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Christian
Gauffre: Ornette Coleman
Joe Lovano: Las primeras influencias vinieron,
claro, de los discos. Mi padre tocaba el saxofón y tenía
una gran colección de discos que iba de Coleman Hawkins a
Lester Young, Sonny Rollins, Coltrane, Charlie Parker, Ornette Coleman...
Estaba muy al corriente de lo que pasaba en el mundo del jazz. Había
nacido en 1925, creció durante el gran período del
bebop, escuchó a Miles y Bird tocando juntos cuando actuaron
en Cleveland, tocó una vez con Coltrane en una jam session
y recordaba con emoción esos grandes momentos. Crecí
teniendo un concepto muy claro de las diversas épocas del
jazz y de cómo encajaban. En mi actual forma de tocar intento
fundir todas estas cosas. Mi Ornette es la mezcla de lo que hace
Ornette y de lo que hacían sus grupos en conjunto, con Don
Cherry, Ed Blackwell, Billy Higgins, Charlie Haden, Scott LaFaro…Su
manera de interactuar, tocar temas e improvisar con su imaginación,
de crear actitudes, adornar el ritmo, la armonía... Su manera
de desarrollar simultánea y libremente ideas armónicas,
melódicas, rítmicas... Para mí, el futuro de
la improvisación es esta manera de fundir ideas, de utilizar
el ritmo, la melodía y la armonía para crear música
en lugar de simplemente repetir las formas... Hay que ir hacia adelante.
La música de Miles Davis, de John Coltrane, de Art Blakey
con sus Jazz Messengers, la de Ornette Coleman en los años
60... Son esos grupos, y no sólo sus líderes, quienes
me han influido, la manera en que se realizaban los intercambios
entre estos músicos. Coltrane no tocaba de la misma manera
con Miles que con su propio cuarteto... La actitud cambia según
la gente con la que uno toca. El entorno influye realmente. He intentado
aprender de todo esto. Tanto, que lo que hago hoy, con grupos distintos,
tiene cada vez un perfume diferente, una actitud diferente, en función
del personal implicado.
Christian Gauffre: Gunther Schuller
Joe Lovano: Lo conocí a principios de los
años 70, a través de su hijo, el bajista Ed Schuller,
con quien yo tocaba. Ed y yo nos habíamos conocido en Boston.
Yo estudiaba entonces en la Berklee School y Ed en el New England
Conservatory, cuyo presidente era Gunther. En esa época conocía
mal la música de Gunther. Sabía que había tocado
la trompa en “Birth of the Cool”, que estaba en “Sketches
of Spain”, que había escrito música para Ornette
Coleman y Eric Dolphy, pero nunca lo había escuchado en estos
trabajos. Un día fui a casa de Ed, por tanto la casa de Gunther,
y me quedé pasmado delante de su inmensa colección
de discos y manuscritos... Para poder moverse había que sortear
los montones de libros y toda la documentación que utilizaba
para sus trabajos. En su biblioteca, Ed decidió hacerme escuchar
la música de su padre. Me pareció extraordinaria.
A partir de esa época, Gunther vino mucho a escucharnos tocar...
Siempre siguió lo que hacía. En los años 70
y 80 me llamó varias veces para determinados proyectos, en
especial para una obra para orquesta titulada “Journey into
Jazz”, creada originalmente para Eric Dolphy, Benny Golson,
Don Ellis y una big band con un texto leído por Leonard Bernstein.
Gunther me contrató para que hiciera la parte de Benny Golson.
Era la primera vez que estaba en una orquesta dirigida por Gunther.
Era impresionante. Después produjo algunos discos en los
que participé y, poco a poco, a comienzos de los años
80 se estableció entre nosotros una verdadera relación
de trabajo. Me contrató para dar clases en un taller que
organizaba cada mes de agosto en Idaho. Fue en el 90-91 y regresé
los años siguientes. Era un taller de música de cámara-jazz
que duraba tres semanas. Esa proximidad me permitió conocer
aún más su música y un día, en 1992
creo, escuché algo suyo que me asombró. Una música
muy “contemporánea”, muy moderna, en pequeña
formación. Enseguida me imaginé improvisando sobre
esta obra, escuchaba el tenor en mi cabeza... Entonces tuve la idea
de pedirle que hiciera orquestaciones para mí. Luego esto
se convirtió en un disco sobre Ellington, Monk, Mingus, Ornette
Coleman, con algunos estándares y originales. Gunther tuvo
relaciones con todos estos músicos, conocía sus obras
a fondo y además los conocía personalmente, sus sentimientos,
sus conceptos... Aceptó enseguida. Escribió unas orquestaciones
espléndidas para esta proyecto. No es como si hubiera contratado
a un arreglista corriente que hubiese hecho lo que le diese la gana...
Por ejemplo, cuando Gunther escribió un arreglo sobre un
tema de Mingus, lo hizo pensando en Mingus, siempre respetando al
compositor. También hizo un trabajo magnífico sobre
Ornette Coleman... Aprendí mucho de él en esa ocasión.
Sobre la orquestación y la manera de juntar las cosas de
una manera sencilla, clara ...
Christian Gauffre: La producción
Joe Lovano: Produzco todos mis discos. He tenido
muchas ideas y he podido realizarlas todas. A menudo, los músicos
no logran montar sus proyectos, organizarlos por varias razones.
Para componer la música, ocuparse de montar la totalidad
de la operación, etc., hay que tener mucha confianza en uno
mismo y pensarlo mucho. Me encanta producir. Mis propios discos
sobre todo, pero he tenido la suerte de producir a otros artistas
y me gusta. Fundamentalmente, pienso que un productor debe conocer
a los músicos con quienes trabaja, tener confianza en sus
aptitudes para tocar y crear música. Tiene que ayudar a realizar
el proyecto. Hace unas décadas los productores lo hacían
todo. Elegían los temas que los músicos iban a tocar
y hasta a los músicos que iban a tocarlos. Aún siguen
habiendo muchos discos en el jazz actual en los que el productor
decide quién se sienta al piano o a la batería. El
líder del CD se contenta con poner su nombre en la portada.
La compañía destaca el nombre del artista pero el
disco no es suyo. He participado en sesiones de este tipo. Por ejemplo
con Lonnie Smith, el organista con quien realicé algunas
de mis primeras grabaciones para Groove Merchant Records. Era el
productor quien lo había decidido todo. Cuando entramos en
el estudio, ¡Lonnie ni sabía lo que íbamos a
tocar! Primero tuvo que aprenderse la música... Pero cuando
se editó el disco, su nombre apareció escrito bien
gordo en la portada. Cuando empezamos a hacer unos conciertos de
promoción, Lonnie ni siquiera conocía el repertorio
del disco. De hecho tocábamos blues, ¡nada que viniese
en el disco! Creo que este tipo de cosas ocurren a menudo en el
jazz. A veces una mentalidad “pop music” contamina esta
música... Pero hay cada vez mas músicos que se responsabilizan.
Antes muy pocos músicos producían sus discos. Por
ejemplo Thelonious Monk no se ocupó nunca directamente de
sus discos, siempre dejaba a Teo Macero hacerlo y tenían
una relación de trabajo que funcionaba bien, sabían
lo que iban a hacer. Teo escuchaba, se aseguraba de que el sonido
fuera bueno y de que los músicos tocasen. Ocurría
lo mismo con Miles Davis, John Coltrane... Para mi es un auténtico
desafío hacerlo todo. Hay que tener realmente confianza en
la gente con quien uno trabaja.
Christian Gauffre: Tony Bennett, Frank Sinatra… La
aportación de los italo-americanos al jazz.
Joe Lovano: Bennett, es un músico sorprendente.
Tuve la suerte de tocar varias veces con él pero siempre
en grandes formaciones, cuando trabajaba con Woody Herman al final
de los años 70, o bien con la Mel Lewis Jazz Orchestra...
Tiene un sonido increíble. Cuando canta una nota, uno la
siente, entra dentro de ti. Pasa lo mismo con Frank Sinatra, con
Dizzy Gillespie, Miles... Estar en la misma sala que ellos era como
recibir un golpe en el pecho. Es una cosa que me influyó
mucho en la época en que buscaba mi sonido. Y el hecho de
que, al tocar, cada nota sea importante en la melodía. Estos
cantantes fueron muy importantes en mi evolución. Tuve la
suerte de tocar con algunos grandes cantantes. Estoy muy orgulloso
de haber tocado con Sarah Vaughan –siempre en big band, nunca
en pequeñas formaciones, pero el solo hecho de estar ahí,
de tocar los arreglos y de participar en el sonido... Fantástico.
También toqué con Billy Eckstine, Joe Williams, Mel
Torme... Es apasionante. Estos cantantes son músicos de jazz.
Swinguean contigo, la manera de tocar de la orquesta les hace cantar
de una cierta manera ¡y uno siente esta interacción!
Cuando se leen cosas sobre Lester Young o Miles Davis siempre se
habla de Frank Sinatra. Era la misma generación. Sus interpretaciones
fueron definitivas. Sencillamente porque tocaban con el corazón.
Los músicos así se influían mutuamente, y Frank
Sinatra... Claro, en mi familia, no parábamos de escucharlo.
Christian Gauffre: ¿Porque era italiano?
Joe Lovano: No sólo. Sobre todo debido a
la pureza de su sonido. Yo pertenecía a una familia de músicos,
mi padre era un fanático del bebop, pero mi madre y el resto
de la familia eran fanáticos de Sinatra. Lo escuchaba a diario.
La herencia italiana en el dominio de la melodía, del lirismo
y de la música en general siempre ha influido mucho al jazz.
La forma de cantar de Caruso era tan expresiva que me dio la confianza
necesaria para ser también expresivo. El jazz habla realmente
de todo un universo musical. Los ritmos y las influencias de esta
música vienen del mundo entero –África, música
clásica europea, músicas folclóricas, blues...
Las luchas de los pueblos. El jazz es una música que habla
de la gente. El jazz trata de comunicación entre la gente.
De combinaciones interculturales. Si uno analiza de cerca el jazz
de los orígenes, la música negra americana de los
principios, encuentra influencias múltiples: la música
criolla de Nueva Orleans, diversas formas de melodías, las
músicas de charanga, etc... No hay una música cuyo
origen pueda ser aislado con precisión porque todo el mundo
se influye entre sí. Vivimos hoy en un mundo tan globalizado...
Viajo por todo el mundo y tomo ideas rítmicas de cada país.
Y esto influye en lo que compongo. Claro, nuestra técnica
personal, nuestra propia imaginación, nuestra historia personal
–con quién toco, en qué tipo de grupo...–
también cuentan. Es tu vida la que sale de tu instrumento.
Charlie Parker lo dijo. Pienso en esta cita muy conocida: “Hay
que vivir las cosas antes de que puedan salir de tu instrumento.”
Christian Gauffre: Tom Harrell
Joe Lovano: Tom es único. Es sorprendente,
divertido. Tiene un don. Es un genio. Tiene una manera muy poética
de tocar y de componer. Lo conozco desde finales de los años
70. Cuando llegué a Nueva York tocamos juntos. Estábamos
en la orquesta de Mel Lewis juntos a principio de los años
80 y grabamos juntos por primera vez en uno de mis primeros discos
para Soul Note “Village Rhythm”. Después, creo
que toqué en seis o siete discos, con sus propias composiciones,
para Contemporary y Chesky. Es un compositor sorprendente, un improvisador
de verdad, uno de los más grandes de nuestra época,
en todos los instrumentos. Para mí, entre los trompetistas
contemporáneos, Tom está en la cima. En “Live
at the Vanguard”, por ejemplo, se puede escuchar la total
espontaneidad que había entre nosotros, creando esos temas,
esas formas, esos arreglos conforme avanzaban. Ningún encadenamiento
estaba preparado, ningún orden de solos, etc. Nos lanzamos
y dejamos que cada tema encontrase su propia forma. Para tocar así
con alguien hay que escuchar realmente y reaccionar. Tom tiene una
conciencia total de todo lo que le rodea cuando toca. Comunicarse
con él puede resultar a veces difícil pero... Tom
tiene una personalidad muy compleja, pero cuando toca, cuando está
metido en la música, es la más bella, la más
pura de las músicas. Me recuerda a los más grandes
trompetistas: Kenny Dorham, Fats Navarro, Miles, Lee Morgan, Booker
Little, Clifford Brown... Tom conoce el repertorio y la historia
del jazz. Tocó con Dizzy Gillespie y Dizzy adoraba lo que
Tom hacía. Tom no compite. Toca con un enfoque puro y lírico,
por eso es tan bueno. Muchos músicos, trompetistas especialmente,
entran en este tipo de competición; “puedo tocar más
alto que tú, más rápido que tú...“
Eso no es música, es aburrimiento en estado puro. El espíritu
competitivo aleja demasiado a la gente de la pureza y de la belleza
de la música.
© Jimmy Katz, Blue Note Records 2003
Christian Gauffre: Tocar
con Europeos, Henri Texier, Aldo Romano…
Joe Lovano: Trabajar con ellos fue fantástico.
Me aportaron su conciencia del jazz. Crecieron escuchando y tocando
con Bud Powell y con todos los grandes que pasaron por Francia y
por París. Pero también han conservado sus raíces
folk. Cuando digo folk no pienso en la música folk sino simplemente
en cosas muy arraigadas, con ritmos más sencillos. Esas cosas
me influyeron. Además, en la época en que pude tocar
con Henri, estaba ya implicado en este tipo de enfoque con gente
como Paul Motian. Escucha lo que Keith Jarrett ha tocado durante
su carrera: siempre hay, en el interior de la complejidad armónica,
un elemento folk, misterioso. Con Ornette y Coltrane ocurre lo mismo.
Lo que hoy llamamos “música del mundo” viene
de Coltrane, de Miles, de Ornette. Músicos que tenían
una conciencia aguda de lo que estaba pasando. No se limitaban a
un sólo tipo de jazz. Tocaron y escucharon bebop, que fue
su base melódica, armónica y rítmica, pero
ocurrieron muchas más cosas a través su música.
Cuando toco con gente como Henri hay un respeto profundo sobre todas
estas cosas...
Christian Gauffre: Yosuke Yamashita
Joe Lovano: Tuve la oportunidad de tocar con Yosuke
Yamashita: es un músico increíble. Tocamos juntos
cosas que tenían un perfume oriental, melodías, energías
y ritmos diferentes… Trabajo sobre un proyecto con Yosuke
y baterías de kodo. Piano, saxofón y conjunto de kodos.
Estos sonidos, estas energías, estos ritmos, la combinación
de mi historia con la de Yosuke... Todo esto va a crear una nueva
música. Todas estas cosas son verdaderamente apasionantes.
Yosuke Yamashita ha conocido una evolución bastante radical:
de los discos de su período Enja hasta su homenaje a Gershwin
en la época actual, tenemos a veces la impresión de
no escuchar al mismo pianista... Yosuke es un pianista sorprendente,
¡puede tocar en registros tan diferentes! Es un consumado
pianista clásico, también muy influido por Cecil Taylor,
Andrew Hill y Bud Powell... Pero también puede tocar “Rhapsody
in Blue” de Gershwin... En cuanto a la música que compone
hoy me parece que está muy influido por la de Andrew Hill
y Thelonious Monk, pero también por los conceptos de Cecil
Taylor. Fusiona todo esto, lo que da una música a la vez
libre y llena de formas y estructuras.
Christian Gauffre: La batería, el clarinete, las
flautas y lo demás...
Joe Lovano: Siempre he tocado la batería.
Cuando tenía siete u ocho años, el batería
del grupo de mi padre compró un nuevo set y le regaló
el antiguo a mi padre. Un día, mi padre llegó a casa
con una batería completa, el modelo clásico de los
años 40. Comencé a tocar con ella tranquilamente,
divirtiéndome, sin ninguna presión. Fue en la misma
época en que empecé a tocar el saxofón, mi
padre me daba lecciones, así que la batería era como
un descanso. Trabajé escuchando discos. Y empecé a
tocar... Fui consciente de ello cuando trabajé la melodía
de “Confirmation” de Charlie Parker al saxo. Trabajaba
con el saxo y me luego me sentaba a la batería y naturalmente
tocaba esa melodía sobre los tambores. Luego escuché
otros discos y me di cuenta de que Philly Joe Jones, Max Roach,
Art Blakey y Kenny Clarke tocaban también las mismas melodías
que Bird y Diz. Las cosas empezaron a tomar forma para mí.
El hecho de darme cuenta de que estos baterías tocaban la
misma melodía que el saxo me hizo comprender que el saxo
tocaba algunas cosas que también tocaba la batería…
Comprendí los intercambios posibles, las maneras en que diferentes
instrumentos reaccionaban entre sí. Fue un gran momento para
mí.
Siempre he tocado la batería. Participé en muchas
jam sessions y conciertos como batería. Poco a poco desarrollé
mi técnica y encontré mi sonido. Tanto, que cuando
compongo, cuando trabajo sobre un tema con el saxo y el piano para
la melodía y la armonía, siempre me siento a la batería
para el aspecto rítmico. Es muy importante en mi manera de
componer. En el disco “Rush Hour” toco la batería
en un tema que había trabajado al tenor y luego a la batería,
pero fue la primera vez que toqué las dos partes en estudio,
regrabándome. Toqué el solo de tenor y luego me puse
los auriculares e improvisé a la batería. La batería
siempre ha ocupado un sitio muy importante en mi vida. Tuve la suerte
de tocar dos o tres veces la batería en la orquesta de Woody
Herman. Otra vez, un lunes por la noche, Mel Lewis tuvo que irse
al empezar el set y fui el batería de la orquesta en el Village
Vanguard... ¡Conocía los arreglos! Tuve la suerte de
tocar con Elvin Jones y hacer muchas de las pruebas de sonido en
su lugar... Si buscas bien, te darás cuenta de que muchos
saxofonistas tocan la batería. Michael Brecker toca muy bien,
también Dave Liebman, Steve Grossman, Jerry Bergonzi... Para
estos músicos es muy importante probar con otros instrumentos.
Yo, por ejemplo, toco de todo, clarinetes, flautas, todos los saxofones...
Hasta la trompeta. No sé realmente tocar pero por lo menos
sé lo que es, lo he experimentado. En cambio, la batería
y las percusiones siempre han estado en el centro de mi vida. Tengo
percusiones del mundo entero, todo un surtido de gongs, que he utilizado
en varios discos. Por ejemplo, en mi primer disco como líder,
“Tones, Shapes and Colors” para Soul Note, en 1985,
un disco grabado en directo, el titulo homónimo es un dúo
entre saxo y gongs. Tenía un conjunto de seis gongs a mi
alrededor, con una maza en la mano derecha y tocaba el saxofón
acompañándome con los gongs. De hecho, se pueden hacer
muchas cosas con una sola mano con un saxo. Rashaan Roland Kirk
nos lo demostró. Tuve la suerte de escuchar a Kirk tocar
cuando tenía unos 15 años. Fue uno de los primeros
músicos que pude ver en directo, junto con James Moody, Sonny
Stitt y Gene Ammons. Mi padre tocaba en el club donde tocaban todos.
Entonces me hizo entrar. Cuando escuché a Kirk lo miré
y me dejó atónito. ¡Cambió mi manera
de tocar! Volví a casa y empecé a intentar reproducir
todo lo que acababa de oír y ver. Y sé que fue eso
lo que desembocó, muchos años más tarde, en
la creación de una técnica para tocar el saxo y las
percusiones conjuntamente.
Christian Gauffre: Sonny Stitt, Roland Kirk, James Moody
Joe Lovano: Lo que más me influyó
de Stitt, Rahsaan y Moody, fue que Moody tocaba la flauta y el saxo
alto, que Stitt tocaba el alto y el tenor y que Rahsaan tocaba la
flauta y un montón de instrumentos... Fue en esa época
cuando empecé a tocar la flauta, cuando estudié otros
instrumentos. Estos tipos tenían un sonido personal con todos
los instrumentos y fueron ellos quienes me dieron el valor de estudiar
la flauta y todos los instrumentos de madera. Poco a poco, gracias
a lo que hice a esa edad, pude adaptarme en función del trabajo
que me ofrecían. Trabajé con Herman porque también
sabía tocar la flauta, por ejemplo. En la orquesta de Mel
Lewis tenía que tocar el clarinete... No soy un gran “doblador”
como Bob Mintzer, por ejemplo, pero podía enfrentarme a ello.
Y cada vez compongo más para estos sonidos diferentes. Creo
que este enfoque amplió muchísimo mi vocabulario al
tenor. Gracias al hecho de haber tocado el clarinete, el clarinete
bajo y la flauta, ahora intento explorar otros registros y sonidos
con el tenor.
Christian Gauffre: Frank Sinatra
Joe Lovano: Su música, su sonido, su personalidad
me acompañan desde mi niñez. Ocupó un lugar
importante en el mundo de la música en general en un momento
en el que el jazz se desarrollaba, en los años 30-40. Sus
interpretaciones servían de referencia para todos los grandes
músicos. Por eso creo que músicos como Miles o Lester
Young hablaban mucho de él. Tenía una gran personalidad,
un tono que le era propio, un sentido sorprendente del swing y tenía
buen gusto. En un período de desarrollo del jazz estos elementos
tuvieron un gran protagonismo. Contribuyeron a la aparición
de todos los grandes estilos que conocemos hoy.
Christian Gauffre: Mel Lewis
Joe Lovano: Entré en su orquesta en 1980
y me quedé hasta 1991. Tocar todos los lunes por la noche
en el Village Vanguard durante todo ese período fue fantástico.
Cada semana lo estábamos esperando: juntarnos para tocar
la música de Thad Jones, Bob Brookmeyer con Mel... ¡Todas
las piezas estaban escritas para él! Y la orquesta era la
mayor big band del momento. Cuando entré en la orquesta hicimos
una gira europea. Luego Mel me pidió que me quedase. Era
una época sorprendente ya que yo tocaba con Paul Motian,
desde 1981, y con Mel Lewis. Pasé los años 80 con
ellos. En 1987 hice una gira con Elvin Jones durante seis meses.
¡Ese año toqué con Elvin, Paul y Mel! Increíble.
Es también la época en que empecé a grabar
como líder y a juntar muchos conceptos e ideas. Mel está
presente en mi primer disco, “Tones, Shapes and Colors”.
Entre 1983 y 1986, Mel participó en muchas giras con mi grupo
-tenía muchos conciertos en cuarteto. ¡Mel tenía
tantas ganas de tocar! Tengo realmente la sensación de haber
aprendido mucho con gente como Mel y Paul. Con Mel tocábamos
en big band, pero con la intimidad de un combo. En realidad, Thad
Jones escribía para tríos: orquesta – bajo -
batería. Un trío. La orquesta tenía el papel
del piano. Y conservábamos esa intimidad de una pequeña
formación. Aprendí mucho. Hubiera podido trabajar
en muchas otras big bands que son como big bands, dónde uno
siente a los veinte músicos.
Durante este mismo período, entré en la Liberation
Music Orchestra y en la orquesta de Carla Bley. En 1983, me pase
un año con ella. Tocamos en París, en el Olympia,
y por toda Francia. Tocar con estas dos formaciones, al mismo tiempo
que colaboraba con Mel Lewis, me abrió aún más
perspectivas alrededor de estos diversos tipos de música.
Se puede oír en mis grabaciones –“Universal Language”,
“Rush Hour” y también en lo que hago hoy–
que estas diversas influencias se reúnen en mi vida. Una
combinación única. Raros son los músicos que
han podido tocar en contextos tan diferentes: bebop, big bands,
free (con Paul)... Es una historia muy rica de la que puedo sacar
cosas.
Christian Gauffre: Su mujer, Judi Silvano
Joe Lovano: Siempre trabajo con mucha gente, pero
hacemos mucha música juntos. Está en mi quinteto con
violonchelo, voz, bajo y batería, por ejemplo. En 1996, hicimos
unos conciertos con Gunther Schuller. Judi es una músico
sorprendente, tiene raíces profundas en la música
clásica contemporánea, hizo baile moderno durante
años, bailó con Alvin Nicolai y Mel Lewis cuando llegó
a Nueva York a mediados de los años 70... Tiene una herencia
muy rica de música folclórica búlgara, música
vocal del Este de Europa, pero creció en Filadelfia con un
hermano que tocaba el trombón y que escuchaba mucho a J.J.
Johnson y Miles Davis. Cuando la conocí, escuchaba a Thelonious
Monk, Coltrane... Estaba muy metida en el jazz. Ella Fitzgerald
es una de sus cantantes preferidas, intentaba aprender todos sus
solos... Cuando empezamos a tocar juntos, coincidieron diversos
elementos: sus influencias de música contemporánea
y sus vínculos con el baile me influyeron mucho, y empezamos
a tocar juntos por toda Nueva York, con baile. Con conjuntos sin
sección rítmica – voz, trompeta, saxo soprano,
clarinete... Paul McCandless tocaba el oboe y el corno ingles...
La mujer de Paul también es bailarina. Ambas bailaban juntas
e hicimos muchos conciertos “contemporáneos”
por todo Nueva York. Era muy diferente del mundo del jazz en el
que había estado metido hasta entonces. Y me abrió
realmente muchas nuevas perspectivas. Y lo que hacemos juntos ahora
se desarrolló poco a poco desde que nos conocimos en 1980.
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