho artístico, al tiempo que
lo hacía también una concienciación de lo que
empezaba a gestarse y de los objetivos y retos que el colectivo
se marcaba como músicos. Todas ellas eran obras de hondo
calado, totalmente acústicas, que dialogaban con las más
dispares tradiciones musicales del último siglo: del impresionismo
clásico a la abstracción de vanguardia, del bebop
al free, del hardbop al hip-hop. Las hermanaba, sin embargo, una
consciente accesibilidad y una capacidad de evocación lírica
que aspiraba a ofrecer belleza e innovación a partes iguales.
Pese a la persistencia de un lenguaje free, estos músicos
con Shipp al frente persiguen sus metas con un
lenguaje contemporáneo que llega a romper algunos de los
férreos códigos de sus tradiciones, lo que les ha
permitido entroncar con otras propuestas que ayudaron a forjar la
leyenda de las Blue Series. Claridad, sustantivación,
accesibilidad: tres términos que definen el paso del torrencial
fluír improvisador del maestro de ceremonias y sus allegados
hacia territorios esencializados. Matthew Shipp
había quedado traspasado de pasión por el trabajo
de Cecil Taylor, Herbie Hancock,
Keith Jarret, Thelonious Monk,
Scriabin, Bártok, Randy
Weston, Bud Powell, Lennie Tristano,
pero también por el boxeo y las estrategias de la música
rap (el hip-hop es un movimiento cultural, no sólo una música).
El pianista sigue viendo tanto en ese deporte asilvestrado como
en la última revolución de la música negra
una alternancia creativa inmediata, basada en llamadas y respuestas
como ocurre con el gospel, en acciones y reacciones, en combates
dialécticos y retos intercambiados tan en la línea
del lenguaje jazzístico. Se trata, como dice abigarradamente
el mismo Shipp, de una liturgia de contemplación
sonora, un patrón de flow —el recitado rapero, el fraseo
torrencial de los vientos— activado por la improvisión
del pianista, que adquiere conciencia cósmica durante el
desarrollo de sus ideas. He aquí el primer escollo. No podía
ser todo perfecto. La jerga posmoderna empleada en los primeros
pasos de las Series no tiene desperdicio, ya sean las reflexiones
manuscritas de Shipp como las impresiones poéticas
de Parker, e incluso las más cercanas en
el tiempo digresiones de DJ Spooky que, aunque
interesantes, quedan sembradas de criptogramas deleuzianos, derridarianos
y hasta freudianos. La cosa, por suerte, no va a mayores y el artefacto
lingüístico se expresa con total independencia del discurso
sonoro. Matthew Shipp recuerda aquel primer paso
como un avance decisivo hacia la exploración de un área
en la que el jazz ortodoxo se metamorfosea en un nuevo territorio
musical, que se verá refrendado en posteriores trabajos del
pianista y será pieza angular de la poética que seguirán
las Series desde entonces.
Spring Heel Jack: Masses - Amassed
Un paso decisivo hacia la exploración de nuevos universos
sonoros es la incorporación de los ingleses Spring
Heel Jack, o lo que es lo mismo, el cambio de la mera distribución
de su música al de la creación dentro del sello por
parte de John Coxon y Ashley Wales,
muy conocidos en la cultura dance, pero de escaso eco en otros ámbitos.
Sorprendentemente, los miembros de Spring Heel Jack
optaron por vías de investigación sonora alternativa
a la hora de afrontar el reto que suponía interactuar con
músicos de vanguardia jazzística. La respuesta fue
Masses (2001), una colaboración prácticamente
inédita entre el free y la producción electrónica.
En Masses dejaban su impronta músicos de
la talla de Tim Berne, Mat Maneri
o Evan Parker, además de la rítmica
habitual del sello. Por supuesto, Matthew Shipp
volvía a tomar las riendas del piano, al tiempo que Coxon
y Wales texturizaban los temas con efectos heterogéneos,
muy alejados de algunas de sus producciones más celebradas
(artífices sin ir más lejos de la transformación
musical sufrida por Everything But the Girl). Sorprendentemente
no optaron por los ritmos drum’n’bass tan recurrentes
en su repertorio. Presentaron fondos abstractos sobre los que improvisar,
y el resultado fue de una estimulación atroz. Marcó
un hito desde el que acometer toda suerte de empresas.
Con Spring Heel Jack surge un modo indiscutiblemente
solvente de llevar a cabo los más dispares proyectos por
parte del director musical. Shipp vislumbra los
derroteros que habrán de seguir las Series, convirtiéndose
éstas en abanderadas de la new thing, aunque lo de menos
son las etiquetas. Quienes deseen entender el salto abismal que
protagoniza Masses sólo tiene que compararlo
con la New Conception of Jazz de Bugge
Wesseltoft o con los experimentos de Johannes Enders.
Más cerca, en cambio, puede situarse de los inquietantes
Matmos, pieza clave de la última Bjork.
Así, tras el bautismo americano de la pareja, el grupo propone
una relectura de su trabajo iniciático a algunos de los grandes
imprivisadores europeos, esta vez desde su cuna británica.
Se da forma así a Amassed (2002). Evan
Parker y Han Bennink encabezan el cartel,
aunque es la experimentación del grupo junto al fiscornio
de Kenny Weller y la absorbente saturación
eléctrica de Jason Pierce, guitarrista y
líder de Spiritualized (recuérdese
a los lisérgicos Spacemen 3), aquí
rebautizado como J Spaceman, los que fraguan uno
de los discos de referencia del nuevo siglo por lo que respecta
al modo de aproximarse a un género que ya había traspasado
la centuria.
Spring Heel Jack: Live - The Sweetness of the Water
Se ha dicho que el lecho de teclados electrónicos —Shipp
esta vez desde el Fender Rhodes— y el crujir de papeles arrugados
iguala en belleza al In a Silent Way de Miles
Davis, y el juicio se acerca a la verdad. No es ociosa
la relación que se puede establecer entre el periodo de experimentación
eléctrica de Miles y la opción sonora
de Spring Heel Jack. El díptico formado
por Masses/Amassed vio su expresión más
fiel en el directo que hacía posible participar del milagro
más allá de la atmósfera doméstica.
Grabado en el Corn Exchange de Brington el 25 de enero de 2003,
Live (2003) se vertebra en dos partes de algo más
de media hora cada una, cuyo colofón se escapa de los confines
de la sala y tiene su continuación natural en el definitivo
y desde ahora clásico The Sweetnes of Water
(2004). Si en la puesta de largo en directo, el dúo había
contado con un quinteto de lujo, destilado de la nómina originaria,
en este último trabajo buscan la complicidad del trompetista
Wadada Leo Smith. La escucha se hace entonces imprescindible,
sobre todo porque fusiona su saber improvisatorio con el del legendario
Evan Parker, John Edwars y Mark
Sanders. Detenerse en la labor de Spring Heel Jack
es hacerlo en medio de la historia inmediata del jazz más
aventajado. Y atreverse a ver alterada la estructura cerebral del
oyente con estas composiciones tiene recompensa, por fortuna.
Roy Campbell - The Shell Game - Craig Taborn
Dj Spooky
Guillermo E.Brown - William Parker
Con los ingleses se salta al vacío, dando paso a la primera
etapa de innovación del sello. Aparecen entonces esfuerzos
tan proteicos como New Orbit, segundo firmado por
Shipp junto al propio Wadada Leo Smith,
William Parker y Gerald Cleaver,
todavía en formato acústico; asimismo los de Tim
Berne, The Shell Game, Roy Campbell
Quartet, It’s Kruch Time y Craig
Taborn, Light Made Lighter, todos ellos
fechados en 2001. El año siguiente empezaba con otra sorpresa,
aún más destacada que las anteriores: las Series entroncan
con las maneras de herencia hiphopera. Dj Spooky,
alias del multifacético Paul D. Miller,
produce un disco de su autoría que fusiona sin malas artes
las dos revoluciones musicales de la música negra más
distanciadas en el tiempo surgidas en la historia de Norteamérica,
el jazz y el hip-hop, este último género entendido
como un continuum de la música popular. Recluta para la ocasión
al omnipresente Shipp, al que se añaden
los vientos de Joe McPhee y la rítmica de
la casa. DJ Spooky se encarga del laptop, las percusiones,
los giradiscos y un segundo contrabajo, además del de Parker.
Pero, sin duda, la aportación sustancial de Optometry
(2003) es la incorporación de varios raperos alternativos
y el contraste con la aparición por vez primera del violinista
clásico Daniel Bernard Roumain. Los desdobles
de personalidad de Carl Hancock Rux, ya presentes
en sus intervenciones junto al groovemaster David Holmes
(conocido entre otras cosas por las atmósferas cinemáticas
de sus sesiones y por firmar bandas sonoras para Steven Soderbergh);
el desquicio expresivo de High Priest, alma de
los marcianos Anti-Pop Consortium… Todo ello
—incluso el percusionismo de Billy Martin,
de MM&W— reconduce de nuevo las Series
hacia aventuras profundamente estimulantes. Tanto es así
que Shipp se enrola en una recontextualización
de la herencia bopper, hasta el punto de liderar un proyecto a su
nombre bajo el título de Nu Bop (2002).
La cosecha anual también dejaría en los estantes las
aportaciones de Guillermo E. Brown, Soul
to the Hands of the Machine y de William Parker
Quartet, Raining on the Moon, en el que
participa la vocalista Leena Conquest.
La pandemia rítmica que Dj Spooky impone
en Optometry, unida a un sentido de la melodía
que hace memorables muchos de los temas, tiene en Dubtometry
(2003) una vuelta de tuerca, otra cara de la moneda que convierte
la mesa de mezclas y al ingeniero de sonido en dos partes fundamentales
del proceso de producción. Con buen tino, se ofrece a una
nómina curiosísima de productores la posibilidad de
mezclar los temas contenidos en el disco matriz. Entre los muchos
profesionales que se apuntan al carro están el visionario
remezclador de Kingston Lee “Scratch” Perry
(padre del concepto maxi), luminarias como Mad Professor
y la leyenda oculta del rap de Philadelphia J-Live.
A pesar del resultado desigual de este último trabajo, Dj
Spooky insiste en su particular reinvención del
género y produce lo que será el primer MasterMix
de las Blue Series, el doble cedé que lleva por título
Celestial Mechanix (2004), quizá la mejor
elección para acercarse al universo del proyecto conjunto
que acoge Thisty Ear (más incluso que la
antología oficial The Shape of Jazz to Come
(2003).
el-p y Anti-Pop Consortium vs. Matthew Shipp
La técnica del cut’n’paste (corta y pega) tan
extendida en el mundo de las mezclas, así como en los recientes
procesos de producción musical ha fructificado con enorme
osadía en el trabajo paradigmático de El-P,
también él rapero y productor independiente de hip-hop.
Después de firmar Fantastic Damage (2002),
una de las piezas de referencia en el género del que provenía,
opta por plasmar sus ideas para las Series en High Water
(2004). Para ello, propone a una conocida nómina de improvisadores
de la casa que toquen con directrices mínimas, para luego
él recomponer en el estudio los pasajes surgidos tras las
sesiones. El resultado se ha convertido en referencia obligada para
proyectos futuros y ha sido considerado una de las más valiosas
aportaciones musicales del este último año. Si se
recuerda, algo semejante proponía la Matthew Herbert
Big Band en Goodbye Swing (2003), aunque
en aquella ocasión sin la presencia de ritmos pregrabados,
pero con semejante juego reconstructivo (se graba la pieza original,
se desmonta para armarse en un continuo que funde los fragmentos
resultantes en una nueva pieza que no tiene apenas contactos con
la inicial). La semilla, no obstante, había sido lanzada
de nuevo por Shipp cuando propuso un mano a mano
entre Anti-Pop Consortium, hoy tristemente disuelto,
y un quinteto de su elección. La forma que adquiere es la
de free hop (así se llama uno de los temas) tremendamente
urbano. Una pieza de gran intensidad emocional con la que alumbrar
el signo de los tiempos. En el recuerdo estaba la reconstrucción
de la música eléctrica de Miles Davis que dio lugar
al Panthalassa (1998) Bill Laswell.
William Parker, David S. Ware, Mat Maneri
Si el oblicuo Dj Spooky fragua sus mixtapes con
una extensísima diversidad de fuentes —desde recitados
de Marcel Duchamp a James Joyce,
o de E.E. Cummings y Apollinaire
a grabaciones originales de Claude Debussy, con
Trilok Gurtu y Bill Laswell por
medio—, Matthew Shipp oscila en un balancín
que va de lo acústico a lo electrónico, del Steinway
al Korg. Su obra Equilibrium (2003) reubicaba lo
andado hasta el momento en pos del mencionado balance; añadía,
sin embargo, nuevos matices con la inclusión del virtuoso
vibrafonista Khan Jamal en su investigación
sonora a partir del vamp. Ritmo minimalista que todavía resiste
el avance del bit en el teclado de Shipp, quien
ya no duda en incorporar la producción de FLAM
en la programación y sintetizadores electrónicos.
Sin solución de continuidad, las Series entregan un par de
trabajos del Continuum, en los que se deja clara la aspiración
del director: ofrecer ejemplos de lo que debiera ser la música
del futuro, no sólo del jazz en particular. Por eso Josh
Roseman comparte cartel con Goodand Evil
y el clarinetista Evan Ziporyn con los anteriores
FLAM. De esa experiencia surgen las Sorcerer
Sessions y las GoodandEvil Sessions, que
toman el nombre de los estudios en que son grabadas y están
fechadas en 2003, año del desarrollo del sello, como el año
2002 lo fue de su extensión y el 2004 de su consolidación
como apuesta y reconocimiento por parte de la crítica y públicos
más despiertos. En esa etapa de extensión firmarán
nuevos trabajos del espectral Mat Maneri, con el
inclasificable y enorme Sustain; un trío
con violín de la mano de William Parker
y su Scrapbook; y, por supuesto, el regreso a entornos
de mayor naturalidad del saxofonista David S. Ware,
que monta un deseado ensemble para Threads mientras
bebe tanto de la cultura sufí como de la experiencia clásica.
Algunos de los temas juegan a mezclar Kraftwerk
con Terry Riley, aunque la atmósfera general
proclama esencialidad y contemplación espiritual.
Craig Taborn, Mike Ladd y David S. Ware
DJ Spooky & Dave Lombardo, DJ Wally
El simbolismo hizo del azul algo más que un color, era la
expresión de un estado emocional codificado por el efecto
artístico audiovisual (pintura, poesía, música).
Y el azul de estas Series no sería igual sin la aportación
de quien ha sido considerado “el futuro del jazz”, el
pianista Craig Taborn (1972). Este teclista del
proyecto más jazz que ha dado el techno de Chicago, la Innerzone
Orchestra de Carl Craig, ya se había
encargado de los sonidos sintéticos para The Shell
Game de Tim Berne, aunque en Light
Made Me Lighter (2001), su primera incursión como
líder para el subsello, usara todavía el piano acústico.
El año pasado, no obstante, ya formalizó su poética
personal en el ilusionante Junk Mail, donde figuraban
compañeros de viaje de la envergadura de Mat Maneri,
Aaron Stewart y David King (The
Bad Plus). Como otros tantos proyectos, el del joven Taborn
remueve los cimientos de la música popular de raíces
negras y lo que encuentra es el humus que alimenta su propia tradición.
El apego al vinilo es tal que hasta sus discos están pensados
para que duren el tiempo de los discos de doce pulgadas. Ello conduce
a la conexión natural con el turntablismo, esa gestación
al vuelo de música a partir de la técnica del scratching
y la manipulación del surco (motivo fundacional en los dj’s
de hip-hop, a pesar de que el primero en contradecir la funcionalidad
del tocadiscos fuera John Cage, cuando en 1939
recurrió a dos platos para recrear Imaginary
Landscape Nº 1, con la ayuda de dos músicos
que alteraban a su antojo la velocidad del plato de 33 1/3 a 78
rpm. para alterar la obra). Tanto para Matthew Shipp
como para Craig Taborn y buena parte de la plantilla
de Thirsty Ear, la instrumentalización del
vinilo forma parte de sus bagajes culturales, no sólo musicales.
El beat, el loop o bucle, el sampler, el repetitivo break, son términos
naturales en la experiencia vital de estos jóvenes músicos
de la costa Este norteamericana. El discurso musical resultante
es indisoluble de la propia marca de fábrica de estas Blue
Series. La misma naturaleza de la música electrónica,
donde el sonido prevalece sobre la partitura, no siempre auxilia
en el entendimiento con los artífices de música clásica
contemporánea, pero la tenacidad e inquietud de hombres como
Peter Gordon y Matthew Shipp obligan
a imaginar un futuro alentador para la música en general
y para el jazz en particular. Prueba de ello es la inmediata recepción
de las últimas apuestas de las Series: un compendio conceptual
de Mike Ladd, titulado explícitamente Negrophilia;
un multicedé de David S. Ware grabado en
directo con diferentes formaciones, Live in the World;
Y cómo no, las nuevas muestras de ingeniería sónica
imaginadas por Dj Spooky —esta vez con el
percusionista de Death Metal Dave Lombardo—,
Drums of Death, así como el fichaje de Dj
Wally con Nothing Stays the Same. Todos
ellos conmemoran el primer lustro de la discográfica dedicado
a un proyecto con las que sondear el jazz del porvernir. Pese a
todo, la prospección sólo llega a confirmar que lo
que será, será.
© Enrique Turpin, Tomajazz 2005
Thirsty Ear Records (http://www.thirstyear.com)
DISCOGRAFÍA ALFABÉTICA
Antipop Consortium, Antipop vs. Matthew Shipp (2003)
Tim Berne, The Shell Game (2001)
Tim Berne’s Big Satan, Souls Saved Hear (2004)
Guillermo E. Brown, Soul to the Hands of the Machine
(2002)
El-P, High Water (2004)
The Blue Series Continuum, Sorcerer Sessions (2003)
The Blue Series Continuum, GoodandEvil Sessions (2003)
The Blue Series Sampler, The Shape of Jazz to Come (2004)
Roy Campbell Quartet, It’s Kruch Time (2001)
Charlie Hunter & Bobby Previte, Latitude (2004)
Mike Ladd, Negrophilia (2005)
Mat Maneri Quartet, Blue Deco (2000)
Mat Maneri, Sustain (2003)
William Parker Trio, Painter’s Spring (2000)
William Parker Violin Trio, Scrapbook (2003)
William Parker Quartet, Raining on the Moon (2002)
Matthew Shipp, Pastoral Composure (2000)
Matthew Shipp, New Orbits (2001)
Matthew Shipp, Nu Bop (2002)
Matthew Shipp, Equilibrium (2003)
Matthew Shipp, Harmony and Abyss (2004)
Dj Spooky, Optometry (2002)
Dj Spooky, Dubtometry (2003)
Dj Spooky, Celestial Mechanix: The Blue Series Mastermix (2004)
Dj Spooky, w/ Dave Lombardo, Drums of Death (2005)
Dj Wally, Nothing stays the Same (2005)
Spring Heel Jack, Masses (2001)
Spring Heel Jack, Amassed (2002)
Spring Heel Jack, Live (2003)
Spring Heel Jack, The Sweetness of Water (2004)
Craig Taborn, Light Made Lighter (2001)
Craig Taborn, Junk Mail (2004)
David S. Ware String Ensemble, Threads (2003)
David S. Ware, w/ Brown, Ibarra & Drake, Live in the World (2005)
DISCOGRAFÍA CRONOLÓGICA
2000: arranque
Matthew Shipp, Pastoral Composure (2000)
Mat Maneri Quartet, Blue Deco (2000)
William Parker Trio, Painter’s Spring (2000)
2001: innovación
Matthew Shipp, New Orbits (2001)
Spring Heel Jack, Masses (2001)
Tim Berne, The Shell Game (2001)
Roy Campbell Quartet, It’s Kruch Time (2001)
Craig Taborn, Light Made Lighter (2001)
2002: ampliación
Guillermo E. Brown, Soul to the Hands of the Machine (2002)
Dj Spooky, Optometry (2002)
Spring Heel Jack, Amassed (2002)
Matthew Shipp, Nu Bop (2002)
William Parker Quartet, Raining on the Moon (2002)
2003: desarrollo
Matthew Shipp, Equilibrium (2003)
Dj Spooky, Dubtometry (2003)
Antipop Consortium, Antipop vs. Matthew Shipp (2003)
Mat Maneri, Sustain (2003)
The Blue Series Continuum, Sorcerer Sessions (2003)
The Blue Series Continuum, GoodandEvil Sessions (2003)
William Parker Violin Trio, Scrapbook (2003)
David S. Ware String Ensemble, Threads (2003)
Spring Heel Jack, Live (2003)
2004: consolidación
The Blue Series Sampler, The Shape of Jazz to Come (2004)
El-P, High Water (2004)
Dj Spooky, Celestial Mechanix: The Blue Series Mastermix (2004)
Craig Taborn, Junk Mail (2004)
Spring Heel Jack, The Sweetness of Water (2004)
Tim Berne’s Big Satan, Souls Saved Hear (2004)
Charlie Hunter & Bobby Previte, Latitude (2004)
2005: el deseo
Mike Ladd, Negrophilia (2005)
Dj Spooky, w/ Dave Lombardo, Drums of Death (2005)
Dj Wally, Nothing Stays the Same (2005)
David S. Ware, Live in the World (2005)
Algunos títulos transversales:
Matthew Shipp Trio, Prism (Hat Hut, 2000),
firmado junto a William Parker y Whit Dickey.
Gerald Cleaver, Veil of Names (FSNT, 2001), con Mat Maneri, Ben
Monder, Craig Taborn, Reid Anderson y Andrew Bishop.
Eivind Opsvik, Overseas (FSNT, 2002), con Craig Taborn y Gerald
Cleaver, Tony Malaby y otros.
Roscoe Mitchell, Nine To Get Ready (ECM, 1999), donde Matthew Shipp,
William Parker, y Gerald Cleaver unen esfuerzos pre-Thirsty Ear.
DJ Spooky That Subliminal Kid, Rhythm Science (Sub Rosa, 2004),
en el que el teórico de la remezcla reinventa el archivo
de audio del sello Sub Rosa.
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