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..:: GERMÁN DÍAZ

   
 


Germán Díaz (Valladolid, 1978) es zanfonista. A pesar de su juventud su currículum muestra una gran cantidad de actividades que le han llevado a participar en actuaciones con la Viellistic Orchestra francesa, a formar parte del cuarteto acústico de Baldo Martínez, formar un dúo con el maestro Pascal Lefeuvre  o a editar su propio trabajo discográfico "El Suéter de Claudia". Pionero de la improvisación jazzística con tan ancestral instrumento.

Por Carlos Pérez Cruz (Diciembre 2003)

   


© Silvia Martín, 2004


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¿Zanfona o zanfoña?

Como cada uno quiera. Así no hay problema. Como es un instrumento tradicional tiene bastantes variantes el nombre. En Galicia, por ejemplo, usan más zanfoña, en la Asociación Ibérica de la Zanfona, como dice su nombre, utilizan más zanfona.

Eres un estudioso de la tradición. ¿Cuál ha sido la evolución de este instrumento?

La zanfona es un instrumento que nace hacia el siglo IX en el centro de Europa que es donde tiene más fuerza y se conoce más. Tiene una historia de avatares como cualquier instrumento. En España entró por el Camino de Santiago. De hecho en Santiago hay un precioso organistrum en la Catedral que es un poco el instrumento que estaba en manos de los músicos antes de que llegara la zanfona. El organistrum se tocaba entre dos y era bastante más largo. Como era bastante aburrido sólo dar vueltas a una manivela mientras el otro tocaba la melodía, se hizo más pequeño en el XIII más o menos. Fue un instrumento no demasiado apreciado hasta que fue instrumento de corte en el siglo XVIII en Francia y lo tocaba María Antonieta...

De todos modos de la zanfona que tu utilizas ahora a la zanfona originaria del siglo IX los cambios tienen que ser evidentes.

No excesivamente porque, por ejemplo, en el disco de Baldo Martínez hemos grabado con una zanfona de 1800, una "Pajot" francesa que es muy básica porque tiene dos octavas, la hacían sin el fa sostenido agudo porque no lo usaban, el bordón siempre estaba en do... no muy versátil. Realmente ahora sí que hay prototipos que, por ejemplo, son cromáticos, porque la zanfona tiene un bordón que suena constantemente, y tiene dos octavas y media. Está bastante mejor claro.

Pero, haciendo paralelismo con el violín, ¿la antigüedad da valor al instrumento? 

Sí, desde luego.

Es decir, que incluso es preferible una zanfona antigua a una de nueva creación.

Es preferible porque cualquier instrumento de madera, si se toca y está bien cuidado, con los años gana. Pero claro, la zanfona que tengo ahora que tiene más extensión, que tiene los "bordones" y el "perro" (que es la cuerda que hace el ritmo) es cromático, tiene más número de cuerdas, más posibilidades... claro, es más rica en todo. En posibilidades, en timbre... pero la antigua suena muy bien.

¿Esta nueva zanfona choca con los defensores de la ortodoxia? ¿Es un poco la gaita de Hevia?

(Risas) No, que va. Fíjate, hay una cosa curiosa. Porque una zanfona midi ya se hizo en el 78 en Francia. Lo que pasa es que no tiene ningún sentido porque lo bonito de la zanfona es su sonido particular. Y la zanfona midi no triunfó mucho. Me dijeron el otro día que han hecho otra en Vigo o en Orense, no recuerdo, que han estrenado además un concierto para zanfona midi y clarinete bajo...  son inventos que parecen muy novedosos pero fíjate que hace 25 años que se inventó.

Decía que eres un estudioso de la tradición, lo cual no te ha frenado a la hora de hacerla evolucionar. ¿Dónde se encuentra el límite evolutivo de un instrumento ancestral?

Sin duda alguna en el músico. Ahora en España empezamos a conocer con la zanfona las posibilidades que tiene el instrumento, pero en Francia está muy demandado por compositores de música contemporánea porque hay una orquesta, que desgraciadamente ya ha desaparecido, la Viellistic, que dirigía Pascal Lefeuvre, donde se tocaban temas contemporáneos creados expresamente para zanfona de compositores como Susumu Yoshida... y la zanfona es un instrumento que tiene unas posibilidades sonoras bárbaras porque tiene una nota constante que también puede sonar como pizzicato, tiene cuerdas simpáticas con las que puedes tocar melodías, tiene una cuerda que hace ritmo, otra que hace melodía... les gusta bastante a los compositores.

Pero para tus inquietudes como creador, ¿necesitas de la evolución del instrumento?

La verdad es que ha venido bien todo el cambio de morfología que han hecho del instrumento, sobre todo gente como Pascal Lefeuvre o Valentin Clastier, franceses que han hecho prototipos del instrumento, por ejemplo, cromático, que viene muy bien a la hora de tocar con otra gente o poder tocar en todas las tonalidades. La cuerda que se llama "cantora" que es la que hace la melodía, es cromática por lo que puede tocar en todas las tonalidades. El problema era el "bordón". Si querías utilizar el instrumento con todos sus recursos con las zanfonas antiguas sólo lo podías hacer en do, o en re... vamos, con esa nota pedal.


©Fernando Fuentes, 2004

Hablamos por lo tanto de un transgresor, ¿qué otros transgresores han incitado a Germán Díaz?

No (risas), no soy un transgresor. Es simplemente adaptar el instrumento a unas necesidades nuevas. En Francia hubo mucha gente que empezó con la zanfona porque era un instrumento que estaba más en la tradición que aquí en España pero tampoco estaba muy presente y René Zosso o gente así que ahora nos puede parecer que no son muy virtuosos pero que empezaron a sacar el instrumento adelante. Luego llegó Valentín Clastier, que ese sí que es más iconoclasta del instrumento, y sacó un disco que era "La Zanfona Imaginaria" que todavía hoy en día es sorprendente. La zanfona alcanzaba unas cotas inimaginables de expresión, de nuevos conceptos... y a partir de ahí ha surgido una nueva oleada de gente como, por ejemplo, Pascal Lefeuvre que incluso hizo alguna versión de composiciones de Stockhausen para zanfona y bajo eléctrico; gente como Gilles Chabenat que ha hecho evolucionar el instrumento. Bastante gente, sobre todo en Francia.

Retrato de los zanfonistas en la España actual.

En España, gracias a Dios, hay mucha gente interesada en el instrumento y que está estudiando mucho. El primero que empezó fue Faustino Santalices en Galicia. Ahí hay una especie de polémica sobre sí hay una zanfona gallega, otra que es francesa... luego están personas como Amancio Prada, Joaquín Díaz... que han introducido la zanfona más como acompañamiento a su voz que como instrumento solista pero por lo menos han hecho que se conozca. Y luego nació la Asociación Ibérica de la Zanfona en la que estaban Julio García Bilbao, Luis Delgado y Rafael Martín que es la persona que más ha hecho por la zanfona en este país, que empezó a tocar en "La Musgaña", un grupo de música tradicional, y que comenzó a estudiar el instrumento. A partir de ahí, con los cursos de la Asociación Ibérica que han traído a lo mejor del mundo - ha venido Nigel Eaton, Valentín Clastier, Gilles Chabenat, Pascal Lefeuvre..., hay mucha gente como Jota Martínez o el mismo Rafa; en Galicia Oscar... gente que está estudiando el instrumento y que lo está introduciendo en otras músicas.

Pero el uso generalizado de la zanfona en España imagino que sobre todo dentro del ámbito de la música tradicional.

Sí, al menos que yo conozca. Para lo que más se usa es para música tradicional.

Si los músicos de jazz se quejan de la falta de difusión en los medios de comunicación de esta música, ¡qué dirán los zanfonistas!

(Risas) Sí... aunque, por ejemplo, apoyan mucho programas como Discópolis (RNE3) o programas así abiertos que se agradecen mucho. Pero tenemos relativa suerte porque como no es un instrumento muy usual y llama la atención te queda ese recurso de que aunque no te guste la música al menos es algo curioso.

¿Tiene la zanfona alguna estética concreta en el panorama internacional en la que se esté desarrollando?

Yo creo que hay dos estéticas bastante marcadas. Una yo creo que es la música tradicional y otra el campo del jazz, la contemporánea, la improvisación. Por ejemplo, Valentin Clastier todos los discos que tiene son con Michel Godard, Louis Sclavis, el acordeonista Matinier... gente que está en primera línea del jazz, música contemporánea, tradicional... en fin, no sé cómo llamar a esta corriente europea.

Sin embargo empezaste con la guitarra.

Sí (risas). Claro, cuando empiezas en la música la zanfona no es un instrumento fácil de conseguir ni que se conozca. Entonces empecé a estudiar guitarra clásica. y luego conocí la zanfona por medio de la asociación, fui a un seminario y me gustó.

Pero tu contacto con la música es por vocación, por imposición familiar...

No, es por vocación propia. Y al principio fue la guitarra porque quizá es lo más fácil.

Dicen que quien mucho abarca poco aprieta. ¿Qué tal aprieta quien toca zanfona, ha estudiado percusión, música renacentista, filología clásica...?

Pues mal (risas). Lo he estudiado todo mal y poco. Lo que más toco es la zanfona. Lo demás yo creo que siempre viene bien. La zanfona es también un instrumento de percusión y en ese aspecto me vino muy bien los cursos con Pedro Esteban y Dimitri Psonis. Siempre te gusta conocer otras cosas y tocarlas.

Haznos un repaso a tu evolución desde los inicios con la guitarra hasta el día de hoy.

Empecé con la guitarra hasta que conocí la zanfona. A partir de ahí comencé a ir a los seminarios que daba la Asociación Ibérica de la Zanfona y la estudié con gente como Pascal Lefeuvre, Isabel Pignol, Valentín Clastier... A la par empecé a tocar con formaciones de música tradicional, sobre todo, con el Teatro del Azar (hacíamos mercados medievales), con María Salgado... Hasta ahora donde toco con el cuarteto acústico de Baldo Martínez, con el proyecto que he sacado a mi nombre con "El suéter de Claudia" en el que también estaba Baldo, David Herrington, Wafir... Lo último que he hecho es un dúo con un acordeonista de música clásica, Gorka Hermosa, que tiene un repertorio bastante curioso porque es de música contemporánea y tangos que está muy bien.

En lo musical, ¿la misma diversidad que en los estudios en cuanto a lo que te interesa?

Sobre todo estoy muy agradecido a Baldo por su colaboración en mi disco y que luego me haya permitido tocar con ellos en el cuarteto porque me parece muy interesante ese camino. Una música bastante contemporánea que tiene también un fondo y una raíz propia.

¿Cómo llegasteis a conoceros?

Le mandé una carta con una maqueta, porque íbamos a grabar el disco, y la verdad es que me gustaba lo que hacía. Le había visto tocar aquí en el Café España de Valladolid. Le escribí la carta con la maqueta, bastante vergonzoso... que si íbamos a grabar esto, que si le interesaría colaborar y bueno, a partir de ahí se implicó mucho en el proyecto. Es una persona muy bondadosa, y ahora hay una cierta amistad y una colaboración constante.


El RAO Trío es uno de vuestros proyectos. Fue seleccionado por el Injuve. ¿Os abierto esto alguna puerta?

Ninguna. La gente del Injuve muy bien... Borja Judel... el trato es excelente. Lo que pasa es que ganamos la Muestra, que era participar en el escenario europeo del Injuve, y hasta al día de hoy no hemos tenido noticia de que se vaya a hacer algo similar.

Porque estamos hablando de la que es posiblemente única cara amable de la administración con la música, pero la proyección es muy limitada a priori.

Sí, y cada vez está peor. Creo, por las noticias que tenemos de momento, que de momento no hay ningún concierto en el extranjero. La política cultural es lamentable.

Así que de alguna manera te unes a lo que está sucediendo en el mundo del jazz con manifiestos y demás.

Sí, efectivamente. Además que en España tenemos la rara costumbre de pensar que siempre lo que viene de fuera es lo mejor y así nos va.

Por ejemplo, un zanfonista como Germán Díaz en España, ¿qué escenarios tiene para poder actuar con su zanfona?

No muchos.

Dependerá también del contexto del proyecto que estés presentando en cada momento.

El problema es que, por ejemplo, un proyecto como el RAO Trío que lleva bajista, batería y zanfona y en el que hay temas tradicionales pero con un matiz bastante improvisado pues no nos dejan tocar en los escenarios de folk porque dicen que es jazz pero en los de jazz tampoco porque dicen que no es jazz. Ese es el problema. La necesidad de encasillar todo en un epígrafe que todavía no existe.

Ya que has mencionado a Francia, como elemento de comparación, ¿qué tal lo tienen ellos allí?

Imagino que conoces el problema que hay con los "intermitants du spectacle". Este verano, han estado en huelga porque el estado quería eliminar esta calificación profesional: una persona que demuestra ser músico profesional (con un mínimo de actuaciones anuales) tiene una ayuda del estado cada día que no tiene actuación porque se considera que los desplazamientos, el estudio de un instrumento, la búsqueda de un sello discográfico, la preparación de un nuevo proyecto.... en resumen, todo el trabajo que no se ve en una actuación, pero digamos que se nota, debe tener un reconocimiento; este verano, cuando tocábamos con la Viellistic Orchestra, uno de los integrantes, leía un manifiesto antes de la actuación y decía que si solamente se paga el concierto en sí, y no se tienen en cuenta todos los trabajos "periféricos", iba a comenzar una situación insostenible... y yo pensaba "Ven a España y verás"

¿Qué medidas habría que articular para que la situación del músico mejorara en España?

Yo creo que el problema general de todos los músicos, toquen lo que toquen, es que para sobrevivir tienen que estar en doce o quince proyectos a la vez porque con uno no se puede. No hay suficiente cobertura ni lugares donde mostrarlo. La calidad musical se podría mejorar si uno pudiera dedicarse a uno, dos o tres proyectos y sacarlos adelante.

Porque muchas veces el aficionado critica el estancamiento de los proyectos en este país pero resulta que el músico tiene que dedicarse a dar quinientas clases, a tocar los bolos que surgen en el momento...

Efectivamente. No estamos en el mejor momento para el músico y muchas veces esta diversidad te lleva a que haya menos calidad.

"El suéter de Claudia". Lo siento Germán pero quiero saber, ¿quién es  Claudia?

(Risas) Es una amiga italiana que vino a Valladolid de Erasmus y la verdad es que me enamoré perdidamente de ella.

¿Cómo terminó la historia?

Ella en Italia y yo aquí. Pero bien.
 
Podrá presumir de que le han dedicado un disco.

Digo yo (risas)

¿Te ha dado su crítica?

Pues sí, bien... creo que tampoco lo ha escuchado con mucha atención.

Háblanos un poquito de las características, estas sí musicales, del disco.

Es un disco de zanfona, porque es un disco donde la zanfona es protagonista, y es bastante sencillo. Hay muchos cortes que son dúos o tríos y tiene bastantes instrumentos que no se suelen utilizar con este instrumento, al menos en este país. He intentado lograr una estética un tanto personal con la tuba, el clarinete bajo, contrabajo o instrumentos tradicionales como el laud. Tiene temas tradicionales, sefardíes (que es una cultura que me interesa bastante y me gusta mucho), y también temas propios como "El suéter de Claudia" o "El medallón". Temas también de músicos como Anouar Brahem, que es uno de mis músicos favoritos. Su último disco con Matinier y un pianista me parece una joya. O su disco "Thimar" con clarinete bajo (John Surman) y contrabajo (Dave Holland) me parece fabuloso.

Así que tu discoteca parece interesante y diversa.

Sí, me gusta escuchar un poco de todo.

Preguntado de otra manera, ¿qué escuchas en el coche?

Pues nada porque no tengo ni carné (risas)

Pues eso te dificultará los desplazamientos a conciertos.

Lo que está muy mal, hablando de eso, es la Renfe (risas). El otro día, por poner algún ejemplo surrealista, tenía que ir de Madrid a Badajoz a tocar y al final no pude ir en tren, me tuvo que llevar mi hermano. Me dijeron que quitaron un tren porque como ahora hay un AVE de Madrid a Barcelona (que ni siquiera llega a  Barcelona) han quitado un tren que iba de Badajoz a Barcelona.

Bueno, es una explicación dentro de la lógica de Renfe. Otra cosa es que tu lógica vaya por otro lado.

(Risas)

Yo sigo empeñado con Claudia, ¿qué tenía el suéter de especial? ¿Era muy sugerente?

No, fue una excusa.

Has colaborado en el último proyecto de Baldo Martínez ("Zona Acústica I"). ¿Qué exigencias te plantea la música de Baldo?

Es el grupo en el que más aprendo y más me cuesta tocar porque el problema de la zanfona es que, y aunque la Asociación Ibérica ha hecho bastante por el estudio, hasta hace poco se estudiaba de una forma oral y somos músicos bastante deficientes. Entonces me cuesta bastante a la hora de improvisar porque no hay un antecedente. Encontrar esa estética de la improvisación. La zanfona no es un instrumento demasiado ágil...

¿Safisfecho del resultado final de tu colaboración?

Sí. El disco me parece precioso y es una lástima que no haya más posibilidades para que se escuche esta música. Creo que el problema es que no se da la misma oportunidad a diferentes músicas. Ni siquiera creo que la gente elija realmente lo que quiere porque el abanico que se le ofrece es muy pequeño y el espectro musical es amplísimo.

Por cierto, una pregunta que me hace mucha gente. ¿Cómo demonios es una zanfona?

Es como un violín, de cuerda friccionada y tiene una rueda de madera; tiene un eje que va a una manivela que es con la que le das vueltas. Arriba tiene un teclado en el que hay dos, tres o cuatro cuerdas (la mía tiene dos). Tu pones esa cuerda y al ponerla frota con la rueda y al dar vueltas suena la cuerda y ya tocas el teclado como si fueran los dedos del violín. Pero luego tiene otras cuerdas, dos o cuatro o las que quieras, porque como son instrumentos de luthier digamos que se hacen a gusto y puedes elegir el número de "bordones". La mía tiene dos bordones que son las cuerdas que hacen la nota pedal, un grave continuo. Y luego tiene una cuerda que es la particular, que es el "perro" o "mosca", que es la que hace ritmo con golpes de la mano derecha, que es la mano con la que se da vueltas a la manivela. Tiene un puente móvil que al hacer estos golpes sobre la manivela haces el ritmo que quieres.

Próximos proyectos de Germán Díaz.

Ver si sale adelante el dúo de tangos y música contemporánea. También tengo un dúo con Pascal Lefeuvre con el que hemos grabado un disco que espero quiera alguna discográfica en España. Porque de la mía ya me han echado. Estaba en Dro (Warner) y ya me echaron.

Qué demonios hacía un zanfonista en una multinacional.

Vino de rebote porque salía en Fonomusic y luego este sello lo compró Dro...

¿Has llegado a tener un cara a cara con la gente de Dro?

Sí. Y me dijeron que no vendía el disco. Ha vendido 600 discos. Pero yo he comprado más que 600. Se puede comprar todavía en tiendas o bien a través de mi correo electrónico monocotiledoneas@wanadoo.es


© Carlos Pérez Cruz, Tomajazz 2004