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KURT ELLING: RETRATO DEL ARTISTA DE JAZZ.
Entrevista por ARTURO MORA y PABLO SANZ

El cantante y compositor Kurt Elling se ha convertido en un icono cultural en Estados Unidos. La aparición de su último disco Nightmoves le ha embarcado en una gira mundial que incluía una fecha en Madrid (13 de julio de 2007). Tan sólo unas horas antes del concierto Arturo Mora y Pablo Sanz tuvieron la oportunidad de entrevistarle en un clima relajado. El disco, el jazz, el arte y otros temas fueron abordados en boca de Elling.


PABLO SANZ: Tras una exitosa carrera en Blue Note, ¿por qué te has cambiado al sello Concord?

KURT ELLING: Bueno, espero que siga siendo exitosa. En Blue Note me contrataron para grabar seis discos, y ya los hice. A la vez, este año cumplo cuarenta años, mi mujer y yo hemos tenido nuestra primera hija, hemos cambiado de apartamento, así que… muchos cambios. Y quería ver quién más estaba interesado y qué otras asociaciones podía entablar. Tuve la sensación de que puedo hacer más, y además soy curioso en lo que respecta a la vida. Y de momento, bien (risas). Todo va a ir bien, ¡galáctico! (risas).

ARTURO MORA: ¿Es por eso por lo que has llamado a tu nuevo CD Nightmoves (“movimientos nocturos”), por todo ese cambio que te está ocurriendo?

KURT ELLING: Sí, ésa es la idea. Llamé al disco Nightmoves porque para mí el disco nos cuenta algo así como una película de la mente. Si quieres, puedes escucharlo y seguir al personaje durante la noche. Cuando llega el ocaso es una sensación muy especial, el sol se pone horizontal y llega esa hora mágica, y siempre me da la impresión de que todo es posible. Durante el día todo es: “tengo que hacer esto y lo otro”, responsabilidades, llamadas de teléfono, de todo; pero cuando el sol comienza a ponerse, entonces se puede vivir. Mucho movimiento, muchas posibilidades, amor y traición y aventura, y a lo mejor surge la verdad.

ARTURO MORA: ...y jazz.

KURT ELLING: Y, por supuesto, jazz. El jazz es duro durante el día (risas).

PABLO SANZ: Cassandra Wilson me dijo una vez que en vez de escoger canciones, las canciones la escogían a ella. ¿Cuál es tu método de trabajo, cómo y por qué escoges las canciones?

KURT ELLING: Cada disco sale tras un período de tiempo, estando de gira con el grupo, así que digamos que hay unos dos años entre disco y disco. En dos años tocas el disco que acabas de sacar y dices: “tengo estas tres ideas nuevas para un nuevo disco”. O te sientas y tienes una idea para una canción. Así que en dos años hay minúsculas decisiones intuitivas. Persigues tus ideas, lo que sea que te esté empujando a ese punto, y al cabo de uno o dos años has tomado muchas decisiones: esto no funciona, o tienes que cambiar esto, o esto hace que el público esté contento de este modo. Así que cada idea que tengo, en la medida en que puedo escribirla en un papel, podemos empezar a tocarla y averiguar si encaja o no. Así que un disco, en el mejor de los casos, es la culminación de muchas decisiones pequeñas. Es una gran decisión que resulta de muchas decisiones muy pequeñas.

ARTURO MORA: ¿Qué buscas en un solo para convertirlo en vocalese?

KURT ELLING: Primero tiene que gustarme, tengo que enamorarme del tema, y a veces me encanta un tema durante muchos años antes de que incluso piense en escribir una letra, porque no quiero escuchar música pensando en más trabajo. También Quiero ser un mero aficionado. Pero de vez en cuando me digo: “me gusta esto, me pregunto si funcionará”, y entonces tengo que escucharlo para ver si es posible, porque, digamos, a lo mejor el músico está tocando algo que es muy, muy rápido, o que no son notas, sino sólo sonido. Entonces tengo que plantearme: “bueno, ¿puedo cantar esto? Si lo canto, ¿sonará ridículo? ¿Es imposible? ¿Es la tesitura demasiado amplia?”, hay que tomar algunas decisiones de tipo técnico. Si funciona me siento e intento aprender el solo, y mientras lo aprendo, intento escribir un boceto de letra, sólo para ir sacando ideas. O, a veces, estoy escuchando un solo y me sale sólo la letra. Otras veces la forma en que el músico interpreta es muy lírica, como si cantara, no como si tocara la trompeta o el saxo. Eso es lo mejor, porque entonces tengo la sensación de que tan sólo estoy traduciendo de otra lengua. Hago como si así fuera. Y es un trabajo duro, como cualquier otra labor de redacción.

PABLO SANZ: Tu público jazzístico nota la diferencia entre cantantes como Jamie Cullum o Michael Bublé y tú. ¿Crees que eres más cantante de jazz que ellos?

KURT ELLING: Bueno, soy distinto. Creo que Jamie es genial, creo que es muy divertido, y que es nuevo y mola. No conozco tan bien a Michael Bublé, sólo algo de lo que ha hecho con big band, pero creo que a Michael Bublé no le preocupa mucho formar parte del jazz. No le juzgo, pero… quiero decir: yo soy un artista, soy un artista de jazz, y de muchas formas eso hace que mi relación con un nuevo público sea mucho más difícil en cualquier país, porque lo que hago no es tan sencillo, no es tan claro la primera vez que lo oyes, y las referencias que hago a veces son un poco obtusas, y la música que hacemos es más complicada. Eso quiere decir que tengo que estar muy al tanto de intentar contentar al público lo antes posible. Hacerles felices al momento, y darles algo con lo que puedan decir: “oh, qué bien que vinimos”, y cuando haga algo difícil que digan: “esta música es dura, ¿qué te parece?” (risas). De muchas formas me gustaría ser más despreocupado, como si tuviera dieciocho años, … pero realmente nunca he tenido dieciocho años (risas), siempre he sido un hombre viejo.

Así que, ¿me siento distinto? Sí, pero creo en lo que hago y creo que en el mundo hay suficiente gente dispuesta a afrontar un reto, y que quiere tener una buena conversación tras un concierto, y así además presencian algo de creación.

ARTURO MORA: Cantas, escribes, has trabajado para el Teatro Steppenwolf de Chicago y también has trabajado con tu mujer Jennifer, que es bailarina. ¿Crees que todas las formas artísticas están, de algún modo, relacionadas?

KURT ELLING: Oh, sí, claro. No conozco todos los caminos, pero mi intuición me dice que proceden del mismo tipo de sentimientos de quienes acaban siendo verdaderos artistas. Existe la sensación de que te falta algo cuando no puedes hacer tu trabajo, y sé que hay mucho dolor y lucha incómoda que es común a todo el mundo, pero que constituye un reto singular para quienes son artistas. Sí, creo que con lo que hacen, los artistas tratando de asir el futuro, mostrando un ejemplo de algo que es nuevo, algo que es importante para la sociedad. Y te diré por qué: porque cuando voy a escuchar a Keith Jarrett o a Wayne Shorter, o cuando voy al ballet –el ballet es tan bonito– me recuerda de qué son capaces los seres humanos, y es muy conmovedor, y te permite olvidarte del terror las decepciones y el dolor, y te permite centrarte sólo en algo que es puro en su intención y hermoso en su ejecución, y de ese modo hacer más noble a todo aquél que esté prestando atención entre el público. Es la evolución de las especies, es la preservación de la humanidad de muchas formas.

Y no olvides escribir que he trabajado muy duro contra George Bush, incluso antes de que saliera elegido la primera vez, que en realidad tampoco fue así. (risas)

PABLO SANZ: Hablando sobre George Bush, ¿conoces a nuestro anterior presidente Aznar, el que apareció en la foto del trío con Bush y Blair? (risas)

KURT ELLING: ¿Al que echásteis por eso? Me enorgullecí de vosotros cuando eso pasó. No es algo fácil.

Hay algo en los seres humanos que trata de destruirlo todo. El Pecado Original es una categoría legítima de nuestra experiencia, y describe algo real, describe nuestra voluntad de herirnos mutuamente y de ascender a costa de pisar a los demás. Esto vuelve a tu pregunta de por qué el arte es importante. Por eso tu intención tiene que ser tan fuerte cada vez que tocas. Escuché la historia de Wayne [Shorter] en el asiento trasero de un coche yendo a una prueba de sonido o algo así, cuando le dijo a su road manager: “¿Cómo va todo?”, y él respondió: “Es terrible, nada funciona, se ha perdido el equipaje, hay una lista larguísima de cosas”, y Wayne dijo “¿Qué vas a hacer esta noche?”, y el manager respondió: “No lo sé, no lo sé, me encuentro tan mal. ¿Qué vas a hacer tú?”, y Wayne dijo: “Voy a manifestar mi iluminación espiritual a través de la música”. ¿Lo ves? A eso me refiero. Un día largo, el aeropuerto, mi mujer y mi hija están a miles de kilómetros de distancia, pero aquí hay gente y yo tengo mi trabajo, y estoy aquí para aspirar a lograr esa experiencia que tengo con otros artistas, para eso estoy aquí. Eso es lo que me hace distinto de alguien que tiene dieciocho años.

PABLO SANZ: Has mantenido a tus colaboradores durante mucho tiempo (Laurence Hobgood, Rob Amster, Willie Jones III). ¿Qué nos puedes contar sobre ellos?

KURT ELLING: Antes de nada me doy cuenta de lo afortunado que he sido, por el nivel de los músicos con los que toco en mi banda. Son excelentes y superiores. Podrían haber tocado con cualquiera, incluso desde la época en que sólo les pagaba cuarenta dólares por bolo y no tenía contrato con Blue Note. Este es parte del don que me otorgó la ciudad de Chicago, el que hubiera una escena con esos músicos de enorme calibre accesibles para mí, y que me ayudaron a comenzar, y con el paso de los años hemos desarrollado unas sólidas relaciones de trabajo, y lo valoro y entiendo hasta qué punto es un don, porque tenemos un sonido que nos pertenece, y es muy raro hoy en día en jazz encontrar algo que se sostiene por sí mismo; incluso cuando hay mucho dinero los grupos tienden a estar juntos dos o tres años. Por ejemplo Josh[ua] Redman y el San Francisco Jazz Collective, un ramillete increíble de músicos, y aun así, tras dos o tres años: “estoy listo para seguir mi camino” y uno se va, y luego se va el otro… El Brad Mehldau Trio, esos tipos tienen el sonido, hay una razón: Brad sabe lo que busca, y tiene sentido. Así que para mí también tiene sentido, hay otra gente con la que me gustaría trabajar y pasarlo bien y experimentar, pero para mí es más importante ser capaz de trabajar con mis músicos. Y si empiezo a moverme con más músicos además es… tanto esfuerzo (risas).

ARTURO MORA: En tu nuevo disco hay un tema llamado “The Waking”, un dúo con tu contrabajista Robert Amster. La letra es un poema de Theodore Ruthke. ¿Cómo surgió la música?

KURT ELLING: He hecho esto muchas veces, coger algo de poesía y hacerlo funcionar con algo de música. Sobre las secuencias de acordes hago libremente una nueva melodía con esa poesía y en algunos casos esto acaba convirtiéndose en algo así como piezas cerradas, porque funcionan bien y le dan al público algo que es nuevo para mí, incluso sobre un tema mío que ya conocen muy bien. En el caso de “The Waking”, sencillamente pedí a Rob que tocara un motivo y empezamos sin saber cómo resultaría, y lo tocamos en muchos conciertos. Entonces cuando fuimos al estudio, el tema no estaba en la lista para grabarlo en el disco, pero el primer día, cuando íbamos a grabar el primer corte, le pasaba algo raro al piano, hasta el punto de que no podíamos hacer el disco con ese piano, así que cinco personas haciendo llamadas, y mientras estaban en ello, como no me gusta perder el tiempo, le dije a Rob: “Vamos a hacer esto, y a lo mejor sale algo, o por lo menos nos mantendremos ocupados.”

ARTURO MORA: El contenido de las letras en inglés en tu música es muy importante. ¿Puede ser esto un problema con el público extranjero? ¿Has encontrado al público extranjero menos receptivo porque no conocían las letras?

KURT ELLING: Bueno, soy muy consciente de esto, como te dije necesito hacer feliz a la gente, y sé que lo que hago es difícil incluso para angloparlantes, y no tengo otra respuesta mejor que: espero que la gente sencillamente lo escuche como música. Sabes, cuando escucho a una buena cantante de fado no sé sobre lo que canta, pero me siento como: “escucha esto, es increíble”, y siento la pasión, siento la música. No siempre tienes que saber todo lo que está pasando, no tienes que conocer todas las capas porque a lo mejor ella está cantando sobre historia, y se está refiriendo a otros cantantes y… Pero yo no sé nada de eso. Así que las letras no son necesarias para todos los públicos. Son necesarias para mí, porque soy el que las escribe. Pero bueno, el mundo es imperfecto (risas). O incluso es mejor que no sepan específicamente sobre qué estoy cantando, a lo mejor no soy un buen letrista (risas).

ARTURO MORA: En tu proyecto Spirituality, Poetry & Jazz (“Espiritualidad, poesía y jazz”) dijiste: “Escribir letras es una forma de poesía. Debe rimar y seguir una forma coherente. En la subcategoría de jazz y escritura para vocalese, eso implica la composición de palabras que encajen en los contornos melódicos y los ritmos de una forma de arte musical moderna que es exhaustivamente exigente.” ¿Crees que, de algún modo, la redacción de letras está infravalorada?

KURT ELLING: No lo sé, quiero decir: ¿a quién le preocupa? ¿Alguien llega a preocuparse suficientemente por la poesía? Tú te preocupas, obviamente, pero quiero decir: la gente. ¿Presta atención la gente a la poesía como para decir: “esto es más importante que esto otro”? No sé.

ARTURO MORA: Pero para ti...

KURT ELLING: Para mí, no tengo el aprendizaje y el conocimiento necesarios sobre poesía por sí sola como para tomar parte en esa forma de arte con profundidad. Pero sí entiendo de música, y sé qué suena bien en un lenguaje la mayor parte del tiempo, y me gusta y siento que es algo que debo hacer, porque casi nadie más está interesado en ello, y los que estuvieron antes que yo crearon algo grande, crearon una nueva forma de arte, y ellos no fueron a la escuela de arte: Eddie Jefferson no estudió poesía, ni Jon Hendricks estudió poesía, ni Annie Ross, y su rollo suena genial.

Soy muy crítico con mi trabajo y siempre intento mejorar, y cuando miro piezas que he escrito antes digo: “tío, me gustaría haber escrito mejor esta sección”. Lo que haces cuando intentas mejorar. Pero a la vez aquí estoy, y a las veces está bastante bien, así que sigo intentándolo.

ARTURO MORA: Hace tres años tocaste en directo en Madrid la canción “The Sleepers”. En Nightmoves la has grabado con un cuarteto de cuerda. ¿Cómo ha evolucionado la pieza en todo este tiempo?

KURT ELLING: No la tocamos cada noche. Me aburro fácilmente, así que el repertorio cambia mucho con el tiempo, y hay ciertas cosas específicas que han durado mucho más que otras. “The Sleepers” surgió de un trabajo de Fred Hersch, y luego se convirtió en algo que hicimos en otra tonalidad con cuerdas. Pero no sé, no escucho mucho el disco, no me gusta ir en plan: “¡Sí, qué bien sueno!” (risas). Después de hacer el disco, y me esfuerzo por que suene tan bien como pueda, no suelo escucharlo mucho, así que lo tendremos que tocar para ti esta noche y ya me dirás qué ha cambiado.

ARTURO MORA: Te lo diré (risas). ¿Cómo surgió la colaboración con Christian McBride?

KURT ELLING: Christian y yo nos habíamos visto varias veces, pero sólo tocamos juntos dos o tres veces. Sencillamente le llamamos, vimos que iba a estar en la ciudad, y entonces le invitamos a hacer un arreglo, y es majísimo, un tipo realmente cariñoso que es un maestro absoluto de la música. Fue tan majo como para traer su historia a nuestro mundo. Fue muy fácil, tan sólo le llamé, tocamos un poco y todo salió bien.

Con la mayoría de la gente del jazz no suele haber problemas, si te ves con ellos un par de veces y cada uno respeta el trabajo del otro y... El mundo del jazz no es tan grande, no es como llamar a David Bowie o algo así. Hay un par de tíos a los que no podría llamar: Wayne [Shorter], Keith [Jarrett]. Quizás podría llamar a Herbie [Hancock], pero realmente tendría que tener algo bueno para invitarle. Hay unos diez tipos, pero el resto es gente a la que puedes llamar y decir: “Hola, soy Kurt”.

ARTURO MORA: ¿Cómo es tu trabajo con Laurence Hobgood? Cuando estáis escribiendo una canción, o un arreglo, ¿quién hace qué?

KURT ELLING: Siempre es diferente. Igual me trae un gran croquis, y yo voy a su casa, y lo tocamos, y me dice: “¿qué te parece?”, y yo le digo: “bueno, no entiendo esta sección” o “esto realmente mola” o “me gustaría escuchar esta sección de este modo”, y trabajamos en ello juntos hasta que sale algo, y probablemente hacemos una sesión, y entonces cuando lo tenemos todo él se va a trabajar y yo me voy a trabajar en mis cosas, o igual le traigo algo que para mí está casi listo, pero como le conozco, le digo: “¿cómo podemos arreglarlo?”, y él me dice: “eh, esto es bueno, ¿y si hacemos esto otro?”. Así que es como una conversación que cualquiera de nosotros puede comenzar. Podemos arrancar desde muchos sitios.

ARTURO MORA: ¿Proyectos futuros, musicales o de cualquier tipo?

KURT ELLING: Lo más gordo que tengo ahora es que hay muchos conciertos, y estoy como en mitad de todo, tengo muchas cosas de las que ocuparme. La gira, tengo un montón de proyectos especiales, tengo un concierto especial de Nancy Wilson, haremos cosas con orquesta en Australia en 2008 y tengo que encargar muchas cosas y pensar en los temas, … Siempre estoy escribiendo, eso es algo que pasa siempre. En mis horas extras estoy escribiendo un guión de cine, pero me está llevando mucho tiempo, porque no sé qué estoy haciendo, así que estoy aprendiendo sobre la marcha. El bebé es algo grande, realmente quiero estar seguro de que lo hago bien. Solía tener como diez cosas a la vez, pero ahora quiero ser un buen padre, y es muy, muy difícil hacerlo pasando tanto tiempo de gira. Así que cuando estoy en casa no voy a decir: “voy a trabajar hoy en mi guión”, lo que voy a hacer es estar con mi hija y asegurarme de que está bien y dar un respiro a mi mujer e intentar ser un hombre. Es un asunto muy serio. Es mi proyecto número uno ahora mismo.

Texto © 2007 y Pablo Sanz
Traducción: Fernando Ortiz de Urbina