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..: MEZZOFORTE: ROMPIENDO EL HIELO

   
 


Por Arturo Mora Rioja

   


Mezzoforte. Foto © Christoph Giese

La calidad se encuentra donde uno menos lo espera. El trabajo, el esfuerzo, la capacidad y el cariño son herramientas poderosas en el proceso de creación, máxime si las personas que las usan son capaces de interaccionar. En el mundo de las músicas improvisadas dicha calidad puede desarrollarse en cualquier segmento del amplio rango estilístico que cubre, hoy en día, lo que genéricamente conocemos como jazz. Además parece que los actuales tiempos de globalización han facilitado la comunicación, siendo relativamente sencillo encontrar referencias jazzísticas en cualquier parte del planeta. No era así hace treinta años. Obviando la estrechez de miras de aficionados cuyo celo por la tradición les incapacita para mirar en otras direcciones, podemos encontrar grandes músicos y grandes bandas en contextos improvisatorios de acid jazz, jazz-rock, jazz fusion o, incluso, smooth jazz, dentro y fuera de Estados Unidos. Tal fue, es y parece que seguirá siendo el caso de una de las bandas más sorprendentes de las últimas décadas: los islandeses Mezzoforte.


Mezzoforte (1979, Steinar Records)

Thvilikt og annad eins (1982, Steinar Records)

Músicos de probado talento, los cuatro miembros de la banda se conocieron a pares a finales de los años setenta, siendo apenas adolescentes. El batería Gunnlaugur (Gulli) Briem y el bajista Johann Asmundsson compartían colegio mientras el teclista Eythor Gunnarsson y el guitarrista Fridrik Karlsson tomaban contacto en un festival de música al aire libre, donde decidieron montar un grupo de jazz fusion. Ya desde sus comienzos mostraron sin pudor las que iban a ser sus armas individuales. Briem se revelaba como un batería de sonido contundente, buena pegada y groove contagioso, Asmundsson como un maestro del slap y un lírico melodista, Gunnarsson como un investigador de sonidos e inspirado creador de sugerentes entornos armónicos, y Karlsson como un auténtico guitar hero, capaz de estructurar con clase unos solos espectaculares y medidos tanto a la guitarra acústica como a la eléctrica con distorsión, su herramienta principal. Centrados en su trabajo de forma obsesiva y adoleciendo de los problemas derivados de la cooperatividad, como la falta de liderazgo individual, que el propio Gulli Briem comentaba en entrevista concedida a Gunnar Kristiansen (http://www.trommeslageren.dk, 2002), el grupo partió de influencias de rock (Deep Purple, Led Zeppelin, Gentle Giant) y jazz fusion (Weather Report, Return To Forever, Billy Cobham, Al DiMeola) para introducir un soplo de aire fresco en el entonces vetusto panorama musical islandés.


I Hakanum (1980, Steinar Records, LP)

Octopus (1996, Zyx Records, CD)

Mezzoforte publicó tres discos en Islandia en 1979, 1980 y 1981 respectivamente. El primero, titulado Mezzoforte, y el tercero, Thvilikt og annad eins, no tuvieron distribución internacional. No así el segundo de ellos, I Hakanum, remasterizado y reeditado en CD en 1996 bajo el nombre Octopus. En estos primeros trabajos de la banda se perciben acusadas influencias de las grandes agrupaciones de jazz fusion de la época, como la Jeff Lorber Fusion (en el tema “Humoresque” de Octopus), Return To Forever (“Midnight Express”), Weather Report (“Northern Winds”) o la versión setentera de The Brecker Brothers (“Shooting Star”). También se detecta el germen de lo que acabaría siendo el sonido, la inflexión melódica y la forma de componer y estructurar los temas propia del grupo (“Rendez-Vous”), y marcadas carencias en el terreno de la producción, especialmente si se comparan estas tres grabaciones con el material posterior. A lo largo de su carrera Mezzoforte ha contado, en ocasiones, con un quinto miembro, generalmente saxofonista. En Octopus y Thvilikt og annad eins dicha plaza correspondió al teclista Bjorn Thorarensen, que complementaba las aportaciones de Eythor Gunnarsson. El estilo era bastante claro: jazz fusion con más hincapié en la melodía y la estructura que en la improvisación, tímbricamente más cercano al pop que al rock, con ligeros guiños a los ritmos latinos que posteriormente se difuminarían en el lenguaje propio del grupo. Los dos compositores principales de la banda, Gunnarsson y Karlsson, asumieron desde el principio dos roles complementarios. El teclista brillaba escribiendo temas de corte funk basados en grooves pegadizos, mientras el guitarrista buscaba el reposo melódico, especializándose en baladas y contextos menos movidos. No en vano Fridrik Karlsson, un fanático de las culturas orientales, trabajó posteriormente en una serie de discos de relajación titulados Feel-Good Music (“música para sentirse bien”).


Surprise Surprise (1983, Steinar Records, LP)

Surprise Surprise (1999, Zyx Records, CD)

En 1982 la formación publicó en Islandia su cuarto disco, Mezzoforte 4, lanzado meses después al mercado británico con la portada de Thvilikt og annad eins (una seña de identidad durante más de diez años: el nombre de la banda y el dibujo de portada sobre fondo negro) y bajo el título de Surprise Surprise. Completo y variado, supuso una grata sorpresa (valga la redundancia) en el panorama musical de la época, reforzando el sonido del cuarteto base con el saxofonista Kristinn Svavarsson, percusión, voces y una sección de vientos, e incluyendo varios himnos del jazz fusion de aquellos tiempos, como “Surprise Surprise”, “Action Man” o la balada acústica “Early Autumn”. No obstante un tema iba a despuntar por encima del resto, catapultando al grupo mundialmente. Se trataba de “Garden Party”, composición de Eythor Gunnarsson escuchada hasta la saciedad en discotecas, radios y sintonías de programas de televisión, y que elevó momentáneamente a los miembros de la banda a la categoría de estrellas mediáticas («Todo fue una locura después de que “Garden Party” apareciera en Inglaterra. Cuando salimos en Londres en Top Of The Pops, que era el programa de música más popular, nos persiguieron adolescentes y gente de prensa», decía Briem).


Observations (1984, Steinar Records, LP)

Observations (1996, Zyx Records, CD)


Rising (1985, Steinar Records, LP)


Rising (1996, Zyx Records, CD)

Para aprovechar, aparentemente, el tirón comercial, el grupo grabó un nuevo disco semanas después del éxito en tierras británicas. Repitiendo productor (Geoff Calver) y prácticamente con la misma formación, Observations (1983) es una clara continuación de Surprise Surprise donde Mezzoforte utiliza las fórmulas que tanto éxito cosecharon en éste, pero sin la misma espontaneidad ni brillantez. Se repite la táctica del saxo meloso de Kristinn Svavarsson, las voces en “Double Orange Juice” y los vientos en “Rockall”. La línea de bajo de “Observations” es idéntica a la de “Gazing At The Clouds”, del disco anterior. Dichas fórmulas se extienden incluso más allá del propio grupo, apareciendo en “Summer Dream” unos steel drums (instrumento de percusión melódico de origen antillano) que recuerdan por instantes a los del “Morning Dance” que grabara Spyro Gyra en 1979. Un año después se publicaba Rising, grabación que continuaba reforzando el sonido típico de la banda, aportando variaciones con respecto a los dos trabajos anteriores, pero sin acabar de desengancharse de ellos del todo (“Check It In” funciona como introducción a “Take Off”, del mismo modo que “Surprise Surprise” lo hacía con “Garden Party”, e incluye por unos instantes la figura rítmica básica de este último, y “Check It Out” cierra la grabación haciendo las veces de “Surprise Reprise”). Aún con Geoff Calver en las tareas de producción, Rising permitió al cuarteto (ligeramente ampliado por colaboraciones de saxo y percusión) evaluar su situación y definir el camino a tomar tras la resaca de “Garden Party”. Pasos hacia delante como “Blizzard” (con solo de piano acústico incluido) o composiciones de corte naíf como “Fiona” convivían con guiños al pop de los ochenta (“Takeoff”).


No Limits (1987, Steinar Records, LP)

No Limits (1996, Zyx Records, CD)

Pero si hablamos de guiños al pop, hemos de centrarnos en el disco más controvertido en la carrera de Mezzoforte. Grabado en 1985 y producido por la propia banda y Nigel Wright, No Limits combina el trabajo más brillante del grupo con tres temas de pop vocal (“No Limit”, “Nothing Lasts Forever” y “Another Day”) interpretados por el cantante inglés Noel McCalla. Táctica habitual de la época (se puede encontrar piezas vocales en discos teóricamente instrumentales a nombre de Grover Washington, Jr., Steps Ahead, Fattburger o Lee Ritenour), fue su único uso por parte de los islandeses. En el apartado instrumental, en cambio, Gunnarsson y Karlsson triunfaron como compositores, regalando al oyente originales redondos como el divertido “E.G. Blues”, el delicioso “Crystal Rain” (con una memorable intervención de Johann Asmundsson al bajo sin trastes) o el misterioso “Evolution”, con Karlsson empuñando la guitarra-sintetizador Roland GR300 que tantas alegrías ha dado a Pat Metheny. Abriendo el disco encontramos “Icebreaker”, obra del guitarrista que constituye uno de los puntos álgidos de la historia de la agrupación. Los cuatro músicos afinaban al máximo los arreglos, jugando con frases medidas, solos concisos, silencios milimétricos, efectivas exploraciones tímbricas y leves cambios de groove que otorgaban interés donde otras bandas sólo ofrecían tedio. Cuatro de los cinco instrumentales aparecen en el reciente disco doble en directo Live In Reykjavik. El tema restante, “Crystal Rain”, menos propicio para el directo, cierra el primer CD de Anniversary Edition, último recopilatorio de la banda.


Playing For Time (1989, Steinar Records)

En 1987 Mezzoforte se alejó definitivamente de sus devaneos vocales y dejó de grabar en Londres, como venía siendo habitual. El MF Studio 7 de Reykjavik, capital islandesa, acogió la grabación de Playing For Time, una colección de originales fresquitos, sugerentes, con brillo, temas que inspiraban energía positiva y evidenciaban evolución en la carrera del grupo. Parte del resultado, que toma un claro giro hacia el sonido de otras bandas de fusión estadounidenses, tuvo que ver con la buena elección de los colaboradores, músicos de sesión contrastados como el percusionista puertorriqueño Efraín Toro, el saxofonista Steve Tavaglione (del grupo Caldera) o la sección de vientos conformada por Larry Williams, Jerry Hey, Gary Grant y Bill Reichenbach. Para colmo las intervenciones estelares del disco corrieron a cargo de un saxofonista experto en estas lides: Ernie Watts. Solvente tanto en la fusión como en el jazz más convencional, lírico o desgarrado, lo que requiera la ocasión, Watts tuvo mucha culpa de ese sonido brillante (“High Season” fue buena prueba de ello), destapándose como complemento ideal de un grupo que ya había dotado a su repertorio de una rocosa cohesión estructural. Entre las piezas más destacadas del CD se encontraba “Expressway” o el épico “In A Word”, con una melodía nueva interpretada al bajo eléctrico sin trastes.

Con los noventa llegó el declive de la fusión. La falta de interés del público y la pérdida del estatus comercial del estilo ocasionó la deserción en masa del ejército de músicos de dudoso espíritu jazzístico que se subieron al caballo ganador de la década anterior. Apenas surgieron nuevas propuestas (Metro, Bèla Fleck And The Flecktones), y tan solo persistieron unas pocas bandas que aceptaron una transformación estilística paulatina (Yellowjackets, Pat Metheny Group) o bien se dedicaron a recordar y repetir éxitos del pasado (Spyro Gyra, Steps Ahead). Mezzoforte afrontó la situación desde dos planos bien distintos: la reafirmación (Daybreak, 1993) y la renovación (Monkey Fields, 1995).


Daybreak (1993, SPOR Records)

Monkey Fields (1996, SPOR Records)

Autoproducido y grabado en Dinamarca, Daybreak es un disco interesante, y tratándose de Mezzoforte eso es poco decir. Con un nuevo miembro en la banda, el saxofonista Kare Kolve, el CD incluye temas destacados, que no éxitos, como “Little Rock”, “Daybreak” o “Rollercoaster”. En su mayor parte aprovechan recursos explotados anteriormente. “Journey’s End” es una sofisticada composición de pop instrumental, y “Cobra” muestra un buen ejemplo de tensión y relajación en su interludio. Buen sonido, buenas composiciones, buena producción, todo es bueno en Daybreak, pero nada despunta. Mezzoforte comprendió que si quería brillar al nivel habitual tendría que arriesgarse, y vaya si lo hizo. Entre julio y diciembre de 1995 los cuatro músicos se encerraron en el Rock Mine Studio de Reykjavik para grabar Monkey Fields, un intento de adaptación a los estilos predominantes en la época curiosamente similar en concepto al Überjam que John Scofield publicaría siete años después. Desde el diseño de la portada hasta el último detalle musical reflejan un voluntario cambio de rumbo. Monkey Fields es un buen disco –aunque inconsistente con el grueso del trabajo del grupo– que se desdibuja hasta hacerse irreconocible. El saxo de Oskar Gudjonsson busca el sonido muy por encima del desarrollo melódico, el concepto lírico es mucho más plano que en ocasiones anteriores, se incluye el uso de samplers y programación de baterías, el bajo pierde protagonismo (el slap brilla por su ausencia), la armonía se vuelve estática y la guitarra de Fridrik Karlsson cambia la investigación improvisatoria por el pedal de wah-wah y la búsqueda de atmósferas (cinco años después Karlsson publicaría su disco de smooth jazz, A New Day). Con una pizca de psicodelia y un guiño a grupos de acid jazz del momento (sabor a Saint-Germain en las flautas de “Drive”), temas como “Monkey Fields” o “Blow” destacan en un todo sorprendentemente inusual. Cabe pensar que ni siquiera la propia banda acabara contenta con el resultado final, dado que sólo incluyó una de las composiciones de Monkey Fields en el reciente doble CD en directo que repasa toda su carrera


Forward Motion (2004, BHM Records)

El cambio de siglo trajo tiempos de descanso para el grupo, con sus miembros centrados en proyectos individuales y diversas colaboraciones. Nueve años tuvieron que pasar para que, contratados por su actual sello, BHM, y espoleados por el batería y compositor alemán Wolfgang Haffner (miembro fundador de Metro, honor que comparte con Chuck Loeb y Mitchel Forman), los cuatro intérpretes volvieran a pisar juntos un estudio de grabación. Fue entre Dinamarca, Islandia y Londres de mayo a julio de 2004, y el resultado se llamó Forward Motion (“movimiento hacia delante”), toda una declaración de intenciones en este caso compatible con el legado de la banda, que adecúa su sonido a los tiempos que corren sin perder un ápice de su personalidad propia. Parece que la vuelta de Chris Cameron a los arreglos de vientos y la coproducción (junto a los cuatro islandeses) de Haffner tuvieron mucho que ver con dicha adaptación. Ciertos temas ofrecen un sonido cercano al de Metro (“Nightfall”), y el germano llega incluso a sustituir a Gulli Briem en uno de ellos (“Cruisin’”). Cierto es que el jazz fusion envejeció mal en su día, tan cierto como que ha quedado indeleblemente integrado en el árbol del jazz, adquiriendo cierta condición de intemporal. Así lo demuestra Mezzoforte en esta grabación donde no faltan homenajes a los grandes del género, como evidencian el primer corte del CD, “Tribute” (“tributo”) y el último, “Gratitude” (“gratitud”) , así como el título “Weather Ahead” (referencia a Weather Report y Steps Ahead). En un momento de plena madurez el grupo crea composiciones de altísimo nivel como “Hard Wired” o “Four Corners”, y dulces melodías como las de “Beyond The Horizon” o el mencionado “Weather Ahead” (con Asmundsson recuperando un fuerte protagonismo al bajo). Looking Forward también constituye una delicia en términos de producción, con un sonido compacto, buena distribución de timbres en el rango de frecuencias y una instrumentación elegida con sumo cuidado, todo ello conformando una obra de escucha muy apetecible.


Anniversary Edition (2007, BHM Records)

En 2007 BHM publicó Anniversary Edition, un doble CD recopilatorio que incluía los mayores éxitos en la dilatada carrera de la banda. La remasterización de dichos éxitos y el acierto en la secuencia demuestra cohesión en el material grabado a lo largo de veinticinco años, de modo que los temas con sonido más cercano a la fusión de los ochenta convive en buena armonía con extractos de Looking Forward o, incluso, del divergente Monkey Fields. Momento de mirar hacia atrás y apreciar, en perspectiva, el enorme legado de una banda tan interesante como subestimada.


Johann Asmundsson, Eythor Gunnarsson y Gulli Briem. Foto © Christoph Giese

Parte de esa infravaloración surgió de la idea de que Mezzoforte era un combo de estudio de grabación, una especie de agrupación de músicos-productores más centrados en la confección de un producto de consumo que en la creación artística espontánea. Esa teoría se contradice con la vasta carrera en directo del grupo, que ha llegado a visitar más de 30 países a lo largo de los años. Por si quedaban dudas, el cuarteto documentó toda su historia en dos conciertos ofrecidos en Reykjavik el 26 y 27 de marzo de 2007, y que acaban de ser editados en doble CD, doble vinilo, DVD y edición especial en DVD y doble CD. Live In Reykjavik es una obra compacta, de sonido poderoso, excelentemente ejecutada y en la que no falta detalle. Si en Anniversary Edition los éxitos del grupo no mostraban disparidad estilística, en su secuela en directo la cohesión es total.


Live In Reykjavik (2008, BHM Records, CD)

Live In Reykjavik (2008, BHM Records, DeLuxe Edition)

Sobre el parco escenario del Borgarleikhus de la capital islandesa, los cuatro músicos dan una lección de técnica y musicalidad seria, intensa e insultante. Gulli Briem y Johann Asmundsson funcionan como una sola persona, con una precisión, un peso y un groove privilegiados. El bajista (que también se encargó de las labores de mezcla) cobra vital importancia en los acompañamientos, si bien su aportación es más difusa en las partes melódicas, ya que en ninguno de los dos conciertos utilizó el bajo sin trastes, con el que suele enfrentarse a dichas lides. Eythor Gunnarsson, director musical de la banda a tenor de lo visto en los ensayos (parte de los extras del DVD), soporta con estoicidad el peso armónico de la banda, rodeado de teclados y pendiente de las mejores elecciones de sonidos en cada momento. Sus solos se basan en el timbre más que en las frases, siendo habitual verle manejando de forma frenética la rueda de pitch de su teclado (la que altera la afinación de las notas). Fridrik Karlsson aporta lirismo, con improvisaciones muy bien diseñadas, y encuentra el complemento ideal en Bruno Mueller. Mueller ayuda con las guitarras rítmicas e improvisa con toques bluseros y sonidos limpios, mientras Karlsson se centra en la distorsión y las líneas melódicas más cercanas al rock. Otras aportaciones de lujo son las de Oskar Gudjonsson, que ya grabara los saxos de Monkey Fields, y del trompetista Sebastian Studnitsky. El primero aporta un sonido menos meloso que el de sus precedesores, aparte de una actitud teatral sobre las tablas que contrasta con la sobriedad de sus compañeros. El segundo improvisa en varios temas, abordando con buen gusto la introducción de “Beyond The Horizon”. La exactitud con que la pequeña orquesta eléctrica aborda unísonos y silencios es asombrosa, cada miembro ejecuta su papel con una solvencia que roza la perfección. Los éxitos de los ochenta, como “Action Man”, “High Season” o “Garden Party”, toman una nueva dimensión, las composiciones del reciente Looking Forward fluyen con soltura y las instrumentales de No Limits refuerzan sus valores expresivos, con especial mención para “Icebreaker”, cuya espectacular versión en directo vale por toda la grabación. Especialmente memorable es el instante en que, al final de “Four Corners”, Gulli Briem percute con sus baquetas las cuerdas del bajo, mientras Johann Asmundsson elige los trastes oportunos con su mano izquierda.

Si Anniversary Edition invitaba a contemplar la historia del grupo con perspectiva, tras Live In Reykjavik dicha visión es obligada. A veces la importancia de determinados personajes o agrupaciones dentro de una corriente artística se difumina en lo que en su día fueron modas pasajeras. La perseverancia, la consistencia y la erosión causada por el tiempo suelen actuar de jueces. En este caso con un veredicto más que favorable. Calidad, trabajo, esfuerzo, capacidad y cariño. Las herramientas de los buenos artesanos. Las herramientas de Mezzoforte.

Tras treinta años de vida del grupo, un recopilatorio y un disco doble en directo, muchos creerían encontrarse ante el colofón de una carrera, la recapitulación definitiva, el punto final. Pero será, como mucho, un punto de inflexión. A principios de este 2009 Mezzoforte ha vuelto a encerrarse en el estudio para grabar nuevo disco, y su agenda de conciertos parece apuntar hacia España a finales de año. A los oyentes corresponde tomar el siguiente paso. En lo que compete a la banda, ellos ya han roto el hielo.

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