«Mi primera contratación data de 1950. Fue en el Cafe Society y formé
parte de la orquesta del batería Kansas Field. Tocaba allí los lunes
por la noche. Duró 2 meses. De este modo pude encontrarme con una
multitud de músicos: Shadow Wilson, Vic Dickenson, Chuck Connors... Sin
duda les llamé la atención por que me propusieron tocar con ellos –y
yo lo acepté. La manera en que las posibilidades de trabajar se
multiplican en Estados Unidos es muy interesante: se desarrolla según
el principio de la bola de nieve que rueda cuesta abajo; puede ser
posible tocar con casi todo el mundo rápidamente.
En 1960 tocaba con Abbey Lincoln que era, como usted
sabe, la esposa de Max Roach. Estaban entonces en la orquesta de Max
Julian Priester, Walter Davis, Coleman Hawkins, Eric Dolphy... Toqué
con todos –tocaba con un músico, me encontraba con otro, tocaba con
él, otro me oía, etc... Esto permitía explorar diferentes universos
musicales. Nueva York era como un inmenso taller o laboratorio, había
una ebullición constante... Fue en esta época cuando grabé con Max
Roach y Eric Dolphy.
Dolphy era una persona profundamente bella y generosa,
y sobre todo muy valiente. Había que serlo en esa época para tocar
como tocaba y sin comprometerse. Y su estilo no era demasiado popular.
En esos tiempos si un músico tocaba free –y sobre todo si lo
catalogaban como tal– no podía esperar ganar mucho dinero.
Coltrane era también un ser maravilloso, ¡tan
concentrado en su música! Por cierto, sólo vivía para ella. Cuando
estábamos juntos en un club, una vez terminado el set, no soltaba su
saxo: salía de escena y seguía tocando en los pasillos...
Booker Ervin era muy diferente. No paraba de bromear.
Tal vez estaba menos motivado que Coltrane, pero era, no obstante, él
también, un formidable saxofonista. Y claro, está Miles Davis, el más
fascinante. Desde sus principios no paró de evolucionar, de desarrollar
su estilo.
Cada vez que se escucha un nuevo disco, un nuevo
concierto, se sabe que de nuevo ha dado un paso adelante. En Baltimore
toqué con él –con Albert "Tootie" Heat a la batería.
Fue Bill Dufty quien me presentó a Billie Holiday. Él
fue quien más tarde escribiría "Lady Sings the Blues".
Billie necesitaba un pianista. La primera vez que toqué con ella fue en
Filadelfia. La acompañé durante unos tres años, hasta el 59. En
escena era maravillosa, una auténtica profesional del show-business.
Tanto que llegaba a ser cómico: podía estar nerviosa o enfadada antes
de salir a escena, pero cuando aparecía, nadie en el publico hubiera
podido sospechar que dos segundos antes estaba fuera de sí. Su rostro
pasaba de la tristeza a la alegría como por arte de magia. Su problema
era que estaba inmersa en sus problemas personales, cansada a fuerza de
querer adaptar su concepción vital a la realidad de la vida. Para
relajarse, para liberarse de una sobrecarga emocional, de su
sensibilidad exacerbada, cantar era algo físicamente necesario para
ella. En escena se transformaba... Creo que la música tiene esa
función –una especie de evasión- para muchos músicos... Billie se
portaba conmigo como una hermana. Tenía más experiencia y me ayudaba a
tocar. De hecho nunca me habló como un jefe a su empleado. Nuestras
relaciones estaban fundadas únicamente en la amistad y la confianza.
Grabé varios discos que se refieren a Billie, uno en
1960 con Jackie McLean: "Left Alone". Ella quiso una canción
sobre su vida y ésta fue compuesta en un avión entre Nueva York y San
Francisco. Billie escribía las letras y yo la melodía. Pero murió
antes de poder grabarla (Abbey Lincoln la grabó). La última vez que
toque con Billie, en NY, estaba agotada y apenas se mantenía en pie.
Fue hospitalizada poco tiempo después... Con Webster Young grabé un
disco titulado "For Lady". Y un "Tribute to Billie
Holiday" basado en una idea de Alan Bates y "One for
Lady" con la cantante japonesa Kimiko Kasai, cuya influencia es
sobre todo Billie. Los Japoneses son gente extraña: por culpa de estos
dos discos –"Left Alone" y "All Alone"– me
pusieron el apodo de "the lonely poet" (el poeta solitario).
Creo que los japoneses se sienten profundamente solos, es tal vez por
eso que mi música es tan popular allí. Hasta he conocido a Japoneses
que compraban dos ejemplares de mis discos: ¡uno para el Japón y otro
para viajar! Hay muchos músicos en Japón y también público. Parece
que el 90% de la población se interesa por el jazz. Saben cuándo y
dónde nació tal músico, cuales fueron las primeras palabras que
pronunció al nacer, etc. Pienso que en una vida anterior fui japonés.
La prueba: compuse un tema, "Black Chant", que tiene la misma
estructura que una canción japonesa escrita hace varios siglos.
Significa que estuve presente en esta época. La música es como un
circulo.
Desde hace algún tiempo estoy ubicado en Munich. Hay
público, un club de jazz y he participado en varios festivales
alemanes: Colonia, Hamburgo, Nuremberg... Cuando llegué a París,
había clubes por todos lados: Saint-Germain, Chat Qui Pêche, Blue
Note... En el Chat estaban Jackie McLean, Donald Byrd... ¡Qué época!
Hoy el Chat es un restaurante que sirve cuscús, el Gill’s Club ha
desaparecido... Sólo se puede ahora tocar en conciertos. De hecho me da
igual tocar en un concierto o en un club mientras haya gente que me
escuche.
En 1957 toqué mi primer solo en un disco. Formaba
parte de un programa televisivo titulado "The Sound of Jazz"
donde participaban Billie Holiday, Coleman Hawkins, Lester Young, Roy
Eldridge, Henry Red Allen, Ben Webster, Jimmy Giuffre y Gerry Mulligan.
Yo toqué un tema que se titulaba "Nervous". Columbia lo
publicó.
Pienso con frecuencia en Billie y en Coltrane y siempre
me alegra encontrarme con músicos con quienes compartir estos
recuerdos, recientemente lo hice con Max Roach. Pero no es demasiado
bueno vivir en el pasado, aunque humanamente, las relaciones eran tal
vez más interesantes. Me esfuerzo por pensar en el futuro, intento
tocar una música más libre a todos los niveles. Lo estoy consiguiendo
poco a poco, lo hago lo mejor que puedo pero soy muy lento"
(Palabras recogidas por Jean-Jacques Pussiau y publicadas en el nº 258
de Jazz Magazine, octubre 1977)