|
|
Lucía Martínez Soños e delirios (Nuba Records - Karonte, 2009)
PACHI TAPIZ: ¿De dónde te viene la afición al jazz?
LUCÍA MARTÍNEZ: El jazz me llegó por casualidad, con la naturalidad de una curiosidad que ha pasado por la música tradicional, el folk o la música clásica... Lo cierto es que fue tocando con grupos de folk cuando entré en contacto con músicos que pertenecían al mundo del jazz como Fernando Llorca, Kim García o Marcos Teira. Ellos me presentaron a Alberto Conde y me prestaron discos. Empecé a tener curiosidad por determinados discos y redescubrí grabaciones que tenía en casa y que me había regalado mi tía, e incluso vinilos de mi padre. Toda esa música empezó a tener sentido y comencé a disfrutarla. Empecé a ir a los conciertos de jazz que había en Vigo en La Negra Tomasa, y aprovechaba mis idas a Santiago a estudiar música clásica, me pasaba por el Dadó Dadá. Sin pensarlo estaba estudiando armonía, batería, y me paseaba por Vigo siempre con mis cascos y el walkman con cintas para poder escuchar cuanto más mejor. Me lo pasaba en grande. Recuerdo que paraba en casa de mi abuela a escuchar el "vinilo blanco" del concierto de Colonia [The Koln Concert de Keith Jarrett] y otros tantos discos que mi tía tenía allí. La inquietud me fue llevando, mochila al hombro, a cursos y a buscar nuevas músicas que me contasen cosas. Y ahí sigo, con otra mochila, si cabe más grande, y con la inquietud de quien empieza, buscando nuevas posibilidades, nuevas músicas improvisadas. La magia del jazz es que no tiene fin,siempre hay cosas que descubrir y siempre hay razones para sorprenderse.
PACHI TAPIZ: ¿Qué te hizo decidirte por la percusión?
LUCÍA MARTÍNEZ: Mi primer instrumento fue la zanfona. Lo aprendía con mi madre, y con Antón Corral en la Escuela de Artes y Oficios en la Universidad Popular de Vigo. Allí también ensayaba Xarabal, una banda de gaitas. Donde ensayábamos con las zanfonas guardaban los tambores de la banda, así que todos los días al acabar la clase de zanfona cogía unas baquetas y me ponía a aporrear. Antón no tardó mucho en decirme si quería ir el sábado al ensayo de la banda. ¡Menuda emoción! Y allí que fui: ¡desde ese día ya no recuerdo un sábado libre! Empecé a emocionarme con la percusión étnica y de ahí pasé a la percusión clásica. Mucho más tarde descubrí el jazz, el vibráfono y la batería. Tardaron en llegar a causa de las dimensiones, por las condiciones “sonoras” y por la cantidad de instrumentos que iban llegando a casa. Pero todo el centro de mi atención era ya la percusión, sobre todo la étnica y la clásica.
© 2009 Cristina Brea Lodeiro
PACHI TAPIZ: Con éste, tu primer disco, ¿hasta dónde llegan los sueños y hasta dónde los delirios?
LUCÍA MARTÍNEZ: Sueños y delirios... Los sueños no están llegando a un punto final, son un punto de partida y los delirios son su cara visible. Mientras existan los sueños las ideas podrán fluir, podrán venir o irse, y ser libres de caer o no en mis manos, pero libres, porque para eso son sueños. Éstos abren una brecha para seguir creciendo, con más música para el cuarteto, y con todos los proyectos que vayan llegando. Imagino que el sueño de todo músico es poder grabar y presentar su trabajo. En ese sentido, aquí presento mis sueños, y cómo no con los delirios correspondientes, ya que sin ellos nunca me hubiese atrevido a presentar este trabajo. La música tiene esa parte de locura, de instinto, que hay que dejar salir. El proceso de estudio es rutinario, constante, intensivo. Por eso no se puede perder la oportunidad de dejar pasar por alto las locuras, lo delirios, los sueños, y todo lo que complementará a la música con el sello particular de cada uno. Esto ha hecho que yo particularmente pase páginas de momentos musicales, y cómo no, personales. Son páginas necesarias para crecer y evolucionar. Los sueños parten de Vigo y llegan a Oporto, que es donde nace este cuarteto, y donde también nace gran parte de la ilusión por este disco, por esta música, así como la amistad con mis tres amigos João, Pedro y Carl, que ocupan un lugar muy importante en estos sueños.
PACHI TAPIZ: Hablabas de Vigo y de Oporto, pero ahora mismo estás en Berlín. ¿Qué es lo que te llevó allí en vez de ir a Berklee, que es el sitio habitual y anhelado por los músicos más jóvenes?
LUCÍA MARTÍNEZ: Si, ya sé que es curioso. Tengo que reconocer que Berklee fue una idea en un principio, aunque duró poco. Estaba dentro de las posibilidades. Yo quería ir allí pero no a estudiar batería o vibráfono, sino música de cine. Tenía claro que quería estudiar jazz en Europa. Sin embargo allí las condiciones para estudiar cine son muy buenas, y no digo que quizás algún día no lo haga. ¡Cada cosa en su momento!
Pero sí, mi idea del jazz desde un primer momento fue la idea de la “música improvisada”. En ese sentido en Europa tenemos una gran paleta de posibilidades. Me marché a Finlandia seis meses, y allí mi cabecita se abrió a diferentes tendencias, algunas más tradicionales y otras más modernas, mezcladas con la tradición clásica y con las músicas tradicionales. Luego me volví para Portugal y allí tuve como profesor a Michael Lauren, un batería de Nueva York totalmente establecido en la tradición americana. Él fue uno de los fundadores del Drummers Collective y su director pedagógico durante muchos años. Todo lo que él me aportó en ese sentido fue muy bueno para conocer bases, técnicas y distintas formas de tocar, pero él siempre me dijo que yo tenía que ser yo, y que con la base de música tradicional y clásica que yo tenía, debería ir por ese camino. Él conseguía que cada alumno fuese diferente. Consiguió sacar de todos y cada uno de sus alumnos lo que era realmente nuestro, y nunca dejó su tradición de lado. Por eso no veía necesario irme a una escuela en Estados Unidos. Ya tenía a Michael Lauren en Portugal. De hecho, en mi concierto de final de carrera en Oporto toqué única y exclusivamente música mía, así como un arreglo para flauta de pico y batería ¡de una estampita medieval! Esa es mi experiencia. ¡Claro que me gustaría ir algún día a Nueva York! Iré, seguro, pero mi formación ha sido europea. Basada en la música clásica, la tradición orquestal, la música de cámara, los coros, la música tradicional gallega y del resto de España, y esas son cosas que yo quería que formasen parte de mi formación. De ahí el buscar siempre lugares que me las pudiesen aportar. Por eso ahora estoy en Alemania. También fue por casualidad. En Portugal tuve la suerte de conocer al contrabajista Carlos Bica, que me animó a que visitara Berlín y conociese lo que había aquí. Me enamoré de la ciudad desde el primer día. Y aquí estoy.
PACHI TAPIZ: ¿Nos puedes hablar, si es que existe, de la escena berlinesa y de la de Alemania?
LUCÍA MARTÍNEZ: La escena del jazz en Berlín y en Alemania es buena en general. En Berlín la oferta cultural es enorme, tanto en música como en cine, teatro, música o arte en general. Puedes encontrar de todo. Es una ciudad llena de gente de todo el mundo. Se pueden ver muchos proyectos. Muchos artistas viven aquí. Puedes encontrar salas de arte que programan jazz todas las semanas, clubes de free jazz, clubes que programan todos los días, conciertos organizados en casas particulares, música clásica. No es una ciudad caracterizada por un estilo. La variedad es enorme y puedes encontrar desde gente que toque be bop, modern jazz, latin, free y estilos entre medias muy interesantes. Todo es posible aquí.
© 2009 Cristina Brea Lodeiro
PACHI TAPIZ: ¿Cuál era tu objetivo al grabar tu primer disco?
LUCÍA MARTÍNEZ: Ahora que pienso en las razones que me movieron a grabar el disco, me doy cuenta de muchas cosas. Son varias: la primera fue movida por el entusiasmo y por la ilusión de ver que los directos funcionaban, de que a la gente le gustaba la música y de creerme que era capaz de hacerlo.
Por otro lado necesitaba demostrarme a mí misma que podía hacerlo. Puede sonar un poco fantasioso, pero desde que era pequeña quise ser música. Nunca quise ser otra cosa, nunca jamás. Aun así, encaminarse en esta profesión, y particularmente en la percusión y en el jazz… en fin, es complicado, por ejemplo, a nivel familiar, por los miedos y las inseguridades… creo que necesitaba decir “sí que puedo hacerlo”, y aquí está: lo hice.
La tercera causa es que necesitaba grabar esta música antes de marcharme a Alemania. Sabía que tenía que pasar página y que empezaba otra época, y que esta nueva etapa traería otra música. Era el momento exacto para grabar esta música y para consolidar al cuarteto. Mi gran ilusión es que el cuarteto crezca y viva muchos años. Si yo me venía a Alemania y no acababa de atar lazos resultaría mucho más difícil poder mantener esta relación a distancia. Así que me lancé a la aventura con miedo y adrenalina, pero segura de hacer lo correcto. Sabía que esa era mi música, tenía una historia que contar y la hicimos real
PACHI TAPIZ: El disco se grabó en 2007. ¿Cómo ha evolucionado el repertorio de tu grupo desde entonces?
LUCÍA MARTÍNEZ: El repertorio comenzó siendo un poco escolástico, hasta que los standards y las transcripciones pasaron a estar en un segundo plano y la música original comenzó a tener un papel principal. Es cierto que conseguimos conocernos los unos a los otros a través de standards y de transcripciones sobre todo de Kenny Wheeler. Me encanta transcribir sus temas. Me parecen muy interesantes en cuestiones armónicas y me encanta el sonido de sus proyectos. Los cuatro buscamos algo alrededor de esa música. Cuando empezamos a Pedro, el pianista, le gustaba Brad Mehldau; João estaba investigando en la música portuguesa y estaba loco por aprender algo de flamenco. Carl, el contrabajista, estaba acompañando a su padre que es cantante de blues, cantando en grupos de rock, y como todos los buenos contrabajistas tocando con todo el mundo sin importarle el estilo que fuese. Yo quería aprenderlo todo, escucharlo todo, transcribirlo todo. Yo estaba estudiando clásico, rompiéndome la cabeza intentando descifrar la música contemporánea, gastándome horas de viajes entre Vigo y Oporto prácticamente a diario, horas dedicadas a la escucha de discos, horas y horas, simplemente porque quería aprender.
Cuando me atreví a enseñarles mis temas y a que los tocásemos en cuarteto, estos substituyeron de una manera cordial a los que hicieron que nos reuniésemos. Poco a poco fuimos, y todavía vamos, buscando nuestro sonido. El que concilia a Pedro, a João, a Carl y a mí. Ellos aportan su música, su sensibilidad, sus ideas y su manera de hacer las cosas. A mí me gusta que opinen. Les respeto mucho y respeto mucho sus propuestas. Normalmente yo traigo los temas muy claros, acabados y con las ideas ordenadas. Eso favorece que ellos descubran antes cuál es su función en cada tema, y que entre los cuatro hagamos un tema a partir de esa partitura. También creo que vamos evolucionando y creciendo con las influencias de lo que escuchamos o con lo que tocamos con otra gente, e incluso de la parte técnica. El tiempo ayuda a madurar, o al menos eso espero.
© 2009 Cristina Brea Lodeiro
PACHI TAPIZ: ¿Qué papel tienen tus compañeros de cuarteto en la forma de exponer los temas?
LUCÍA MARTÍNEZ: Pues ellos tienen un papel importante. Primero, porque me dan confianza en mi música. Experimentan todo lo que yo les comento, y están muy atentos a las ideas que yo les puedo dar. Me gusta mucho hablar y contarles de qué van los temas, las historias o los cuentos en los que todos están basados. Normalmente llego con la idea muy clara y escrita del tema. Puede haber modificaciones, pero por mi parte suele estar muy claro. Eso ayuda a que ellos encuentren antes su manera o tomen confianza con el tema. Siempre ponen de su parte la intención, la tensión, o lo que el tema necesite. Además les gusta que traiga cosas nuevas y que probemos nuevas maneras de tocar los temas. Ellos los hacen suyos, y eso me gusta.
PACHI TAPIZ: ¿Incorporáis algún standard o incluso algún tema no típico como los que comentabas de Wheeler, o de algún grupo de pop al uso como por ejemplo Björk o Radiohead en vuestro repertorio?
LUCÍA MARTÍNEZ: No incorporamos ningún tema de los que indicas. En un principio sí lo hacíamos, sobre todo de Wheeler, pero ya no. Eso sí, cuando quedamos para ensayar a veces llevo algún tema pop o alguna transcripción, sólo para probar y ver qué se puede hacer con ello. Me gusta rearmonizar canciones de las que cantan mis padres y probarlas con el cuarteto. Es divertido y nos hace buscar nuevos caminos. Pero ahora mismo el único tema que no es de composición propia es el tema tradicional “Eu de Marín ausenteime”. Llegó al repertorio como te cuento: es un tema que cantaban en casa, especial para mí. Lo arreglé, rearmonicé, y ahí lo tienes, funcionando perfectamente dentro del repertorio.
PACHI TAPIZ: ¿Y algún tema de tus compañeros?
LUCÍA MARTÍNEZ: No, sólo tocamos música mía.
© 2009 Cristina Brea Lodeiro
PACHI TAPIZ: ¿Nos puedes comentar alguna cosa acerca de los temas de tu disco?
LUCÍA MARTÍNEZ: En cuanto a los temas y al estilo hay influencias del flamenco, del impresionismo, de la música mediterránea, de la tradición gallega, de la música contemporánea o del free jazz. Todo eso más el componente de ser nosotros. El disco está ubicado entre Vigo y Oporto, entre cuentos que suceden en Vigo, sueños que se cumplen en Oporto, viajes e historias. Los libros pesan mucho en mi música y, en este caso, los cuentos e historias de Agustín Fernández Paz han estado muy presentes. Redescubrir a Agustín por un encuentro casual en la calle (parece una historia de [Paul] Auster) después de haberlo leído en el colegio, ha sido una gran inspiración en mi música. El tema “Corredores de sombra” es mi visión sonora del libro homónimo de Agustín.
La música es toda original a excepción de “Eu de Marín ausenteime“, que es un tema tradicional que se cantaba en mi casa y que toqué con Uxía Senlle hace unos veranos. Es un tema precioso, con un contenido precioso. En el disco hay dos versiones. Una de las razones es que tenía la necesidad de que hubiese palabras en el disco. Que esta canción tuviese letra y no apareciese me daba mucha pena, así que la voz maravillosa de la cantante portuguesa Maria João le puso palabras al disco. El trabajo acaba con la versión instrumental de este tema, al igual que hacemos en nuestros conciertos. Me parece sugerente que el disco de una batería acabe con un tema lento y expresivo.
“Lucecita de la mañana” está basado en una canción de Manuel de Falla. Él escribió siete canciones para voz y piano. Ésta es una de ellas, una nana preciosa que luego se desarrolla en forma de bulería, en la que mi saxofonista João toca la flauta travesera y Perico Sambeat toca el saxo. En este tema participan también dos palmeros. Juantxin y Toto son dos son buenos guitarristas de flamenco que viven en Madrid. El tema que abre el disco, “Perto do 177 rúa de Moreira, Porto” es la casa de Pedro, mi pianista. Allí ensayamos y allí nos conocimos. Es un tema con mucha energía. Así es el cuarteto: ¡joven y con energía!
Baladas como “O día antes” o “Meu sonho douro” son temas donde el espacio y la expresividad toman la delantera. Puede que sean temas más cuidados a nivel armónico. “Vendaval” es un tema enérgico, como su propio nombre indica. En otra entrevista me preguntaban si éste era mi tema más gallego. Nunca lo pensé así, pero puede ser que alrededor de este tema esté el mar, el temporal, y en ese sentido, es muy de la costa.
En general hay un punto en común en todos ellos, que soy yo y mis historias. En cada uno pongo el condimento necesario para expresar lo que quería contar. Algunas cosas son más atrevidas, otras no, unas son canciones, otras son más elaboradas, pero todas son historias, y el cuarteto es su medio de expresión.
© 2009 Cristina Brea Lodeiro
PACHI TAPIZ: En el disco cuentas con dos invitados de lujo: Perico Sambeat y Maria João. ¿Te fue muy difícil convencerlos para que participaran?
LUCÍA MARTÍNEZ: La verdad es que no ha sido nada difícil convencerlos. Lo más difícil fue conciliar los días.
Maria João fue desde el primer momento muy receptiva. Le gustó mucho la idea de participar con el cuarteto, con un grupo joven liderado por una mujer. Con ella resultó especialmente difícil conseguir el día para grabar, y al final tuvo que ser en Lisboa. Para mí era realmente un sueño tenerla en el disco.
Con Perico fue igual de fácil. Es una persona con muy buena disposición y receptiva, así que fue dicho y hecho. Él sí vino a Madrid a grabar con nosotros. ¡Menuda emoción! Te juro que estaba en el estudio y no me creía todo aquello… Perico y Maria João grabando con nosotros…
PACHI TAPIZ: Baldo Martínez es el productor del disco. ¿Qué es lo que te ha aportado? ¿Cuál ha sido su papel como productor?
LUCÍA MARTÍNEZ: Baldo... Podría empezar a escribir cosas buenas de él y no pararía en un buen rato. Me ha ayudado mucho. En un primer momento me aportó su buena disposición y ánimo para grabar y para participar en ello. Me ayudó con el estudio. Sus recomendaciones eran siempre las acertadas. A nivel musical yo tenía la música muy clara, pero necesitaba una visión desde fuera. De alguien que pudiese comentar cosas conmigo objetivamente. Todas sus recomendaciones han sido excelentes. Nunca imponiendo sus ideas, sino dejando espacio y haciéndome pensar. En el estudio, durante la grabación, me ayudó mucho a a decidir, a ir hacia delante con la grabación, a conseguir el sonido general del grupo. En general creo que todo el cuarteto nos sentimos muy seguros teniéndolo a él detrás del cristal. Como era el primer disco del cuarteto, sabía que tener a alguien de confianza allí era lo apropiado. Y no me equivoqué, ya que además elegí a la persona perfecta para ese trabajo.
Además de todo lo que ha aportado al disco, a nivel personal me ha aportado mucho alrededor del festival de Vigo, Imaxinasons. Ahí he aprendido y aprendo mucho. A escuchar conciertos, a comentarlos. En fin, como tú bien has dicho es un productor y una persona de lujo.
© 2009 Cristina Brea Lodeiro
PACHI TAPIZ: Hablabas de Imaxinasons: ¿cuál es el grupo o concierto que más te ha impresionado hasta ahora de este festival?
LUCÍA MARTÍNEZ: Es difícil contestarte a esta pregunta, ya que conservo muchos en la memoria con mucha ilusión. Unos por lo que significaron a nivel estilístico y otros porque fueron sencillamente bonitos. Reuerdo un concierto bonito, el de Carlos Bica & Azul. Ese para mí fue sencillamente bonito.
El cuarteto de John Surman me impresionó mucho, fue un conciertazo. La Italian Instabile orchestra, fue un concierto que me llamó mucho la atención. Tomasz Stanko también. En fin, hay muchos conciertos que me impresionaron.
PACHI TAPIZ: ¿Crees que los músicos y aficionados al jazz son conscientes del nivel musical que se puede disfrutar allí?
LUCÍA MARTÍNEZ: En un principio no lo tenía demasiado claro, pero ahora creo que sí. Sobre todo lo veo en los aficionados al jazz. A la gente le gustan los conciertos y responden cada año mejor. A mí como músico me ha “cambiado la vida”. Ese festival ha significado mucho para mí. Posiblemente no hubiese descubierto determinados caminos, o los hubiese descubierto de otra manera, ¡pero me produce mucha satisfacción haberlos descubierto en Vigo! Entre los músicos no todo el mundo es receptivo, abierto de miras, objetivo o simplemente curioso. Pero eso ninguno de nosotros lo podemos cambiar. No sé por qué, quizás es un problema cultural. La frescura y la curiosidad son dos cosas que un músico debería tener. Al menos se tendría que sentir sorprendido de vez en cuando, y disfrutar de las sorpresas. En cualquier caso, larga vida a ese festival, y por supuesto en esa línea que lleva. ¡Es cuestión de tiempo que las mentes se abran!
|
|
|