|
|
|
-
Comentario: Una vez más las
casualidades se cebaron con una programación de Jazz
nacional, y un evento deportivo privó a la clausura
del V Festival de Jazz de Boadilla del Monte del éxito
de público que tan brillante colofón merecía
a todas luces, si bien este hecho no hizo mella en el ánimo
de los intérpretes, quienes se crecieron en tan adversas
circunstancias e hicieron disfrutar a los aficionados presentes.
Correspondía abrir la noche al GHU! Project del compostelano
Abe Rábade, una formación constituída
sobre el trío base del pianista que incorpora a la
misma el color de metales invitados, en este caso la trompeta
y fliscorno de Chris Kase y el tenor de Jesús Santandreu,
proyecto que se presentaba en Boadilla con un referente de
peso: la reciente publicación de su magnífico
trabajo “GHU! Project Vol. 1”. Con el mismo personal
del disco sobre las tablas, el protagonista atacó con
seguridad pasmosa un set contruído a partir de sus
trabajos más recientes, calentando el ambiente con
“Traurig”, tema pleno de swing, para continuar
con la bella melodía del medio tiempo “Niles
Pond” y el riff reiterado de la base fundamento de “203”
– excelente, como en buena parte del repertorio, la
coordinación de la mano izquierda de Rábade
con el contrabajo de Charlín, otorgando más
peso a la base - sobre la que se desarrollan cruces de voces
entre los metales de corte vanguardista, el diabólico
up-tempo “Bártok”, de corte igualmente
contemporáneo en su tema principal (seguramente reflejo
en el pianista de las sonoridades del genio húngaro)
y un tema nuevo en su bagaje a trío titulado “Eses”,
para cerrar su exposición con una sorprendente adaptación
jazzística de una cantiga de Alfonso X el sabio, una
pieza recientemente estrenada en Mondoñedo.
En la formación gobernada con mano firme por el gallego
se descubre, sin duda, uno de los proyectos más desafiantes
de los últimos años, así como uno de
los tríos más contundentes del país,
de compenetración casi telepática – no
en vano llevan ocho años juntos – con un sonido
compacto y arrollador, dedicados a un inmenso talento compositivo
del que mana un repertorio complejo, refrescante y arriesgado,
plagado de giros y polirritmias, no exento de grandes dosis
de swing. En cuanto a su líder, con el paso de los
años ha templado su impulso virtuoso sin prescindir
de su prodigiosa técnica, y su sonido ha ganado en
madurez y melodía en la construcción de solos,
lo que a buen seguro le pronostica un futuro prometedor en
compañía de dos rítmicos de lujo que
no le van a la zaga en cuanto a habilidades instrumentales
y claridad de ideas. Sus dos invitados añaden sus personalidades
a esta máquina imparable con solos de altura, con la
elegancia habitual de Kase tanto en trompeta como en fliscorno
y el delicioso fraseo que caracteriza el tenor del “Xiquet”
Santandreu para completar una receta suculenta que deja siempre
con apetito.
Como fin de fiesta, uno de los iconos del jazz nacional: Perico
Sambeat. En esta ocasión el valenciano planteó
su propuesta incorporando a la formación el cajón
de Salva Cortés, y desarrolló la misma en consecuencia
basándose en la rítmica propia del flamenco,
abriendo por tangos – con un toque de tumbao a cargo
de Paco Charlín, quien sustituyó con oficio
al habitual Javier Colina en un doblete tan meritorio como
agotador – para continuar por tanguillos en temas de
cosecha propia, así como una curiosa adaptación
del “I didn’t know what time it was” de
Rodgers y Hart en siguiriya, para cerrar, como si un concierto
flamenco se tratara, por bulerías. Sambeat experimentó
con la mezcla a todos los niveles, desde temas con armonía
puramente jazzística en los que únicamente Miralta
y Cortés daban la pincelada flamenca hasta temas en
los que el flamenco estaba a flor de piel, en la armonía
y el compás, con una engranaje rítmico irreprochable
con Miralta en su salsa, perfectamente complementado por el
cajón de Salva Cortés, y con su jefe de filas
cediendo mucho espacio a sus acompañantes con solos
marca de la casa melódicos y cerebrales, lejos del
desenfreno y la velocidad. Mención aparte merece la
contribución de un pletórico Mariano Díaz,
en la mejor actuación del pianista argentino hasta
la fecha de las varias que el que suscribe ha tenido la ocasión
de disfrutar, de recursos ilimitados en lo armónico
y excepcional en sus solos, llenos de color e imaginación,
jugando con maestría a incorporar patrones rítmicos
inmersos en sus intervenciones o trabajar las pausas y los
silencios, en lo que constituye una de sus señas de
identidad reconocibles en una aportación de fantasía
al quinteto de Sambeat.
Una noche fría en lo meteorológico pero mágica
en lo musical que pone fin a un ciclo que cumple su quinta
edición con un balance más que positivo, cumpliendo
con creces la premisa de partida que se planteaban sus responsables:
reivindicar la excelencia del Jazz nacional. Nuestra enhorabuena
para los que han puesto su esfuerzo en lograr este objetivo,
especialmente a nuestro compañero Pablo Sanz; esperamos
y deseamos que en futuras ediciones la muestra de Boadilla
sea fiel a esta filosofía y los madrileños podamos
disfrutar de las noches de verano de este municipio con los
múltiples proyectos que surgen año tras año
en nuestro jazz en el grato entorno del Parque de las Desueltas.
Sergio
Cabanillas González
|
|
|
|
|
|
|
|
|