El alemán Stephan Micus acaba de publicar Bold As Light, su decimonovena grabación en el sello muniqués ECM. Su creación le llevó tres años y en ella, al igual que en sus anteriores obras, es el encargado de interpretar todos los instrumentos, provenientes de distintas partes del mundo. En esta ocasión el raj nplaim, diversos tipos de cítaras, nohkan, shô, kalimba, shakuhachi, sinding y la voz. Entrevista publicada originalmente en el número 20 de la revista Ritmos del Mundo (Enero - Febrero 2011).
PACHI TAPIZ: ¿Existe algún leitmotiv o concepto que le ha guiado a lo largo de la creación de su última obra?
STEPHAN MICUS:
Más que nada elijo unos instrumentos que van a ser los actores principales de la historia. En el último disco son el raj nplaim, el nohkan y quizás un poco menos la voz. El nohkan es una flauta de Japón que se utiliza en la tradición del teatro. El raj nplaim, es como una flauta, pero tiene una lengüeta libre, como las que hay en los harmonios. Se toca con los dedos como una flauta, pero tiene esa caña de metal que hace que tenga un sonido particular y creo que interesante.
Para mí los discos siempre son una entidad. Por eso siempre titulo a los temas parte primera, segunda... Lo veo como una historia entera. Para mí un disco no es una suma de unas piezas que no tengan mucho que ver unas con otras. Siempre es un movimiento entero de principio a fin, como un viaje.
Elijo dos o tres instrumentos que en ese momento me gusta tocar e investigo. Luego miro qué otros instrumentos pueden acompañar a los protagonistas. Así se desarrollan las historias, las piezas y el viaje. En principio no me pongo en la mesa con lápiz y papel, y pienso ‘quiero hacer esto, contar esta historia’, y luego lo toco. No es así. Esto se desarrolla con el trabajo. Siempre hay algún instrumento que en ese momento me interesa mucho y con el que tengo deseo de hacer música. Entonces empiezo tocando ese instrumento, improvisando muchas veces y grabándolo todo hasta que encuentro unas frases que me parezcan interesantes. Después desarrollo estas frases que eran como semillas y trabajo sobre esas ideas. Entonces llega el momento en el que decido si va a ser una pieza interpretada solo por ese instrumento o si pienso que sería mejor combinarlo o añadir otro instrumento y hacer un dúo o un trío o quizás tocar con toda una orquesta.
Stephan Micus: Bold As Light (ECM, 2009)
PACHI TAPIZ: ¿Con qué criterios elige esos instrumentos? Repasando su discografía hay instrumentos de todos los continentes.
STEPHAN MICUS: Muchas veces tengo el sentimiento de que los instrumentos me encuentran a mí y no al revés. Esto siempre ha sido de la misma forma. Yo escucho un instrumento, bien sea en vivo o en disco, y su sonido me atrae tanto que simplemente tengo pasión por ese instrumento. Entonces voy al país de dónde proviene e intento estudiarlo. Esto es así desde siempre.
PACHI TAPIZ: Cuando va a esos países, ¿busca intérpretes tradicionales, más que un conservatorio como sucede en Europa?
STEPHAN MICUS:
La forma de enseñanza es diferente en Europa que en Africa y Asia. Allí en la tradición siempre hay una relación entre un maestro y un discípulo. No hay escuelas, y mucho menos escuelas grandes como conservatorios. Hay un maestro que da clases, que dependen de el país. En Japon las clases son con varios estudiantes al mismo tiempo. Hay uno o dos días a la semana que todos los estudiantes del maestro van a su casa y les enseña, mientras los otros alumnos están escuchando y observando la clase. En la India es un estudiante que está solo con el maestro, que le enseña no tanto con notas escritas sino por imitación. Cuando voy a esos países intento aprender de los músicos tradicionales.
PACHI TAPIZ: ¿Cómo plantea sus conciertos, su música en directo?
STEPHAN MICUS: Doy bastantes conciertos. Estos son un poco diferentes a mis discos. Es obvio que muchas de las composiciones que están grabadas en disco no las puedo tocar en solitario. En los conciertos hago tres cosas: tocar un instrumento, tocar un instrumento y cantar, y también tengo en cada concierto dos o tres piezas en las que uso una pieza grabada previamente con un acompañamiento muy simple sobre el que toco normalmente flautas. El repertorio incluye tanto temas de mis primeros discos como de los últimos, y también composiciones que no se han grabado en ningún disco.
PACHI TAPIZ: ¿No le han llegado propuestas de tocar con otros músicos?
STEPHAN MICUS: Es una pregunta habitual. No es muy común que una persona trabaje en solitario como hago yo. Lo primero de todo, no tengo ningún dogma o ley que diga que no quiero tocar con otros músicos. Sin embargo hay varias razones por las que esto no sucede. Por un lado siempre me ha gustado mucho vivir en el campo lejos de las ciudades. Esto hace difícil el tener una relación regular con un grupo o con otros músicos. Hay que estar con ellos y entonces no podría irme seis semanas al Himalaya o Africa: me gusta la vida con mucha libertad, no tener muchas citas. Esto es difícil si eres parte de un conjunto. Hay unas expectativas que cumplir, compromisos si te necesitan. Otra razón muy importante es que tengo talento para tocar muchos instrumentos. No tengo la urgencia, que tendría si solo tocase uno, de ver cómo sonaría con otros instrumentos. Tampoco me gustan demasiado, en general, los instrumentos occidentales, y no hay demasiada gente que toque esos instrumentos que me gustan. Por ejemplo, la flauta de metal está muy lejos de la natural. Ves todas esas llaves... Yo siempre digo que parece más una refinería de petróleo que un instrumento. Una vez que has tenido en la mano una flauta de bambú y sientes ese material tan bonito ya no puedes volver a tocar la de metal. De joven me gustaba mucho tocar la flauta travesera, pero en el momento en que tuve la otra flauta en la mano y toqué las primeras notas nunca más volví a tocar la flauta travesera, y eso que la tocaba bastante bien. Me parecía un instrumento irreal y absurdo.
Este es un proceso en el que cada músico tiene que pensar si le interesa buscar las raíces de su instrumento. También hay que tener en cuenta que los instrumentos ahora son tal y como son porque tienen que cumplir los requerimientos de la gran orquesta sinfónica. Ésta es un cuerpo de instrumentos en el que todos tienen que sonar juntos. Si quieres hacer un trabajo con cien personas cada uno tendrá que dejar algo de su carácter e individualidad porque deben funcionar como parte de un gran todo. Los instrumentos que tenemos ahora están castrados. No puedes tener cientos de individuos muy interesantes y originales que trabajen juntos: nunca va a funcionar; cada uno tiene que dejar alguna de sus características. En Asia y Africa no es así. No hay orquestas grandes. Normalmente en Asia la música es por un solista y un percusionista, aunque hay excepciones. En esa situación se puede crear un instrumento tan interesante, con tanto carácter e individualismo como sea posible. Individualmente los instrumentos de Asia son mucho más interesantes que los de Europa, pero nunca podrían funcionar en una gran orquesta. Todo esto ha provocado que habitualmente trabaje casi siempre solo.
PACHI TAPIZ: Otro aspecto muy destacable es su relación con el sello ECM. Tanto su longevidad, como el hecho de que usted sea el productor de sus propios discos, algo que no es nada habitual en este sello.
STEPHAN MICUS:
Mi historia con ECM comenzó en 1976. Yo estaba en Nueva York. Allí había una emisora de radio no comercial, WBAI, muy importante para la música en ese momento. Su carácter no comercial hacía que tuviese una programación de una gran calidad. Yo había hecho unas grabaciones en una cisterna que tenía una reverberación muy bonita, en la finca que tenía mi padre en Ibiza. Le gustó a la directora de la emisora. Ella me dijo que cuando volviese a Munich, donde pasé mi juventud, fuese a hablar con una persona que podría ser muy importante para mí y que se llamaba Manfred Eicher. Su oficina estaba a 20 km de mi casa, pero tuve que ir a Nueva York para que me hablasen de él. A veces para encontrar algo que está muy cerca hay que irse muy lejos. Tras volver fui a verlo y le puse mi música. Le gustó, pero su respuesta quedó en el aire.
Continué trabajando y en ese año 75 fui a Londres. Allí logré publicar mi primer disco con Virgin. Entonces volví a visitar a Manfred. El disco le gustó y es cuando decidió que comenzásemos a colaborar. Así es como hicimos el primer disco. Llevamos colaborando 35 años, y me ha publicado 19 discos.
Manfred produjo los dos primeros discos. Después hemos cambiado la colaboración y no ha estado presente ni en el proceso creativo ni en la grabación. Al principio grababa en el estudio que ECM alquilaba en esa época. Desde hace más de veinte años tengo mi propio estudio. Grabo los discos y cuando están finalizados ECM los publica. No hay ninguna forma de supervision, pero es un caso muy especial. Es una relación de confianza de muchos años. Otro motivo es que normalmente los discos de ECM se graban con todos los músicos en el estudio durante dos o tres días. En cambio yo trabajo solo cada día en mi estudio, a veces durante dos o tres años hasta que termino un disco. Eso hace imposible que alguien me supervise día a día.