|
|
TETE MONTOLIU, por MIQUEL JURADO (SEGUNDA PARTE)
MIQUEL JURADO: Estábamos en el verano de 1967, en Nueva York. En esta época grabaste un disco con Richard Davis y Elvin Jones para el sello Impulse que todavía no se ha publicado. ¿Por qué? [I]
TETE MONTOLIU: No se ha publicado, ni se publicará nunca, porque lo he prohibido. Yo toqué rematadamente mal y ellos dos muy bien. La grabación no me gustó en absoluto. Y era lógico que fuese así. A mí me preguntaron con quién me gustaría grabar y yo les dije los dos tíos que más me gustaban, creyendo que me contestarían que no podía ser, pero me dijeron que no había ningún inconveniente. ¡Hostia! ¡Richard Davis y Elvin Jones! Era la primera vez que me encontraba con dos personajes que, en aquel momento, eran muy superiores a mí. La verdad es que me vinieron muy grandes. Ellos tocaron muy bien y quedaron muy contentos con la grabación; pero yo lo hice fatal. Ahora sería todo diferente… Hasta he destruido las copias que tenía.
MIQUEL JURADO: A propósito de la gente con que has tocado, existía la leyenda de que Tete Montoliu no quería actuar con músicos españoles. ¿Qué hay de cierto en ello?
TETE MONTOLIU: Esto es una mentira como una casa. Si hubiera dos o tres Tete Montoliu, yo lo que más querría es tocar con músicos españoles, y a poder ser catalanes. Entendámonos, aquí músicos hay a patadas y muy buenos; ahora bien, jazzman no conozco a ninguno, y si existe, que me lo presenten y estaré encantado de tocar con él.
MIQUEL JURADO: Al regreso de Nueva York viajaste a Copenhague para acompañar a Griffin y, después, a Yusef Lateef.
TETE MONTOLIU: Así es. Y luego, en 1968, volví a Alemania para grabar un disco con Ben Webster y Don Byas. [II]
MIQUEL JURADO: ¿Qué recuerdas de Ben Webster?
TETE MONTOLIU: Era un tipo magnífico, muy amable con todos. La pena es que yo le conocí al final, casi acabado. Tenía que tocar sentado, estaba muy viejo y fastidiado, pero conservaba toda su dulzura. Era una gran persona.
MIQUEL JURADO: En 1968 también estuviste acompañando a Joan Manuel Serrat. ¿Por qué?
TETE MONTOLIU: Fue una etapa en que, por motivos políticos y sentimentales, de amistad y hermandad ("germanor"), estuve con Joan Manuel, ayudándole a que no hiciera más el burro y a que el público lo aceptase. Esto duró desde abril a septiembre, hasta que el chico ("nano") pudo ir solo otra vez y yo volví a lo mío. Fueron días muy agradables, en los que lo pasé muy bien, muy bien. Incluso tuvimos que correr en alguna ocasión delante de la policía. Recuerdo que una vez, en Pamplona, nos perseguían y nos insultaban: "Perros catalanes, hijos de puta". Muy bonito, muy bonito... Ayer noche estuve en el Palau, en la presentación del "nano". Fantástico, sensacional. Ya sé que no puedo hablar imparcialmente de él: lo único que te puedo decir es que pasé toda la noche llorando. Me emocionó mucho.
MIQUEL JURADO: ¿Qué diferencias encuentras entre acompañar a Joan Manuel Serrat o hacerlo con otros cantantes?
TETE MONTOLIU: Existe una diferencia muy grande, la diferencia entre la persona que es un poeta y la que no lo es. Joan Manuel es un verdadero poeta, hace sus canciones sin saber música. Es un autodidacta, un verdadero fenómeno social y musical, y él no lo sabe; por esto debe de serlo todavía. Es un tío que de loco no tiene nada, que hace exactamente lo que quiere hacer. Cuando estábamos juntos, él hacía su música y yo me limitaba a acompañarle, a decirle cómo sentía un determinado tema. Entonces, claro, las cosas salían como yo las sentía; siempre me hacía caso.
© Quàrtica Jazz, 1981
MIQUEL JURADO: ¿Por qué no grabasteis juntos?
TETE MONTOLIU: No hubo ninguna razón especial. A nadie se le ocurrió, nadie nos lo propuso. Pero creo que hubiese sido un éxito, hubiéramos hecho la primera peseta. Hablando de Serrat, ayer noche, en el concierto, me presentaron a un chico de Boston que me había visto tocar en América. Me dijo que hace muy poco han publicado allí el disco Tête À Tete de SteepleChase y que en el último número de Down Beat [III] le han dado cinco estrellas, la puntuación máxima. Down Beat es una revista manipulada, pero mientras no se demuestre lo contrario, es la más importante del mundo, y no deja de ser interesante que le den cinco estrellas a un disco mío.
MIQUEL JURADO: ¿Te interesa la crítica, en especial cuando trata de tus discos o de tus actuaciones?
TETE MONTOLIU: A los críticos siempre les escucho. Si la crítica es constructiva y hablan de la música que yo hago, lógicamente debo tener un respeto muy grande por lo que dicen. Ahora bien, cuando el crítico deja de serlo para convertirse en un señor que se mete con la vida privada, entonces ya no. De todas maneras, existe poca gente preparada para hacer bien una crítica musical. Es la misma historia de la que ya hemos hablado: no comprendo por qué los señores que hablan de arte o de cualquier manifestación artística, no estudian ese arte
MIQUEL JURADO: ¿Qué pasó después de la experiencia con Serrat?
TETE MONTOLIU: Volví a Berlín para unas actuaciones, esta vez con Slide Hampton. Después vagué por toda Europa, sin acompañantes fijos, tocando con todo tipo de músicos, buenos y malos. Por suerte, casi siempre eran buenos.
MIQUEL JURADO: ¿No te ha planteado problemas cambiar tan a menudo de acompañantes?
TETE MONTOLIU: Por supuesto. Pero siempre depende de quiénes sean los acompañantes. Si son dos personas que no piensan como tú, por muy buenos que sean, no hay posibilidad de hacer nada. En ocasiones es mejor encontrar dos desconocidos sin nombre ni fama, pero que se adapten a lo que yo toco, que por algo soy el solista. Ha de crearse una inteligencia más o menos afín, adaptándonos los tres a lo que estamos haciendo.
MIQUEL JURADO: Sigamos adelante, 1969...
TETE MONTOLIU: Empecé el año en Madrid, en el Whisky Jazz con Eric y Peer. Al llegar el verano tenía ganas de nadar y me fui a Mallorca para tocar en un piano-bar en solitario. Vacaciones bien pagadas. Tocaba jazz, hacía lo que quería y nadie me molestaba. Tenía un apartamento con piscina y me pasaba todo el día en el agua.
MIQUEL JURADO: ¿Por qué piano solo?
TETE MONTOLIU: Si no encuentro dos músicos que puedan pensar como yo, prefiero tocar solo. La primera vez que lo hice, durante una larga temporada, fue en Nueva York, en el Village Gate. Después en Mallorca.
© Quàrtica Jazz, 1981
MIQUEL JURADO: Al año siguiente actuaste en el Domicile de Munich.
TETE MONTOLIU: Así es, a principio de año viajé a Munich. Allí toqué con Dusko Goykovich, Ferdinand Povel, Slide Hampton, Art Farmer y Jon Hendricks, uno de los componentes del conjunto Lambert, Hendricks & Ross. Estuve en este club hasta junio, en que marché a Yugoslavia con Dusko y Ferdinand Povel. Después volví a casa, concretamente a Sitges, para tocar también en solitario. Fui a Sitges por la razón que puedes imaginar: ¡había piscina! Allí conocí a una señora danesa de la que estuve muy enamorado. Le compuse un tema: "Apartament 512", que después incluí en un disco muy malo: Songs For Love, para Enja. Es un disco realmente malo ["una merda lligada amb un cordill", puntualiza], que grabé con mucha ilusión, pero rápidamente dejó de gustarme. Ahora sería distinto. Yo me critico mucho, soy muy exigente conmigo mismo. Empiezo cada día a tocar de nuevo. En fin, al terminar en Sitges fui otra vez a Munich, y así pasaron el 70, el 71…, viajando de Barcelona a Munich, de Munich a Holanda, de Holanda a Barcelona.
MIQUEL JURADO: En esta época, otro habitual del Domicile de Munich era el pianista Friedrich Gulda, ¿coincidisteis alguna vez?
TETE MONTOLIU: Sí, por supuesto. Somos muy buenos amigos. Todos los pianistas del mundo somos, por lo general, muy amigos. La razón es un poco ofensiva para los demás músicos. Verás, los pianistas tenemos más cultura que el resto de músicos. Pero, volviendo a Gulda, creo que es un jazzman frustrado. Lo que más hubiese querido es tocar jazz, pero no tiene swing, y él lo sabe. Ahora bien, como le gusta hacer esta música, la hace a pesar de todo, y me parece muy bien… aunque no tenga swing, repito.
MIQUEL JURADO: ¿Y qué es el swing para ti?
TETE MONTOLIU: El swing es una cosa muy subjetiva, cada cual la interpreta a su manera [duda un largo rato]. El swing, para mí, puede ser una tortilla de patatas bien hecha. Es muy difícil hacer tortilla de patatas. Unos la hacen pasada, otros cruda y jugosa. Para muchos, la tortilla pasada tendrá swing, para mí no. En cambio, una tortilla jugosa tiene mucho swing. Resumiendo, cualquier cosa que te llega puede tener swing. Porque el swing es la base del jazz y de todo. Por ejemplo, conozco personas que tienen mucho swing. Las calles de San Francisco tienen swing. Barcelona tiene mucho swing, cosa que no sucede con Madrid, al menos para mí.
MIQUEL JURADO: Bien, estábamos en 1971, en el Domicile de Munich…
TETE MONTOLIU: Sí, en el 71 y el 72 estuve en Alemania y por toda Centroeuropa, y en 1973, fui a Bilbao, a la Casa del Loco, un club de jazz que se montó ese año. El primer mes tocamos Lou Bennett y yo. Luego, ya con mi trío, acompañé a una chica brasileña, Erica Norimar. Fue medio protegida mía, le enseñé a cantar jazz. Lo hace muy bien. No pasa nada, pero lo hace muy bien… En agosto participé en el Festival de Chateauvallon, en solitario, y después vino una época de vacas flacas en que me quedé en casa.
MIQUEL JURADO: En 1974 realizaste un disco con Jordi Sabatés [IV] en el que tocas el piano eléctrico. ¿Qué dio lugar a esta experiencia?
TETE MONTOLIU: Jordi me dijo que tenía varias composiciones para dos pianos y me preguntó si quería colaborar con él. Me pareció una cosa interesante y acepté. Fue una experiencia curiosa, porque yo no había tocado nunca el piano eléctrico y probablemente no lo volveré a hacer. Es como un juguete, y como tal resulta muy divertido, pero yo no puedo tocarlo seriamente. Tengo una pulsación de pianista, de piano de verdad, y para tocar el piano eléctrico se han de acariciar las teclas. Si aprieto fuerte no suena nada y tengo que estar todo el tiempo concentrado recordando esto. Es un verdadero martirio. Sin embargo, en ese disco no hicimos jazz; hicimos música "sabatera". En otra ocasión, en 1976, colaboré en dos temas de otro disco de Sabatés [V]. No sé exactamente quién más tocaba. Yo fui un día al estudio, me puse unos auriculares y, mientras escuchaba lo que los otros habían grabado anteriormente, fui haciendo mi parte. No sé ni lo que toqué, ni con quién toqué.
MIQUEL JURADO: Pero hay pianistas que utilizan con frecuencia el piano eléctrico e incluso el sintetizador. ¿Qué opinas?
TETE MONTOLIU: No tengo nada en contra. A priori soy abierto a todo tipo de música y a todo tipo de músicos. No soy racista en ese sentido. Mientras lo hagan bien, me parece bien todo.
MIQUEL JURADO: También en 1974, grabaste dos discos con Anthony Braxton [VI]. ¿Qué recuerdos tienes de ellos?
TETE MONTOLIU: Cuando los oigo, me tiro por el suelo de risa. Aquello fue una juerga. Aquel tío está más loco que las cantantes, está como una cabra. Los discos tenían que grabarse con Dexter, pero se puso enfermo y en el último momento vino Braxton. Pedersen, Heath y yo estábamos muy asustados, esperando a ver qué haría. Ya sabíamos que le gustaba tocar libre y un poco raro. Llegó, dijo que quería tocar sólo standards, y nosotros pensamos que menos mal. Empezó la sesión. El primer tema que propuso fue "What's New". Tocó el tema bien; un poco raro, pero todavía se entendía. Y al acabar el tema empezó a soplar como un loco [Tete realiza numerosas muecas y se contorsiona sobre su silla] dejándonos asustados y pensando: "¿Y ahora qué?". Todo el disco fue así.
MIQUEL JURADO: Sin embargo, has acompañado a músicos de esa misma línea, como Cherry o Shepp.
TETE MONTOLIU: Sí, toqué con Shepp en varias ocasiones, después de lo del New York Contemporary Five, y Shepp sabe tocar normal si quiere. Lo que pasa es que no quiere. Últimamente toca más o menos normal otra vez; como mínimo el tema se entiende, aunque luego empieza a hacer el burro.
MIQUEL JURADO: ¿Estableces una diferencia entre Braxton, Shepp o Mangelsdorff?
TETE MONTOLIU: Sí, por supuesto. Shepp y Braxton son negros y americanos, por lo tanto tocan en negro; en cambio, Mangelsdorff [VII] es un científico, y además es alemán, lo cual aunque él no tiene ninguna culpa, se le nota mucho.
MIQUEL JURADO: Hablando de nombres propios, ¿nunca coincidiste con Albert Ayler?
TETE MONTOLIU: Ayler [repite con evidente desazón], Ayler es lo más malo, lo más horrendo, lo más espantoso tocando que he oído en toda mi vida. Toca tan mal, pero tan mal, que no se puede aguantar. No hay derecho. Es la antimúsica. Horroroso.
MIQUEL JURADO: ¿Y Ornette Coleman?
TETE MONTOLIU: Éste es diferente. Ornette, cuando quiere, hace el burro; pero sabe tocar blues y eso es muy importante. La evolución de Ornette ha sido de bueno a peor. Tengo un disco suyo del año 59 o 60, donde toca con Don Cherry, pero están también Shelly Manne y Red Mitchell. Es una verdadera maravilla (1). Después ha ido a buscar cosas. Si las ha encontrado o no, él lo sabrá, pero siempre ha ido a buscar cosas.
MIQUEL JURADO: Al hablar de tus influencias has citado nombres como Miles Davis o John Coltrane, cuyas carreras se caracterizan por tocar de manera cada vez más libre, lo que se contradice con tu opinión general sobre los músicos libres.
TETE MONTOLIU: Es que, en realidad, Miles Davis, para mí, ahora no hace jazz. Así lo pienso. Coltrane ya es otra cosa, lo que hizo Trane poco antes de morir podía ser de tendencia más o menos libre, pero siempre se sabía dónde estaba, qué deseaba hacer. Son trayectorias muy diferentes. La evolución de Miles al hacer lo que yo llamo no-jazz, o anti-jazz, o como quieras, se debe a que el tío tenía ganas de hacer dinero. Y lo ha conseguido, ¡qué duda cabe! O al menos, así lo reconoce él mismo. Pero ahora está muy enfermo, aunque no se le note… Últimamente también toca el piano eléctrico y el órgano. ¡Está loco!
© Quàrtica Jazz, 1981
MIQUEL JURADO: En 1975 regresaste a casa y actuaste con Eric y Peer…
TETE MONTOLIU: Sí, fue en el verano y después volví a Holanda. Prácticamente, viví en Holanda hasta finales de 1977, tocando con gente muy diferente, sobre todo acompañando a artistas americanos. Por cierto que 1977 fue un año musicalmente muy interesante. De entrada me contrató el Ronnie Scott's de Londres, un club en el que es muy difícil para un europeo actuar. Empecé mis actuaciones en cuarteto con George Coleman, pero acabamos actuando él y yo en dúo, porque no nos gustaban el contrabajo ni el batería ingleses que nos habían puesto. Fue muy interesante, tanto desde el punto de vista musical como humano.
Al acabar en Londres, Coleman y yo hicimos un disco en dúo [VIII]. Puedo decirte que todavía me gusta escucharlo. Lo encuentro musicalmente muy bueno y, además, se ha vendido como caramelos en todo el mundo. Quedamos tan contentos los dos, que después hicimos juntos una gira por Alemania y Holanda. Terminada la gira volví a Londres, otra vez al Ronnie Scott's, a petición del público, esta vez para actuar en solitario.
Luego vino la experiencia japonesa. A ciencia cierta no sé exactamente qué hice en el Japón, sólo sé que fui del avión al hotel, del hotel a la sala de conciertos, de la sala de conciertos al avión, y así sin parar durante treinta y un días. Recorrí todo Japón, siempre actuando en solitario y con un éxito increíble. Pienso volver el próximo marzo, pero con un poco más de tranquilidad, porque no conozco nada, no tuve tiempo. Lo que sí pude apreciar es que tienen una gran cultura musical y un increíble respeto por todo. Allí, por ejemplo me hablaron de Raimon, que había hecho una gira antes que yo, y lo apreciaban mucho. Lo que no he conseguido comprender es cómo le entendían. Me explicaré: Raimon decía cosas que nosotros podíamos entender…, y que ahora ya no es necesario decirlas porque las dicen todos. ¡Pero aquella gente las comprendía! Y no es cuestión de traducir las palabras… Otro detalle que me sorprendió en Japón: una chica me pidió que tocara "Paraules D'Amor" de Serrat. Y este tema sólo se ha publicado aquí, en un antiguo Discophon. ¡Increíble!
Al regreso del Japón actué un mes en Bélgica, con músicos nativos y, en ocasiones, con Kai Winding. En octubre, estuve en Holanda y París junto a Dexter Gordon. Y en diciembre me cansé de oír hablar holandés y me volví a Barcelona.
MIQUEL JURADO: Recuerdo que, a primeros de 1978, tocabas en un pequeño club de la calle Balmes, el Satchmo, actualmente cerrado.
TETE MONTOLIU: Cierto, permanecí en el Satchmo hasta marzo y, luego, en agosto y octubre. En marzo, al acabar en el Satchmo, fui a París de la mano de Michel Roques. Estuve casi un mes, pero no pienso volver más. Tuve mucho éxito, pero tocaba en una cueva horrorosa, con un piano horrible, un martirio. El club se llamaba Riverbop. Lo que sucede exactamente en París es que hay demasiados franceses, y eso es terrible. Después de París viajé a Madrid y actué en el Balboa, pues el Whisky ya no hacía jazz; se dedicaban a las sambas, con Jaime Marques. Hablando del Satchmo, debo confesar que fui muy feliz allí, tanto musical como anímicamente. Era un local muy pequeño y, por lo general, cuando no había borrachos, la gente venía a escuchar música. Y los músicos podíamos tocar a nuestro aire, muy relajados, sin problemas. A veces los problemas eran a la hora de cobrar.
MIQUEL JURADO: ¿No crees que, precisamente en este tipo de local, sobra la batería porque rompe la intimidad?
TETE MONTOLIU: Eso dependía, en este caso concreto, de si Peer se había peleado o no con su mujer. Yo, por ejemplo, los problemas personales me los dejo en casa cuando voy a actuar; nadie sabe si me sucede alguna cosa especial o no. Pero hay tipos que no son así y que, cuando van a tocar, se llevan todos sus problemas consigo. Cuando esto pasaba, Peer se peleaba con su batería y todo cambiaba.
MIQUEL JURADO: Al año siguiente, 1979, cerraron el Satchmo.
TETE MONTOLIU: Fue una lástima. Nosotros estuvimos actuando casi hasta el último día. Cuando la policía lo clausuró la primera vez, todos nuestros instrumentos estaban dentro. Llegamos y lo encontramos cerrado y sellado por orden gubernativa. Era un local demasiado pequeño para ser rentable y, además, dependía del Crazy Horse, un restaurante con espectáculo que no funcionaba nada bien. La batería y el contrabajo se quedaron dentro del Satchmo y no pudieron recuperarse hasta cinco días después.
MIQUEL JURADO: Las situaciones sociales o políticas, ¿en qué medida afectan a tu música?
TETE MONTOLIU: Nunca he tenido problemas de este tipo [responde tajante]. Siempre he dejado estas cosas al margen de mi música.
© Quàrtica Jazz, 1981
MIQUEL JURADO: En mayo de 1979, en un concierto que diste en el Palau de la Música Catalana –del que después se publicaría un disco doble– [IX], interpretaste varias canciones tradicionales catalanas. Ya anteriormente habías grabado algunas en diversos discos. ¿Qué te llevó a plasmar esos temas tradicionales de tu tierra en el lenguaje del jazz?
TETE MONTOLIU: Yo hablo un idioma, el idioma del jazz. Es el único que sé hablar. Por lo tanto, es normal que en todo lo que interprete salga a relucir el idioma que yo hablo. Tocar jazz no significa que se tengan que tocar exclusivamente temas de jazz. El lenguaje jazzístico es una manera de expresarse, un lenguaje que puede comunicarse igualmente tocando "La Comparsita", la "Cançó De Matinada", "Rosó", un bolero o un tema de lo que quieras. Por ejemplo, yo he tocado infinidad de boleros, me gustan mucho los boleros. Hice un disco con boleros y otros dos con temas sudamericanos y brasileños [X]. De estos discos estoy muy contento. Toqué lo que me gustaba y me divertí mucho. Lo que toco aquí es verdaderamente jazz, aunque los temas sean latinoamericanos.
MIQUEL JURADO: Muchos músicos y críticos han comentado que tu mejor disco es Catalonian Folksongs. ¿Qué opinas tú?
TETE MONTOLIU: Está bien. Me gusta, aunque se podría mejorar. Todo puede mejorarse, pero este disco está muy bien. De todas maneras, hay un disco en trío que me gusta mucho más. Es Tête À Tete; en una cara hay canciones tradicionales catalanas y en la otra temas americanos. Este es el disco que yo más he disfrutado haciendo, y el que todavía me gusta más de todos los míos. Lo grabamos muy rápido. Yo grabo los discos en una hora. Cuando ya han probado todos los instrumentos y todos los aparatos, y los técnicos ya están preparados, entonces yo me siento al piano y les digo: "Señores, pongan el aparato en marcha y cuando tengan material suficiente, avísenme". No repito nunca nada, sería peor [XI]. La segunda vez siempre es peor. Además, prefiero que haya errores humanos porque todos somos humanos y un error es algo natural, incluso bonito. Es mucho mejor cometer equivocación que tocar excesivamente perfecto, conseguir una cosa perfecta, pero aburrida. Yo no soy una máquina. Personalmente, trato siempre de grabar un disco cuando todos los músicos llevamos varios días juntos, tocando, ensayando. Con Pedersen y Tootie Heath, antes de realizar los SteepleChase, llevábamos más de una semana tocando juntos. Era una situación muy bonita. Para nosotros, ensayar era tomar el café o ir a comer a un restaurante chino, y luego tocar. No hablábamos nunca de lo que tocaríamos, pero tocábamos después de haber hablado de la vida, de cualquier cosa.
MIQUEL JURADO: ¿Cuál es tu método de trabajo? ¿Practicas regularmente el piano en tu casa?
TETE MONTOLIU: No, no practico nunca o casi nunca. Tengo mucha pereza y, además, me aburro mucho. Cuando trabajo regularmente no necesito practicar; el hecho de trabajar ya me sirve. Si no trabajo, intento tocar un poquito cada día, para desentumecer los dedos. Sólo ejercicios mecánicos. Nunca me ha gustado estudiar. Si hubiese estudiado lo que tenía que haber estudiado, ahora tocaría el doble mejor de lo que lo hago.
MIQUEL JURADO: ¿Existe un estilo Montoliu?
TETE MONTOLIU: Sí, por dos razones: tengo una pulsación especial al tocar el piano, todos reconocen enseguida que soy yo el que toca, y en segundo lugar, después de tantos años de tratar de hacerlo lo mejor posible, lógicamente tengo que haberme formado un estilo. Bueno, malo, bonito o feo, tengo que haber conseguido un estilo.
MIQUEL JURADO: ¿Existen imitadores del estilo Montoliu?
TETE MONTOLIU: Sí, pero prefiero no hablar de ellos.
MIQUEL JURADO: Nos hemos desviado un poco del tema. Estábamos en mayo de 1979, después del concierto del Palau.
TETE MONTOLIU: Después de eso me fui a la Bienal Musical de Zagreb, para actuar en solitario. En estos conciertos toqué temas tradicionales catalanes y el público respondió muy bien. Los temas tradicionales de Cataluña son tan tristes como los yugoslavos y el público los entendió muy bien. En otros muchos países he tocado temas catalanes y la reacción del público es siempre muy buena. Además, en Zagreb también interpreté temas tradicionales yugoslavos. Dejé al público paradísimo. Me los había enseñado Dusko Goykovich.
A continuación viajé a Londres, de nuevo al Ronnie Scott's, y tras un paréntesis aquí visité otra vez los Estados Unidos. Actué en el Festival de Monterrey con un contrabajista blanco cuyo nombre no recuerdo. Solía acompañar a Gerry Mulligan. En fin, si no consigo recordar su nombre es una señal de que no debió gustarme demasiado. Luego me presenté en el famoso Lighthouse de Hermosa Beach, en Los Angeles, con John Heard y Tootie Heath, y más tarde en San Francisco, con Billy Higgins, en Seattle, Nueva York, Canadá y varios lugares más.
Fue en este viaje cuando conocí a Chick Corea. Me telefoneó, estuvimos hablando largo rato y me dijo que le gustaría mucho tocar conmigo. Así fue como grabamos el dúo de pianos que aparece en mi disco para Contemporary. Lo grabamos entre mis actuaciones en San Francisco y Seattle. No sé si lo han titulado Blues After Lunch o Blues Before Lunch, y no recuerdo ni uno solo de los temas que grabé. Nunca recuerdo los títulos de los temas, para estas cosas tengo muy mala memoria. Todavía no me han enviado el disco, aunque sé que ha salido porque lo escuché el otro día en Valencia. Fui a tocar y había un tío que lo tenía. Es la hostia tener que ir a Valencia a escuchar un disco tuyo (2). No conozco ninguna compañía discográfica que funcione bien, son todas un desastre.
MIQUEL JURADO: ¿Estás contento de tu trabajo con Corea?
TETE MONTOLIU: Chick toca muy bien el piano y además es una gran persona. Lo que pasa es que se dedica a ganar dinero. Toca la música que cree que debe tocar para ganar dinero y ya está. Pero es un gran músico de jazz, cuando quiere. Conmigo tocó jazz.
MIQUEL JURADO: Corea también ha actuado a menudo con Braxton.
TETE MONTOLIU: Sí, hacían burradas juntos.
MIQUEL JURADO: Aparte de esta experiencia con Corea y la que tuviste con Jordi Sabatés, no has participado en ningún otro dúo de pianos, ni en disco ni en público. ¿Por qué?
TETE MONTOLIU: No me gustan los dúos de pianos. Considero que ya es suficiente con un piano. ¿Para qué quieres dos? Es terrible, ¡dos pianos! A mí, a veces, me sobra con la mitad. Hay días en los que te levantas mal y te sobra la mitad del teclado. Corea suele tocar en dúo porque gana mucho dinero con ello. Es muy efectista, al gran público le impresiona mucho, pero musicalmente no pasa nada en absoluto.
© Quàrtica Jazz, 1981
MIQUEL JURADO: Estábamos en Estados Unidos, ¿nunca has pensado en quedarte a vivir allí? Teóricamente es el centro del jazz.
TETE MONTOLIU: Nunca, nunca [repite, casi exaltado]. La música es sólo una parte de mi vida. Yo necesito pan con tomate, necesito las mujeres catalanas, necesito estar aquí y poder escuchar el fútbol los domingos. Nunca podría vivir con los americanos. La lástima es que en Barcelona no haya un club de jazz serio, pero no hay duda de que lo habrá en un futuro inmediato, seguro. Y si no, lo montaré yo mismo. Simplemente "Tete's", es una idea que me agradaría mucho. Aquí lo que la gente no quiere es a ir a escuchar al Pepe, al Juan, o al Ramiro, pero si vienen músicos que valgan la pena hay bofetadas para entrar.
MIQUEL JURADO: ¿Y qué opinas del panorama de aquí? ¿Crees que se hacen cosas interesantes?
TETE MONTOLIU: A lo mejor sí, pero yo no las conozco. Sabatés, Música Urbana y todos éstos, para mí, no hacen jazz; para mí [recalca]. No conozco a ninguno que haga jazz de verdad. Gente como Jazz-Om hace una copia de Coltrane o de Rollins, y eso lo hacen bien, me parece muy válido, pero no pasarán de lo que están haciendo porque no hay calidad musical personal. En Madrid está Iturralde, con el que he tocado en muchas ocasiones. Es un músico que domina muy bien su instrumento.
MIQUEL JURADO: Te gusta vivir aquí. ¿Has sido profeta en tu tierra?
TETE MONTOLIU: Sí, por supuesto. No puedo quejarme, todo lo contrario.
MIQUEL JURADO: ¿Qué hiciste al regresar de América en 1979?
TETE MONTOLIU: Descansé unos días en mi casa, aquí en Barcelona, y empecé otra gira por Europa. Fue una gira criminalmente larga y pesada. Hacíamos viajes de Lisboa a Finlandia para una actuación y cosas así. Me acompañaron Billy Higgins y Herbie Lewis, y de tanto en tanto se nos unía Jackie McLean. Después pasé las Navidades otra vez en mi casa y regresé a los Estados Unidos para una gira, en solitario, los dos primeros meses de 1980. Había días en que no sabía dónde estaba.
© Quàrtica Jazz, 1981
MIQUEL JURADO: ¿Qué escucha Tete Montoliu en su casa cuando está solo?
TETE MONTOLIU: El fútbol en la radio todos los domingos [contesta rápido]. Soy socio honorario del Barça. En cuanto a música, depende del momento de ánimo en que me encuentre. Lo que puedo asegurar es que no escucho nunca a Tete Montoliu.
MIQUEL JURADO: ¿No te gusta ese pianista?
TETE MONTOLIU: Sí, mucho. Pero he hecho muchas planchas escuchando a Tete Montoliu. Una vez toqué en las Atarazanas con el trío y me grabaron, sin que yo lo supiera. El día que Dexter Gordon actuó en Zeleste, durante el intermedio, oí un trío que me gustó y le dije a mi compañera: "¿De dónde habrán sacado este disco? Este pianista es estupendo". Y ella, todos, se morían de risa. No me reconocí.
MIQUEL JURADO: Como hemos podido comprobar, has recorrido prácticamente todos los escenarios jazzísticos del mundo en estos últimos 25 años. ¿Crees que ha cambiado el público de jazz desde que tú empezaste hasta ahora?
TETE MONTOLIU: Por supuesto. Antes ya he dicho que el público, a diferencia de los músicos, ha cambiado para mejorar. Ahora la juventud se está reencontrando una música en la que no se había fijado por culpa de la invasión rockera. Una música que les hace vibrar, que les gusta y, de paso, les hace pensar. En estos momentos la juventud se interesa por el jazz bastante más que antes. El público de jazz ya no es el mismo. Me estoy refiriendo exclusivamente a Cataluña, pues el resto de España no lo conozco tanto. En los demás países del mundo el problema es muy diferente. Mejor dicho, no existe problema, porque escuchan jazz desde pequeños en los colegios. Yo mismo he actuado en varios colegios de Copenhague, en Bruselas y en otros lugares de Europa.
MIQUEL JURADO: ¿Has notado alguna diferencia en el hecho de actuar en los Estados Unidos o en Europa?
TETE MONTOLIU: Existen diferencias esenciales. En América están más acostumbrados, saben más lo que están escuchando.
MIQUEL JURADO: ¿Y tú tocas diferente allí que aquí?
TETE MONTOLIU: En absoluto. Para mí es tan importante tocar en Matadepera como en Nueva York.
Notas de la entrevista:
- Ornette Coleman: Tomorrow Is The Question! (1959), Contemporary.
- Tete recibió el disco de muestra dos semanas después de nuestro primer encuentro. Una vez escuchado, comentó simplemente: "Me gusta cómo ha quedado". El título definitivo es Lunch In L.A.
Notas de Tomajazz:
[I] El disco se grabó el 21 y el 22 de abril de 1967 en directo en el Top Of The Gate (Village Gate), siendo el ingeniero de sonido Rudy Van Gelder. En el registro de esa sesión existente en los archivos de Impulse, no aparecen listados los temas interpretados (como curiosidad, en ese registro el apellido de Tete aparece como "Montilu"). No se ha encontrado copia de la grabación en dichos archivos.
[II] MPS LP 12": 15 068 — Ben Webster Meets Don Byas (1968)
[III] Down Beat, 47/10 (Oct.1980), pág. 33-34.
[IV] BASF LP 12": 3553859 — Vampyria.
[V] Edigsa LP 12": ESP 76 — Tot L'Enyor De Dema (1976).
[VI] Se trata de los discos SteepleChase LP 12": SCS 1015 — In The Tradition (1974) y SteepleChase LP 12": SCS 1045 — In The Tradition, Volume 2 (1975), reeditados como CD individuales (SteepleChase 31015 y 31045) y como doble CD:SteepleChase CD: SCCD 37003/04 — What's New In The Tradition (1991).
[VII] La única grabación conocida de Tete Montoliu con Albert Mangelsdorff está recogida en el single Opera EP 7": 4362 — Deutschen Jazz-Salon Berlin 1961. La cara A es una versión del tema "Goldie" de Lee Morgan, a cargo del septeto de Mangelsdorff con Tete Montoliu. La cara B incluye a The Spree City Stompers, un grupo de dixieland alemán.
[IX] Timeless LP 12": SJP 110 — Meditation (1977), reeditado en CD como Timeless CD: SJP 110 — Dynamic Duo (1992).
[X] Zeleste-Edigsa LP 12": UM 2057/58 — Al Palau (1979)
[XI] Se trata de Ensayo LP 12": ENY-305 — Boleros (grabado en 1977) y Ensayo LP 12": ENY-302 — Temas Latinoamericanos y Ensayo LP 12": ENY-303 — Temas Brasileños (grabados en 1973).
[XII] En realidad, sí existen tomas alternativas en algunas grabaciones de Tete Montoliu, si bien es cierto que en menor cuantía que otros músicos de jazz. Como ejemplo, en la sesión de 28 de Mayo de 1974, Tete grabó hasta cinco versiones de "Body And Soul", dos de las cuales han sido publicadas.
|
|
|