La calidad se encuentra donde uno menos lo espera.
El trabajo, el esfuerzo, la capacidad y el cariño son herramientas
poderosas en el proceso de creación, máxime si las
personas que las usan son capaces de interaccionar. En el mundo
de las músicas improvisadas dicha calidad puede desarrollarse
en cualquier segmento del amplio rango estilístico que cubre,
hoy en día, lo que genéricamente conocemos como jazz.
Además parece que los actuales tiempos de globalización
han facilitado la comunicación, siendo relativamente sencillo
encontrar referencias jazzísticas en cualquier parte del
planeta. No era así hace treinta años. Obviando la
estrechez de miras de aficionados cuyo celo por la tradición
les incapacita para mirar en otras direcciones, podemos encontrar
grandes músicos y grandes bandas en contextos improvisatorios
de acid jazz, jazz-rock, jazz fusion o,
incluso, smooth jazz, dentro y fuera de Estados Unidos.
Tal fue, es y parece que seguirá siendo el caso de una de
las bandas más sorprendentes de las últimas décadas:
los islandeses Mezzoforte.
Mezzoforte
(1979, Steinar Records)
Thvilikt
og annad eins
(1982, Steinar Records)
Músicos de probado talento, los cuatro
miembros de la banda se conocieron a pares a finales de los años
setenta, siendo apenas adolescentes. El batería Gunnlaugur
(Gulli) Briem y el bajista Johann Asmundsson compartían colegio
mientras el teclista Eythor Gunnarsson y el guitarrista Fridrik
Karlsson tomaban contacto en un festival de música al aire
libre, donde decidieron montar un grupo de jazz fusion.
Ya desde sus comienzos mostraron sin pudor las que iban a ser sus
armas individuales. Briem se revelaba como un batería de
sonido contundente, buena pegada y groove contagioso, Asmundsson
como un maestro del slap y un lírico melodista,
Gunnarsson como un investigador de sonidos e inspirado creador de
sugerentes entornos armónicos, y Karlsson como un auténtico
guitar hero, capaz de estructurar con clase unos solos
espectaculares y medidos tanto a la guitarra acústica como
a la eléctrica con distorsión, su herramienta principal.
Centrados en su trabajo de forma obsesiva y adoleciendo de los problemas
derivados de la cooperatividad, como la falta de liderazgo individual,
que el propio Gulli Briem comentaba en entrevista concedida a Gunnar
Kristiansen (http://www.trommeslageren.dk,
2002), el grupo partió de influencias de rock (Deep
Purple, Led Zeppelin, Gentle Giant) y jazz fusion (Weather
Report, Return To Forever, Billy Cobham, Al DiMeola) para introducir
un soplo de aire fresco en el entonces vetusto panorama musical
islandés.
I
Hakanum
(1980, Steinar Records, LP)
Octopus
(1996, Zyx Records, CD)
Mezzoforte publicó tres discos en Islandia
en 1979, 1980 y 1981 respectivamente. El primero, titulado Mezzoforte,
y el tercero, Thvilikt og annad eins, no tuvieron distribución
internacional. No así el segundo de ellos, I Hakanum,
remasterizado y reeditado en CD en 1996 bajo el nombre Octopus.
En estos primeros trabajos de la banda se perciben acusadas influencias
de las grandes agrupaciones de jazz fusion de la época,
como la Jeff Lorber Fusion (en el tema “Humoresque”
de Octopus), Return To Forever (“Midnight Express”),
Weather Report (“Northern Winds”) o la versión
setentera de The Brecker Brothers (“Shooting Star”).
También se detecta el germen de lo que acabaría siendo
el sonido, la inflexión melódica y la forma de componer
y estructurar los temas propia del grupo (“Rendez-Vous”),
y marcadas carencias en el terreno de la producción, especialmente
si se comparan estas tres grabaciones con el material posterior.
A lo largo de su carrera Mezzoforte ha contado, en ocasiones, con
un quinto miembro, generalmente saxofonista. En Octopus y
Thvilikt og annad eins dicha plaza correspondió
al teclista Bjorn Thorarensen, que complementaba las aportaciones
de Eythor Gunnarsson. El estilo era bastante claro: jazz fusion
con más hincapié en la melodía y la estructura
que en la improvisación, tímbricamente más
cercano al pop que al rock, con ligeros guiños a
los ritmos latinos que posteriormente se difuminarían en
el lenguaje propio del grupo. Los dos compositores principales de
la banda, Gunnarsson y Karlsson, asumieron desde el principio dos
roles complementarios. El teclista brillaba escribiendo temas de
corte funk basados en grooves pegadizos, mientras
el guitarrista buscaba el reposo melódico, especializándose
en baladas y contextos menos movidos. No en vano Fridrik Karlsson,
un fanático de las culturas orientales, trabajó posteriormente
en una serie de discos de relajación titulados Feel-Good
Music (“música para sentirse bien”).
Surprise
Surprise
(1983, Steinar Records, LP)
Surprise
Surprise
(1999, Zyx Records, CD)
En 1982 la formación publicó en Islandia
su cuarto disco, Mezzoforte 4, lanzado meses después
al mercado británico con la portada de Thvilikt og annad
eins (una seña de identidad durante más de diez
años: el nombre de la banda y el dibujo de portada sobre
fondo negro) y bajo el título de Surprise Surprise.
Completo y variado, supuso una grata sorpresa (valga la redundancia)
en el panorama musical de la época, reforzando el sonido
del cuarteto base con el saxofonista Kristinn Svavarsson, percusión,
voces y una sección de vientos, e incluyendo varios himnos
del jazz fusion de aquellos tiempos, como “Surprise
Surprise”, “Action Man” o la balada acústica
“Early Autumn”. No obstante un tema iba a despuntar
por encima del resto, catapultando al grupo mundialmente. Se trataba
de “Garden Party”, composición de Eythor Gunnarsson
escuchada hasta la saciedad en discotecas, radios y sintonías
de programas de televisión, y que elevó momentáneamente
a los miembros de la banda a la categoría de estrellas mediáticas
(«Todo fue una locura después de que “Garden
Party” apareciera en Inglaterra. Cuando salimos en Londres
en Top Of The Pops, que era el programa de música
más popular, nos persiguieron adolescentes y gente de prensa»,
decía Briem).
Observations
(1984, Steinar Records, LP)
Observations
(1996, Zyx Records, CD)
Rising
(1985, Steinar Records, LP)
Rising
(1996, Zyx Records, CD)
Para aprovechar, aparentemente, el tirón
comercial, el grupo grabó un nuevo disco semanas después
del éxito en tierras británicas. Repitiendo productor
(Geoff Calver) y prácticamente con la misma formación,
Observations (1983) es una clara continuación de
Surprise Surprise donde Mezzoforte utiliza las fórmulas
que tanto éxito cosecharon en éste, pero sin la misma
espontaneidad ni brillantez. Se repite la táctica del saxo
meloso de Kristinn Svavarsson, las voces en “Double Orange
Juice” y los vientos en “Rockall”. La línea
de bajo de “Observations” es idéntica a la de
“Gazing At The Clouds”, del disco anterior. Dichas fórmulas
se extienden incluso más allá del propio grupo, apareciendo
en “Summer Dream” unos steel drums (instrumento
de percusión melódico de origen antillano) que recuerdan
por instantes a los del “Morning Dance” que grabara
Spyro Gyra en 1979. Un año después se publicaba Rising,
grabación que continuaba reforzando el sonido típico
de la banda, aportando variaciones con respecto a los dos trabajos
anteriores, pero sin acabar de desengancharse de ellos del todo
(“Check It In” funciona como introducción a “Take
Off”, del mismo modo que “Surprise Surprise” lo
hacía con “Garden Party”, e incluye por unos
instantes la figura rítmica básica de este último,
y “Check It Out” cierra la grabación haciendo
las veces de “Surprise Reprise”). Aún con Geoff
Calver en las tareas de producción, Rising permitió
al cuarteto (ligeramente ampliado por colaboraciones de saxo y percusión)
evaluar su situación y definir el camino a tomar tras la
resaca de “Garden Party”. Pasos hacia delante como “Blizzard”
(con solo de piano acústico incluido) o composiciones de
corte naíf como “Fiona” convivían con
guiños al pop de los ochenta (“Takeoff”).
No
Limits
(1987, Steinar Records, LP)
No
Limits
(1996, Zyx Records, CD)
Pero si hablamos de guiños al pop, hemos
de centrarnos en el disco más controvertido en la carrera
de Mezzoforte. Grabado en 1985 y producido por la propia banda y
Nigel Wright, No Limits combina el trabajo más brillante
del grupo con tres temas de pop vocal (“No Limit”, “Nothing
Lasts Forever” y “Another Day”) interpretados
por el cantante inglés Noel McCalla. Táctica habitual
de la época (se puede encontrar piezas vocales en discos
teóricamente instrumentales a nombre de Grover Washington,
Jr., Steps Ahead, Fattburger o Lee Ritenour), fue su único
uso por parte de los islandeses. En el apartado instrumental, en
cambio, Gunnarsson y Karlsson triunfaron como compositores, regalando
al oyente originales redondos como el divertido “E.G. Blues”,
el delicioso “Crystal Rain” (con una memorable intervención
de Johann Asmundsson al bajo sin trastes) o el misterioso “Evolution”,
con Karlsson empuñando la guitarra-sintetizador Roland GR300
que tantas alegrías ha dado a Pat Metheny. Abriendo el disco
encontramos “Icebreaker”, obra del guitarrista que constituye
uno de los puntos álgidos de la historia de la agrupación.
Los cuatro músicos afinaban al máximo los arreglos,
jugando con frases medidas, solos concisos, silencios milimétricos,
efectivas exploraciones tímbricas y leves cambios de groove
que otorgaban interés donde otras bandas sólo
ofrecían tedio. Cuatro de los cinco instrumentales aparecen
en el reciente disco doble en directo Live In Reykjavik.
El tema restante, “Crystal Rain”, menos propicio para
el directo, cierra el primer CD de Anniversary Edition,
último recopilatorio de la banda.
Playing
For Time
(1989, Steinar Records)
En 1987 Mezzoforte se alejó definitivamente
de sus devaneos vocales y dejó de grabar en Londres, como
venía siendo habitual. El MF Studio 7 de Reykjavik, capital
islandesa, acogió la grabación de Playing For
Time, una colección de originales fresquitos, sugerentes,
con brillo, temas que inspiraban energía positiva y evidenciaban
evolución en la carrera del grupo. Parte del resultado, que
toma un claro giro hacia el sonido de otras bandas de fusión
estadounidenses, tuvo que ver con la buena elección de los
colaboradores, músicos de sesión contrastados como
el percusionista puertorriqueño Efraín Toro, el saxofonista
Steve Tavaglione (del grupo Caldera) o la sección de vientos
conformada por Larry Williams, Jerry Hey, Gary Grant y Bill Reichenbach.
Para colmo las intervenciones estelares del disco corrieron a cargo
de un saxofonista experto en estas lides: Ernie Watts. Solvente
tanto en la fusión como en el jazz más convencional,
lírico o desgarrado, lo que requiera la ocasión, Watts
tuvo mucha culpa de ese sonido brillante (“High Season”
fue buena prueba de ello), destapándose como complemento
ideal de un grupo que ya había dotado a su repertorio de
una rocosa cohesión estructural. Entre las piezas más
destacadas del CD se encontraba “Expressway” o el épico
“In A Word”, con una melodía nueva interpretada
al bajo eléctrico sin trastes.
Con los noventa llegó el declive de la fusión.
La falta de interés del público y la pérdida
del estatus comercial del estilo ocasionó la deserción
en masa del ejército de músicos de dudoso espíritu
jazzístico que se subieron al caballo ganador de la década
anterior. Apenas surgieron nuevas propuestas (Metro, Bèla
Fleck And The Flecktones), y tan solo persistieron unas pocas bandas
que aceptaron una transformación estilística paulatina
(Yellowjackets, Pat Metheny Group) o bien se dedicaron a recordar
y repetir éxitos del pasado (Spyro Gyra, Steps Ahead). Mezzoforte
afrontó la situación desde dos planos bien distintos:
la reafirmación (Daybreak, 1993) y la renovación
(Monkey Fields, 1995).
Daybreak
(1993, SPOR Records)
Monkey
Fields
(1996, SPOR Records)
Autoproducido y grabado en Dinamarca, Daybreak
es un disco interesante, y tratándose de Mezzoforte
eso es poco decir. Con un nuevo miembro en la banda, el saxofonista
Kare Kolve, el CD incluye temas destacados, que no éxitos,
como “Little Rock”, “Daybreak” o “Rollercoaster”.
En su mayor parte aprovechan recursos explotados anteriormente.
“Journey’s End” es una sofisticada composición
de pop instrumental, y “Cobra” muestra un buen ejemplo
de tensión y relajación en su interludio. Buen sonido,
buenas composiciones, buena producción, todo es bueno en
Daybreak, pero nada despunta. Mezzoforte comprendió
que si quería brillar al nivel habitual tendría que
arriesgarse, y vaya si lo hizo. Entre julio y diciembre de 1995
los cuatro músicos se encerraron en el Rock Mine Studio de
Reykjavik para grabar Monkey Fields, un intento de adaptación
a los estilos predominantes en la época curiosamente similar
en concepto al Überjam que John Scofield publicaría
siete años después. Desde el diseño de la portada
hasta el último detalle musical reflejan un voluntario cambio
de rumbo. Monkey Fields es un buen disco –aunque
inconsistente con el grueso del trabajo del grupo– que se
desdibuja hasta hacerse irreconocible. El saxo de Oskar Gudjonsson
busca el sonido muy por encima del desarrollo melódico, el
concepto lírico es mucho más plano que en ocasiones
anteriores, se incluye el uso de samplers y programación
de baterías, el bajo pierde protagonismo (el slap brilla
por su ausencia), la armonía se vuelve estática y
la guitarra de Fridrik Karlsson cambia la investigación improvisatoria
por el pedal de wah-wah y la búsqueda de atmósferas
(cinco años después Karlsson publicaría su
disco de smooth jazz, A New Day). Con una pizca
de psicodelia y un guiño a grupos de acid jazz del
momento (sabor a Saint-Germain en las flautas de “Drive”),
temas como “Monkey Fields” o “Blow” destacan
en un todo sorprendentemente inusual. Cabe pensar que ni siquiera
la propia banda acabara contenta con el resultado final, dado que
sólo incluyó una de las composiciones de Monkey
Fields en el reciente doble CD en directo que repasa toda su
carrera
Forward
Motion
(2004, BHM Records)
El cambio de siglo trajo tiempos de descanso para
el grupo, con sus miembros centrados en proyectos individuales y
diversas colaboraciones. Nueve años tuvieron que pasar para
que, contratados por su actual sello, BHM, y espoleados por el batería
y compositor alemán Wolfgang Haffner (miembro fundador de
Metro, honor que comparte con Chuck Loeb y Mitchel Forman), los
cuatro intérpretes volvieran a pisar juntos un estudio de
grabación. Fue entre Dinamarca, Islandia y Londres de mayo
a julio de 2004, y el resultado se llamó Forward Motion
(“movimiento hacia delante”), toda una declaración
de intenciones en este caso compatible con el legado de la banda,
que adecúa su sonido a los tiempos que corren sin perder
un ápice de su personalidad propia. Parece que la vuelta
de Chris Cameron a los arreglos de vientos y la coproducción
(junto a los cuatro islandeses) de Haffner tuvieron mucho que ver
con dicha adaptación. Ciertos temas ofrecen un sonido cercano
al de Metro (“Nightfall”), y el germano llega incluso
a sustituir a Gulli Briem en uno de ellos (“Cruisin’”).
Cierto es que el jazz fusion envejeció mal en su
día, tan cierto como que ha quedado indeleblemente integrado
en el árbol del jazz, adquiriendo cierta condición
de intemporal. Así lo demuestra Mezzoforte en esta grabación
donde no faltan homenajes a los grandes del género, como
evidencian el primer corte del CD, “Tribute” (“tributo”)
y el último, “Gratitude” (“gratitud”)
, así como el título “Weather Ahead” (referencia
a Weather Report y Steps Ahead). En un momento de plena madurez
el grupo crea composiciones de altísimo nivel como “Hard
Wired” o “Four Corners”, y dulces melodías
como las de “Beyond The Horizon” o el mencionado “Weather
Ahead” (con Asmundsson recuperando un fuerte protagonismo
al bajo). Looking Forward también constituye una
delicia en términos de producción, con un sonido compacto,
buena distribución de timbres en el rango de frecuencias
y una instrumentación elegida con sumo cuidado, todo ello
conformando una obra de escucha muy apetecible.
Anniversary
Edition
(2007, BHM Records)
En 2007 BHM publicó Anniversary Edition,
un doble CD recopilatorio que incluía los mayores éxitos
en la dilatada carrera de la banda. La remasterización de
dichos éxitos y el acierto en la secuencia demuestra cohesión
en el material grabado a lo largo de veinticinco años, de
modo que los temas con sonido más cercano a la fusión
de los ochenta convive en buena armonía con extractos de
Looking Forward o, incluso, del divergente Monkey Fields.
Momento de mirar hacia atrás y apreciar, en perspectiva,
el enorme legado de una banda tan interesante como subestimada.
Parte de esa infravaloración surgió
de la idea de que Mezzoforte era un combo de estudio de grabación,
una especie de agrupación de músicos-productores más
centrados en la confección de un producto de consumo que
en la creación artística espontánea. Esa teoría
se contradice con la vasta carrera en directo del grupo, que ha
llegado a visitar más de 30 países a lo largo de los
años. Por si quedaban dudas, el cuarteto documentó
toda su historia en dos conciertos ofrecidos en Reykjavik el 26
y 27 de marzo de 2007, y que acaban de ser editados en doble CD,
doble vinilo, DVD y edición especial en DVD y doble CD. Live
In Reykjavik es una obra compacta, de sonido poderoso, excelentemente
ejecutada y en la que no falta detalle. Si en Anniversary Edition
los éxitos del grupo no mostraban disparidad estilística,
en su secuela en directo la cohesión es total.
Live
In Reykjavik
(2008, BHM Records, CD)
Live
In Reykjavik
(2008, BHM Records, DeLuxe Edition)
Sobre el parco escenario del Borgarleikhus de la
capital islandesa, los cuatro músicos dan una lección
de técnica y musicalidad seria, intensa e insultante. Gulli
Briem y Johann Asmundsson funcionan como una sola persona, con una
precisión, un peso y un groove privilegiados. El
bajista (que también se encargó de las labores de
mezcla) cobra vital importancia en los acompañamientos, si
bien su aportación es más difusa en las partes melódicas,
ya que en ninguno de los dos conciertos utilizó el bajo sin
trastes, con el que suele enfrentarse a dichas lides. Eythor Gunnarsson,
director musical de la banda a tenor de lo visto en los ensayos
(parte de los extras del DVD), soporta con estoicidad el peso armónico
de la banda, rodeado de teclados y pendiente de las mejores elecciones
de sonidos en cada momento. Sus solos se basan en el timbre más
que en las frases, siendo habitual verle manejando de forma frenética
la rueda de pitch de su teclado (la que altera la afinación
de las notas). Fridrik Karlsson aporta lirismo, con improvisaciones
muy bien diseñadas, y encuentra el complemento ideal en Bruno
Mueller. Mueller ayuda con las guitarras rítmicas e improvisa
con toques bluseros y sonidos limpios, mientras Karlsson
se centra en la distorsión y las líneas melódicas
más cercanas al rock. Otras aportaciones de lujo
son las de Oskar Gudjonsson, que ya grabara los saxos de Monkey
Fields, y del trompetista Sebastian Studnitsky. El primero
aporta un sonido menos meloso que el de sus precedesores, aparte
de una actitud teatral sobre las tablas que contrasta con la sobriedad
de sus compañeros. El segundo improvisa en varios temas,
abordando con buen gusto la introducción de “Beyond
The Horizon”. La exactitud con que la pequeña orquesta
eléctrica aborda unísonos y silencios es asombrosa,
cada miembro ejecuta su papel con una solvencia que roza la perfección.
Los éxitos de los ochenta, como “Action Man”,
“High Season” o “Garden Party”, toman una
nueva dimensión, las composiciones del reciente Looking
Forward fluyen con soltura y las instrumentales de No Limits
refuerzan sus valores expresivos, con especial mención
para “Icebreaker”, cuya espectacular versión
en directo vale por toda la grabación. Especialmente memorable
es el instante en que, al final de “Four Corners”, Gulli
Briem percute con sus baquetas las cuerdas del bajo, mientras Johann
Asmundsson elige los trastes oportunos con su mano izquierda.
Si Anniversary Edition invitaba a contemplar
la historia del grupo con perspectiva, tras Live In Reykjavik
dicha visión es obligada. A veces la importancia de
determinados personajes o agrupaciones dentro de una corriente artística
se difumina en lo que en su día fueron modas pasajeras. La
perseverancia, la consistencia y la erosión causada por el
tiempo suelen actuar de jueces. En este caso con un veredicto más
que favorable. Calidad, trabajo, esfuerzo, capacidad y cariño.
Las herramientas de los buenos artesanos. Las herramientas de Mezzoforte.
Tras treinta años de vida del grupo, un
recopilatorio y un disco doble en directo, muchos creerían
encontrarse ante el colofón de una carrera, la recapitulación
definitiva, el punto final. Pero será, como mucho, un punto
de inflexión. A principios de este 2009 Mezzoforte ha vuelto
a encerrarse en el estudio para grabar nuevo disco, y su agenda
de conciertos parece apuntar hacia España a finales de año.
A los oyentes corresponde tomar el siguiente paso. En lo que compete
a la banda, ellos ya han roto el hielo.