Nicholas Payton
© Michael Wilson, 2008
Creo que la música es un don, es algo que me fue dado desde
que era niño. Mis padres se dieron cuenta de que tenía oído para la música. Mi padre cuenta a menudo la historia de un ensayo que estaban haciendo cuando yo
tenía unos tres años y tenía un piano de juguete que estaba aporreando mientras
él y sus colegas estaban escuchando un disco que estaban transcribiendo e
intentando averiguar qué acorde era; ellos no lograban saber cuál era y yo puse
mis manos en el piano de juguete y fue algo así como “Eso es, ese es el
acorde”.
Así que la cuestión para mí siempre ha consistido en tratar
de retornar a esa esencia, y creo que esta grabación la captura de una manera
que quizás no he logrado con otros discos.
Buena parte de la música la compuse semanas antes de la
sesión, así que no puedo decir que hubiera una idea o un concepto a partir del
que desarrollaría la grabación. Tenía una idea de lo que quería hacer, aunque creo que fue una cuestión de fechas, porque si la hubiera hecho dos años antes
podría haber sido un disco en un estilo más tradicional. El único concepto o
proceso era no adoptar ninguno, y sobre todo tratar de no intentar hacer nada
en particular salvo tocar. Supongo que esto es un concepto en sí, aunque en
realidad ese concepto no es un concepto en absoluto. No trataba de hacer nada,
lo que creo que hizo que la música adquiriese su propia forma, limitarme a
tocar una música que fuese sentida, tratar de componer cosas que yo creo que
resuenan con de la esencia de mi ser. Tocar las cosas que disfruto de verdad,
que significan algo para mí y que, con suerte, logren transmitir ese
sentimiento al oyente.
Creo que la parte más difícil de encontrar tu propio sonido
como trompetista o músico es librarse de los miedos de cualquier tipo. Librarse
de los juicios, no tener miedo de afrontar riesgos, no tener miedo de expresar
las cosas con mucho significado para uno, eso en sí mismo es fuerza y poder.
Confiar y creer en las cosas básicas que conforman tu persona, esas son las
cosas más verdaderas y que creo que llegan más a la gente. Pero creo que hay un proceso por el que todos debemos pasar, sean nuestras
influencias, musicales o no, incluso las experiencias vitales según vamos
definiendo con más claridad nuestra posición como individuos ante la vida, de
alguna forma la música viene a consecuencia de ese proceso. Así que a menudo
para mí la respuesta a un problema musical no es una respuesta musical sino una
respuesta vital, y si cambias algo de tu vida entonces la música se encargará
de sí misma.
Como todas mis grabaciones anteriores se grabaron en Nueva
York, puesto que quería que este disco fuese diferente y puesto que es una obra
un poco más personal, pensé que para este proyecto sería un buen cambio
realizarlo en Nueva Orleans.
La banda de Into The Blue la componen Kevin Hays al
piano y Fender Rhodes, Vicente Archer al contrabajo, Daniel Sadownick a
la percusión y Marcus Gilmore en la batería.
Las únicas ideas en realidad eran: belleza, simplicidad y
elegancia… es música sencilla. El proceso de selección en cuanto a las
canciones que incluimos en la grabación fue quizás uno de los aspectos más
difíciles, porque en el momento, cuando estábamos en el estudio, yo sólo estaba
grabando música. No estaba pensando en qué orden la dispondría, no estaba
pensando en qué temas acabaríamos por incluir. En cierto modo es difícil porque
es como si fueran tus hijos y no quieres dejar a ninguno fuera, pero no tienes otra
opción. Creo que lo que quería con esta grabación era ejercitar cierta
contención y decir, vale, no va a caber todo, he de ser capaz de dejar algunas
cosas fuera para preservar la pureza de esta idea. No quería que en la
grabación hubiese nada demasiado agresivo, en las melodías escritas todo cae en
cierta tesitura del instrumento, temas cantables que, con suerte, sean
memorables, que todo sea hermoso, si es que es posible. Esa era la idea.
Bob Belden y yo trabajamos juntos desde hace tiempo y somos
amigos desde años antes de que decidiéramos trabajar juntos. Yo quería que en
esta grabación hubiese alguien más involucrado, alguien de cuyos oídos me fiara
en cuanto a sus gustos musicales. Incluso a lo largo de esos años, Bob ha estado
atento al desarrollo de mis bandas; cuando yo grababa un concierto se lo
enviaba a él, me mandaba sus comentarios y se convertía en un toma y daca. Es
bueno tener esa clase de diálogo con alguien en quien confías, porque con
demasiada frecuencia todo puede ser menos tuyos estás tú solo en ello, que
cuando tienes en alguien un espejo al que puedas lanzarle tus ideas.
Tocar ante mi amigo Bob, sabiendo que escucha las cosas de
una cierta manera y que puedo confiar en su opinión, confío en cómo escucha
porque oímos las cosas de modo muy similar, aunque creo que hay suficientes
diferencias entre ambos como para que sea algo que está muy bien.
Hasta el concepto de Bob al producir un disco: algunas veces
estaba en la cabina escuchando, sin tomar notas. Era muy informal, muy
relajado. No estábamos intentando hacer ningún tipo de declaración, no
estábamos intentando ser innovadores, no intentábamos probar ni hacer nada
especial. Hoy en día hay un gran mercado para todas esas cosas naturales u
orgánicas, ¿verdad? Es como… ¿qué es una manzana orgánica? No estás haciendo
nada especial: coges una semilla, la depositas en el suelo, no le pones nada de
productos químicos y la dejas crecer.
Con la música es lo mismo. ¿Cómo logras que la música o el
sonido sean orgánicos o frescos o lo que sea? No te interpones y dejas que vaya
sola; dejas que respire y le das su propio espacio y que sea lo que es.
INTO THE BLUE: TEMA A TEMA
Nicholas Payton Into The Blue (Nonesuch, 2008)
‘Drucilla’
“Drucilla” es una canción que mi padre le escribió a mi
madre. Drucilla es su segundo nombre. Es la primera composición que escribió.
Le costó como año y medio escribirla, un compás cada vez o algo así, me dijo.
Una pieza muy, muy bonita.
Este tema tiene un significado especial para mí, no sólo
porque fue escrita para mi madre, no sólo porque lo hiciera mi padre, sino
porque fue una de las primeras canciones que recuerdo haber escuchado. Mi padre
la ensayó bastante con sus grupos. La incluyó cada año en el Jazzfest, era su
gran concierto. Tenía un grupo llamado Filé Gumbo y también tenía algunos
bailarines de ballet que ponían coreografía a la música; era una cosa muy
bonita de ver y muy diferente de las otras cosas que había allí, en las feria.
Así que es una especie de culminación de todas esas ideas sobre cómo me llegó
la música cuando era joven y creo que es muy apropiado que abra el disco,
porque se asemeja mucho a cómo me inicié como músico.
‘Let It Ride’
“Let It Ride” fue la pieza más actual que escribí. De hecho
la escribí en nuestro último día en el estudio, así que para mí está en
consonancia tanto con el sentimiento de todos los temas que se grabaron como
con el ambiente que había en el estudio entre los músicos. ¡Era tal la
hermandad, la camaradería que había allí! A pesar de que eran jornadas muy
largas, desde las 11 de la mañana hasta las 10 o las 11 de la noche, nadie se
quejó nunca, nadie dijo “oye, ¿cuándo vamos a hacer un descanso?” o “¿cuánto
tiempo vamos a estar aquí?”. Todo fue muy relajado y muy confortable, pero al
mismo tiempo había cierta sensación de que estábamos involucrados en un proceso
conjunto muy especial, con cierto tipo de energía. Así que “Let It Ride” trata
de eso, todo lo estoy diciendo en términos de dejarse llevar, esa es la
cuestión. “Let It Ride” trata sobre eso en cierto modo, algo así como “no hay
preocupaciones, no hay frustraciones, no hay preocupaciones sobre no tener
preocupaciones ni frustraciones”. Sólo ser quien eres y dejarte llevar.
‘Triptych’
“Tryptich” es una pieza inspirada en… ya sabes que en algunas
iglesias hay unas pinturas en tres partes: tienes tres visiones de una sola
cosa. Así que es algo que son tres, pero también uno. Así que hay tres secciones
en la pieza pero es un tema. Así de sencillo.
‘Chinatown’
“Chinatown” es una canción de la película del mismo título,
que en realidad no conocía hasta que la grabé. A Bob Belden le gustan mucho las películas, y cuando escuchó lo que estaba escribiendo, el sentimiento de la grabación,
hacia donde nos dirigíamos y al notar el registro en la que estaba tocando con
mi instrumento, pensó que sería un buen tema para que lo probáramos. El tema
principal de hecho lo interpreta una trompeta, un tipo tocando en un registro
muy dulce, el mismo en el que iba un montón de la música que estaba
escribiendo. Así que se ajustaba perfectamente al resto del material.
‘The Crimson Touch’
“The Crimson Touch” cobró vida propia en el sentido de que comenzó
fundamentalmente como una improvisación. Un montón de esta música la escribí a
partir del ritmo. Aunque buena parte del material es melódico, empezaba
escribiendo primero los cánticos de batería y los temas de percusión. Tenía mi
teclado listo y tenía ese ritmo programado, así que me fui para el teclado y
empecé a tocar. Entonces volví y dije “Bien, voy a convertirlo en un tema”.
Decidí arreglar la trompeta y el piano de una manera
particular porque no tenía ese saxo tenor en el que me he apoyado durante tanto
tiempo. En la mayoría del disco yo toco las melodías porque me gusta la
libertad de hacerlo así, aunque hay algo especial cuando tocas la melodía con
otro músico, algo muy orquestal, incluso cuando es en unísono. Así que este
tema consiste en disponer la armonía no en el sentido de diferentes notas en
vertical, sino en la disposición de las personalidades, ya que este es un
concepto de orquestación diferente a limitarse a notas y acordes; estamos
hablando sobre cómo las personas vibran y cómo puedes conectar con ciertas
personas con según qué notas. La idea era que Kevin y yo tocásemos la melodía
juntos, creando un cierto sonido; Marcus tiene una parte muy específica, no lo
quería tocando el ride o dirigiendo el ritmo desde allí, sino que en el
cuerpo de la canción toca principalmente la caja o el bombo. Tengo a Danny tocando
la pandereta todo el rato, nada más. Todo el centro de este tema consiste en darle
a esa pandereta en los tiempos 2 y 4; ahí es donde está el meollo de la melodía
porque tenemos todo el resto girando alrededor. La forma en que escribo la
parte del bajo contra la melodía, un montón de veces, sugiere que está en una
métrica diferente, que es lo que he hecho en un montón de esos temas. Todas
esas cosas diferentes sugieren que está en un compás de cinco, o uno ternario,
pero esa pandereta siempre está justo en el centro. Ahí es cuando puedes
chasquear los dedos o cuando sientes que puedes marcar el ritmo con tus pies.
Muchas veces la forma en que he arreglado el contrabajo y la
batería es haciendo que se sigan mutuamente, no que toquen juntos. Así que si
hago que Vicente toque un golpe cuando algo es funky, normalmente, todo
está sincronizado. Hago que Marcus le conteste un compás y medio después. O
Marcus anticipa algo que Vicente va a tocar después, lo que da un cierta
sensación. De forma que cuando improvisamos, lo hacemos mucho de esa forma, en
el disco, volviendo a escuchar. Alguien toca algo y alguien lo toca eso mismo
dos segundos después para re-enfatizarlo, pero lo hace en ese tono de “quién
sabe quién lo va a hacer primero”. Ahí es donde entra en la composición de esta
música el haber escuchado a mi grupo en directo, porque intenté escribir como
tocamos en directo, de forma que cuando tocamos esos temas suenan más como
improvisaciones que como composiciones. Ahí es donde fue muy importante, al
escribir los temas fue muy importante escuchar las grabaciones de mi banda en
directo y como sonamos, porque estaba muy familiarizado no sólo con los
músicos, sino con cómo tocábamos y como conectábamos cuanto tocamos.
‘The Backwards Step’
“The Backwards Step” es quizás las más antigua de mis
composiciones en la grabación. Surge de alguna manera de una idea en un cántico
budista: lo que toco al principio del tema es, creo, del sutra “Corazón
de la sabiduría”. La idea central de “The Backwards Step” es mirar en tu
interior, conociéndote a ti mismo de una manera muy íntima. Hay una
universalidad en ello. Hay un universo en cada célula de nuestros cuerpos. Todo
está en una especie de expansión a partir de aquí como en círculos
concéntricos. Esa vez la idea fue que no nos movemos linealmente tal y como los
calendarios podrían sugerir. Ves días y nos movemos hacia arriba a través de
los mese. Pero siempre volvemos a la primera casilla. No hay otra forma de
hacerlo. Puedes tener 28 o 31 días, pero el próximo empezarás en el primer día.
Puedes tener doce meses en un calendario, pero siempre volverás a enero. No hay
otra forma de hacerlo. Para mí toda la idea es que las personas nos comportamos
igual: nuestras vidas no se mueven alejándose de algo. Todo lo que éramos, lo
que somos y lo que vamos a ser son accesibles al mismo tiempo y nosotros
estamos justo en medio de ello.
La misma raíz de nuestro ser y quienes somos está en el
centro, y esto se expande en círculos desde ese mismo centro. Disponemos de
acceso y de las coordenadas para movernos entre todas esas cosas y miramos al
vasto panorama de las cosas, vemos que no nos estamos alejando de nosotros
mismos, sino que estamos convirtiéndonos en versiones diferentes de quienes
somos. Eliminamos capas y añadimos capas, como lo quieras ver y eso es
fundamentalmente sobre lo que trata ese tema.
‘Nida’
“Nida” es otra de las primeras composiciones de mi padre que
escribió para mí y mi hermano Dario; Nicholas y Dario: Nida. Una canción muy funky
y melodiosa, aunque lo más interesante es este ritmo sólido que está tocando
Marcus toca y que pasa a ser swing. O sea que hacer que eso salga de la
nada es la sorpresa de que, aunque algo puede ser muy funky, en cierto
sentido, bueno, el swing también es funky, de cualquier modo que quieras
mirarlo. No es más que música. No es nada más que un ritmo.
‘Blue’
“Blue”. Quería escribir una canción de amor que no fuese
necesariamente sobre el dolor del desamor en el sentido tradicional, o una torch
song. También quería escribir un tema original que fuese un standard
en la forma, pero que tuviese unas armonías que quizás sugiriesen una idea
diferente.
Cantar es algo en lo que he estado más y más interesado
conforme han ido pasando los años. Canté un poco en mi grabación Dear Louis
y no lo he hecho demasiado desde entonces. Así que pienso que me gustaría
retomarlo. Casi todos los trompetistas de Nueva Orleans cantan. Así que aunque
es algo en lo que no me había centrado demasiado, pero es algo que me interesa
últimamente.
‘Fleur De Lis’
“Fleur De Lis” es de alguna manera mi saludo a Nueva
Orleans, ya que comienza con un ritmo de Nueva Orleans. Sólo quería que todo
estuviese dentro de un cierto rango dinámico, que tocamos muy suavemente. Creo
que cuando bajas la dinámica tienes más espacio en el que moverte. Así que
cuando estás tocando muy, muy suave, ir un poco más allá, e incrementar un poco
más el volumen es como una gran explosión. Tienes mucho más control y poder
cuando tocas de ese modo que cuando empiezas a tocar a toda pastilla, ya que de
alguna manera estás limitado.
‘The Charleston Hop’
“The Charleston hop” es fundamentalmente una danza, una
canción rítmica, ya que muchos de los temas en esta grabación salen de esa
sensibilidad; para mí era muy importante tocar música que se pudiera bailar y
cantar. Me he centrado en esto tanto como me ha sido posible, y este tema
ciertamente se ha centrado en esto, pero con una melodía lírica. Está basada en
“Giant Steps” pero lo que hice fue eliminar un acorde de cada dos y ampliar los
que mantuve. También en esta canción, más que en las demás, intenté que la cosa
explotase. Sólo quería incluir al menos una composición así porque el resto de
la grabación era muy bonita y quería al menos incluir un tema al que no nos
tuviésemos que ajustar y que nos dejásemos llevar.