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IÑAKI SALVADOR TRIO / GUILLERMO McGILL SEXTETO

V Festival de Jazz de Boadilla del Monte, 2004
  • Fecha: 17 de Junio de 2004.
  • Lugar: Parque de las Desueltas, Boadilla del Monte, Madrid.
  • Hora: 22:00 h
  • Asistencia: Dos tercios de entrada.
  • Componentes:
    Iñaki Salvador Trío:
    Iñaki Salvador (piano)
    Josu Izaguirre (contrabajo)
    Asier Oleaga (batería)

    Guillermo McGill Sexteto:
    Eva Durán (cante)
    Bob Sands (saxo tenor)
    Israel Sandoval (guitarra)
    Josete Ordóñez (guitarra flamenca)
    Victor Merlo (contrabajo y bajo eléctrico)
    Guillermo McGill (batería)



 




  
  

 

  • Comentario: Este año el Festival de Jazz de Boadilla arranca su quinta edición en un nuevo recinto, el Parque de las Desueltas, un entorno al aire libre cómodo y bien acondicionado que invita a disfrutar relajadamente de las propuestas de un excelente programa formado íntegramente por figuras nacionales y plagado de actividades paralelas, asumiendo el más que loable reto de convertir a nuestros jazzmen en “profetas en su tierra”, en palabras de su responsable, nuestro compañero Pablo Sanz, que hizo las veces de elocuente anfitrión en esta jornada inaugural.

    Una primera jornada, bajo el epígrafe “Conexiones”, en alusión a los vínculos que han establecido sus protagonistas entre el Jazz y las músicas de raíz que conviven en nuestro país, que se desarrolló con desiguales resultados en sus dos partes. Abrió la noche el trío del donostiarra Iñaki Salvador, quien ejerciera hace pocas semanas de sideman de lujo de Mikel Andueza en las jornadas de Jazz de la Universidad Politécnica, que en esta ocasión se decantó por una colección de standards en detrimento de su repertorio más personal. El protagonista desgranó en el escenario temas tan conocidos como el “Dolphin dance” de Hancock y otros varios de Chick Corea, Bill Evans o Keith Jarrett, con pocas aportaciones de su cosecha, salvo su exquisito lirismo en algunos pasajes de mérito, que proporcionó al respetable los mejores momentos de su actuación. No ayudó a la fluidez del concierto la elección de los temas, en su inmensa mayoría medios tiempos y alguna balada que una base rítmica algo insegura y con poco empuje salvaron a duras penas de caer por su propio peso, más cerca de la amenización que del concierto. Una mezcla de sonido estridente y el despilfarro de decibelios en un repertorio intimista fue la contribución última a una actuación menor dado el inmenso talento de un intérprete y compositor tan recomendable como Salvador.

    Bien distinta fue la propuesta del veterano McGill, quien presentó parte del repertorio de su nuevo trabajo previsto para Septiembre, más desde el concepto de grupo que de solista omnipresente con acompañantes. Varios mundos tuvieron cabida en su actuación; un comienzo dentro de la fusión eléctrica contemporánea más directa que evolucionó con suavidad – a medio camino se escucharon progresiones armónicas que traen a la mente al Pat Metheny Group, salvando las distancias estilísticas - hacia los tintes flamencos más puros incorporando a la formación la guitarra flamenca de Josete Ordóñez y posteriormente la voz de Eva Durán, quienes entregaron momentos de jondura al público en deliciosos pasajes a guitarra y voz en solitario, para retomar el camino de vuelta a terrenos de fusión donde recuperar la sonoridad jazzística.

    Balance positivo para una segunda parte – mejoras del sonido aparte - realmente interesante y abierta, con una formación instrumental meritoria. Mención especial merece el excepcional trabajo de ambos guitarristas, quienes se complementaron a la perfección en escena; desde el lado eléctrico la técnica brillante de Israel Sandoval en solos llenos de riqueza, frescura y contemporaneidad con un sonido y fraseo que recuerda en ocasiones a Dean Brown y a Frank Gambale a partes iguales; del lado flamenco, la sabiduría de Josete Ordóñez, sobrio y muy ortodoxo acompañando al cante mesurado de Eva Durán y con perfecto conocimiento de la armonía en los pasajes jazzísticos; la veteranía y el sonido acariciante del saxo de Bob Sands en solos bien ensamblados, lejos de lo convencional y del virtuosismo gratuito; completando la base, el sólido y eficiente - aunque algo sobreactuado – Victor Merlo y el propio McGill, dirigiendo con autoridad, concediéndose los solos justos sin ningún afán de protagonismo salvo el que pudiera propocionarle su propia personalidad sobre el escenario y cediendo espacio al merecido lucimiento de su grupo.

    Noche desigual para una jornada inaugural que promete grandes momentos en el entorno privilegiado del Parque de las Desueltas dentro de un ciclo que reconoce al fin la labor a nuestros músicos y les concede un espacio del que aún no disponen en la mayoría de los festivales de nuestro país.

    Sergio Cabanillas González


    P.D.: A los posibles asistentes en próximas jornadas, se aconseja llevar alguna prenda de abrigo, pues pasada cierta hora refresca sensiblemente por aquellos parajes ;-).