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© Silvia Martín, 2004
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entrevista
¿Zanfona
o zanfoña?
Como cada uno quiera. Así no hay problema. Como es un
instrumento tradicional tiene bastantes variantes el nombre. En
Galicia, por ejemplo, usan más zanfoña, en la Asociación Ibérica
de la Zanfona, como dice su nombre, utilizan más zanfona.
Eres un estudioso de la tradición. ¿Cuál ha sido la
evolución de este instrumento?
La zanfona es un instrumento que nace hacia el siglo IX en el
centro de Europa que es donde tiene más fuerza y se conoce más.
Tiene una historia de avatares como cualquier instrumento. En
España entró por el Camino de Santiago. De hecho en Santiago hay
un precioso organistrum en la Catedral que es un poco el instrumento
que estaba en manos de los músicos antes de que llegara la zanfona.
El organistrum se tocaba entre dos y era bastante más largo. Como
era bastante aburrido sólo dar vueltas a una manivela mientras el
otro tocaba la melodía, se hizo más pequeño en el XIII más o
menos. Fue un instrumento no demasiado apreciado hasta que fue
instrumento de corte en el siglo XVIII en Francia y lo tocaba María
Antonieta...
De todos modos de la zanfona que tu utilizas ahora a la zanfona
originaria del siglo IX los cambios tienen que ser evidentes.
No excesivamente porque, por ejemplo, en el disco de Baldo
Martínez hemos grabado con una zanfona de 1800, una "Pajot"
francesa que es muy básica porque tiene dos octavas, la hacían sin
el fa sostenido agudo porque no lo usaban, el bordón siempre estaba
en do... no muy versátil. Realmente ahora sí que hay prototipos
que, por ejemplo, son cromáticos, porque la zanfona tiene un bordón
que suena constantemente, y tiene dos octavas y media. Está
bastante mejor claro.
Pero,
haciendo paralelismo con el violín, ¿la antigüedad da valor al
instrumento?
Sí, desde luego.
Es decir, que incluso es preferible una zanfona antigua a una de
nueva creación.
Es preferible porque cualquier instrumento de madera, si se toca
y está bien cuidado, con los años gana. Pero claro, la zanfona que
tengo ahora que tiene más extensión, que tiene los
"bordones" y el "perro" (que es la cuerda que
hace el ritmo) es cromático, tiene más número de cuerdas, más
posibilidades... claro, es más rica en todo. En posibilidades, en
timbre... pero la antigua suena muy bien.
¿Esta nueva zanfona choca con los defensores de la
ortodoxia? ¿Es un poco la gaita de Hevia?
(Risas) No, que va. Fíjate, hay una cosa curiosa. Porque una
zanfona midi ya se hizo en el 78 en Francia. Lo que pasa es que no
tiene ningún sentido porque lo bonito de la zanfona es su sonido
particular. Y la zanfona midi no triunfó mucho. Me dijeron el otro
día que han hecho otra en Vigo o en Orense, no recuerdo, que han
estrenado además un concierto para zanfona midi y clarinete bajo...
son inventos que parecen muy novedosos pero fíjate que hace 25
años que se inventó.
Decía que eres un estudioso de la tradición, lo cual no te ha
frenado a la hora de hacerla evolucionar. ¿Dónde se encuentra el
límite evolutivo de un instrumento ancestral?
Sin duda alguna en el músico. Ahora en España empezamos a
conocer con la zanfona las posibilidades que tiene el instrumento,
pero en Francia está muy demandado por compositores de música
contemporánea porque hay una orquesta, que desgraciadamente ya ha
desaparecido, la Viellistic, que dirigía Pascal Lefeuvre, donde se tocaban temas contemporáneos
creados expresamente para zanfona de compositores como Susumu
Yoshida... y la zanfona es un instrumento que tiene unas
posibilidades sonoras bárbaras porque tiene una nota constante que
también puede sonar como pizzicato, tiene cuerdas simpáticas con
las que puedes tocar melodías, tiene una cuerda que hace ritmo,
otra que hace melodía... les gusta bastante a los compositores.
Pero para tus inquietudes como creador, ¿necesitas de la
evolución del instrumento?
La verdad es que ha venido bien todo el cambio de morfología
que han hecho del instrumento, sobre todo gente como Pascal Lefeuvre
o Valentin Clastier, franceses que han hecho prototipos del
instrumento, por ejemplo, cromático, que viene muy bien a la hora de
tocar con otra gente o poder tocar en todas las tonalidades. La cuerda que se llama
"cantora" que es la que hace la melodía, es cromática por lo que puede tocar en todas
las tonalidades. El problema era el "bordón". Si
querías utilizar el instrumento con todos sus recursos con las
zanfonas antiguas sólo lo podías hacer en do, o en re... vamos,
con esa nota pedal.
©Fernando Fuentes, 2004
Hablamos por lo tanto de un transgresor, ¿qué otros
transgresores han incitado a Germán Díaz?
No (risas), no soy un transgresor. Es simplemente adaptar el
instrumento a unas necesidades nuevas. En Francia hubo mucha gente
que empezó con la zanfona porque era un instrumento que estaba más
en la tradición que aquí en España pero tampoco estaba muy
presente y René Zosso o gente así que ahora nos puede parecer que no son muy virtuosos
pero que empezaron a sacar el instrumento adelante. Luego llegó
Valentín Clastier, que ese sí que es más iconoclasta del
instrumento, y sacó un disco que era "La Zanfona
Imaginaria" que todavía hoy en día es sorprendente. La
zanfona alcanzaba unas cotas inimaginables de expresión, de nuevos
conceptos... y a partir de ahí ha surgido una nueva oleada de gente
como, por ejemplo, Pascal Lefeuvre que incluso hizo alguna versión
de composiciones de Stockhausen para zanfona y bajo eléctrico;
gente como Gilles Chabenat que ha hecho evolucionar el instrumento. Bastante gente, sobre todo
en Francia.
Retrato
de los zanfonistas en la España actual.
En
España, gracias a Dios, hay mucha gente interesada en el
instrumento y que está estudiando mucho. El primero que empezó fue
Faustino Santalices en Galicia. Ahí hay una especie de polémica
sobre sí hay una zanfona gallega, otra que es francesa... luego
están personas como Amancio Prada, Joaquín Díaz... que han
introducido la zanfona más como acompañamiento a su voz que como
instrumento solista pero por lo menos han hecho que se conozca. Y
luego nació la Asociación Ibérica de la Zanfona en la que estaban
Julio García Bilbao, Luis Delgado y Rafael Martín que es la
persona que más ha hecho por la zanfona en este país, que empezó
a tocar en "La Musgaña", un grupo de música tradicional,
y que comenzó a estudiar el instrumento. A partir de ahí, con los
cursos de la Asociación Ibérica que han traído a lo mejor del
mundo - ha venido Nigel Eaton, Valentín Clastier, Gilles Chabenat,
Pascal Lefeuvre..., hay mucha gente como Jota Martínez o el mismo
Rafa; en Galicia Oscar... gente que está estudiando el instrumento
y que lo está introduciendo en otras músicas.
Pero
el uso generalizado de la zanfona en España imagino que sobre todo
dentro del ámbito de la música tradicional.
Sí, al menos
que yo conozca. Para lo que más se usa es para música tradicional.
Si los músicos de jazz se quejan de la falta de difusión en los
medios de comunicación de esta música, ¡qué dirán los
zanfonistas!
(Risas) Sí...
aunque, por ejemplo, apoyan mucho programas como Discópolis (RNE3)
o programas así abiertos que se agradecen mucho. Pero tenemos
relativa suerte porque como no es un instrumento muy usual y llama
la atención te queda ese recurso de que aunque no te guste la
música al menos es algo curioso.
¿Tiene la zanfona alguna estética concreta en el
panorama internacional en la que se esté desarrollando?
Yo creo que hay dos estéticas
bastante marcadas. Una yo creo que es la música tradicional y otra
el campo del jazz, la contemporánea, la improvisación. Por
ejemplo, Valentin Clastier todos los discos que tiene son con Michel
Godard, Louis Sclavis, el acordeonista Matinier... gente que está
en primera línea del jazz, música contemporánea, tradicional...
en fin, no sé cómo llamar a esta corriente europea.
Sin embargo
empezaste con la guitarra.
Sí (risas).
Claro, cuando empiezas en la música la zanfona no es un instrumento
fácil de conseguir ni que se conozca. Entonces empecé a estudiar
guitarra clásica. y luego conocí la zanfona por medio de la
asociación, fui a un seminario y me gustó.
Pero tu contacto con la música es por vocación, por imposición
familiar...
No, es por
vocación propia. Y al principio fue la guitarra porque quizá es lo
más fácil.
Dicen que quien mucho abarca poco aprieta. ¿Qué tal aprieta quien
toca zanfona, ha estudiado percusión, música renacentista,
filología clásica...?
Pues mal
(risas). Lo he estudiado todo mal y poco. Lo que más toco es la
zanfona. Lo demás yo creo que siempre viene bien. La zanfona es
también un instrumento de percusión y en ese aspecto me vino muy
bien los cursos con Pedro Esteban y Dimitri Psonis. Siempre te gusta
conocer otras cosas y tocarlas.
Haznos un repaso
a tu evolución desde los inicios con la guitarra hasta el día de
hoy.
Empecé con la
guitarra hasta que conocí la zanfona. A partir de ahí comencé a
ir a los seminarios que daba la Asociación Ibérica de la Zanfona y
la estudié con gente como Pascal Lefeuvre, Isabel Pignol, Valentín
Clastier... A la par empecé a tocar con formaciones de música
tradicional, sobre todo, con el Teatro del Azar (hacíamos mercados
medievales), con María Salgado... Hasta ahora donde toco con el
cuarteto acústico de Baldo Martínez, con el proyecto que he sacado
a mi nombre con "El suéter de Claudia" en el que también
estaba Baldo, David Herrington, Wafir... Lo último que he hecho es
un dúo con un acordeonista de música clásica, Gorka Hermosa, que
tiene un repertorio bastante curioso porque es de música
contemporánea y tangos que está muy bien.
En lo musical,
¿la misma diversidad que en los estudios en cuanto a lo que te
interesa?
Sobre todo estoy muy agradecido a Baldo por su colaboración en
mi disco y que luego me haya permitido tocar con ellos en el
cuarteto porque me parece muy interesante ese camino. Una música
bastante contemporánea que tiene también un fondo y una raíz
propia.
¿Cómo llegasteis a conoceros?
Le mandé una carta con una maqueta, porque íbamos a grabar el
disco, y la verdad es que me gustaba lo que hacía. Le había visto
tocar aquí en el Café España de Valladolid. Le escribí la carta
con la maqueta, bastante vergonzoso... que si íbamos a grabar esto,
que si le interesaría colaborar y bueno, a partir de ahí se
implicó mucho en el proyecto. Es una persona muy bondadosa, y ahora
hay una cierta amistad y una colaboración constante.
El RAO Trío es uno de vuestros proyectos. Fue seleccionado por el
Injuve. ¿Os abierto esto alguna puerta?
Ninguna. La
gente del Injuve muy bien... Borja Judel... el trato es excelente.
Lo que pasa es que ganamos la Muestra, que era participar en el
escenario europeo del Injuve, y hasta al día de hoy no hemos tenido
noticia de que se vaya a hacer algo similar.
Porque estamos
hablando de la que es posiblemente única cara amable de la
administración con la música, pero la proyección es muy limitada
a priori.
Sí, y cada vez
está peor. Creo, por las noticias que tenemos de momento, que de
momento no hay ningún concierto en el extranjero. La política
cultural es lamentable.
Así que de alguna manera te unes a lo que está
sucediendo en el mundo del jazz con manifiestos y demás.
Sí, efectivamente. Además
que en España tenemos la rara costumbre de pensar que siempre lo
que viene de fuera es lo mejor y así nos va.
Por ejemplo, un
zanfonista como Germán Díaz en España, ¿qué escenarios tiene
para poder actuar con su zanfona?
No muchos.
Dependerá también del contexto del proyecto que estés presentando
en cada momento.
El problema
es que, por ejemplo, un proyecto como el RAO Trío que lleva bajista,
batería y zanfona y en el que hay temas tradicionales pero con un
matiz bastante improvisado pues no nos dejan tocar en los escenarios
de folk porque dicen que es jazz pero en los de jazz tampoco porque
dicen que no es jazz. Ese es el problema. La necesidad de encasillar
todo en un epígrafe que todavía no existe.
Ya que has mencionado a Francia, como elemento de comparación,
¿qué tal lo tienen ellos allí?
Imagino que
conoces el problema que hay con los "intermitants du spectacle".
Este verano, han estado en huelga porque el estado quería eliminar
esta calificación profesional: una persona que demuestra ser músico
profesional (con un mínimo de actuaciones anuales) tiene una ayuda
del estado cada día que no tiene actuación porque se considera que
los desplazamientos, el estudio de un instrumento, la búsqueda de
un sello discográfico, la preparación de un nuevo proyecto.... en
resumen, todo el trabajo que no se ve en una actuación, pero
digamos que se nota, debe tener un reconocimiento; este verano,
cuando tocábamos con la Viellistic Orchestra, uno de los
integrantes, leía un manifiesto antes de la actuación y decía que
si solamente se paga el concierto en sí, y no se tienen en cuenta
todos los trabajos "periféricos", iba a comenzar una
situación insostenible... y yo pensaba "Ven a España y verás"
¿Qué medidas
habría que articular para que la situación del músico mejorara en
España?
Yo creo que el
problema general de todos los músicos, toquen lo que toquen, es que
para sobrevivir tienen que estar en doce o quince proyectos a la vez
porque con uno no se puede. No hay suficiente cobertura ni lugares
donde mostrarlo. La calidad musical se podría mejorar si uno
pudiera dedicarse a uno, dos o tres proyectos y sacarlos adelante.
Porque muchas
veces el aficionado critica el estancamiento de los proyectos en
este país pero resulta que el músico tiene que dedicarse a dar
quinientas clases, a tocar los bolos que surgen en el momento...
Efectivamente.
No estamos en el mejor momento para el músico y muchas veces esta
diversidad te lleva a que haya menos calidad.
"El suéter
de Claudia". Lo siento Germán pero quiero saber, ¿quién
es Claudia?
(Risas) Es una
amiga italiana que vino a Valladolid de Erasmus y la verdad es que
me enamoré perdidamente de ella.
¿Cómo terminó
la historia?
Ella en Italia y
yo aquí. Pero bien.
Podrá presumir
de que le han dedicado un disco.
Digo yo (risas)
¿Te ha dado su
crítica?
Pues sí,
bien... creo que tampoco lo ha escuchado con mucha atención.
Háblanos un
poquito de las características, estas sí musicales, del disco.
Es un disco de
zanfona, porque es un disco donde la zanfona es protagonista, y es
bastante sencillo. Hay muchos cortes que son dúos o tríos y tiene
bastantes instrumentos que no se suelen utilizar con este
instrumento, al menos en este país. He intentado lograr una
estética un tanto personal con la tuba, el clarinete bajo,
contrabajo o instrumentos tradicionales como el laud. Tiene temas
tradicionales, sefardíes (que es una cultura que me interesa
bastante y me gusta mucho), y también temas propios como "El
suéter de Claudia" o "El medallón". Temas también
de músicos como Anouar Brahem, que es uno de mis músicos
favoritos. Su último disco con Matinier y un pianista me parece una
joya. O su disco "Thimar" con clarinete bajo (John Surman)
y contrabajo (Dave Holland) me parece fabuloso.
Así que tu discoteca parece interesante y diversa.
Sí, me gusta escuchar un poco de todo.
Preguntado de otra manera, ¿qué escuchas en el coche?
Pues nada porque no tengo ni carné (risas)
Pues eso te dificultará los desplazamientos a conciertos.
Lo que está muy mal, hablando de eso, es la Renfe (risas). El
otro día, por poner algún ejemplo surrealista, tenía que ir de
Madrid a Badajoz a tocar y al final no pude ir en tren, me tuvo que
llevar mi hermano. Me dijeron que quitaron un tren porque como ahora
hay un AVE de Madrid a Barcelona (que ni siquiera llega a
Barcelona) han quitado un tren que iba de Badajoz a Barcelona.
Bueno, es una explicación dentro de la lógica de Renfe. Otra
cosa es que tu lógica vaya por otro lado.
(Risas)
Yo sigo empeñado con Claudia, ¿qué tenía el suéter de
especial? ¿Era muy sugerente?
No, fue una excusa.
Has colaborado en el último proyecto de Baldo Martínez
("Zona Acústica I"). ¿Qué exigencias te plantea la
música de Baldo?
Es el grupo en el que más aprendo y más me cuesta tocar porque
el problema de la zanfona es que, y aunque la Asociación Ibérica
ha hecho bastante por el estudio, hasta hace poco se estudiaba de
una forma oral y somos músicos bastante deficientes. Entonces me
cuesta bastante a la hora de improvisar porque no hay un
antecedente. Encontrar esa estética de la improvisación. La
zanfona no es un instrumento demasiado ágil...
¿Safisfecho del resultado final de tu colaboración?
Sí. El disco me parece precioso y es una lástima que no haya
más posibilidades para que se escuche esta música. Creo que el
problema es que no se da la misma oportunidad a diferentes músicas.
Ni siquiera creo que la gente elija realmente lo que quiere porque
el abanico que se le ofrece es muy pequeño y el espectro musical es
amplísimo.
Por cierto, una pregunta que me hace mucha gente. ¿Cómo
demonios es una zanfona?
Es como un violín, de cuerda friccionada y tiene una rueda de
madera; tiene un eje que va a una manivela que es con la que le das
vueltas. Arriba tiene un teclado en el que hay dos, tres o cuatro
cuerdas (la mía tiene dos). Tu pones esa cuerda y al ponerla frota
con la rueda y al dar vueltas suena la cuerda y ya tocas el teclado
como si fueran los dedos del violín. Pero luego tiene otras
cuerdas, dos o cuatro o las que quieras, porque como son
instrumentos de luthier digamos que se hacen a gusto y puedes elegir
el número de "bordones". La mía tiene dos bordones que
son las cuerdas que hacen la nota pedal, un grave continuo. Y luego
tiene una cuerda que es la particular, que es el "perro" o
"mosca", que es la que hace ritmo con golpes de la mano
derecha, que es la mano con la que se da vueltas a la manivela.
Tiene un puente móvil que al hacer estos golpes sobre la manivela
haces el ritmo que quieres.
Próximos proyectos de Germán Díaz.
Ver si sale adelante el dúo de tangos y música contemporánea.
También tengo un dúo con Pascal Lefeuvre con el que hemos grabado
un disco que espero quiera alguna discográfica en España. Porque
de la mía ya me han echado. Estaba en Dro (Warner) y ya me echaron.
Qué demonios hacía un zanfonista en una multinacional.
Vino de rebote porque salía en Fonomusic y luego este sello lo
compró Dro...
¿Has llegado a tener un cara a cara con la gente de Dro?
Sí. Y me dijeron que no vendía el disco. Ha vendido 600
discos. Pero yo he comprado más que 600. Se puede comprar todavía
en tiendas o bien a través de mi correo electrónico monocotiledoneas@wanadoo.es
© Carlos Pérez Cruz, Tomajazz 2004
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