Art Pepper falleció el 15 de junio de 1982 en Los
Ángeles. En septiembre de 1982, Jazz Magazine le homenajeó
publicando la última entrevista al saxofonista y a su mujer Laurie,
realizada un año antes en "La Grande Parade du Jazz" de Niza.
P: ¿Hay algún problema, Art?
Art: Todo iría muy bien si mis músicos hicieran
correctamente su trabajo, al menos si tocasen como el día que los
contraté...
P: ¿Qué ha cambiado?
Art: George [Cables, el pianista] me ha tocado los
huevos, me ha hecho una o dos cosas, como arrancar durante mi solo,
cosas así... Ni siquiera puedo tocar el clarinete [tiene su estuche
bajo el brazo y no lo suelta ni un secundo]. Sin embargo es mi música,
mi asunto... Me gustaría tanto tocar una balada, ya ve cómo está la
cosa. Pensaba que tocar con estos tipos sería diferente a tocar con
músicos de rock, aunque sólo fuera por la mentalidad propia del jazz;
Laurie también pensaba que sería diferente. Pero los problemas son
casi los mismos.
P: Usted ha tocado con grupos de rock en California...
Art: Digamos que he hecho dos o tres cosillas. Ahora me
siento mucho mejor físicamente, musicalmente también, pero resulta tan
difícil tener grupo propio.
P: No tiene problemas con Carl Burnett, su batería...
Art: Con él, no. George es buena gente, me pidió
perdón... Me gusta tocar como si no existiera nada más, lanzarme al
vacío en los standards – es un curioso fenómeno de concentración,
un poco como si te volvieras loco. Tengo buenos recuerdos de los
primeros tiempos con George. Pero hemos empezado la gira y desde hace
algunos días ha perdido la cabeza. En "Over The Rainbow"
hemos discutido por una cuestión de "chorus", nos enfadamos.
Pero no quiero que se hable de esto.
P: ¿Le sigue molestando la gente con su problema con
las drogas?
Art: Difícilmente puedo contestar. Todo le que sé, es
que ahora me he lanzado a algo, la música, que anteriormente no me fue
bien, salvo cuando era muy joven...
P: ¿En la época con Stan Kenton?
Art: Si, yo era otra persona. Y terminé por hacer lo
necesario para que aceptado, tras todas esas historias, la cárcel, etc.
Creo que la gente no llega a comprender todo lo que tuve que pasar y
hasta qué punto sufrí. Quiero tocar lo mejor posible pero cuando un
tipo toca demasiado fuerte, hasta el punto de que no consigo oírme,
¡me mata! No se puede decir que en Niza hayamos pasado mucho tiempo en
la playa. Hay tanta gente jodiéndome que acabo por deprimirme, siempre
hay uno que me propone algo "especial" –¿sabe lo que quiero
decir?– y esto no arregla las cosas.
P: ¿Se da cuenta de que la gente le escucha y disfruta
con su música?
Art: Me doy cuenta poco a poco. Ayer estuvo muy bien.
P: Y esta gente aprecia al Pepper de hoy, al que están
escuchando ...
Art: Sí, y me ayuda mucho. Cuando Laurie y yo hablamos
y reflexionamos, me doy cuenta de hasta qué punto la gente es buena.
Sé que me escuchan de verdad y están contentos de verme... Todo lo que
dije antes se debía a una depresión momentánea. Ayer, me sentía
deprimido al principio del set. Y luego todo fue bien. Esta noche, nada
fue bien, todos hemos hecho un poco el gilipollas. Pero como George ha
terminado por disculparse, me siento mejor. Cuando toco mal, me dan
ganas de desaparecer, no me atrevo a mirar a la gente o a hablarle. Me
dan ganas de esconderme en el hotel o en un restaurante.
P: De todos modos, es comprensible que un músico toque
mal de vez en cuando...
Art: Es cierto, es imposible estar siempre a tope.
P: Laurie, ¿es usted el primer crítico de Art Pepper?
Laurie: Sí, la peor.
Art: Y sé que cuando le gusta es que es bueno y no me
dirá que estuvo fantástico cuando no lo estuvo; si lo hiciera, ya no
confiaría en su opinión. Nunca ha hecho trampa. Tal vez haya ocurrido
una o dos veces que le haya gustado algo y a mí no... A menudo, cuando
me dice que he estado maravilloso, no corresponde a lo que yo sentí al
tocar. Es algo que me ayuda tanto. Sin Laurie, ya no estaría en este
mundo: la droga me habría destrozado. Cuando me metí en la droga, es
porque en el plano mental mis relaciones con los demás eran de locos. Y
cuando la música no sale como quieres y estás tocando delante de los
demás, ¡Dios mío!... Ahora me siento relajado, vuelvo a tocar esta
noche a las once. Intentare ser mas simpático y tocar de una manera que
permita al grupo seguirme... Estoy en la posición de jefe: usted
contrata a alguien para su empresa y el tipo no hace nada, y si usted le
dice: "Qué pasa, tío ..." y el responde: "No es culpa
mía, es mi mujer que me ha fastidiado toda la noche. Por eso no estoy
bien, pero espere un poquito, estaré mejor dentro de un momento".
No es complicado, a ese tipo hay que echarlo. Ni siquiera merece la pena
que se disculpe, lo echa, antes de que estropee todo el trabajo. Pero en
el mundo de la música no ocurre así, no es posible, estás pillado...
P: ¿Cuánto tardó en escribir su libro? ¿Fue
difícil?
Laurie: Siete años. No creo que fuera difícil, sobre
todo tuvimos que reflexionar y trabajar mucho. En realidad, fue muy
agradable. Art tiene una memoria excelente.
Art: Estoy contento con el resultado. Uno no tiene idea
de todo lo que puede recordar mientras no lo haya intentado o se haya
esforzado a hacerlo. Así, cuando se trataba de describir a alguien,
Laurie me hacía preguntas, me guiaba –hay que decir que nunca
describía a nadie. Al principio, daba vueltas dentro del relato y me
ayudó a encontrar el hilo. Me preguntaba: "¿Y después?" A
veces, parecía que literalmente había fotografiado al tío que le
había descrito. ¿Verdad Laurie?
Laurie: No lo recuerdo.
Art: Sí, sí, a veces me decías: "Se debe
parecer más bien a eso", y eras tú la que tenía razón. Lo que
fue increíblemente difícil fue reunirlo todo y que tuviera lógica.
Pensaba que sería imposible pero Laurie hizo una buena limpieza. Si no
se hubiera parecido a los desvaríos de un loco, centenares de palabras
e interminables reiteraciones. Lo Limpió todo hasta hacer de ello un
libro. Lo convirtió en algo comprensible –¡empezando por mí!- y
escribía las cosas como si hubiera estado presente. Yo había estado
allí, pero con toda la mierda que se había acumulado entre el mundo y
yo... ¿Verdad, Laurie?
Laurie: Desde luego. Art tenía opiniones extremas o
hacía observaciones demasiado crudas y yo tenía que preguntarle el
motivo: ¿cómo puedes decir esto y repetirlo con convicción, cómo
llegaste a pensar esto? ¿Sabe el número de veces que me dijo que
quería matar a alguien?
Art: Todo esto no tenía mucho sentido hasta que Laurie
me ayudó a entender la totalidad, hasta que no me obligó a
reflexionar. Ocurrió incluso que le decía ciertas cosas una vez que el
libro estaba acabado y que me respondía: "¿Por qué nunca me
hablaste de esto?" Y le decía: "Pero, claro que sí".
Menudo trabajo es escribir una historia. Yo no me acordaba si había
contado una cosa u otra. Si hubiera intentado escribirlo solo el
resultado hubiera sido muy underground. ¡Ulises de James
Joyce!
P: ¿Acaso su libro no es una especie de música tocada
a dúo?
Art: Sí, en cierto sentido. No quería que yo la
molestase todo el rato porque era capaz de montar un follón. Es una
obra musical de la que Laurie es la organizadora. No es músico pero
tiene buena pluma.
Laurie: La comparación con la música, la veo de una
manera que puede parecer extraña. No conozco a nadie que pueda hablarle
a Art como yo lo hago. Es capaz de declarar algo, de cambiarlo o de
desarrollarlo: por eso, por desgracia, tuvimos que cortar tanto el
manuscrito, debido a sus numerosas repeticiones. En muchos aspectos, su
manera de narrar es como la de un músico cuando construye un solo. Me
daba cuenta escuchando la trascripción: usa esas coletillas como
"¿sabes?" – el tipo de cosas que se eliminan
automáticamente – como si fueran motivos musicales. Pero eso no quita
que detesté quitarlas. Estoy muy contenta de no haberlo quitado todo.
Recuerdo haber entrevistado a otro músico, Don Menza, que también
hablaba un poco de esta manera. Creo que tenían en común esa cualidad,
en la forma de hablar, que se encuentra en su música.
P: Tengo esa sensación cuando Art presenta sus temas
al público... ¡aunque no entienda todo lo que dice!
Art: Es algo que me gusta. Pero hay momentos en que no
lo consigo, hay que sentirlo. Cuando el ambiente esta tenso, no pierdo
el tiempo en hacerlo. Es como con las baladas: a veces cojo el clarinete
–me gusta tocarlo y sé que al publico también– y me lanzo, pero
otras hay veces...
P: Al escucharlo dan ganas de ponerse a bailar...
Art: Me parece maravilloso, es el tipo de cosas que me
apetece provocar.
Laurie: Es cierto que se puede bailar con su música.
Art: Tengo muy buenos recuerdos de la época en que la
gente bailaba el jitterbug con mi música. A veces me preguntaban si no
me molestaba que la gente bailara y yo siempre respondía que no. Es
bonito verlo. Si alguien baila porque le encanta la música, me siento
feliz.
P: El trabajo de estudio es lo opuesto a todo esto...
Art: Claro, el interés primordial del estudio es la
calidad de sonido y si te equivocas, siempre puedes volver a empezar.
Pero tocar ante un buen público es una impresión única que no se
encuentra en el estudio. Cuando grabo en un estudio, me esfuerzo en
imaginar la gente que escuchará el disco. Pero para mí, el estudio y
el concierto ocupan el mismo lugar... Confieso que nunca me lo había
planteado. Me gusta que me pillen desprevenido.
P: ¿Tiene previsto grabar con Jack Sheldon?
Art: En realidad no. Jack es un músico maravilloso,
tiene un sonido muy hermoso, tiene lo que se llama "alma".
Hemos grabado bastante juntos, hace tiempo; también hay un disco
reciente que seguramente conoce, un buen disco. Toqué con él hace
poco. Hubo otros proyectos con Jack, pero yo no podía ser el líder y
así es como acabé grabando con Sonny Stitt. A propósito del disco con
Jack, recuerdo que me preguntaron si quería hacer un disco de jazz con
Sheldon. Respondí que no sería sorprendente ya que él había tocado
jazz casi toda su vida y que por supuesto estaba de acuerdo. Sheldon ya
no puede tocar tan rápido como antes, pero conserva el mismo feeling.
Empezamos por tocar [Art tararea la melodía]...
P: ¿Canta a menudo?
Art: Yo, ¿cantar? No, no puedo, el resultado es
demasiado espantoso.
P: Uno no está obligado a cantar como Sinatra, puede
hacer como Jimmie Rowles...
Art: No sabía que cantaba... Hay tantos
instrumentistas que cantan. Yo no me atrevería nunca, mi voz se parece
demasiado a un graznido. Cuando canto para mí, pasa, pero la mayoría
de la gente no lo soportaría. Puedo cantar una frase pero una canción
entera, no. Daría la impresión de que estoy chiflado. Cuando
estábamos en el autobús con la orquesta de Kenton, cantaba mucho de
esta manera, eran canciones bebop como "Op-pop-pa-da" [nos
ofrecen un ejemplo improvisando un scat gillespiano en dúo, que termina
con la risa de Laurie]... Es una pena que no sea capaz de cantar, sería
una nueva forma de expresión. Me gustan tanto las baladas... Cuando
grabé ese disco de baladas, Winter Moon, hice realidad uno de
mis mas grandes deseos.
P: ¿Tiene pensado grabar otro disco con cuerdas?
Art: Me encantaría, pero nadie me lo pide. Me
gustaría tanto una big band con flautas. Y me gustaría todavía más
grabar en estilo afrocubano.
P: ¿Le gusta su disco Art Pepper + Eleven, con
la big band de Marty Paich?
Art: Mucho, me gustaría volver a tocar con una
orquesta de ese tipo. Aunque habría que encontrar a un verdadero
director de orquesta. Debería haber vivido en la gran la época de
Benny Goodman, de Artie Shaw. Debería ser fantástico estar en una
orquesta swing y viajar. Todo eso ha quedado totalmente atrás.
P: ¿Aprendió mucho de Benny Carter?
Art: Ya sólo con tocar sus arreglos tan complejos...
Sólo hacía trabajo de sección, pero cuando Benny no estaba sobre el
escenario, tocaba su parte. Era el primer alto y realizaba los solos:
¡era fabuloso¡ Tocaba de oído, por entonces todavía no conocía los
acordes. Con Carter aprendí mucho técnicamente, sobre todo, a la hora
de leer. He aprendido con todos los que he tocado.
P: ¿Ve una semejanza entre Kenton y Ronald Reagan?
Art: ¡Oh sí!
P: Un día usted dijo que con su carisma Kenton podría
ser presidente de Estados Unidos...
Art: Al decirlo le hacía un gran cumplido. Tenía
mucha personalidad. Recuerdo cómo consiguió que el público cambiase
de opinión, tras interpretar "City of Glass", cómo
reaccionó ante el silencio del público al final del concierto. En ese
momento él ya no estaba sobre el escenario y lo vi llegar casi
corriendo. No sé realmente lo que hizo, pero la gente empezó a
aplaudir y terminó siendo un triunfo. Es típico de Kenton: sabía
manipular a la gente, incluso a la gente con influencia y a los
organizadores de conciertos.
P: ¿Le gusta componer?
Art: Sí, me hubiera gustado estudiar composición.
P: ¿Le sigue acosando la policía?
Art: Hace poco en Italia, me arrestaron con una
brutalidad increíble. Nos obligaron a salir del coche amenazando con
una pistola. Había otras personas conmigo y pusieron una pistola en la
cabeza de uno de los tíos que me acompañaban. Pasas realmente miedo.
Nunca supe qué buscaban... Tuve tanto miedo de volver a la cárcel,
estaba completamente flipado. No me gustan los polis pero comprendo que
hacen su trabajo. Tengo menos problemas con ellos que antes. Es verdad
que acosan a los tíos que conocen, pero también saben que ya no estoy
en el circuito. Si volviera a mi antiguo estilo de vida, es evidente que
me joderían, pero ahora me he vuelto un chico bueno...
P: ¿Piensa que el público espera algo especial de su
parte?
Art: Sí, pienso que me piden algo que les conmueva de
verdad, ese algo que he conseguido con mi vida y mi experiencia. Creo
que se lo tengo que dar. Tal vez quieren sentir también estas cosas que
no son realmente música pero que van de la mano. Desde el momento en
que se puede comunicar con alguien en concreto, se puede hacerlo con
todo un público. Es como si uno se dirigiese a un pueblo.
P: La mayoría de la gente que acude a escucharle no
conoce la droga y nunca ha estado encarcelada. ¿Cree que pueden
comprenderle realmente?
Art: Lo que les pido es que estén abiertos a la
música y que me escuchen. A veces tengo la impresión de no tocar nada
excitante, pero la gente no lo ve así y me acoge positivamente. No
siempre es el caso, como cuando toqué en España: no conocían mis
discos, no hicieron ninguna publicidad; mañana tocamos en España, en
San algo, espero que sea diferente...
P: Usted sigue viviendo en California, es realmente su
tierra...
Art: Sí. La contaminación, las detenciones, el hecho
de que ya no me queden más parientes allí, todo eso debería alejarme
de allí, pero hay algo que me retiene. Cuando uno ha nacido en un
lugar, uno se siente allí en seguridad, debe ser esto. Sé muy bien lo
que quiero y lo que no, y a quién deseo ver. Si no me hubiera casado,
me hubiera ido a vivir a Nueva York, es una ciudad mucho mas excitante,
con tantos sitios adonde ir. En California, los clubes cierran unos tras
otros.
P: Puede parecer ñoño decir esto, pero es agradable
ver la pareja que forman usted y Laurie...
Art: Si no funcionase con Laurie, no sé qué sería de
mí: hace todo lo posible para que mi vida sea más fácil, me impide
caer en el delirio. Están todas esas cositas como tener insomnio,
levantarse, intentar encontrar algo de comer... Creo que es bueno para
la gente vernos juntos, y tiene algo realmente especial, no es
simplemente mi novia... Es Laurie y es alguien fenomenal. ¡También es
una loca a su manera!
P: ¿Escucha sus discos?
Laurie: Escuchamos una y otra vez Winter Moon y Art
Pepper Today.
P: ¿Y los discos más antiguos?
Art: No puedo disociarme de mi pasado, el Pepper de
antaño y el de hoy, pero soy muy crítico y muchas cosas que hice han
perdido buena parte de su encanto. Me gusta mucho el deporte y el
resultado y cuando veo que el resultado no es suficiente (lo que se
mide), no puedo pretender apreciarlo. O por lo menos, si el resultado me
resulta agradable, sé de todos modos que no podré cambiar nada. La
vida y la muerte son un reto que tienes que asumir y tienes terminar
venciendo. Esa es mi filosofía. Si quieres ser un artista, así es como
tendrás que sentir las cosas: todos los artistas piensan así, aunque
pretendan lo contrario. No conozco a nadie que se implique de verdad y
que se libre de esto. Es ridículo pretender haber alcanzado la cima.
P: Y las historias del color de piel, ¿cree usted que
al escuchar un saxofonista se puede decir si es blanco o negro?. Y
usted, ¿se siente negro?
Art: En el fondo, debo ser un músico negro. Todo
depende de lo que los demás sienten al escucharme. Es algo que no se
puede expresar con palabras. Me gusta cuando alguien me dice que mi
sonido es "negro", que al oír uno de mis discos, creyó que
era negro.
P: Usted me habló de sus gatos...
Art: Son animales maravillosos.
Laurie: ¿Cuántos temas has compuesto para gatos?
Está "Blues for Blanche" y una composición para Daisy
que no has tocado nunca.
P: Si fuera un animal...
Art: Seguramente sería un gato, pero no sería fácil.
Hay tanta gente a la que nos le gustan los gatos y no trata de
comprenderlos. Tenemos varios. Cuando era más joven, me gustaban los
perros: compuse "Suzy the Poodle" para una perra. Cuando
conocí a Laurie, le dije: "Cuidado con mi gata, no le hagas
daño". Si mira a Laurie, me pongo celoso. Ahora la ha aceptado
pero en el fondo... ¡me quiere a mí!
P: ¿Considera que los periodistas le han hecho daño?
Laurie: Sólo uno ha sido negativo, el de Rolling
Stone: publicó una foto asquerosa para ilustrar su artículo
sensacionalista. Nos cabreó mucho. Rolling Stone nos contactó,
querían publicar nuestro libro. ¡Les respondí que no encontraba el
manuscrito!