Juan Camacho
© Sergio Cabanillas
SERGIO CABANILLAS: [el músico llega con retraso por culpa del transporte público de Madrid] ¿Es ésta la estrategia del tiempo? [risas]
JUAN CAMACHO: Me alegro de que me hagas esta pregunta [risas]. El título no viene de ningún sitio específico, sino de esas reflexiones que uno se hace en general... ¿A dónde va el tiempo?¿Qué hemos hecho?¿Qué hemos dejado de hacer?¿Cuánto nos queda...?. También fue una especie de conjunción con la foto de la portada, me pareció que quedaba muy bien con este concepto del tiempo y de su estrategia. La estrategia del tiempo es un insondable. El tiempo mismo tiene su estrategia y no la conocemos, eso es parte del problema.
CARLOS LARA: Hablando de los contenidos del disco, han pasado cuatro años desde que terminaste Ternario. En estos cuatro años ¿Qué nuevas inquietudes tienes con respecto a la música que ha cuajado en este nuevo disco?
JUAN CAMACHO: Pues básicamente ir trabajando y ver lo que va saliendo. Los cuatro años se deben a la dificultad en hacer las cosas, lo complicado que es todo, desde montar los ensayos hasta conseguir la fábrica de discos, llamar a las casas discográficas, los sellos, ver que no hay salida por ese camino... y va pasando el tiempo, éste es el problema de la estrategia del tiempo, que va fluyendo... hasta que decidí hacerlo yo, después de consultar con amigos y compañeros. Vivimos en esta época en la que, primero, nadie sabe muy bien qué pasa ni a dónde vamos y, segundo, los canales y los conductos habituales son inexistentes, así que decidí autoproducirlo, fabricarlo yo mismo y ponerlo en internet, lo que lleva un montón de tiempo. Después está la preocupación por mejorar la calidad musical. De disco en disco uno se pregunta cuál va a ser el siguiente paso y cómo lo va uno a dar. Después la realidad dicta y el resultado es lo que hay, que además está a merced de lo que opinen los demás. En esencia la respuesta es lo difícil que es el proceso, el tiempo que consume y tratar de asegurarse una continuidad y una innovación en el producto musical.
Juan Camacho Quinteto - La Estrategia Del Tiempo (Prodart, 2009)
ENRIQUE FARELO: Se puede interpretar que la estrategia del disco en cuanto al tiempo que duran los temas es la concisión. ¿Has adaptado las piezas para ser asimiladas por la presente generación?
JUAN CAMACHO: No. Los temas resultaron de esta manera, entre otras cosas porque su extensión depende del número de solos, se buscaba el equilibrio entre solistas y la longitud de sus intervenciones, para que no fuera pesado o aburrido. Sinceramente, dudo muchísimo que la generación presente oiga este disco, no estaba orientado hacia ellos desde el punto de vista del marketing.
SERGIO CABANILLAS: Tal vez sea la estrategia del tiempo la que tú has adoptado para permanecer en las mentes de los aficionados, la constancia, porque persistes, porque peleas... porque sigues ahí.
JUAN CAMACHO: Claro... la “Resistencia” [de Ternario, Satchmo Jazz, 2005]. Todo el mundo que hace lo que le gusta sigue haciéndolo mientras pueda, hasta que pierda los brazos... o el metro nunca llegue [risas]. Cuando a uno le gusta lo que hace, tiene medios para lograrlo y músicos que responden, mientras el cuerpo aguante... adelante.
ENRIQUE FARELO: Estos tiempos que nos ha tocado vivir, ¿son buenos para la música y malos para los músicos?
JUAN CAMACHO: Algo hay de eso, algo hay. Es cierto que hay muchos músicos muy buenos y se hace una música que no está mal, si uno oye ciertas cosas, a pesar de las crisis y las dificultades, pero por otra parte es verdad que los tiempos son muy malos para hacerse oír, llegar a un público, conseguir actuaciones, sacar discos… eso sí está muy mal. Ahí está la contradicción o esa realidad enfrentada, si lo prefieres.
ENRIQUE FARELO: Digamos que hay un panel inmenso de música, una conciencia global de la música. ¿Es más difícil que se te identifique con tu música, ser reconocible entre esa pléyade de artistas?
JUAN CAMACHO: Sí, por la cantidad. Hay una inflación enorme. Si uno entra en las páginas de internet como All About Jazz… hay veinte mil músicos ahí y, o bien uno busca algo específico, o bien tiene tiempo para buscar y no le importa que pasen la horas… Si no, ¿qué se escoge entre los miles y miles de buenos músicos que hay? Eso es cierto, muchas veces yo mismo me lo planteo. ¿Para qué contribuyo a aumentar la inflación de tanto músico que hay… muchos de ellos muchísimo mejores que yo? Pero al final se impone lo que hablábamos de la continuidad, es como la hormiga que todos los días va a buscar su granito de arroz, porque está en sus genes.
Juan Camacho Quinteto
© Sergio Cabanillas
CARLOS LARA: Respecto al grupo que te acompaña en este disco, ¿qué aportan respecto a trabajos anteriores?
JUAN CAMACHO: En ese aspecto, tengo un sentimiento de muchísimo cariño hacia todos los músicos que he tenido en el grupo desde hace años, y todos ellos han aportado cosas muy importantes. Este grupo creo que es el que más tiempo ha durado como tal, creo recordar, y el nivel general es más alto, específicamente el saxofonista Álex Cid y el pianista Teo Gómez, suben el nivel mucho. Desde el punto de vista humano, son inmejorables. Los ensayos son un placer. Todo ensayo viene precedido de una merienda y seguido de una cena, sin falta, y es parte de todo el asunto. Trabajamos mucho en los ensayos, todos opinan, hablan, preguntan… de tal forma que buena parte del resultado final tiene que ver con eso también…
CARLOS LARA: …efectivamente, porque se nota mucho en el disco la libertad con la que trabajan los músicos. Tú eres quien firma el disco, pero el resto participa abiertamente.
JUAN CAMACHO: Sí, además yo lo quiero así, y además entiendo que es necesario. Ellos siempre tienen cosas que aportar, y siempre ha habido en casi todos los temas partes en los que hubo sugerencias respecto a cómo hacer determinadas cosas. Eso es cierto, es muy bienvenido y estoy encantado de que sea así.
SERGIO CABANILLAS: Háblanos de los nuevos fichajes y su procedencia.
JUAN CAMACHO: Bueno, ya no son tan nuevos [risas]. Muchos venían de experiencias anteriores. Tanto Álex [Cid], el saxofonista, como Teo [Gómez], el pianista y Arturo [Mora], el bajista, se conocían entre ellos de cosas diversas, de haber tocado juntos antes. Renato viene ya del disco anterior, es el más antiguo, por así decirlo. Álex tocaba en el grupo de Teo [Teo Gómez Grupo] hace muchos años, y tienen un disco publicado, y Arturo estaba relacionado con Álex porque estudiaron juntos. Esa es la forma un poco milagrosa en la que se ha juntado el grupo.
ENRIQUE FARELO: Este disco, ¿está más orientado a hacer una mezcla de jazz y de rock que los anteriores?
JUAN CAMACHO: No conscientemente. No sabría decir si escucho mucho rock en el disco… define jazz y rock.
ENRIQUE FARELO: Se refiere a fusión eléctrica de los 70.
Álex Cid
© Sergio Cabanillas
JUAN CAMACHO: Yo no diría que hay mucho de eso. Es posible que haya algo, igual que puede que haya algo de otras cosas, pero no está pensado de esa manera.
ENRIQUE FARELO: ¿Cómo lo definirías, entonces?
JUAN CAMACHO: Dios mío… es el momento de irnos [risas]. Mi intención trata de huír de esas etiquetas. Desde el primer disco traté de escapar conscientemente de la cosa “jazz latino”. Cuando tengo una célula musical de la cual sale un tema, no estoy pensando en si quiero ir por una idea más jazz rock o no, muchas veces me lo dicta la propia frase musical y voy construyendo a partir de ahí, sin pensar en a qué estilo suena, no hay esa intención consciente por mi parte.
ENRIQUE FARELO: En el caso particular de Arturo Mora, que es un buen aficionado a la música de fusión y toca en este disco, ¿ha aportado sus pinceladas en ese sentido?
JUAN CAMACHO: En cuanto a interpretación, sí. No respecto al concepto de cómo deben sonar los temas. Eso ya llega hecho al ensayo, por así decirlo. Otra de las cosas que sí puedo pensar es cómo hacer que el disco no sea todo igual, cómo hacer que todos los temas no sean, digamos, “jazz clásico”. Entonces sí puedo pensar en cómo hacer partes diversas, pero no en el sentido de sonar a un estilo determinado.
SERGIO CABANILLAS: Enrique puede referirse también a esa variedad casi sinfónica y a las “obras dentro de obras” que representan los temas con cambios tan variados que traen a la mente el rock progresivo de los 70.
JUAN CAMACHO: Puede ser, pero eso, insisto, lo dicta la música, llega un momento en que la propia melodía abre ese camino y sigo por él sin importarme si es de una forma o de otra…
ENRIQUE FARELO: Vamos, que es algo inconsciente y colectivo…
JUAN CAMACHO: No, es consciente y musical [risas]. La melodía me pide que meta tal compás y yo oigo determinada rítmica, por ejemplo. Es más de esa manera.
Arturo Mora
© Sergio Cabanillas
ENRIQUE FARELO: A nivel nacional, ¿qué grupos conoces y escuchas?
JUAN CAMACHO: Como decía antes, ahora mismo hay mucho músico y muy bueno. Hay mucha gente que ha salido y ha vuelto. Álex, por ejemplo, estudió en Holanda, y eso se nota, gente que ha estado en Berklee y otros sitios, y algunos extranjeros que están viviendo aquí, músicos americanos, y he escuchado algunas cosas que me han gustado mucho, como Israel Sandoval, que me parece de un nivel excelente, o Chris Kase, que es un músico que me gusta mucho… hay muchos. Creo que hay un nivel muy aceptable, y el problema es que toda esa gente tiene muy pocas salidas. No me imagino cómo sería la explosión musical si hubiera sólo un poco más de salida, tampoco estoy pidiendo conciertos multitudinarios en velódromos, pero algunos clubes más, que fueran más abiertos…
CARLOS LARA: …que hubiera una mayor regularidad a la hora de dar salida a esos proyectos.
JUAN CAMACHO: Exactamente.
CARLOS LARA: Cambiando de tema, en muchos guitarristas se perciben claramente sus influencias musicales, algo que no ocurre en tu caso. No debe ser fácil evitar esos iconos influyentes.
JUAN CAMACHO: Sí… es que son como hongos, los guitarristas son una peste terrible, se entra a cualquier habitación y hay quinientos… [risas] y además muy buenos, ésa es parte del problema...
CARLOS LARA: …y tampoco se trata de imitarlos.
JUAN CAMACHO: Hay mucho trabajo en todos los frentes: cómo tocar bien sin “tocar como”, tratar de llegar a la sapiencia técnica pero sin que digan que… es difícil, es un gran problema.
SERGIO CABANILLAS: Habando de eso, ¿qué le debes a Joe Morris?
JUAN CAMACHO: Yo le conocí en Boston. Él fue a dar una conferencia a Berklee, donde yo estudiaba, y éramos cuatro. Después de aquello le llamé para pedirle clases particulares y estuve asistiendo a estas lecciones con él durante un tiempo. Básicamente lo que hacíamos era hablar de filosofía. No es un tipo que te enseñe técnicas, escalas o acordes, y él tampoco toca así. Hablábamos mucho sobre su filosofía de la música y, a partir de ahí, sobre libros y todo tipo de cosas. Fue una experiencia muy adulta. No hay muchos norteamericanos que conozcan la filosofía europea u otras disciplinas como él las conocía, y por el hecho de vivir yo en Europa había una cierta comprensión mutua. De modo que no fueron tanto clases de instrumento como se entienden normalmente como una comunicación más global sobre música, sobre actitudes, sobre formas de ver las cosas. Me abrió ese mundo de lo no codificado, de la cosa abierta, del free jazz, para entendernos, y de su actitud como persona y como músico ante lo que él quería ser, sobre cómo mantenerse serio, no rígido, pero sí con las ideas claras y sabiendo que quería hacer eso aunque, como muchos de nosotros, no se hiciera millonario con ello.
Teo Gómez
© Sergio Cabanillas
ENRIQUE FARELO: ¿Cuál es la filosofía de la música?¿Para qué sirve la música?
JUAN CAMACHO: Cada vez pienso más que no, desde un punto de vista un poco marxista. La música, entendámonos, de la gente que quiere hacerla como “arte”, aunque suene un poco pedante. Si es otro tipo de cosas, sí sirve, para vender muchos discos y que algún sello se haga rico, o el artista se haga rico, o para que la gente baile en las discotecas, si a eso se le puede llamar “servir”. Pero crear melodías y armonías para que alguien las escuche en su casa… servir, lo que se dice servir, no sirve para nada realmente. Esto me viene mucho a la cabeza cuando pienso en lo que yo hago. El porcentaje de gente que ha oído mis discos probablemente cabría en esta habitación [risas].
CARLOS LARA: Yo no estoy de acuerdo.
JUAN CAMACHO: Bueno, sería más grande la habitación [risas].
ENRIQUE FARELO: Acabas de caer en una contradicción. Si dices que la música que se hace para provecho comercial tiene utilidad, quien hace una música más compleja tendrá que ir directamente hacia un público que busque alimentar ciertas cosas, como los sentimientos –fundamentalmente, porque la música es sentimiento– y el intelecto, en definitiva, que haga crecer a la persona, y desde ese punto de vista, la filosofía musical sí tiene un sentido importante. Si no sirve para nada, ¿qué hacemos nosotros aquí?
SERGIO CABANILLAS: Hombre, no tiene un sentido en el aspecto material.
JUAN CAMACHO: Claro. Pero en sentido práctico podríamos vivir sin música perfectamente. Hay gente que nunca escucha música. Conozco gente que la odia y nunca la escucha y no les falta nada. Como decía García Márquez, en cambio, no podrías vivir sin policía. Él lo decía a propósito de la literatura.
CARLOS LARA: Nietzsche decía que no podría vivirse sin la música.
JUAN CAMACHO: Y la gente que sí puede, ¿qué hacemos con ella?
ENRIQUE FARELO: Hombre, sin entrar en porcentajes, a gran parte de la humanidad sí le interesa la música, sea del tipo que sea.
JUAN CAMACHO: Obviamente, sí. Estamos hablando en distintos planos. De hecho, yo soy la contradicción encarnada porque sigo haciéndola, a pesar de que sé que probablemente no tenga salida multitudinaria. Evidentemente sirve para ciertas cosas, alimenta el espíritu y demás, probablemente la gente que aprecia la música es “mejor persona”, no lo sé... no sé si a Hitler le gustaba la música.
Renato di Prinzio
© Sergio Cabanillas
ENRIQUE FARELO: Sí, le gustaba, pero no era muy buena persona [risas].
JUAN CAMACHO: Por eso lo digo, todo es relativo, pero servir, servir… me lo he planteado muchas veces, para qué sirve el esfuerzo que hacemos algunos.
ENRIQUE FARELO: Y podemos hablar en esos mismos términos si lo extrapolamos a la pintura, la literatura... es lo mismo.
JUAN CAMACHO: Es que yo creo que vivimos en un mundo en el que se desprecia mucho todo aquello que no tiene valor económico.
SERGIO CABANILLAS: Hombre, desde el lado del artista la respuesta es contundente: para sentirse vivo.
JUAN CAMACHO: Claro, estoy de acuerdo en eso.
ENRIQUE FARELO: ¿Cuál es el futuro de la música y cómo es la música del futuro?
JUAN CAMACHO: Ahora el problema es que hay un espectro que va del “no hay futuro” a “hay cuarenta mil futuros”, es así. La acumulación de gente, grupos, músicos y canales como Youtube… es infinita. Hay una fusión extrema de cosas, música que se mezcla de todas partes… es muy difícil saber a dónde va a ir todo esto, por no hablar de la cosa técnica de los formatos en los que se va reproducir esa música, si van a desaparecer los cedés, si va a ser todo por Internet, si va a volver el vinilo, es una especie de océano que ya nos rodea por todas partes, y no hay un punto cardinal al que dirigirse.
ENRIQUE FARELO: ¿Desaparecerán las compañías?
JUAN CAMACHO: Pues no lo sé… o se verán reducidas a muy pocas muy especializadas, o tres grandotas que ocupan todo y los demás… como estas películas como Mad Max, donde está el caos más absoluto y el que tiene la gasolina es el que sobrevive… hablar de un futuro de la música es difícil… los derechos de autor, las negociaciones que hay ahora entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre los derechos de autor… es algo que ahora mismo se está fraguando.
CARLOS LARA: Una curiosidad respecto a los títulos ¿Eres amante de la pintura?
JUAN CAMACHO: Sí que lo soy.
CARLOS LARA: …porque parecen títulos de cuadros, como “Viajero en el metro sosteniendo la barbilla con la mano”.
JUAN CAMACHO: Es cierto, hay parte de eso, pero también son literarios, como historias.
CARLOS LARA: O impresiones. ¿Compones teniendo ya el título del tema o pones nombre a las composiciones después de terminarlas?
JUAN CAMACHO: Depende, alguna vez sí y otras veces, la mayoría, no. Hago la música, y cuando la oigo, me dice “yo soy esto”, y lo escribo.
SERGIO CABANILLAS: ¿Quién es el “Ciudadano Ken”?
JUAN CAMACHO: Es un amigo mío que ya tiene setenta y ocho años, un judío norteamericano antisionista militante y furibundo, una magnífica persona. Lo veo todos los años, se llama Ken y a él está dedicado el tema, jugando con el “Ciudadano Kane” de Orson Welles.
Juan Camacho Quinteto
© Sergio Cabanillas
SERGIO CABANILLAS: Y, ¿qué es lo que esconden los mapas?¿Es la pobreza que se quiere ocultar?
JUAN CAMACHO: Buena pregunta. No lo pensé tanto desde la denuncia social como desde el misterio. Siempre me ha producido esa reflexión al mirar un mapa la realidad que se esconde detrás de él en todos los sentidos, geográficamente y también respecto al misterio de esa existencia, de ver que eso implica una realidad enorme que está ahí, y eso es algo que siempre me ha fascinado.
CARLOS LARA: Y, ¿”Aunque lluevan piedras”?
JUAN CAMACHO: Eso es un poco en la línea del “Himno de la resistencia” [de Ternario, Satchmo Jazz, 2005].
SERGIO CABANILLAS: Como “La furia del artesano”…
JUAN CAMACHO: “La furia del artesano” sí es algo más social, sobre todo estaba pensando en el asunto de Palestina concretamente, pero no sólo eso, todavía estaban los Rumsfelds y los Cheneys haciendo de las suyas, y era la sensación del momento que vivíamos, tan terrible. Los artesanos somos nosotros, los músicos que estamos tallando la maderita todos los días.
SERGIO CABANILLAS: ¿Alguna anécdota durante la grabación?
JUAN CAMACHO: No, la verdad es que la grabación fue muy bien, muy buen ambiente… explotó la mesa de grabación [risas] y hubo un rato en el que no se supo qué iba a pasar con el proyecto, pero gracias al ingeniero [Pablo Schuller], que pudo conseguir cajitas aquí y allá, seguimos al día siguiente, pero por la noche me llamó y me dijo que aquello estaba roto y no sabía lo que iba a pasar. Al día siguiente había conseguido todo… este hombre se merece una medalla.
SERGIO CABANILLAS: ¿En qué estás trabajando en este momento?
JUAN CAMACHO: Estamos montando los temas del nuevo, hablando de que esto no tiene futuro… [risas]. No tiene futuro, pero no paramos. Es como los zombis, que están muertos, pero siguen caminando… más o menos eso, música de zombis. Estamos montando esos temas y también estoy metido en un pequeño grupo de música para teatro. Hemos hecho un par de cosas con teatro para títeres de “La Celestina”, con música de Renato, mi baterista, muy bonita, por cierto. Es un cuarteto con violín…
SERGIO CABANILLAS: ...Andrea Szamek, tengo entendido, ¿no?
JUAN CAMACHO: Sí, Andrea. También está Álex en el saxo, estoy yo y hay una cantante. Hemos hecho un par de cosas muy bonitas.
SERGIO CABANILLAS: ¿Hay grabación del quinteto a la vista?
JUAN CAMACHO: Vamos poco a poco –llevamos tres o cuatro temas montados– y faltan algunos. En cada disco me gusta que la cosa esté muy cuajada antes de grabar, muchas veces no ocurre de la forma que uno quiere, pero esa debería ser la norma. La estrategia del tiempo dicta que aún nos queda un rato para el próximo.
Más información en http://www.juancamacho.es y http://www.myspace.com/jcamachojazz.
|