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Comentario: Este año el Festival
de Jazz de Boadilla arranca su quinta edición en un
nuevo recinto, el Parque de las Desueltas, un entorno al aire
libre cómodo y bien acondicionado que invita a disfrutar
relajadamente de las propuestas de un excelente programa formado
íntegramente por figuras nacionales y plagado de actividades
paralelas, asumiendo el más que loable reto de convertir
a nuestros jazzmen en “profetas en su tierra”,
en palabras de su responsable, nuestro compañero Pablo
Sanz, que hizo las veces de elocuente anfitrión en
esta jornada inaugural.
Una primera jornada, bajo el epígrafe “Conexiones”,
en alusión a los vínculos que han establecido
sus protagonistas entre el Jazz y las músicas de raíz
que conviven en nuestro país, que se desarrolló
con desiguales resultados en sus dos partes. Abrió
la noche el trío del donostiarra Iñaki Salvador,
quien ejerciera hace pocas semanas de sideman de lujo de Mikel
Andueza en las jornadas de Jazz de la Universidad Politécnica,
que en esta ocasión se decantó por una colección
de standards en detrimento de su repertorio más personal.
El protagonista desgranó en el escenario temas tan
conocidos como el “Dolphin dance” de Hancock y
otros varios de Chick Corea, Bill Evans o Keith Jarrett, con
pocas aportaciones de su cosecha, salvo su exquisito lirismo
en algunos pasajes de mérito, que proporcionó
al respetable los mejores momentos de su actuación.
No ayudó a la fluidez del concierto la elección
de los temas, en su inmensa mayoría medios tiempos
y alguna balada que una base rítmica algo insegura
y con poco empuje salvaron a duras penas de caer por su propio
peso, más cerca de la amenización que del concierto.
Una mezcla de sonido estridente y el despilfarro de decibelios
en un repertorio intimista fue la contribución última
a una actuación menor dado el inmenso talento de un
intérprete y compositor tan recomendable como Salvador.
Bien distinta fue la propuesta del veterano McGill, quien
presentó parte del repertorio de su nuevo trabajo previsto
para Septiembre, más desde el concepto de grupo que
de solista omnipresente con acompañantes. Varios mundos
tuvieron cabida en su actuación; un comienzo dentro
de la fusión eléctrica contemporánea
más directa que evolucionó con suavidad –
a medio camino se escucharon progresiones armónicas
que traen a la mente al Pat Metheny Group, salvando las distancias
estilísticas - hacia los tintes flamencos más
puros incorporando a la formación la guitarra flamenca
de Josete Ordóñez y posteriormente la voz de
Eva Durán, quienes entregaron momentos de jondura al
público en deliciosos pasajes a guitarra y voz en solitario,
para retomar el camino de vuelta a terrenos de fusión
donde recuperar la sonoridad jazzística.
Balance positivo para una segunda parte – mejoras del
sonido aparte - realmente interesante y abierta, con una formación
instrumental meritoria. Mención especial merece el
excepcional trabajo de ambos guitarristas, quienes se complementaron
a la perfección en escena; desde el lado eléctrico
la técnica brillante de Israel Sandoval en solos llenos
de riqueza, frescura y contemporaneidad con un sonido y fraseo
que recuerda en ocasiones a Dean Brown y a Frank Gambale a
partes iguales; del lado flamenco, la sabiduría de
Josete Ordóñez, sobrio y muy ortodoxo acompañando
al cante mesurado de Eva Durán y con perfecto conocimiento
de la armonía en los pasajes jazzísticos; la
veteranía y el sonido acariciante del saxo de Bob Sands
en solos bien ensamblados, lejos de lo convencional y del
virtuosismo gratuito; completando la base, el sólido
y eficiente - aunque algo sobreactuado – Victor Merlo
y el propio McGill, dirigiendo con autoridad, concediéndose
los solos justos sin ningún afán de protagonismo
salvo el que pudiera propocionarle su propia personalidad
sobre el escenario y cediendo espacio al merecido lucimiento
de su grupo.
Noche desigual para una jornada inaugural que promete grandes
momentos en el entorno privilegiado del Parque de las Desueltas
dentro de un ciclo que reconoce al fin la labor a nuestros
músicos y les concede un espacio del que aún
no disponen en la mayoría de los festivales de nuestro
país.
Sergio
Cabanillas González
P.D.: A los posibles asistentes en próximas jornadas,
se aconseja llevar alguna prenda de abrigo, pues pasada cierta
hora refresca sensiblemente por aquellos parajes ;-).
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