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Luis Martín
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P: Una pregunta de difícil respuesta a la que estamos sometidos las
gentes del jazz ¿qué es el jazz para ti?
L.M.: El jazz para mí es una música universal que como ya se ha dicho
en muchas ocasiones representa unos criterios de paridad, de igualdad de
oportunidades para todo el mundo que es verdaderamente encomiable. Es la
música más democrática que existe en la medida que exige una
participación, una interacción entre audiencia y músico que no se
produce normalmente. De una manera tan directa y tan cómplice no se
produce en ninguna otra música popular. Por supuesto de la culta ni
hablo porque en esa no hay interacción.
P: ¿Cuál es tu relación inicial con el jazz, tu primer encuentro con
esta música?
L.M.: Creo
que ni siquiera podría definirlo ahora mismo. Hace tantos años... yo
nací hace 46 años y crecí básicamente con el "rock", que
era lo que se escuchaba en la radio. Pero también crecí con programas
de televisión que utilizaban el jazz como una especie de seudo-música
culta, tal y como todavía se hace en estos momentos. Es en mi
adolescencia cuando empiezo a tomar contacto con el jazz más ortodoxo,
"be-bop" y todas las secuelas de este género que, por otra
parte, sigue siendo el género dominante. Es más tarde ya, en mi
juventud, cuando ya sí entro en contacto con el "jazz-rock" y
ahí ya encuentro la conexión entre una música y otra y desde entonces
no he dejado de encontrar esa conexión pero no con el "rock"
si no con otras muchas músicas. Porque antes, cuando he definido el
jazz de ese modo, estaba haciéndolo desde un punto de vista lo
suficientemente abierto como para que pueda tener la misma perspectiva
que pudo tener Don Cherry en su momento o Jan Garbarek.
No soy hombre de prejuicios. Para mí Medeski, Martin & Wood pueden
estar perfectamente en un festival de "rock" o de
"pop" o de "blues" y por supuesto en uno de
"jazz". No voy a poner el grito en el cielo por eso.
P: Jazz y España, Jazz e Instituciones… ¿palabras de difícil
convivencia?
L.M.: Sí, pero son las únicas que normalmente se pueden producir
porque el jazz, como otras muchas músicas por otra parte, sigue sin ser
lo suficientemente rentable. Un caso como "O.T." (Operación Triunfo)...
yo no sé hasta qué punto sería rentable sin la intervención de
Televisión Española. De hecho lo que más se critica a O.T. es que
utilice el aparato propagandístico de la televisión pública, que no
privada, para divulgar sus cosas. Creo que no hay nada que sea grande
que sea rentable en estos momentos. Habría que elevar demasiado los
precios. La única manera de hacerlo con el jazz, que es una música de
mucha exigencia, es institucionalizarla.
Sí, no es fácil la convivencia. Yo hace poco decía que era un
afortunado porque trabajaba para un organismo como el Ayto. de Madrid
sin ánimo de lucro, por lo que no importan tanto las pérdidas. Las
pérdidas se miran en otro sentido. Tiene que haber un buen dossier de
prensa... pero sí se trata más de mirar el avance de la cultura.
Bueno, eso no lo exige tanto el Ayto. de Madrid. Ellos ponen en mis
manos y manos de técnicos como yo esas cosas como yo mismo me lo exijo.
En consecuencia en muchas ocasiones no hay por qué programar
evidencias... hay veces que se hace evidentemente, yo lo he hecho
también. Pero el grueso de la programación mira hacia adelante, hacia
ahora mismo. Es la única manera que existe de divulgar el jazz. La
institucionalización.
P: ¿Qué ha de cambiar para que el jazz español alcance la madurez?
(si es que no la hubiera alcanzado)
L.M.: Es
que hablar de "jazz español" es complicado. Es como una vez
que le preguntaban a Fernando Trueba , un director de cine con el que
personalmente no coincido pero sí personalmente en algunas cosas, qué
era el "cine español"... algo sobre el cine español. Él
decía: me está usted hablando de "cine español" y en
España no es que haya un "cine español", lo que existen son
cineastas que hacen cine aquí porque son de aquí pero realmente no
existe una industria como podría existir en Francia. En la música pasa
lo mismo y por supuesto en el jazz.
Hay una serie de jazzistas que han encontrado una vía a través de esa
mundialización que es la única parcela que le queda al jazz por
explorar. Demostrar que es una música absolutamente viajera, que no
solamente es estadounidense sino que puede abrazar cualquier cultura
popular de cualquier parte del mundo. Eso se ha conseguido a través de
unos ejemplos que por obvios casi no citaría, pero haré para que todo
el mundo sepa de qué estoy hablando. Hablo de Paco de Lucía, de Jorge
Pardo y de Chano Domínguez. Muchas veces no se sabe si son jazzistas
con latido flamenco o flamencos con latido jazzista. El caso de Paco de
Lucía sí ha sido el de un flamenco que ha querido evolucionar hacia
otras músicas. El caso de Jorge era el de un jazzista con latido
flamenco. El caso de Chano creo que es ambas cosas.
A pesar de la reiteración de esquemas y de fórmulas pueden ser los que
sigan despertando más interés. Pero, por ejemplo, grupos como Dead
Capo. La vía de Dead Capo me parece imprescindible, porque las otras
pueden ser hasta machaconas. Conste que a mí me siguen gustando. Lo que
desde luego no estoy dispuesto a admitir es que se hable de música de
jazz en España cuando lo que único que se están reproduciendo son los
lenguajes dominantes del "be-bop" como, por otra parte, lo
están haciendo por ahí fuera al otro lado del Atlántico. La vía de
Dead Capo me parece excelente. Así que desde este momento voy a apostar
por ellos y me encantaría que dentro de dos años hablásemos y
pudiéramos decir que es un grupo tan instalado como estos otros casos
que he puesto.
P: Del panorama internacional del jazz, ¿qué nombres y movimientos te
llaman especialmente la atención?
L.M.: Hay
varias cosas. No te voy a hablar de estilos porque no me gusta definir
las cosas, a pesar de que en mi oficio, cuando me siento delante
de un ordenador, consiste en definir estilos. Pero no lo voy a
hacer. Me interesa mucho lo que está haciendo Steve Coleman, en
general. Me interesa unas pocas cosas, lamentablemente pocas, de lo que
hemos visto en Vitoria, por ejemplo Jason Moran, The Bad Plus. Me
interesan Medeski, Martin & Wood, me parecen divertidísimos. Me
interesa cualquier corriente que investigue, que haga evolucionar las
cosas.
No me interesa para nada las cosas que están asentadas y por supuesto
me interesan muchísimo menos operaciones de mercadotecnia como las de
Diana Krall o fenómenos similares.
P: ¿Cuál es tu valoración del actual panorama de festivales de jazz
en España? ¿Jazz o acto social? ¿Se cuenta suficientemente con el
jazz español y europeo? ¿Merecerían en todo caso estos últimos
presencia sobre esos escenarios?
L.M.: Es
que hay que particularizar. La música de jazz actualmente, por razones
que... no voy a descubrir la fórmula de la Coca Cola si digo que la
industria, cansada de tener pérdidas con la música "pop",
está invirtiendo en otras músicas alternativas. Lo ha hecho con eso
que comúnmente se llama "world music" (término que no me
dice absolutamente nada). La gran desfachatez es decir que lo que se
hace aquí... por ejemplo el flamenco no es música del mundo porque es
de aquí. Sin embargo si estamos en Estados Unidos sí. El
"country" es música del mundo, en Estados Unidos no... en
fin, es una auténtica majadería. Pero bueno, nos entendemos y hablamos
de música popular de cualquier rincón del planeta. Se hizo con eso, de
hecho creo que se sigue haciendo, sigue dando resultados. Y a costa de
eso se nos cuelan un montón de gazapos e híbridos bien extraños. Pero
también es cierto que ha salido gente muy importante.
Con el jazz está pasando lo mismo. Hay muchos festivales. Muy pocos son
los suficientemente personalistas como para que no traigan propuestas
que no estén en gira. Lo normal, para abaratar costes, es que se traiga
a los mismos. Que en un momento determinado varios puntos de nuestra
geografía están haciendo un festival, ya sea en verano, ya sea en
otoño que es cuando suelen ser los festivales de jazz y los artistas
son idénticos con lo cual, hablando de evolución, no se evoluciona mucho.
Pero sí es cierto que por lo menos está sonando. En ese aspecto sí
tengo que decir que aunque todavía el producto no esté lo
suficientemente afinado tengo que ponerle una buena nota al número de
festivales que hay.
Respecto de si se cuenta con músicos europeos o españoles...
hombre, hay un festival simpatiquísimo, encantador en cuanto a las
personas que lo hacen y en cuanto a la dinámica que es Getxo. Muy
acertado, solamente se dedica al "jazz europeo" con alguna
salvedad últimamente y que no sé a qué demonios vienen grupos como
Manhattan Transfer. Salvo eso lo cierto es que me parece que es el
festival más adecuado para hablar de esto. Los demás... en el caso que
a mí me ocupa sí se programan actuaciones de músicos europeos.
Pero te voy a contar una anécdota que te va a dejar muy claro esto. El
año pasado, en la programación de "Emociona Jazz" se nos
ocurrió algo tan elemental como integrar a los clubes, que son el
vivero del jazz. Eran cuatro clubes en Madrid. Todos pensábamos que
iban a poner un artista nacional. Curiosamente tres de aquellos cuatro
pusieron actuaciones de artistas extranjeros porque, según ellos, los
artistas españoles no vendían salvo los casos que he citado antes y,
desde luego, Paco de Lucía ni lo citaban porque no va a ningún club
pero sí es el caso de Chano y de Jorge. Quizá haya que plantearse por
qué no venden lo suficiente, por qué no llaman la atención lo
suficiente. Yo tengo la respuesta, todos tenemos una. Antes de algún
modo lo he dicho. No tienen todavía suficiente entidad. Es tan sencillo
como eso y no hay que rasgarse las vestiduras. También hay críticos
que no tienen todavía la suficiente identidad. Yo no sé siquiera si la
tengo, sé que hace años no la tenía... hay que ser sincero.
En cuanto a lo de acto social... hay mucho de eso todavía. La pregunta
es malintencionada y yo voy a dar una respuesta todavía mucho más
malintencionada. Afortunadamente a través de la diletancia llega el
conocimiento, en algunos casos. Pero hay mucha diletancia, y si no
obsérvese el éxito de una señora como Diana Krall que realmente bien
poca cosa tiene que decir y sin embargo barre audiencias... así que hay
bastante de acto social.
P: ¿Festivales o programación de club?
L.M.: Las
dos cosas. En el club es donde uno se bate el cobre cerca del escenario
viendo los aciertos y muchas veces no se debe hacer por parte de los
músicos. Y los músicos lo reciben... ahí la interacción, de la
que hablaba al principio, es mucho más clara por la proximidad.
Y festivales porque son la manera perfecta de que de repente se nos
muestre un abanico lo suficientemente grande, en la medida en que el
programador tenga un suficiente conocimiento (que no siempre se
produce), como para que se tienda ante el espectador un mosaico
gigantesco y tenga una idea de lo que es el jazz. Porque el jazz es una
música con más de un siglo de existencia y bueno, a estas alturas no
vamos a enumerar la cantidad de estilos que ha atravesado.
El festival es muy interesante pero el club es lo cotidiano, lo de todos
los días. Me quedo con las dos cosas.
P: ¿Cuál es la realidad del jazz en tu región?
L.M.: La
realidad del jazz en Madrid es una realidad de pura inercia en estos
momentos. Los clubes están regentados por gente muy
fronteriza que a mí me consta podrían ganar más dinero poniendo
cintas grabadas y poniendo cervezas y se quitarían muchos quebraderos
de cabeza, pero siguen haciéndolo. Hay músicos que intentan
evolucionar, algunos ni siquiera, aunque lo piensen.
En general en Madrid cualquier acto cultural, lamentablemente para mí
que he nacido allí y que trabajo allí y además defiendo los intereses
de Madrid desde una institución incluso que es de Madrid, no tiene el
enganche suficiente. Es una ciudad a la que le falta darse cuenta de que
es una de las capitales de Europa. Eso en general, imagínate la cuota
que le toca al jazz, que es bastante.
P: ¿Qué objetivos te planteas como periodista?
L.M.: No
pienso en el público. Busco encontrar las luces y las sombras de las
que habla Alfonso Armada en sus crónicas de Nueva York, lo que él
busca en los teatros. Busco encontrar cosas diferentes, que me
emocionen, que sean distintas, que me motiven, que me hagan pensar que
la vida no es tan gris como normalmente es cuando nos levantamos. Busco
encontrar algo que nos haga evolucionar y salir a todos de una inercia
en la que estamos todos metidos. Y vuelvo a ejemplificar y además con
muy mala intención. De esta inercia de "O.T." de
homologación de estilos, de homologación de pensamientos... busco algo
que nos haga salir de eso. Creo que el jazz es una vía y es a la que yo
me dedico.
P: 5 discos imprescindibles de tu discoteca
L.M.: "La conferencia de los pájaros" de Dave
Holland. John Surman "La ciudad privada"... fíjate que te
estoy hablando de dos personajes británicos aunque Dave Holland viva
desde hace muchos años en Estados Unidos (europeos, en consecuencia).
Charlie Parker "At St. Nick´s", a pesar de que la grabación
no es buena. Keith Jarrett "Still live". Hay un disco precioso
de Jan Garbarek que, ¡mire usted por donde!, tiene poco que ver con el
jazz aunque Garbarek no quiere saber nada de jazz. Está hecho con una
cantante tradicional de Noruega que se llama Agnes Buen Garna y se
titula "Rosenfale"
P: 5 directos de tu vida (a los que acudiste… no se refiere a
grabaciones)
L.M.: Dave
Holland con su big band en Octubre de 2002 en "Emociona
Jazz", en el Colegio de Médicos. Bill Frisell en Vitoria hace
cuatro o cinco años. Corey Harris. Steve Coleman en el "San
Juan" hace 8 años. Abdullah Ibrahim en Donosti.
P: Tienes la doble perspectiva de crítico de prensa y programador.
Imagino que al programar tratas de trasladar tu visión crítica al
contenido. ¿Cuál es tu criterio?
L.M.:
Te
cuento una anécdota. Hace años un crítico me dijo que si tenía que
halagar algo lo halagaba y si tenía que dar caña la daba. Es mi forma
de ser. Y de algún modo también encajo esas cosas. A mí me gusta el
boxeo y encajo los golpes. Sé lo que sucede cuando uno se sube a un
ring se llame Cassius Klay, Rocky Marciano o Jack Dempsey. Lo que te
decía... me dijo: "ya que te crees tan listo por qué no haces
esto tú". Y entonces dije, "sí, lo voy a hacer".
Básicamente intento materializar las formulaciones teóricas que
realizo sobre el papel o sobre las ondas (he pasado por Onda Cero, M80,
he hecho "blues", Europa FM). Hay gente que incluso piensa que
siendo crítico no se puede ser programador. Craso error, porque es una
de las obligaciones. Aquel hombre que me dijo aquello tenía razón. Si
te crees tan listo intenta hacerlo tú. Y eso es lo que hay que hacer.
Ya que te crees listo realmente pues intentar mejorar las cosas. Si no
las mejoras, si eres un zopenco, un zoquete, un cenutrio pues algún
día te lo dirán o ya te darás tú cuenta. Hasta ahora, y no quiero
ser complaciente, creo que no ha ido mal. Hay dossieres de gente de
prensa bastante versada que lo acredita.
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