The New Tango Sound (Jamboree, Barcelona, 20-XII-2012)

 

Catalunya, como es bien sabido, actualmente vive en un notable estado de efervescencia, no sólo en el campo social y político, sino también, aunque esto ya no resulta tan conocido, en el campo jazzístico y terrenos limítrofes. Una buena prueba de esto último lo tenemos en los recientes premios de la AMJM –Associació de Músics de Jazz i Música Moderna de Catalunya-. Todos los premiados atesoran un gran nivel, calidad contrastada, cualidades manifiestas y un gusto por el riesgo totalmente fehaciente (el guitarrista David Soler, al frente del sexteto Denga, por su excelente disco “Botanicas”; el baterista Joan Vidal por sus remarcables composiciones en su opera prima “Deptford Suite”; el dúo Duot –Albert Cirera y Ramón Prats- por su concepto free-libertario de primera magnitud; y el pianista Marco Mezquida por sus múltiples cualidades en los terrenos más diversos).

Como prueba palpable, que tiene esta pequeña parte del sur de Europa, de su capacidad de acogida y crisol de propuestas de procedencias y colores diversos, pudimos disfrutar el pasado jueves, en la jazz cava de la barcelonesa plaza “Reial”, el quinteto, mejor dicho, el excelente quinteto formado por un menorquín, dos argentinos, un catalán y un franco-catalán, denominado “The New Tango Sound”.

 

Una propuesta de tango-jazz o jazz-tango de veinticuatro quilates, bueno, para ser más precisos de dieciocho quilates, los seis restantes son de impurezas viscerales y bizarras, de improvisación, de aportación individual entretejida con los demás componentes, con una buena parte recreada de forma diferente en cada nueva actuación, impurezas que hacen subir el valor por encima de los veinticuatro quilates.

 

Estaba anunciado un cruce/encuentro entre Piazzola y Monk, pero en esta ocasión el gran Thelonius se quedó en otras partituras, fuera de los atriles del escenario del Jamboree. El tango se cruzó y se fue del brazo, cuando no bien agarrado por la cintura de un jazz más moderno, más contemporáneo, más lírico, menos anguloso y mucho más sinuoso. Con el vértigo pertinente, cosquilleo estomacal y locuaz frescura más afines con las composiciones más personales del inmortal Astor Piazzola.  Cabe decir, también, que de Astor Piazzola sólo interpretaron un par de temas, “Oblivion” y Libertango”, interpretaciones singulares, ricas y suculentas. El resto del repertorio, notables por igual,  fueron composiciones originales, “Azulejos”, “Sant Antoni”, “Lluvia de verano”, “Horacio” –dedicada al maestro Horacio Fumero- o “Para Luca”, temas en su mayoría compuestos por Mercadante.

 

Mercadante con su bandoneón –instrumento nacido en Alemania como substituto del órgano, para actos religiosos, que en pocos años recaló en los arrabales de Buenos Aires, para fines menos espirituales y mucho más sensuales, pero pasionales en ambos casos- dibujó sentidas líneas ondulantes intercalando alguna que otra quebrada, pero siempre con la doble pasión que se le atribuye a este instrumento. Raynald Colom, trompeta, cada vez más lírico con frases cortas, limpias y precisas, de sonido amplio y rico en matices. Marco Mezquida, piano, un camaleón creativo esté donde esté, emotivo y singular,  combinando perfectamente las suavidades más etéreas con las descargas más musculadas. Martín Laportilla, bajo eléctrico,  soporte preciso y seguro, tejiendo firmemente las mallas de las sendas por donde transitar. Roger Blavia, a la batería, siempre colorista y detallista, delicado en las atmósferas y contundente en lo vertiginoso.

 

Todavía no hay trabajo grabado y realmente sería una pena que no quedara la debida constancia de este excelente proyecto.

 

Texto y fotografías: © 2012 Joan Cortès