Tienes cierta tendencia a proyectos de
corta duración como Rootless Cosmopolitans y Shrek. Uno de tus
proyectos más recientes es un trío con Jamaaladeen Tacuma y Calvin
Weston. ¿Qué puedes contarnos al respecto?
MR: Lo que he estado haciendo en
realidad es un proyecto llamado Mystery Trios y es incluso más breve
que los anteriores porque, hasta el momento, cada vez se ha tratado de
gente distinta. Estoy en un período de experimentación con distintos
tríos, distintos bajistas y baterías. Daré un concierto con Calvin y
Jamaaladeen. He tocado con Sim Cain y Melvin Gibbs de la Rollins Band.
Hay muchas variaciones del trío. No tenía ninguna idea, aparte de
comprar una Les Paul y ver qué quería hacer. Ésa era mi idea.
¿Es música totalmente improvisada?
MR: He compuesto algunas cosas. He
utilizado un sonido de guitarras tradicionalmente hard-rock y metal.
De eso trata lo de los tríos.
¿Un power trio?
MR: Sí, un power trio, exacto.
Después está The Crackers, otro grupo
con el que estás trabajando.
MR: Sí, pero hay algo de material
común. Este proyecto es con Calvin y he utilizado a distintos músicos.
Recientemente ha sido J.D Foster al bajo y Marc Anthony Thompson. En
ocasiones tengo dos baterías. Dougie Bowne toca la segunda guitarra y a
veces la batería y Marc Anthony Thompson –un cantautor al que
conozco- toca el bajo y ocasionalmente la armónica y canta.
No sé dónde leí que Douglas Bowne ya
no tocaba la batería.
MR: ¡Bueno, conmigo sí! (risas)
Has mencionado muchas influencias
musicales, pero querría saber qué guitarristas han sido especialmente
importantes para ti.
MR: El mes que viene daremos un
concierto benéfico para Hubert Sumlin.
No le conozco.
MR: Es el antiguo guitarrista de Howlin’
Wolf. Puedes oir a Hubert Sumlin en muchos de sus discos clásicos.
Recientemente ha estado enfermo, así que daremos un concierto benéfico
para él. Eso es lo que ocurre en Estados Unidos cuando estás enfermo,
la gente te dedica conciertos benéficos. (pausa)
Parece una buena iniciativa.
MR: Quizá debido a la carencia de
Seguridad Social, pero hacemos lo que podemos, ¿sabes? En todo caso,
Hubert es una influencia. Gran parte de mis influencias no vienen de
guitarristas per se. Hubert Sumlin, Django Reindhart, Wes Montgomery y,
por encima de él, Grant Green, Chuck Berry y Keith Richards.
¡¿De verdad?!
MR: Entonces yo era muy joven. Keith
Richards sigue pareciéndome fantástico.
Recientemente estuve viendo una
antología de The Beatles y tu sonido a veces me recuerda al de esos
tipos de los sesenta, ese sonido de guitarras surf y un deje blues.
MR: Es curioso porque ahora, cuando
escuchas a los Beatles, especialmente desde que se remasterizaron sus
trabajos, resultan mucho más crudos, te parecen más un grupo de rock.
Pero en aquella época, los sesenta, se les consideraba muy acicalados
en comparación con los Rolling Stones, cuya producción era más tosca.
Y ahora, curiosamente, me parece casi lo contrario. Keith Richards tiene
muchas citas inmaculadas a diversos músicos de R&B de la época.
Los Beatles eran un grupo de pop, pero si les escuchas con atención,
eran muy bruscos a la hora de hacer las cosas.
Los estándards de la música pop se
han vuelto mucho más limpios y perfeccionistas. Por eso nos encanta el punk-rock.
No sé qué estoy diciendo. No me acuerdo de qué estaba hablando...
Tus influencias como guitarrista, los
Beatles....
MR: Tengo cuarenta y ocho años, así
que escuché a George Harrison. Cuando la gente habla de influencias
piensan en alguien que te gusta, pero las influencias son también las
cosas que te repugnan. De hecho, a menudo son aquellas cosas de las que
huyes. Siempre he tenido un lugar especial para Jimi Hendrix, pero lo
que me rodeaba de forma inmediata en mi juventud en South Orange, New
Jersey, a mediados de los sesenta, era un millón de guitarristas que
imitaban a Eric Clapton y él estaba profundamente influido por B.B
King. Cream utilizaban amplificadores Marshall mientras que B.B King
llevaba unos Fender más pequeños. Ésa es una diferencia. (risas)
¿La única quizá?
MR: La única que se me ocurre. (risas).
Pero B.B King fue una buena elección, porque era como un clásico del
blues, un guitarrista muy elegante. Pero la gente que imitaba a Eric
Clapton que yo tenía alrededor, eran una especie de versión musical de
los cachitas de instituto. Así que mi vida artística de joven se
resumía en ser aporreado por los cachitas del instituto por el día y
por la noche ser aporreado por los cachitas de la música, esos que
tocaban con tanta perfección y tenían todo el equipo adecuado. Así
que mi estética comenzó a formarse como una especie de reacción a
todo aquello. Cuando llegó el punk, pensé: "Esto está bastante
bien". Mientras tanto, seguía intentando ser músico profesional y
aprender todo aquello, pero había algo en mí que lo encontraba muy
poco satisfactorio. Así que cuando oí a los músicos punk pensé:
"Sí, esto está bien". Y cuando escuché a Daniel Johnston...
¿Le conoces?
Sí, he oído cosas suyas.
MR: Pensé: "De acuerdo. Y cuando
escuché a Arto Lindsay, pensé: "De acuerdo, esto me resulta
útil. Puedo escucharlo y no sentirme aporreado."
¿Y qué hay de Robert Quine?
MR: Claro, debería decir Robert Quine.
Quizá debería mencionarle a él más que a nadie porque... bueno, no
puedes llamarle inventor, porque lo que hacía... El rock no fue
inventado por cachitas. El rock no fue inventado por músicos que
intentaban enseñar su gran musculatura y lo fuertes y perfectos que
podían llegar a ser. Te voy a contar una historia sobre Robert Quine.
Robert es amigo mío, y lo que la mayoría sabe sobre Robert Quine es
que se le podría conocer como el inventor de los solos de guitarra en
el punk. La guitarra rítmica pertenece a los Ramones, pero si has
escuchado su solo en "Waves of Fear" con Lou Reed y te fijas
en la fecha del disco, entenderás hasta qué punto fue un precursor y
la influencia que tuvo posteriormente. Y si escuchas su trabajo con
Richard Hell & the Voidoids, no los conoce demasiada gente pero es
un hecho histórico que tras su gira por Inglaterra, creo que en 1976 o
incluso antes, Malcom McLaren reunió a los Sex Pistols después de
verles y escucharles. Quine fue esencial en la invención de este estilo
de música. Casi todos los que le conocen lo saben, pero lo que casi
nadie sabe es que es un coleccionista de discos obsesivo y que era el
típico tío que iba a comprar viejos discos a barrios negros de clase
trabajadora a finales de los cincuenta y principios de los sesenta. Y
Quine me introdujo a un montón de cosas. Por alguna parte guardo una
cinta en la que Quine me grabó unos solos de guitarra de Ike Turner.
Ike Turner hace un solo de guitarra en la canción "Matchbox"
y creo que es de 1954 o 1955. Fue el año en que se inventó la
Stratocaster con palanca de trémolo. Así que fue una de las primeras
Stratocaster con palanca de trémolo en el mercado e Ike Turner toca un
solo totalmente demencial, tan punk como cualquier cosa que haya tocado
Robert. Me grabó ese solo, paró la cinta y lo grabó tres veces, ¡por
si se me pasaba por alto! Este tipo de solos demenciales son tan viejos
como el rock and roll. El rock and roll no fue inventado por la gente
que toca bien. El rock and roll fue inventado por lunáticos. No es
propiedad de gente que intenta enseñar su musculatura.
A veces parece que se trate de algo
así como "Mira qué puedo hacer" y se acabó. Estoy seguro de
que Joe Pass es un excelente guitarrista, pero desde luego, no del
estilo que me interesa a mí.
MR: Es una dinámica distinta. El jazz
es una música de grandes logros, pero la velocidad y los cambios tienen
una función distinta en él. Los tiempos rápidos en el jazz tienen una
función de musculatura para los malos músicos. Para los buenos
músicos de jazz, no se trata de decir: "Mira lo que sé
hacer", "Qué rápido que tocamos". Se trata de decir:
"Mira cómo mantengo la calma a pesar de la velocidad",
"Mira cómo mantengo este toque suave", "Mira cómo no
dejo que el miedo se apodere de mí", "Mira cómo no dejo que
el miedo a los cambios me haga equivocarme, perderme un detalle".
¿Me entiendes? Por eso existen los tiempos rápidos. (risas). No
se trata de demostrar lo rápido que eres, sino lo bien que lo haces
cuando el ritmo es rápido.
¿Quieres decir que se trata de
adaptarte a las distintas situaciones musicales que se te presentan?
MR: Adaptarte a las situaciones
difíciles sin perder la calma. Estoy diciendo todo esto, pero ahora
mismo estoy tocando con Masada, de John Zorn, que es una especie de jam.
Electric Masada es una especie de supergrupo de jam session, según mi
punto de vista, con todos esos solos supermusculados que he cuestionado
toda la vida.
Recientemente has grabado Masada
Guitars con Tim Sparks y Bill Frisell.
MR: Eso es. ¿Ya ha salido?
No, creo que saldrá a finales de enero
en Tzadik. ¿Sóis los tres tocando en distintas combinaciones o son
piezas en solitario?
MR: Es en solitario. Fui solo al
estudio y grabé una serie de piezas. Otra gran influencia para mí fue
mi profesor Frantz Casseus. Aprendí con la guitarra clásica, y Frantz
era un guitarrista clásico de Haití. No soy un guitarrista clásico
demasiado bueno, pero lo que aprendí de él fue su forma de trabajar
con piezas muy lentas y me encantó grabar estas composiciones de John.
No fueron escritas para guitarra pero algunas eran muy fáciles de
adaptar.
¿"The Book of Heads" fue muy
importante para ti? Parece ser parte habitual de tu repertorio.
MR: The Book of Heads es muy
importante para mí. Aprendí mucho con él. Yo escuchaba a Eugene
Chadbourne, Fred Frith, Derek Bailey y a otros guitarristas
improvisadores, pero este libro me ayudó a aprender lo que estaban
haciendo. Me obligó a trabajar con estas ideas. Sigo interpretando esas
piezas.
Es sorprendente que Zorn pudiera saber
tanto sobre técnicas avanzadas para guitarra...
MR: Bueno, déjame decir algo. El
motivo por el que tiene ideas para la guitarra, ideas contemporáneas
para la guitarra, es que es un buen compositor. Y todos esos
compositores que se llaman a sí mismos "compositores" y
conocen al detalle las posibilidades de un violín y un cello y no saben
nada, ¡NADA!, sobre técnicas avanzadas o incluso técnicas normales y
digitación para guitarra, que es uno de los instrumentos más
importantes del siglo XX, son una panda de imbéciles. Ser compositor
hoy en día y no saber qué hace un pedal wah-wah o fuzz, por no hablar
de las posibilidades radicales de la guitarra... Zorn lo sabe porque es
un buen compositor. Anthony Coleman lo sabe porque es un buen
compositor. Otros compositores contemporáneos han mostrado al menos
algún interés por la guitarra. No es sorprendente que un compositor
conozca un instrumento al detalle. Eso no es sorprendente. Debería ser
lo primero que hace un compositor.
Pero por lo que dices, no parece ser el
proceso habitual...
MR: Sí, y luego lloran porque la
música clásica está muriendo. ¡Que se muera!
Una de tus contribuciones al sello
Tzadik fue el disco "Yo! I Killed Your God". He tenido largas
conversaciones sobre la serie Radical Jewish Culture del sello. Mi
pregunta es: ¿Radical en qué sentido? No veo el radicalismo en casi
ninguno de esos trabajos.
MR: Puedo convertir una conversación
larga en una muy breve. Si quieres saber de qué va, pregúntale a John.
En 1991 me pareció que era una buena
idea para los músicos judíos que estaban de gira por Europa.
Reivindiqué la identidad como músicos judíos por razones políticas,
porque casi todos estábamos actuando en Alemania y, en aquel momento,
hace doce años, había un fuerte resurgimiento del nazismo en los
lugares en los que tocábamos. Parte de ello apareció en la escena
musical. Cierto sector del movimiento punk se convirtió en grupos Oi! y
cosas así. En aquella época, aunque es difícil recordarlo, Zorn
seguía de gira con Naked City, Elliott Sharp y otros grupos tocaban en
los mismos clubes. Así que pensé que era un buen momento, un
movimiento político acertado. En aquel momento nadie sabía quiénes
eran los músicos judíos, pero parecía buena idea crear algún tipo de
identidad para, no exactamente protestar, sino para evitar el silencio
ante los movimientos neofascistas en Alemania. Así que respaldé el
festival en aquella época.
Aparte de eso, creo que el concepto de
Nueva Música Judía Radical es tremendamente confuso. Pienso que
implica sus propias tendencias peligrosas. Saqué aquel disco en Tzadik.
Será mi último disco para ese sello.
¿De verdad?
MR: Trabajaré con John en otros
sellos. Creo que el concepto era útil en 1992 pero esa utilidad
desapareció hace mucho, mucho tiempo. Lo que edité en Tzadik fue mi
música de aquella época. Creo que entonces había algun argumento.
Había energía en aquella música. Ante todo, nunca hubo ningún
acuerdo entre los participantes acerca del significado de
"radical". Yo no quería llamarlo Nueva Música Judía
Radical. Para mí, esos términos no pueden definirse o sólo pueden
definirse de forma terrible. Por ejemplo, el radicalismo judío se
considera en la actualidad un movimiento de extrema derecha. No quiero
tener nada que ver con ello, cero, excepto quizá... bueno, quizá no,
definitivamente ser posicionado en su contra. Yo quería llamarlo
"El Festival de Música Estridente y Molesta".
Durante esas conversaciones, algunos me
hicieron ver que el adjetivo "radical" tiene connotaciones
distintas en inglés.
MR: En los sesenta, "radical"
significaba comúnmente "radical de izquierdas", pero por si
alguien no lo sabe, no estamos en los sesenta. Especialmente cuando se
trata de temas judíos, "radical" significa comúnmente
"radical de derechas". Lo que quizá era radical,
estéticamente hablando, en los primeros festivales no era la música,
ni que fuesen políticamente radicales, sino el hecho de enmarcar a unos
músicos cuyo trabajo era totalmente profano en un contexto judío. Para
mí ésa era una idea radical de la cultura judía.
Eran judíos tocando lo que hacían
normalmente. Era una expansión radical de la cultura judía. No
resultó ser así y no quiero tener nada que ver con ello. No quiero
tener nada que ver con los tres mil grupos que mezclan rock o jazz y
escalas klezmer. Es falso, es gente que no creció con el klezmer. El
klezmer no tiene nada que ver con su vida. Es una forma de nostalgia y
no quiero tener nada que ver con eso. Si la música del downtown tenía
algún valor era que odiaba la nostalgia. Yo odio la nostalgia. No
quiero saber nada de ella. Probablemente salga de gira con Electric
Masada de Zorn. Son buenos músicos, pero el concepto no me interesa en
absoluto.
Volviendo a tus proyectos recientes,
¿sigues trabajando con Los Cubanos Postizos?
MR: Sí, de vez en cuando. Es curioso,
porque como no voy a grabar más discos con Los Cubanos Postizos, no
estamos trabajando material nuevo, pero tocamos alguna vez. Actuamos en
colegios, bodas y sitios extraños, ¿sabes? ¡Y es curioso porque la
vida póstuma del grupo es mucho mejor que la anterior! (risas).
No estamos aprendiendo material nuevo. Así que sí, seguimos
existiendo, seguimos tocando, pero nos hemos convertido en nuestra
propia versión del Buena Vista Social Club. Ya sabes, gente que toca
canciones que conocen de toda la vida.
Pero mucho más jóvenes...
MR: ¡Bueno, no tanto! (risas).
Un poco más jóvenes, sí. Al final ha acabado sonando como debería
por ese motivo. Esa música es más alegre cuando la has tocado mil
veces. Ésos son Los Cubanos Postizos.
No hace mucho grabaste "Inasmuch
As Life Is Borrowed". ¿Cómo fue la experiencia de componer para
una compañía de danza como Ultima Vez?
MR: Aprendí mucho. La relación entre
compositores y coreógrafos siempre es difícil y lo que he aprendido
es: ¡La próxima vez haz la música primero! (risas). Pero me
parece un gran coreógrafo y al final salió bien. Cometí un error,
porque grabé primero la música. Lo que has oído fue el final del
proceso. Pero es mucho mejor una vez lo has tocado con ellos en directo.
Para serte sincero, ¿sabes qué he estado haciendo durante los dos
últimos años? Hice eso y una banda sonora en la que trabajé mucho; no
se ha publicado todavía. Estoy replanteándome las cosas. No he editado
demasiado material.
De tus discos, mi favorito es otra
colección de música para películas, "Shoe String
Symphonettes" (Tzadik).
MR: ¡Sí, a mí también me gusta! Me
gusta componer bandas sonoras, pero depende en gran parte del director.
Uno de mis mejores trabajos fue un proyecto en el que el director estaba
muerto. (risas). Hay dos clases de director: Los que están
muertos y los que querrías matar. (risas). Un buen director es
aquél que te deja hacer tu trabajo. Compuse la música para una
película de 1924 del director Protazanov, Aelita reina de Marte.
Era yo solo componiendo para la película. Era una película muda para
la que reescribí la música y la toqué en directo en el Meltdown
Festival de Londres.
Tengo mucho material que no he
publicado, bandas sonoras recientes. Hice una para una película de Joe
Brewster que todavía no ha salido. Se llama The Killing Zone.
Estaría bien que lo publicaras...
MR: Sí, debería hacerlo. Ya sabes,
compones una banda sonora y luego te olvidas. Con aquel disco fue:
"Es hora de limpiar el armario" (risas). Así que
busqué entre mis cintas viejas y encontré ese material. Ya es hora de
volver a limpiar el armario.
Parece buena idea.
MR: ¡Oh! Esto no tiene nada que ver
con lo que estamos hablando, pero debería mencionar otra cosa que he
estado haciendo durante los dos últimos años. He estado editando un
libro de partituras con las obras completas para guitarra acústica de
Frantz Casseus. Lo publicará Tuscany Publications, de Florida. Sacarán
un libro muy pronto con el trabajo de Frantz y que he editado yo mismo.
No parece ser un compositor
reconocido...
MR: Todavía no ha sido editado, pero
espero que cuando salgan las partituras... Es a la música de Haití lo
que Villalobos fue a la Brasileña.
¿Su intención fue crear una especie
de folkore haitiano?
MR: No, no exactamente. Creo que la
intención de Frantz era, al igual que la de Villalobos, utilizar
elementos del folklore de su país natal como base para componer música
para guitarra clásica. Es totalmente compuesta. Está más relacionada
con Villalobos, como he dicho, que con la música tradicional de Haití.
Entre tus muchas colaboraciones, me
gustaría que me confirmaras una: ¡Sheryl Crow!
MR: ¿Sheryl Crow?... Sí, grabé un
tema con ella para una película. Una versión de los Beatles. Ni
siquiera recuerdo el título de la película. Es ésa en la que Sean
Penn hace de retrasado mental.
Sólo sé que el personaje se llama
Sam.
MR: ¿Yo soy Sam o algo así?
¡"Yo soy Sam"! Bastante
fácil.
MR: Grabamos un tema juntos. Estuvo
bien.
Ver a Allen Ginsberg en el mundo de la
música también fue una grata sorpresa.
MR: Colaboró con músicos durante
mucho tiempo y trató de entender la música. Uno de los discos de los
que estoy más orgulloso es The Lion For Real (Antilles). Lo
grabé hace mucho tiempo.
También has trabajado con muchos
músicos brasileños.
MR: Cyro Baptista.
Bueno, y Arto Lindsay....
MR: ¡Ah, sí, claro! El otro día
grabé un proyecto con Arto y un músico francés de rap. Arto y yo
hicimos ruido. Va a ser algo grande, ¿sabes? Seremos más ricos que
Puff Daddy, al menos eso dice Arto.
Otra colaboración es la cantante
peruana Susana Baca..
MR: Susana es fantástica. En serio, no
sé cómo lo amplifican, pero en el escenario su grupo es uno de los
grupos más enérgicos que he oído. Rítmicamente, la música peruana
se basa en el cajón.
Como el flamenco.
MR: Sí, pero éste no es un
instrumento moderno. Los instrumentos modernos fueron diseñados para
emitir el sonido en una sola dirección. El cajón lo lanza en todas
direcciones. Por el modo en que lo amplifican, cuando estás entre el
público sólo oyes ese "click" que hace el tío cuando lo
golpea, pero en el escenario el sonido es muy "gordito".
Consigue el sonido de una batería, muy fuerte. Por como lo amplifican,
suena como un grupo folclórico, pero rítmicamente es el grupo más
funky con el que he trabajado. Me llevó mucho tiempo entender cómo
escuchan la música los peruanos.
Marc, ¿qué es de John Lurie?
MR: ¡No lo sé! Hace tiempo que no sé
nada de él. ¡Si tienes noticias suyas, salúdale de mi parte! (risas).
Ya quisiera yo.
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