© 2008, Ricardo Carrillo
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- ¿Me permites que te haga dos preguntas previas, que en nada tiene que ver directamente con tu música, pero que implican dos pequeñas curiosidades personales?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Adelante
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Tu eres madrileño de nacimiento y en la actualidad vives en Madrid. Sin embargo, estamos acostumbrados a nombrarte habitualmente sin caer en el detalle de que tu apellido es poco frecuente en España. ¿Cuál es su origen?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Bueno, he averiguado un poco sobre el asunto. Chastang es un apellido francés, cuyo origen se ubica en un pequeño lago que hay en el sur de Francia. Sobre el año 1900, o quizás un poco antes, hubo una emigración de Chastanes desde su lugar de origen hacia otros lugares. Unos vinieron a España y otros se fueron a Nueva Orleáns. En EE.UU. hay una colonia de ellos, incluso hay una Universidad que lleva ese apellido. En España, sin embargo, somos muy poquitos los que nos apellidamos así. Aparte de estos datos, lo que sí te puedo aseverar es que mi bisabuelo era francés.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- La segunda va relacionada con el deporte, ya que cuando eras más joven fuiste un destacado atleta. ¿Sigues practicando el atletismo?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- No. Abiertamente, no [risas]. Lo que sí conservo es una cierta mentalidad deportiva. Con cierta regularidad nado un poco, pero poco más. Desde luego que pasó el momento, aunque en la época en que lo practiqué sí que me gustó mucho. Entiendo que lo bueno que te deja el deporte, y que yo considero que es buenísimo, es que se nota que lo has practicado por como te tomas la vida, en el sentido de que la afrontas con una especia de disciplina deportiva. Realmente, cuando se habla de “espíritu deportivo”, lo que se quiere indicar con ello es una forma de actuar y estar en la vida. Pero, bueno, que quede claro que actualmente no soy de los que me levanto y recorro ni uno, ni dos ni diez kilómetros. En mi juventud sí que entrenaba regularmente todos los días. Fui también saltador de altura y lanzador de jabalina. Pertenecía al Club Vallehermoso; de hecho mis primeros bolos como tal fueron con el deporte.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Ahora que hemos hablado de tu juventud, ¿cuándo decide un joven estudiante de arquitectura, como tú eras en aquella época, que la música y el poderío del contrabajo iban a centrar tu vida?
© 2008, Ricardo Carrillo
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Bueno, con un matiz. Te puedo explicar cual fue el momento, pero también que ello no implicó una decisión. Por un lado, es verdad que sentí la fuerza del contrabajo, pero también es cierto que en ese momento yo no tenía ni idea de que mi vida iba a ir detrás de eso.
El momento fue concretamente en el Whisky Jazz, el antiguo de la calle Villamagna de Madrid, del cual ya no queda ni el edificio siquiera, viendo a David Thomas, quien se convirtió luego en mi primer profesor de contrabajo. David Thomas, que lamentablemente falleció hace unos diez años, era de Chicago y vino a España contratado por la Orquesta Sinfónica de RTVE. Estando aquí creó toda una especie de escuela en aquellos tiempos, formó lo que se llamó “Jazz Forum”. Yo en aquella época estaba en primero o en segundo de arquitectura, y fue mi primer contacto. Hasta ese momento, yo sólo había sentido el jazz como aficionado, puesto que desde los trece o catorce años venía escuchando jazz todas las noches, bien por la radio, o me iba a los sitios, o me conseguía los discos; era, lo que se dice, un puro aficionado. Pero, como por casualidad, se creó lo que comentaba anteriormente, el “Jazz Forum”, y allí fue donde conocí a David Thomas. En ese momento fue cuando me quedé impresionado del contrabajo, de su fuerza, de su función, etcétera. Ese fue el principio de todo. Pero, vamos, sin intuir en aquellos instantes que mi vida se iba a desarrollar por esos derroteros.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Has citado a David Thomas como tu principal valedor. Pero, por otra parte, Ron Carter también ha sido uno de los músicos que más han influido en ti. ¿Es así?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Hombre, sí. Lo que pasa es que Ron Carter lo fue bastante años después. Yo empecé de la mano de David Thomas, a principios de los años setenta, cuando apenas había clubes de jazz y no existía ningún festival de jazz, ni siquiera el de San Sebastián. Aproximadamente quince años después de conocer a David Thomas es cuando me dan la beca para estudiar con Ron Carter, cuando yo ya tenía 36 años. Por supuesto que ambos músicos son clave en mi vida, pero me gusta mencionar el nombre de David Thomas porque realmente fue el que inculcó en mi la pasión y el concepto de lo que significa el contrabajo, independientemente de que Ron Carter sea mundialmente conocido como uno de los mejores contrabajistas de la historia del jazz.
Miuguel Ángel Chastang From Harlem to Madrid Vol.1 (Karonte - Nuba Records)
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Sin embargo, el origen del álbum From Harlem to Madrid. Vol. 1 está bastante relacionado con él. ¿Cuál es la historia del álbum? ¿Cómo se fraguó la idea de publicarlo?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Para ser sincero, no es una idea que se fraguase en una mesa, ni en una conversación, ni nada de eso. Sucedió, en cierta manera, como fruto de la improvisación, como todo lo que rodea mi vida. Pero una improvisación asentada sobre una base sólida, es que es lo que a mi gusta. En cierto sentido es producto del recuerdo.
Como sabes, en el año 1986 me concedieron una beca para estudiar con Ron Carter en el City College de Nueva York, y para allí me fui, estableciendo mi residencia en Harlem. Por las mañanas asistía a sus clases, donde completaba mis estudios musicales, y por las noches vivía la música. Aquella beca, y la posterior experiencia con los músicos que conocí, cambió en mí la manera de concebir la música, la intensidad de sentirla; noté la cercanía de la información de primera mano. También propició que entablase amistad con los músicos con los que entré en contacto. Una de esas amistades es la que mantengo con el pianista Larry Willis. Desde entonces y hasta hoy ambos hemos seguido manteniendo contacto profesional y humano. Tanto es así, que hemos hecho por España cuatro o cinco giras juntos, tocando en trío con Juanma Barroso. También, cuando yo voy a Nueva York, siempre le veo. En fin, que es un contacto mantenido durante todo este tiempo tanto a nivel de amistad como a nivel profesional. Y precisamente a raíz de aquella experiencia musical y humana es por lo que se me ocurrió lo de la serie From Harlem to Madrid.
Por otra parte, también es cierto que suelo recurrir a mis amigos de entonces a la hora de hacer mis producciones y mis grupos. Los cuatro o cinco últimos años he grabado con Al Foster, Eddie Henderson y Larry Willis; también he hecho el grupo en homenaje a Elvin Jones, “The Tribute to Elvin Jones”, y un largo etcétera. Con cada uno de los amigos músicos con los que intimé y llegué a un buen contacto musical en aquel entonces sigo teniendo contacto profesional en la actualidad. De ahí surgió la idea de ir reflejando eso en una serie, y me pareció oportuno comenzar con quien tengo más confianza y le considero el icono de mis enseñanzas. Igual que Ron Carter fue el maestro de la escuela y de la técnica, Larry Willis fue en Harlem un poco mi maestro o padrino, digámoslo así, en la vida y en la calle, presentándome a músicos, llamándome para tocar, haciendo jam sessions con él.
La diferencia fundamental estriba en que yo a Ron Carter iba a verle tocar cuando tocaba con su grupo en Nueva York, y, en cambio, con Larry Willis tocaba; tanto en mi casa como en clubes de Harlem. Entonces, esa cercanía con esos proyectos y con esos músicos propician que tenga un gran capítulo de cosas pendientes, que espero que sean los volúmenes 2, 3, 4... de esta serie, puesto que hay una cola de músicos excelentes con los que quiero desarrollar esta idea.
© 2008, Miguel Ángel Chastang
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Debo pensar que debes de tener mucho material para esta serie, puesto que la beca que te había concedido en 1986 el Comité Conjunto Hispano Norteamericano para la Cooperación Cultural y Educativa era de dos años, y, sin embargo, tu la ampliaste por tu cuenta dos años más, con lo cual permaneciste en Harlem durante cuatro años. ¿Cómo fue eso?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Efectivamente, yo me quedé dos años más de lo previsto. Resulta que al cabo de los dos primeros años que estuve allí, que coincidió con el plazo de la beca, ya me pude mantener por mí mismo. A nivel profesional fueron los años más intensos, porque realmente estuve tocando, que era lo que realmente quería, por diversos clubes y con diferente gente. Me ganaba la vida allí lo mismo que hacía aquí antes, sin beca y un poco a pelo. Ello se convierte, por otra parte, en una experiencia mucho más intensa y que te marca más para el resto de tu vida, porque llegas a tener contactos más profundos con tus compañeros músicos. Recuerdo tocatas con Eddie Gladen, Junior Cook, Sonny Fortune, Greg Bandy, Leon Thomas, Eddie Henderson, etcétera.
Años después, yo les voy devolviendo poco a poco lo que me iban dando traducido bien en una gira por España, o incluyéndoles en algún proyecto o en alguna idea. En cuanto a la elección de los músicos, siempre ando a caballo entre músicos españoles y músicos americanos. Además, cuando son americanos casi siempre son de Harlem, ante lo cual decidí que tenía que hacer una serie que fuese From Harlem to Madrid, de Harlem a Madrid, y afrontar una realidad que, en mi caso, es esa.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- ¿Quién te ha publicado el álbum?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- El álbum ha salido al mercado a través de Nuba Records y distribuido por Karonte.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- De las composiciones que aparecen en From Harlem to Madrid. Vol. 1, ¿cuántas llevan tu firma?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Este volumen contiene nueve composiciones, de las cuales yo he firmado tres: “Entre tú y yo”, “Toya’s” y “Jean Luc’s Mood”.
Larry Willis también firma otras tres: “To Wisdom The Price”, “Santuary” y “Heavy Blues”. El resto son standars, de los cuales hay dos composiciones de Miles Davis, “Blue In Green” y “Nardis”, y una de Howard Dietz y Arthur Schwartz, “Alone Together”.
© 2008, Ricardo Carrillo
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- La composición Jean Luc’s Mood, ¿acaso se la dedicas a Jean Luc Ponty?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- No. Jean Luc’s Mood está dedicada a Jean Luc Vallet, un pianista que falleció hace ya algunos años y que tuvo una influencia decisiva en la formación del ambiente de jazz en Madrid. Jean Luc Vallet era coetáneo de David Thomas, y fue el primer pianista profesional con el que yo toqué durante muchos años. Fue una fuente constante de conocimiento. Tanto David Thomas como él fueron mis primeros valedores. Desgraciadamente ninguno de los dos vive en la actualidad, de ahí que mi pequeño homenaje vaya en ese sentido.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- De las nueve piezas que contiene el disco, siete la interpretáis en trío y dos en cuarteto, contando con el saxofonista Ariel Bringuez para los temas “Entre tú y yo” y “Jean Luc’s Mood”. ¿Qué nos puedes contar acerca de este músico?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Ariel Bringuez es un músico estupendo, muy joven, no llega a los veinticinco años, que hace un par de años llegó a Madrid junto a una hornada de músicos cubanos muy buenos, muy jóvenes y con muchas ganas de abrirse camino y de tocar. Además, no tan decantados hacia la salsa, sino más interesados en el lenguaje del jazz. Ariel Bringuez es uno de ellos. Me lo recomendó Juanma Barroso. Hasta entonces no había tenido ocasión de tocar con él, pero escuché de él alguna cosa que tiene en myspace, le vi tocar un día, me convenció, y la verdad es que estoy muy satisfecho del resultado. Además de ser bueno, es como una nota de frescura en mi música: propicia un cambio en la dinámica del disco, aportando una visión distinta. En concreto, para el desarrollo de mis temas “Jean Luc’s Mood” y “Entre tú y yo” me venía bien el soporte de un saxo. Estoy muy contento de su colaboración y le deseo mucha suerte, que estoy seguro va a tener.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Sé que por Galicia has estado en diversas ocasiones, la última fue con Al Foster, con motivo del Festival de Jazz Primavera 2006 que se celebró en el Café Latino de Ourense. Sin embargo, si nos remontamos diez años atrás, en el año 1999 participaste junto a Pedro Iturralde, Carlos Carli y Mariano Díaz en uno de los álbumes con más sentimiento que yo he oído en directo, el álbum Etnofonías, que se grabó en el emblemático Club de Jazz Dado Dadá de Santiago de Compostela. ¿Qué recuerdos conservas de aquella grabación, quizás ya un poco lejana en el tiempo?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Quedan frescos, porque lo recuerdo perfectamente, y sin embargo quedan lejanos en el tiempo debido a la multitud de proyectos, muy diversos entre si, que he llevado a cabo desde entonces. La verdad es que fue una gran actuación, fruto de la cual nació un gran disco. Lo que siento es que no se hayan publicado más discos del Dado Dadá, porque sé que tanto Carlos Asorey, quien desgraciadamente nos dejó hace relativamente poco tiempo, como su mujer, Carmen Eixo, propiciaron que los talentos más importantes del jazz, tanto nacional como internacional, dejasen su huella en su establecimiento, como lo corrobora Etnofonías.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Por otro lado, cuando estuviste con Al Foster en Ourense venías presentando un proyecto llamado Tribute to Elvin Jones, en el que también participa Larry Willis, aunque en aquella ocasión no venía contigo. Un proyecto, por cierto, que aún no lo has llevado a disco. ¿Crees que ese proyecto tiene posibilidades, algún día, de verse plasmado en un álbum?
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Yo creo que sí. La verdad es que estoy por la labor de grabarlo lo antes posible, aunque puede que no sea de manera inminente. Pero sí, el proyecto como tributo al baterista Elvin Jones está pendiente de ser grabado, cosa que deseo y confío que suceda pronto. Espero que en uno o dos años pueda ver la luz.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Miguel Ángel Chastang, muchas gracias por dedicarnos este tiempo. Y mientras llega ese disco, así como los otros de esta serie, nos quedaremos disfrutando con este primer volumen de From Harlem to Madrid.
MIGUEL ÁNGEL CHASTANG.- Gracias a vosotros. Ha sido un placer.