::: El público
Si hago música, es porque es una expresión colectiva bien por que
juego con
músicos, bien por que mantengo con el público una parte de mí.
No creo en el mito del músico independiente de su entorno. Sin embargo, lo
que piensa la gente de mi música me importa poco y hago lo que me apetece
aunque soy muy consciente de que la música es algo colectivo, incluso cuando
tocas tu solo, porque ahí esta el público. Este es una parte integral de la
música. Al fin y al cabo, el público es también un músico. Debe hacer el
mismo esfuerzo que los músicos para apreciar la música. No es pasivo porque la
música es colectiva. Pasa lo mismo con los libros: el lector envuelve con su
imaginación lo que está leyendo; esto crea en él una posición, una opinión
y esto es actividad, no pasividad. Con un público atento, el músico puede
fácilmente liberarse, tener confianza. De esta manera, nos liberamos de las
convenciones sociales, ya no hay mas "moral". Uno puede hacer lo que
quiera, estar tranquilo y olvidar su conciencia: se está bien.
::: Mis discos
Mi primer disco fue un solo de guitarra ("Seul Emoi"). Fue un solo
porque no había encontrado a nadie con quien tocar la música que escuchaba
entonces. Era como una carta de visita.
Luego grabé un cuarteto con temas e improvisaciones ("Abou
Simbel") pero no me gustó.
Tras esto, me encontré con 2 canadienses ("We Free"): con ellos
tuve una magnífica complicidad. Lo mismo si era yo el que componía los
temas, cada uno participaba, se los apropiaba. Los arreglos, la orquestación
de las intensidades y hasta del tempo, lo hacíamos juntos. Hay buenas cosas en
este disco porque hicimos música colectiva de verdad.
"Le
Banquet" lo hice con amigos que no habían casi nunca tocado
juntos, es por eso que lo llame el banquete. Fue un buen momento pero me queda
el recuerdo de un disco quizás demasiado estático. Hace tiempo que no lo
escucho.
"Beethoven" fue un proyecto muy especial. Es el primer músico que
conocí. Es parte de mi vida. Al nivel de la escritura, de la improvisación,
está muy bien. Todo estaba mezclado. El disco fue grabado en concierto.
Recuerdo que las repeticiones fueron muy laboriosas, duras, pero el concierto
fue memorable.
Escribo partituras, más bien líneas, que no están hechas para que se
opongan a las improvisaciones como en los estándares. Intento reunir la
escritura y la improvisación musical. Creo que es en el ultimo CD
("Petites Fleurs") donde mejor he logrado expresar esto porque es
difícil escuchándolo disociar lo que está escrito de lo que está
improvisado. Este disco es mas relajado, menos intenso y finalmente mas musical.
Es difícil lograrlo porque cuando uno improvisa, se está tan adentro de la
música que se pierde la distancia necesaria para poder relajarse. Pienso que a
este nivel el disco es bueno. He querido evitar que la improvisación sea la que
logre el momento de intensidad para luego bajar y volver al tema de nuevo. Quise
expresar momentos, cosas, algo relajado.
::: La improvisación total
Aparto de esto, recientemente ha aparecido "Ellipses", grabado en
vivo con Ramon López y Hans Koch. Es el otro lado de mi carrera. Colaboraciones
con gente como Roscoe Mitchell, Peter Brotzmann, Anthony Coleman me han
permitido hacer improvisación total. Todos tenemos nuestras experiencias,
nuestras vidas, y las juntamos con la escucha y nuestra manera de tocar. Por
ejemplo, con Brötzmann nos pusimos de acuerdo para hacer algo que naciera de
nuestras relaciones. Teníamos que dejar nacer la música que existía entre
nosotros: entre los músicos hay espacios vacios y la improvisación total debe
servir para llenarlos.
::: La espontaneidad de los conciertos
Lo triste de hoy es que se oye música casi únicamente por discos. Es la
tumba, está cavada. En un disco la música está como coagulada, sólo es la
grabación de un instante que puede ser víctima de opiniones precipitadas. En
general, el disco no refleja la música. Lo que cuenta es la espontaneidad de
los conciertos. Vale más viajar que de admirar postales. Los discos solo son
una instantánea, al fin y al cabo no es nada más que promoción. En mi
profesión, si uno quiere vivir de esto, está forzado a grabar discos. Además,
muchas veces un productor puede destruir el talento de un músico. También hay
excepciones como Alfred Lion en los principios de Blue Note.
::: Sus influencias
Descubrí la música con Beethoven, Georges Brassens, Mozart, Louis
Armstrong, Bechet, Robert Johnson, Manolo Caracol,... Después estuvo la música
raga india clásica del norte con músicos como Imrat Kahn y luego vinieron el
AEOC, Cecil Taylor. Descubrí estas cosas por curiosidad, por los libros. La
verdad es que no me acuerdo cómo pude acceder a estas músicas ya que me crié
en el campo.
Más tarde, gracias a encuentros con gente como Sunny Murray, Charlie Haden,
Sonny Simmons o Arthur Blythe pude descubrir muchas otras cosas.
::: Olvidar su ego
Si tuviera que tocar un estándar, antes intentaría adivinar lo que
significa. Con los estandares hay que olvidarse del ego porque sino es mejor
tocar tus propias composiciones. Con un tema de Duke, intentaré ver lo que
quiso decir Duke componiendolo o tocandolo. Ahí si que el disco es útil.
Finalmente, solo exprimiría a Duke por mi intermediario.
Cuando se tiene confianza, en todas las relaciones, artísticas o amistosas,
uno olvida sus venas, su putrefacción interior, se llega a la libertad. Se es
más en la apertura que en el ego. Es lo que intento hacer, no sólo
interpretando a Duke, sino también componiendo. Intento obtener mi
espontaneidad. La espontaneidad, soy yo, los otros, es un movimiento. No está
fijado como el ego.
Ramón López para esto es una perla. Sin olvidarme de gente como Hans Koch,
Peter Brotzmann, Sandro Zonca, Roscoe Mitchell... Pienso, aunque no he tocado
con él, en Jimmy Garrison, uno de los mas grandes músicos negros americanos.
Nadie iba más allá que él, era fenomenal. No amplificaba su instrumento en los
conciertos. Le bastaba con influenciar la música con su acústica. Olvidaba su
ego.
::: Ramón López
Encontré a Ramón después de un concierto que dio en Ginebra. Me emocionó,
me deslumbró su compromiso total con la música. Piensa en la música
colectivamente, es una fuerza extraodinaria y preciosa. Es consciente de su
enorme valor pero lo pone con humildad al servicio de los otros. La humildad es
poco frecuente en el mundo del jazz. Pero cuidado, esto puede ser un problema si
uno es demasiado humilde, puede terminar envidiando a los demás y
atrofiándose. Ser demasiado humilde es estar fuera de las realidades. La
humildad para mí es estar abierto a los demás. En el Arte se tiene derecho a
la intolerancia, tengo derecho de decir por ejemplo que Brad Mehldau no es nada
del otro mundo.
::: Lo que escucha hoy
Lo que me gusta hoy es sobre todo Cecil Taylor. También me gustan Milford
Graves, Bill Frisell, Hamid Drake, Raymond Bony, Joe Mc Pheee, Anthony Coleman y
mis amigos Hans y Ramón. Tambien Tim Berne, pero aprecio más lo que pone en su
música que la música en si.